Expedición buscando un ingreso al Inca Pillio
por el Este

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Abriendo nuevas huellas 4x4
- Día 2 -


José SAMASSA
Justamente detrás de esa "gran torta de lava" (volcán amesetado), está la Laguna Corona del Inca.


Estábamos buscando una entrada a la Laguna Corona del Inca (o "Inca pillio" en quechua) por el Este.

Ya lo habíamos intentado infructuosamente dos años antes, por el río Bonete.

En esta oportunidad, por una nueva traza, en un solo día ya estábamos casi en la misma latitud y longitud que la vez anterior, solo que quizás un poco mejor ubicados, ya que estábamos buscando la manera de subir a un filo que nos evitara los traicioneros e impasables mallines y coirones de las nacientes del Río Punillas.

Comenzaba el segundo día de aquella expedición exploratoria y estábamos con el espíritu y el ánimo muy alto, a pesar que habíamos acampado en un lugar donde se nos había cerrado el paso.

           
EDUARDO CINICOLA
Marzo de 2.011            


LAS FOTOS

FOTO: Sergio ZEREGA
Los rayos del sol de la mañana, ya derritieron el hielo formado en los vidrios de las chatas
por la condensación y posterior congelamiento de nuestro propio aliento.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Nos reunimos a desayunar, unos mates y planear como seguir ya que la llegada al filo por allí se nos negaba
en los últimos metros (igualmente lo volvimos a intentar esa mañana sin éxito).


FOTO: Eduardo CINICOLA
Finalmente decidimos bajar nuevamente a la vega y buscar más adelante la manera de subir
al filo que oficia de margen norte del río Punillas en sus nacientes


FOTO: Jorge ALONSO
Nos dió mucha pena perder esa cantidad de metros de altura que tanto nos había costado remontar.


FOTO: Jorge ALONSO
Volvió la vega.
Volvieron las empantanadas...
(esta fue muy tonta)

FOTO: Sergio ZEREGA
No se dónde habré juntado tanto barro...


FOTO: Eduardo CINICOLA
Un tiempo después creímos haber hallado una nueva vía para subir al filo.
Y allí se mandó Denis, como es su costumbre a hacer punta. A buscar el camino a como de lugar,
a fuerza de unos cuantos burros del motor de su TLC y un caballito (que la conduce)


FOTO: Jorge ALONSO
Allá va la Cherokee, trepando y trepando...


FOTO: Jorge ALONSO
Pasada esa gran subida y más adelante, cada uno intentaba por donde creía que podía.
Lamentablemente marcamos muchas huellas, pero confío que en ese suelo, con el derretimiento de dos o tres nevadas, desaparezcan.


FOTO: Jorge ALONSO
El piso se va aplanando y parece que lograremos nuestro objetivo.


FOTO: Jorge ALONSO
Pero no...
Todavía faltaba seguir subiendo.


FOTO: Pablo PEZZANO
Luego de "luchar" mucho...
Mucho más de lo que se ve en las fotos...
LLegamos finalmente al filo que, inicialmente, era una extensa planicie.


FOTO: José SAMASSA
Y a medida que avanzábamos se iba angostando.


FOTO: Denis GARIONE.
Desde las alturas le hacíamos "pito catalán" a las vegas y los coirones del Punillas
que tanto nos hicieran renegar en la expedición anterior.


FOTO: Denis GARIONE.
Nuestro destino está allá al frente, detrás de esa gran "torta de lava" que deberemos rodear por alguno de sus lados.
Preo todavía falta muchísimo.
(Bien a la izquierda se ve el afilado bonete del Co Sgto. Federico)


FOTO: Pablo PEZZANO
Estábamos abriendo una nueva huella, huella que probablemente usarán
otros aventureros más que se fijen como meta entrar a "Corona" por el este.


FOTO: Pablo PEZZANO
Otro gran coloso innominado de casi 6.000 metros de altura, se extrañará viendo
esas hormigas metálicas que serpentean por sus faldas.


FOTO: Pablo PEZZANO
Continuamos buscando el derrotero,
Siempre para arriba. Si queremos llegar a "Corona" debemos pasar un abra de 5.500m de altura.


FOTO: Jorge ALONSO
Pepe y Pexa no respetan la premisa y se largan a marcar otra huella...
(Les bajamos diez puntos)


FOTO: Jorge ALONSO
Parada a reagrupar.


FOTO: Jorge ALONSO
Seguimos unos kilómetros más por una planicie en leve ascenso


FOTO: Denis GARIONE.
Así llegamos a una enorme apacheta que nos dice a gritos que de ninguna manera somos los primeros por allí.
Quizás si en vehículo motor...


FOTO: Eduardo CINICOLA
Allí aprovechamos para hacer la tardía (pero imprescindible) picada del mediodía.
Panastas grafica en el suelo para El Pampa, el "camino" que estamos haciendo.


FOTO: Jorge ALONSO
Despues del quesito y los salamines (terminantemente prohibidos para esa altura,
pero absolutamente irresistibles), continuamos avanzando en ese enorme paisaje.


FOTO: José SAMASSA
Un buen tiempo después ya nos habíamos acercado bastante al volcán "Torta sin nombre"
al que podemos bautizar como "La Torta del Inca"

El lecho de mallines del Punillas se ha convertido en un pedregoso valle glaciario,
sin coirones pero con muchas rocas sueltas, que ya comenzamos a ver a la distancia.


