Familiar      

4 al HILO
Salina de la Laguna Verde


Nos encontrábamos en las Termas de Fiambalá (Catamarca).
El plan para ese día era tomar por la flamante carretera pavimentada hacia el Paso internacional de San Francisco. A mitad de camino desviar al Oeste hacia la Salina de la Laguna Verde, una hermosa Salina a 4100 metros de altura, con tres lagunas de distintos colores en su interior, una de ellas (por supuesto) de color verde esmeralda.


Salimos no muy temprano a recorrer ese conocido camino que sigue sorprendiéndonos a cada viaje con nuevos paisajes no apreciados antes.

Las nubes, el momento del día, la época del año, la posición del sol, hacen que, cada vez que pasemos por acá descubramos una foto nueva.


Una vez que abandonamos el asfalto (a 3.200 metros de altura), comienza una interminable trepada que nos lleva hasta casi tocar el cielo.
Desde allí, mirando al Este, vemos cuanto hemos subido.


La bajada del otro lado nos lleva a la depresión en donde se encuentra la Laguna de los Aparejos. Allá va la Lada Niva, levantando polvo.


En esta laguna los flamencos no nos dejaban acercar a fotografiarlos, sin salir volando.
No los molestamos más y continuamos camino.


La sinuosa huella y los colores de las montañas parecen irreales.



Pasamos varias lagunas y pequeñas salinas (algunas de ellas las mostramos en nuestra aventura anterior Pissis).

Hasta que al llegar a un abra, se descubre ante nuestra vista el monumental paisaje de la Salina de la Laguna Verde.


Este año teníamos decidido llegar hasta las costas de esa laguna de aguas color turquesa.

El asunto es que no resulta tan sencillo llegar allí, hay que buscar la aproximación adecuada que no nos deje en el fondo de una quebrada sin retorno o atrapados en terreno cenagoso.


El extremo sur de la Salina muestra su otra laguna, esta es de color extrañamente marrón, tal como se ve en la imágen satelital


Bajamos unos 400 metros hasta la superficie de la laguna Sur.
Allí los flamencos, más amistosos, se dejan fotografiar.


Comenzamos a transitar a campo traviesa, en busca de las orillas de la Laguna Verde.


La F100, tracción simple, avanza con total soltura.


Ya está.
Lo conseguimos.
Logramos llegar a las playas de aquella laguna esmeralda que viéramos desde las alturas.


Nos separamos.
Con Liliana recorremos una de las costas de la laguna...


Mientras Lucho y Claudia se van por allá, por la costa Oeste.


Solo faltaría que estuviera un poco menos fresco para poder darnos una fenomenal zambullida en aquellas claras aguas.


Honestamente me da un poco de bronca arruinar con nuestras huellas tan hermosos paisajes, pero confío en que una crecida de la laguna las borrará.


Nos despedimos de aquella zona con dos fotografías que no logran transmitir la grandiosidad del lugar, aunque por lo menos lo intentan...



De regalo las dos últimas de la Salina a la hora de la puesta de sol.


Continúa...