Intento de llegar al Glaciar del Potro, desde el lado Chileno de los Andes

Para smartphones          

MUSICA de FONDO:


Foto: Guillermo LOZA


Era nuestra segunda noche en Copiapó (habíamos previsto solo una...).
Bueno pero los planes, aunque un poco desfasados, seguían en pié.
Para ese día habíamos previsto remontar el río Copiapó hasta sus nacientes en el Glaciar el Potro en lo más alto de la Cordillera de Los Andes.

En el camino veríamos los viñedos que allí crecen a expensas de ese segundo río mas importante de Chile y visitaríamos un sitio arqueológico donde yacían los restos de lo que otrora fuera una fundición metalífera diaguita/inca.

También buscaríamos los restos de un antiguo acueducto construído en el siglo XIX para mover las ruedas de un molino metalífero.

Un "tranque" (dique) que embalsa las aguas del naciente río Copiapó, nos debería proporcionar algo de frescura mientras intentáramos llegar a la confluencia del paralelo 28 Sur con el meridiano 70 Oeste.

El plato fuerte del día era, como mencioné antes, ascender al lomo de la Cordillera de Los Andes, allí donde pasa la línea limítrofe con Argentina, para observar desde allí arriba el perenne glaciar que se formó sobre el Cerro El Potro.

Por el retraso decidimos descartar la visita a la Laguna del Negro Francisco.

Bién, arranquemos...


 


Mapa esquemático de la zona a visitar, tomado de ViajerosMapas.com

Para menor consumo de datos en smartphones, intente acá
 


Foto: Claudio GUANCIAROSSA
Salimos temprano de Copiapó, extrañados por la mañana tan nublada.
Luego sabríamos que la mayoría de las mañanas está nublado despejándose cerca del mediodía.


Foto: Claudio GUANCIAROSSA
Mucho tránsito en la avenida principal.
Íbamos con rumbo sudeste hacia Paipote y Tierra Amarilla, aguas arriba del Río Copiapó


Foto: Eduardo Cinícola
Nos sorprende el angosto valle del Copiapó, enmarcado entre altas montañas y cubierto de un intenso verde.
Son extensos viñedos, o "parronales" como los llaman ellos.


Foto: Eduardo Cinícola
Nos sorprende como aprovechan hasta el último rincón más o menos plano de aquel árido y pedregoso suelo, donde
lo único capaz de proveer algo de vida, es el agua que trae el río desde los glaciares de la Cordillera.


Foto: Guillermo LOZA
Nos sorprende que muchos de ellos estén como "encapsulados" en una especie de "media sombra" blanca.


Foto: Eduardo Cinícola
Nos sorprenden esas palmeras, dignas de un ambientre tropical, inmiscuidas entre las vides.


Foto: Guillermo LOZA
Continuamos sin entender el tema de la "media sombra" blanca.
¿Será para protegerlas del sol?
¿Será para protegerlas de las heladas?
¿Será para mantener la humedad allí dentro?
¿Pero por qué cierran los laterales hasta el piso?


Foto: Hugo BERRY
Nos sorprende cómo han hecho para llevar esos cultivos hasta allá arriba en las laderas rocosas.


Foto: Hugo BERRY
Y no paramos de sorprendernos...
Ahora descubrimos que CADA RACIMO esta protegido por una cápsula de papel !!!


Foto: Hugo BERRY
Paramos si, a investigar...
Y a probar !!!  


Foto: Hugo BERRY
Y a negociar !!!  


Allí, conversando con esa gente nos "desayunamos" de varias cosas...

Las "medias sombras" blancas son para proteger las uvas, no del sol, ni de las heladas, ni para conservar la humedad, sino del polvo que arrastra el viento cordillerano.

Lo mismo los envoltorios de papel...

¿Y para qué tanto cuidado?

Porque son uvas de exportación, para consumo como fruta en el exterior. No son uvas que moriran pisoteadas para extraerles el jugo y hacer esa vulgar bebida...

Cuánto más valdrá cada racimo comercializado de esa forma que convertido en vino para que justifique tanto cuidado...


 


Foto: Pablo ANASTASIO
Sin saber de su existencia, vemos un cartel en la ruta que indica "Pukará 3Km", por una huellita lateral
y allí nos metemos a husmear de que se trataba.


Foto: Pablo ANASTASIO
No era nada extraordinario, solo unas pequeñas construcciones hechas en un cono de deyección


Foto: Guillermo LOZA
en realidad poco apto para "fortificación".


Foto: Guillermo LOZA
No obstante aprovechamos para estirar las piernas y curiosear las vides.


Foto: Eduardo Cinícola
Muy cerca de allí encontramos el sitio arqueológico con los hornos de fundición de presumible origen incaico.


