El Salar de Ascotán, el de Carcote, el pequeño poblado fronterizo de Ollagüe y la "escalada" al volcán.
Salimos del Ojo de San Pedro con rumbo norte por un abra de 4600m, pasamos por varios sitios arqueológicos aún no estudiados y, en uno de ellos, nos detuvimos para el tardío y frugal almuerzo.
La tarde nos llevó entre volcanes hasta el Salar de Ascotán, el que cruzamos por su extremo sur para subirnos a la carretera internacional Nº21 de Chile, por la que seguimos avanzando rumbo al límite con Bolivia.
La carretera (mitad ripiada y mitad asfaltada) discurre hacia la frontera cruzando otro hermoso salar (Carcote) iluminado en ese momento por el sol del atardecer.
Desde un balcón, en la orilla del salar vemos una recta perfecta que lo atraviesa, trazada por el "FCAB" (Ferrocarril a Bolivia) que se interna en aquel país cruzando el Paso de Ollagüe.
Enmarcaban todo ese cuadro, al frente el gigantesco Vn Aucanquilcha con tres cumbres y una altura máxima de 6180m (cuya "escalada" en chata era nuestro próximo desafío), a la izquierda otro seismil, el poco conocido Vn Palcana de 6062m, mientras que a la derecha cerraba el cuadro un perfecto cono que lleva el nombre de Vn Ollagüe con una pequeña fumarola cerca de su cumbre.
Mientras circulábamos rumbo al pequeño poblado fronterizo al pie del Ollagüe que lleva el nombre del mismo volcán, creemos ver en las faldas de este último algo así como unas abandonadas huellas mineras que trepaban por las inclinadas laderas al yacimiento de azufre que existe en su cumbre, muy cerca de las fumarolas.
No estaba en los planes, pero inmediatamente surge la propuesta radial…
- ¿Y si lo intentamos…?
- ¿Te parece? ¿No es medio tarde para meternos en líos?
La duda duró medio segundo y allí mismo decidimos que lo intentaríamos. Sin embargo, primero nos acercaríamos al pueblito a averiguar si era posible hallar algún tipo de alojamiento para no tener que armar carpas a 3.800 metros de altura con una noche seguramente muy "fresca".
Llegados al poblado, la primer noticia no fue muy halagüeña. La que aparentaba ser la única posada de Ollagüe estaba deshabitada… ¿Y ahora…?
Por suerte una recorrida por el desolado poblado, cuya centro principal es la gran estación de carga y maniobras del ferrocarril, nos permitió descubrir otro sitio donde finalmente hallamos alojamiento.
Una vez que cerramos trato y cuando nos aprestábamos a encararle al Vn Ollagüe, una noticia nos cae como un baldazo de agua helada.
Andy decidió volverse.
Su vértigo, potenciado por las estrechas huellas de cornisa por las que circulamos y deberíamos seguir circulando, no le permiten disfrutar. Aquello para él se ha convertido en un suplicio, y así no va. No sirve.
Visto en retrospectiva fue una sabia decisión que le evitó un suplicio donde debía hallar placer.
Mientras él se queda a descansar en el hospedaje y a organizar su regreso, yo me subo momentáneamente a la chata de Diego y Pexa a enfrentar el inesperado y nuevo desafío.
Es un poco tarde como para emprender la osadía de pretender escalar los 2.000 metros de diferencia de altura que separan la base de la cumbre del Vn Ollagüe a 5.814m, pero el entusiasmo nos supera. Para más, el Tape, que ni siquiera se acercó al pueblo, ya halló la vía de entrada y desde un lugar invisible en las alturas nos incita por la radio a seguirlo.
Sus indicaciones no muy precisas hicieron que los que veníamos detrás nos dividiésemos en dos grupos según lo que entendió cada uno que era la vía de ascenso.
Entre tantas piedras, tantas grietas y tantas huellas abandonadas e inconclusas nos perdimos de vista los unos con los otros.
Por la radio pretendíamos dar indicaciones acerca de dónde nos encontrábamos cada uno, indicaciones que nunca eran comprendidas por los otros por lo que permanecimos así separados, "escalando" cada uno por su lado, hasta que el grupo en que iban Hugo y Tobhías nos comentan, vía VHF, que aparentemente se metieron en un callejón sin salida. Rodeados de grietas por todos lados e imposibilitados de tirarse hacia alguno de los costados, la única alternativa que les queda es retroceder. Si, retroceder y bajar todos esos metros que trabajosamente y palmo a palmo lograron subir.
Mientras tanto las dos TLC de Diego y Denis ya estaban a tiro de honda de la Patrol del Tape Arriola.
El avance se ponía cada vez más duro. Ya habíamos pasado los 5.000 metros de altura hacía un buen rato. Desde allí la vista era espectacular cuando en sol, yéndose por el Oeste, estiraba las sombras de los volcanes sobre la blanca superficie del salar.
Trabajosamente y esquivando las piedras más grandes seguíamos hacia arriba con la seguridad que llegaríamos a la veta de azufre, sin embargo, en un último retome las rocas ya tenían un tamaño tal que nos impedían totalmente seguir avanzando. Estábamos a 5.140 metros y nos faltaban solo 700 para la cumbre pero eran ya las 19:30 y pronto oscurecería. Bueno, para haber sido una "escalada" improvisada y decidida a último momento no estaba nada mal.
Pitufo, Tape, Aldo y Denis decidieron continuar un poco más a pié mientras nosotros nos dedicábamos a bebernos ese singular paisaje de salares, lagunas y volcanes encendidos por los últimos rayos del sol.
Mientras tanto, abajo, Hugo y Tobhias habían logrado zafar de su encierro y estaba trepando raudamente, sin embargo lo avanzado de la hora hizo que desistieran de llegar hasta arriba cuando nosotros ya estábamos en plena bajada.
Llegamos al alojamiento en Ollagüe ya bien entrada la noche y allí comenzó la discusión con las propietarias por las camas y las habitaciones, porque aparentemente había llegado más gente y las cuentas no cerraban… tal como en una aerolínea de medio pelo habían sobrevendido sus "comodidades".