FOTO: Jorge ALONSO
Evidentemente el suelo cambió, ya estamos sobre rocas volcánicas peladas (y filosas) .


FOTO: Jorge ALONSO
Eduardo ya se tiró al valle glaciario...


FOTO: Pablo PEZZANO
Denis lo acompaña.
La Cherokee es "una roca más" entre tantas rocas.
"La Torta del Inca" al alcance de la mano...


FOTO: José SAMASSA
Allá van Eduardo y Pampa, hacia el gran pedregal.


FOTO: José SAMASSA
La Ranger de Pepe y Pexa desplazándose entre las piedras.


FOTO: Pablo PEZZANO
Denis y Eduardo ya están juntos, detenidos en el valle pedregoso (ángulo inferior izquierdo de la foto).
¿pero qué pasa que se bajaron de las camionetas?


FOTO: Pablo PEZZANO
Parece que ese laberinto de enormes rocas es realmente impasable.
Pero..., ¿están seguros muchachos que no se puede avanzar...?


FOTO: Pablo PEZZANO
Denis se adelanta y camina, explorando y buscando el paso, pero...
Por aquí niente... "GAME OVER" .
Así nos lo hace saber, advertido por los tremendos golpes en los diferenciales de la chata.

¡ Qué lástima ahora que nos habíamos sacado de encima los mallines y los coirones del Punillas, crecieron estas enormes rocas... ! .

Lo que no nos dimos cuenta en ese momento, y ahora mirando las fotos pareciera factible,
fue intentar avanzar inclinados sobe la margen izquierda del valle.

Parece que las rocas fueran más chicas. .


FOTO: Pablo PEZZANO
Pero no nos dimos por vencidos.
Comisionamos a Jorge Alonso a que investigara por los filos y más allá.


Jorge estuvo un buen rato avanzando por una quebrada lateral, sorteando varias dificultades crecientes, hasta que, luego de unos 40 minutos de investigación, cantó también el no va más, "Acá se terminó el palo".

Lo esperamos y emprendimos el regreso con la cola entre las patas, pero enormemente satisfechos por lo logrado.

Ya sabemos más, ya conocemos más, ya sabemos por donde es difícil y por donde es imposible.
Seguramente analizaremos todo el material en casa y generaremos nuevas alternativas para volver a desafiar (amistosamente) a estas queridas montañas, a quienes deseamos conocerles todos sus rincones.

El regreso, como se podrán imaginar después de lo visto, no fue sencillo.
En una fumata, evaluando alternativas, decidimos que no volveríamos por la vega que tantos dolores de cabeza nos dió. Usaríamos la ruta abierta 2 años atrás por sobre la falda del Co Cenizo.

Lo que no recordábamos en su verdadera magnitud era el tamaño y el filo de esas enormes lajas que tapizan toda la inclinada ladera del cerro.

En un momento, hartos ya de tanta piedra filosa que amenazaba permanentemente a los neumáticos, nuestra paciencia dijo irracionalmente ¡Basta! y decidimos tirarnos hacia el valle por esa inclinadísima ladera con ese piso tan peligroso y traicionero...

 


FOTO: José SAMASSA
Nos despedimos del Vn Bonete y de su hermano menor sin nombre.
El sol se iba hacia el Oeste.


FOTO: Jorge ALONSO
Al cambiar el itinerario, primero tuvimos que negociar el paso en una gran vega que se forma allá donde se unen el Punilla con el Bonete.
Luego subiríamos trabajosamente la ladera del Cenizo, para transitar por allí por un buen tramo.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Cuando la paciencia dijo "Basta", nos tiramos irracionalmente por aquella empinada ladera.

Para que tomen idea de su inclinación, les cuento que, en plena bajada, se aflojaron las planchas de acero que llevo en la baca,
A pesar que íbamos a paso de hombre, salieron disparadas hacia adelante y pasaron "limpito" por arriba del capot, sin casi tocarlo,
para caer unos cuantos metros más adelante y más abajo.
Historia aparte fue lo que costó recuperarlas, caminando en la ladera de 45 grados de piedras sueltas,
y volver a atarlas en su lugar...


FOTO: Eduardo CINICOLA
Pepe parado en el pedal de freno tratando que no se dispare hacia el precipicio.


FOTO: Pablo PEZZANO
Prontamente estuvimos a la vera de la Laguna de la Tunas...
Los muchachos iban a las disparadas, tratando de llegar a buen resguardo antes de que caiga la noche.

FOTO: Sergio ZEREGA
La "jauría" llega a las abandonadas instalaciones de la Mina Aparejos.
y se despide por un tiempo, solo por un tiempo, de aquella inmensidad desolada y cruda que tanto los atrae...


QUÉ MÁS LES PUEDO DECIR ADEMÁS QUE DISFRUTAMOS COMO CHICOS EN UN PELOTERO
Y YA TENEMOS EN QUE PENSAR PARA LOS PRÓXIMOS MESES COMO UN CABLE A TIERRA
MIENTRAS LA RUTINA LABORAL NOS "MOTIVA" MÁS Y MAS A VOLVER A VISITAR A NUESTRAS Y VUESTRAS MONTAÑAS

  Esta aventura comenzó acá ...

Quienes fuimos en esta expedición

           
EDUARDO CINICOLA
Marzo de 2.011            



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