MATA HARI

Todo lo que siempre quisiste saber sobre Mata Hari

por Federico B. Kirbus 


Mata Hari con su marido Rudolph Mac Leod

Su padre era un sombrerero y su madre -de ascendencia javanesa (Java formaba parte del Imperio Holandés)- tuvo dos hijos y uno de ellos murió envenenado.

Al morir la madre joven, su padre suplió la ausencia materna con excesivos cuidados hacia una joven que muy pronto destacó por su belleza.

Se casó a los 18 años, tras mantener una breve correspondencia con un militar que no conocía, mucho mayor que ella y que había puesto un anuncio en un periódico. Desde niña, los uniformes militares habían suscitado en ella una especial atracción.

Tuvo dos hijos, siendo el varón envenenado presuntamente en venganza por el trato dado por su marido a un sirviente nativo; una cuestión acaecida en su estancia de casada en Java, donde había sido destinado su esposo. La muerte de este hijo supuso un duro golpe para la familia. El marido buscó amparo en la bebida y empezó a frecuentar poco el hogar. Se dice que esta soledad llevó a Mata Hari a sus primeros contactos con la cultura javanesa y con las técnicas amatorias orientales, que le proporcionarían años más tarde fama como cortesana de lujo.
 

Bailarina exótica


Mata Hari circa 1911

De vuelta a Europa, tras separarse y perder en Holanda el juicio sobre la custodia de su hija debido a su libertina vida en la isla, según declaró su marido, realizó más tarde algunos intentos fallidos en París como modelo de modistas, fracasos que supusieron un auténtico trauma en su vida por carecer de recursos económicos para vivir. Más tarde volvió a París de nuevo, armada de valor y amparada en sus rasgos orientales heredados de su madre.

La literatura romántica de evasión de finales del siglo XIX había popularizado una imagen difusa y añorada de lo oriental. Aprovechando estas circunstancias, se hizo pasar por una supuesta princesa de Java ejerciendo de bailarina exótica, protagonizando espectáculos de strip-tease. La mentira e imaginación, como salida obligada para superar su penosa situación económica, empezó a dar sus frutos y a la vista de sus ventajosas consecuencias, pasó a convertirse en algo habitual. En París fue un revuelo con auténticas pugnas por conseguir localidades de las primeras filas en sus espectáculos de danza. También fue cortesana y tuvo romances secretos con numerosos funcionarios militares e incluso políticos de alto nivel, y, en general, con la alta sociedad.

Su fama como bailarina crecía, pero ya no era tan joven y, al ir perdiendo sus encantos físicos, que conforme al canon de belleza actual no parece que fueran tan extraordinarios, empezó a ejercer con más frecuencia de cortesana, amparada por el mito que había creado, para seguir manteniendo el mismo nivel de vida.

En aquellos tiempos, intentó recuperar a su hija que vivía con su padre pero resultó imposible. Mandó a su ama de llaves, que volvió con las manos vacías tras varias horas de espera a la puerta del colegio donde estudiaba. Aquel día su padre fue a recogerla. Aquella niña murió en los Países Bajos de un ataque al corazón años después de la muerte de su madre, curiosamente días antes de un viaje a Java en el que había puesto muchas esperanzas.
 

Espía

En 1917, siete meses antes del final de la "Gran Guerra", fue sometida a juicio en Francia acusada de espionaje, de ser una agente doble para Alemania y de haber sido la causa de la muerte de miles de soldados. Fue declarada culpable sin pruebas concluyentes y basadas en hipótesis no probadas que hoy en día (principios del siglo XXI) no se sostendrían en un juicio moderno, de hecho, una asociación de su ciudad natal al Ministerio de Justicia francés una revisión póstuma del caso, pero esta petición no fue atendida.


Fotos de Mata Hari en la ficha de la policía
Fue ejecutada por el pelotón de fusilamiento el 15 de octubre de 1917.

La leyenda sostiene que la escuadra tuvo que ser vendada para no sucumbir a sus encantos, sin embargo, son probados los hechos de que lanzó un beso de despedida a sus ejecutores y que, de los 12 soldados que constituyeron el pelotón de fusilamiento, sólo acertaron curiosamente 4 disparos, uno de ellos en el corazón que le causó la muerte instantánea. El oficial a cargo, como así se disponía en estos casos, ultimó el acto innecesariamente con un disparo de gracia en la sien.

La noticia recorrió el mundo. Hay incluso narración periodística que detalla este dramático momento describiendo la expresión de su rostro, forma de caída y disposición final del cuerpo en el suelo.

Su cuerpo, que no fue enterrado, se empleó para el aprendizaje de anatomía de los estudiantes de medicina, como se hacía con los ajusticiados en aquella época, pero su cabeza, embalsamada, permaneció en el Museo de Criminales de Francia hasta 1958, año en el que fue robada, seguramente, por un admirador.
 

Polémica sobre su condena

"¿Una ramera?, ¡Sí!, pero una traidora, ¡Jamás!" es una frase que se le atribuye a Mata Hari durante el juicio.

El joven oficial ruso de 23 años del que estaba enamorada, y para el que se dice que aceptaría el encargo de espiar para Francia al embajador alemán en Madrid, habló de ella en términos de "mujer aventurera" una vez que supo de su encarcelamiento. Margaretha acudió a las autoridades francesas, para conseguir un visado especial para el tránsito por el territorio en guerra que era necesario para visitar al joven oficial en el hospital donde se encontraba por haber sido herido. Fue entonces cuando él le propuso trabajar para el gobierno de la República como espía.