Lo paso en limpio:

CENTRO METALURGISTA VIÑA DEL CERRO - MONUMENTO NACIONAL

Centro arqueológico del siglo XV considerado uno de los estableciminetos metalurgístas mas importantes de los Andes del Sur, donde se muestran vestigios de una fundición de metales de origen diaguita/incaico.

El conjunto de edificaciones está conformado por tres unidades identificadas en el plano con las letras A, B y C.

A) En la entrada se encuentra un recinto amurallado rectangular con una construcción habitacional en su interior por cuyas características correspondería a un centro administrativo de control.


B) A continuación se encuentra un gran recinto amurallado de forma rectangular, en cuyo interior se distrubuyen seis estructuras repartidas en tres patios cuya función habria sido habitaciones de quienes laboraban en la fundición.
En el amplio patio contiguo se molía el mineral.
Destaca la presencia de una plataforma que implica jerarquización de funciones y autoridades.


C) En la parte superior se encuentran veintiseis estructuras de forma circular cuya función fue servir de base a los hornos de fundición de metales, los que eran oxigenados por la fuerza natural del viento, utilizando como combustible, carbón vegetal.



 


Foto: Hugo BERRY
El patio de moliendas (izq) y las seis habitaciones en tres patios.
Detrás, pero mucho más abajo y del otro lado de la carretera, siguen los parronales actuales.


Foto: Claudio GUANCIAROSSA
Las bases de los 26 hornos en la cima de la loma.


Foto: Hugo BERRY


Foto: Eduardo Cinícola
Todo rodeado de altísimas montañas.


Foto: Eduardo Cinícola
Y parronales en los lugares más inverosímiles.


Foto: Hugo BERRY
También descubrimos grandes superficies cubiertas de aquellas uvas secandose al sol
seguramente para hacer pasas.


Foto: Hugo BERRY
Poco más adelante llegamos al...


Foto: Eduardo Cinícola


Foto: Pablo ANASTASIO


Foto: Eduardo Cinícola


Foto: Pablo ANASTASIO
Ya no están más la maquinaria de la rueda y el molino, pero allí era donde la caida del agua haciá su trabajo.


Foto: Claudio GUANCIAROSSA
Gigantesca construcción de piedra donde las figuras humañas empequeñecen...
(Mentira, es un truco fotográfico de perspectiva... :) )


Foto: Pablo ANASTASIO
Está al pié del paredón de piedra que endica al Río Copiapó, formando el tranque Lautaro.


Foto: Eduardo Cinícola
Arriba el espejo de agua del embalse nos da una satisfactoria sensación de frescura.
La necesitábamos ya que nos esperaba el ascenso a la Confluencia que se hallaba a unos miles de metros de allí.


Foto: Eduardo Cinícola
Esto fue lo máximo que pudimos arrimar con las camionetas.


Foto: Claudio GUANCIAROSSA
Ahora, a caminar... Y cuesta arriba !!!


Foto: Claudio GUANCIAROSSA
La pendiente era importante...


Foto: Pablo ANASTASIO
Sin embargo parte del equipo llegó al punto mágico.
Y ahí lo están señalando, en la tierra...


Foto: Pablo ANASTASIO
Y así lo confirma el GPS.
Confluencia Sur 28º Oeste 70º, cazada !!


Foto: Hugo BERRY
Atrás el lago del Tranque Lautaro nos ubica en perspectiva.


Foto: Eduardo Cinícola
Javier y Florencia bajando del punto mágico.


Foto: Claudio GUANCIAROSSA
Una importante recompensa nos esperaba a la sombra de unos árboles...


Foto: Hugo BERRY
Y por cierto que dimos cuenta de ella...


Era poco más del mediodía y todavía nos esperaba el objetivo principal y más dificil de la jornada.

Hasta ahí todo había sido turismo "convencional".

Ahora deberíamos internarnos en la cordillera, hasta sus picos más altos, a más de 5.400 metros sobre el nivel del mar, a buscar el preciado tesoro escondido; el graciar del Cerro El Potro que cuelga en gran parte desde la línea limítrofe hacia la Pcia de La Rioja, en Argentina.

Otra porción más pequeña y glaciares aledaños dan origen a este Río Copiapó, fuente de vida en este valle que estamos recorriendo.

Apuremos, que mucho "camino" y de dudosa factibilidad tenemos por delante...
 


Foto: Eduardo Cinícola
Ni bien volvemos al valle reaparecen los viñedos "labrados" en la montaña.


Camino al Glaciar del Potro, tomado de ViajerosMapas.com


Desde la confluencia cercana al Tranque Lautaro, donde nos encontrábamos, debíamos tomar la ruta asfaltada "C-35" hacia el sudeste, pasando por el Resguardo Copiapó, hasta una finca poco antes de la entrada al gran complejo minero de Los Caserones.
Los Caserones es una gigantesca mina a cielo abierto, de reciente factura, que se está "comiendo" un cerro entero.

