Continúa esta larga travesía exploratoria.
Para Mayo del año 2.015 nos habíamos propuesto investigar, muchas abandonadas huellas mineras que conducían, por supuesto, a otras abandonadas minas y a intrincados recorridos que nos harían conocer ocultos rincones de las provincias de San Luis, San Juan y La Rioja.
Transitaríamos por zonas desérticas, extensas salinas, grandes zonas medanosas, deshabitadas estancias, una cárcel aislada en un desierto, otras ora sofocantes y ora bellísmas quebradas, unos suaves y amigables lechos de ríos secos, así como otros traicioneros y cenagosos con ansias de "comerse" las camionetas. En fin, un jugoso menú de aventuras y conocimiento.
La primera parte del periplo transcurrió en San Luis y la Rioja; Pampa de las Salinas, Balzora y la abandonada Estancia de Guayaguas.
En la segunda etapa ingresamos a los extensos Médanos Grandes, en la provincia de San Juan. Allí pisamos parte de las huellas que habían recorrido motos, autos y camines del Rally Dakar unos años antes.
Continuamos luego en La Rioja en procura de llegar por destruídas huellas a la mina abandonada de Amaná, ubicada en las entrañas de la Sierra Vilgo.
Salimos de la mina de Amaná con rumbo norte procurando llegar por las montañas a la Quebrada de Ikebana, límite del PN Talampaya.
En esta etapa, desde la Quebrada de Ikebana, teníamos intención llegar a la Cuesta de Miranda transitando la enigmática Quebrada del Alacrán de la cual nuestro amigo Néstor Queralt (motociclista aventurero si lo hay), nos había facilitado unos tracks (guias para GPS) con la idea que quizá pudiéramos pasar por allí con las camionetas.
El plato fuerte final estaba programado en el intento de cruzar, de La Rioja a San Juan, por el Paso de Lamar. De el nos había hablado mucho nuestro, fallecido entrañable amigo, Aldo Lombardi, arqueólogo autodidacta y gran conocedor de asentamientos, caminos y sitios utilizados por los nativos de estas tierras desde mucho antes de la llegada de los españoles.
Específicamente del Paso del Lamar nos había referido que por allí pasaba una de las ramas más australes del "Camino Inca" y que no había sido posible pasar nunca en vehículo por allí. Lo intentaríamos. Sin destruir ni ultrajar patrimonio arqueológico histórico, tal sus enseñanzas.
Pasados ya varios años de esta aventura, acaecida como dije, en Mayo de 2.015, y en vistas que no hallé el tiempo necesario para seleccionar fotos y confeccionar un relato acorde, vuelvo a cederle el teclado a Johann (a) Johann Spárragus, quién conformara parte del equipo y con maestría, nos cuenta sus impresiones de aquel viaje.
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EDUARDO CINICOLA
Junio de 2.019
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Quienes conformamos el equipo de esa travesía