Se prevee una vida útil de 28 años y una producción de más de 3.100 millones de toneladas de concentrado de cobre obtenido por lixiviación y mas de 80.000 Tn de molibdeno.

Vista desde el satélite llaman la atención como los "piletones" donde aparentemente se procesa/deposita la roca con el mineral está directamente sobre un valle, origen de un arroyo que finalmente desemboca en el río Copiapó.


El gran hueco de la Mina Los Caserones.


Más cerca, enormes piletones, galpones e instalaciones.


Más cerca gigantescas instalaciones en plena construcción y se aprecia el gran movimiento de tierras ya hecho.


Parecieran piletones recubiertos de membrana (¿impermeable?) donde se realiza cierto proceso al mineral.

Por supuesto que es absolutamente imposible ingresar allí.

Pero nuestro destino nos haría girar antes hacia el sur, por ese camino violeta (ripio de un solo carril) identificado como "U-36", que poco más adelante se convierte en naranja punteado (Huella), mientras que unos kilómetros más allá vuelve a ser "camino" de un carril, a la vez que va tomando más altura hasta llegar a la cota de 5.400msnm en las cercanías de la línea limítrofe..

Al abandonar el camino principal y tomar por el escondido y angosto caminito que identificamos como "U-36" debemos sortear un endeble puente de madera y poco más adelante... ¡¡ SORPRESA !!

Un portón alambrado con cadena y candado se interpone en el camino.

Por suerte había un poblador por allí (Don Víctor) que fue persuadido de dejarnos pasar, mediante la fina diplomacia de Tobhias, nuestro embajador itinerante.

Lo que todavía no les conté es que luego de ascender hasta los 5.400m para visitar el Glaciar el Potro, pretendíamos bajar un poco a retomar el camino/huella "U-36" con rumbo sur, con la intensión de salir al asfalto de la "C-497" que viene desde la localidad de Valleñar, donde pretendíamos pasar la noche.

Era realmente MUY AMBICIOSO, para pretender hacerlo en las pocas horas que nos quedaban de esa tarde.

Pero el primer paso estaba dado, habíamos conseguido que nos abriesen la tranquera...
 


Foto: Guillermo LOZA
El segundo consistió en bajar un poco la presión de los neumáticos, ya que veníamos todos con 35 o 40 libras/pulg2 destinadas al asfalto.


Foto: Pablo ANASTASIO
Pronto nos dimos cuenta que aquello no sería nada fácil.
La huella (a la derecha de la foto) se internaba por una angosta cornisa en una escabrosa quebrada.


Foto: Hugo BERRY
Huella angosta e inclinada hacia el vacío...


Foto: Claudio GUANCIAROSSA
Llegó la hora de activar nuestra arma secreta...
Gastón y su motocicleta harán, en algunos tramos, de avanzada exploratoria...


Foto: Hugo BERRY
El profundo cañón a la izquierda de la huella se transforma, más adelante, en un angosto vallecito de veranada.


Foto: Hugo BERRY
Estamos llegando a algo así como ¿un "poblado"?
En el GPS dice "Los Realitos"...


Foto: Hugo BERRY
Pero no son más de dos o tres ranchos temporarios.


Foto: Hugo BERRY
Más adelante el valle se abre, el "camino" mejora un poco y aparecen los primeros manchones de nieve.
Ya hemos superado los 3.500m de altura


Foto: Hugo BERRY
Allá vemos el zig-zag de la huella que apunta a la primer alternativa (en distancia), pero descartada de antemano por el estado de abandono en que se la ve en las satelitales.
Si bien es la que pasa más cerca de los glaciares del lado chileno,
permanece tapada por hielo y penitentes la mayor parte del año.


Foto: Guillermo LOZA
Más adelante, en una bifurcación elegimos mal,


Foto: Guillermo LOZA
cruzamos un río y nos metimos en una huella que se va deteriorando a medida que avanzamos


Foto: Eduardo Cinícola
Raspando las "panzas" de las camionetas...


Foto: Eduardo Cinícola
Hasta que, finalmente, una gran acumulación de penitentes nos corta el paso.
Topamos los primeros con la camioneta, pero era imposible, eran de hielo sólido.


Foto: Eduardo Cinícola
Detrás de Gastón vemos como se extienden por más de cien metros.
Podíamos intentar subir por la derecha y tratar de recuperar la huella más adelante,
pero iba a ser un camino "sin retorno", y teníamos que retornar.


Foto: Eduardo Cinícola
Teníamos una alternativa más interesante.
Cruzaremos nuevamente el río y encararemos para los zig-zags que apuntan al límite (CH-AR).


Foto: Eduardo Cinícola
Ya estamos subiendo por ellos.
Allá viene la caravana de Toyotas blancas...


Foto: Guillermo LOZA
Con la altura comienzan los primeros vestigios de hielo.


Foto: Guillermo LOZA
La huella parece pareja pero no lo es en absoluto.
El agua del deshielo de los penitentes ha generado muchas grietas en ella.


Foto: Eduardo Cinícola
Y los mismos penitentes, supervivientes en pleno diciembre,
todavía se refugian en las curvas de aquellos apretados rulos,
constituyendo una verdadera amenaza a nuestro avance.


Foto: Eduardo Cinícola
Parecen la inocente decoración de una torta de limón...


Foto: Eduardo Cinícola
Listo, sonamos, alli ocupan toda la precaria huella...


Foto: Eduardo Cinícola
Recién estamos a 4.400m de altura y nos faltarían 1.000 más para llegar al "mirador" de glaciar,
que suponemos cercano al límite, continuando por aquellos caracoles


Foto: Eduardo Cinícola
Pablo no quiere darse por vencido e intentará algunos "trucos"...


Foto: Claudio GUANCIAROSSA
En este caso los corta con el cable del malacate...


Foto: Claudio GUANCIAROSSA
Pero lo que queda de hielo es aún muy alto,


Foto: Claudio GUANCIAROSSA
y los penitentes cubren unos 300 metros de huella !!.


Era evidente que si a 4.400m de altura la cosa se ponía así, más adelante los hielos estarían peor.

Sabíamos antes de partir, que los primeros días de diciembre es una fecha muy temprana para esas alturas. Para más el 2.016 fue un año de calores tardíos, ya que en pleno noviembre tuvimos temperaturas de tan solo 13 grados en pleno Buenos Aires, eso suponía temperaturas bajo cero en la alta montaña, lo que dificultaba el derretimiento de las nevadas invernales.

Ahora deberíamos bajar e intentar retomar la "U-36" con rumbo sur, pasando por el portezuelo de Cantarito y las instalaciones de la Mina "El Morro" hasta el pequeño poblado de El Tránsito, donde encontraríamos el asfalto que con rumbo Oeste nos llevaría a Vallenar...

Pero eso estaba muy lejos aún y ya estaba muy avanzada la tarde.

Apuremos, que mucho "camino" y de dudosa factibilidad tenemos por delante...
 


Foto: Hugo BERRY
Bajamos rápidamente aquella última cuesta.
Ahora deberíamos intentar la huella que, cruzando el río trepa por la ladera (un poco a la izquierda del centro de la foto), o
Regresar sobre nuestros pasos por la otra huella que acompaña al río, aguas abajo (Un poco a la derecha del centro de la foto).


Foto: Hugo BERRY
Una vez en la huella y en plena trepada al portezuelo de Cantarito,
comisionamos a Gastón para que en su moto se adelantara a comprobar la factibilidad de aquella salida.


Foto: Eduardo Cinícola
Las noticias no fueron buenas...
Más arriba en aquella otra huella también aparecían penitentes que la tapaban por completo.
¡ A bajar nuevamente !


Foto: Eduardo Cinícola
Con los últimos rayos del sol cruzamos por tercera vez el río para retomar ha huella por la que ingresamos.


Foto: Hugo BERRY
Las sombras de las montañas van cubriendo aquel valle cuando nos damos vuelta a dar una última mirada.


Foto: Hugo BERRY
Y ya estamos en penumbras cuando Tobhías corta una cubierta y debe cambiarla en el mismo lugar.


Foto: Claudio GUANCIAROSSA
Tres horas más por la huella para llegar, ya en plena noche, al asfalto.
Pensábamos dormir en algún pueblo por allí cerca, pero nada conseguimos...
Así que terminamos...


Foto: Eduardo Cinícola
Con el rabo entre las piernas, nuevamente en el hotel de Copiapó,
donde llegamos el día anterior a esta foto, a la medianoche.


SE ACABÓ ASÍ LA CUARTA JORNADA DE ESTA "TRAVESÍA"...
CON ALGUNOS OBJETIVOS CUMPLIDOS Y OTROS PARA LA REVANCHA.

PARA EL DIA SIGUIENTE PLANEABAMOS IR DIRECTO A VALLENAR POR ASFALTO,
INTERNARNOS OTRA VEZ EN LAS MONTAÑAS EN BUSQUEDA DE LA CONFLUENCIA S29 W70
E, INTENTAR ASCENDER NUEVAMENTE AL LOMO DE LA CORDILLERA A VISITAR, ESTA VEZ,
EL PASO DE LOS PATOS NORTE.

 

           
EDUARDO CINICOLA
Diciembre de 2016            


Pronto podrás leer el relato de la continuación de esta expedición Explorando la cordillera del lado chileno - Cuesta de Huanta



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