La tesis más extendida sobre Mata Hari es que, aunque reveló algunos datos sobre algunos movimientos militares alemanes, como el desembarco nocturno de algunos oficiales del Kaiser en Marruecos, y que comunicó al enemigo movimientos de tropas francesas que conocía por la prensa de París, no parece que Mata Hari fuera una espía importante, aunque llegó a ser acusada por Francia de haber sido entrenada en Holanda, en una escuela para tal fin. Mata Hari era más bien una cortesana en aquellos momentos, que aceptó encargos de este tipo para mantener su nivel de vida y poder visitar, en territorio de guerra, a su joven amado herido en combate. Quienes han estudiado este personaje dicen que en realidad, se tomó esta labor como un juego, no siendo plenamente consciente del riesgo.
 


Ejecución de Mata Hari, 1917

 

La hipótesis de la trampa alemana


Mata Hari en París, en 1917

Una tesis muy seguida se basa en que los alemanes, al decidir que este personaje les resultaba molesto, prepararon la muerte a manos del propio enemigo, tendiendo la trampa al contraespionaje francés para que asociaran a Mata Hari como un agente alemán. La jugada era perfecta. Al enviar los alemanes un mensaje comprometedor y cifrado con una clave, de la que tenían constancia que sus enemigos ya disponían del método de descifrado, pero sabiendo que estos desconocían el sobre aviso alemán sobre este hecho, provocarían, como así sucedió, que las autoridades de París creyeran sin reparos en la veracidad de toda la información interceptada, por pensar que los alemanes la habían enviado confiados, cuando en realidad, lo habían realizado intencionadamente.

Hay que mencionar el nuevo escenario de guerra de inteligencia que suscitó este conflicto mundial. Numerosos mensajes eran enviados para confundir sobre las verdaderas intenciones del enemigo y movimiento de tropas. La lucha por conseguir claves y estar al tanto del cambio de éstas, provocó también auténticos quebraderos de cabeza. Este envenenado radio-telegrama fue captado en la capital francesa por la antena de radio dispuesta en la Torre Eiffel y sirvió como principal prueba de la culpabilidad de Mata Hari. El mensaje hablaba de un agente alemán, el H21, que iría a París y que extraería cierta cantidad de dinero de un banco. Las fechas y el acto, aunque el dinero nunca le fue desembolsado y formaba parte del pago de honorarios por sus servicios a Francia, coincidieron con la vuelta de Mata Hari a París.
 

Chivo expiatorio

Mata Hari que permaneció encarcelada durante meses antes de su fusilamiento, tuvo contradicciones en los diferentes interrogatorios a los que fue sometida (era una persona acostumbrada a inventar su propia vida).

Según sus estudiosos, sirvió de chivo expiatorio ante la opinión pública por los fracasos de Francia en el frente de guerra, una parte de la opinión pública estaba en contra suya por su vida fácil y licenciosa, en una época de penurias.

Es sabido que cuando fue apresada, requirió el que le concedieran tiempo para asearse y que llegó a mostrarse desnuda ante los ojos de sus captores, con la excusa de ofrecerles bombones en un casco prusiano que un general alemán le había regalado años atrás. Este atrevimiento y muestra de contactos con amantes enemigos, en plena época de guerra, muestran a Mata Hari con la actitud propia del mito que representaba, como si tuviese la seguridad de que sus contactos en las altas esferas la harían intocable. Estos hechos, entre otros, constan en el acta del juicio que no fue revelada hasta bien entrada la década de los años 1950.

La acusación de haber sido la causante de la muerte de miles de vidas y ajusticiada por ello, puede ser tomada como una acción de distracción propia de tiempos difíciles, en un momento en que era habitual que cientos de jóvenes franceses fueran ejecutados en el frente, por deserción. Había batallas con cifras de cientos de miles de muertos y, en los que el ejército vencedor había tenido un número de bajas sólo algo menor. Eran, con cierta frecuencia, auténticas carnicerías humanas, que inundaban las trincheras con restos de cuerpos humanos tras enésima explosión, por lo que se pedían soluciones expeditivas ante cualquier atisbo de culpabilidad.

Uno de sus biógrafos dice que el mito vivo que ella representaba en su tiempo y la limitada repercusión dramática y directa de la guerra en la capital parisina, creó en ella una actitud psicológica poco consciente, como para que no se diera cuenta de lo peligroso que era lo que estaba haciendo, pensando que siempre tendría la ayuda de sus amantes, muchos de ellos altos cargos políticos.
 

Herencia

Mata Hari, muerta a los 41 años en 1917, sigue siendo un personaje de leyenda. A pesar de la distancia en el tiempo, pocos son los acercamientos a su persona que dibujan claramente, lo que al parecer era en realidad, una mujer que estaba dispuesta a todo para poder seguir viviendo en el lujo.


 

La otra versión del fin de Mata Hari:

Cuando los doce soldados levantaron sus fusiles y apuntaban, Mata Hari dejó caer su sobretodo de piel. Los poilus (soldados franceses) dejaron a su vez caer sus carabinas y la miraron con ojos exorbitados.

Se ordena venir un segundo pelotón de fusilamiento, pero se repite la misma escena.

Entonces, el oficial a cargo, ordena su retirada y solicita que aparezca el carnicero del regimiento, hombre acostumbrado a la matanza y la sangre.

Se le entrega una pistola, el hombre levanta el arma, apunta…pero sin que sonara disparo alguno, en medio de un silencio sepulcral, la rea cae al suelo. Muerta.

Corre el médico, la revisa. No hay orificio de entrada, nada. Sangre, tampoco. Hasta que descubre en la frente blanca de la mujer la impresión como de un redondel con cuatro pequeñas protuberancias.

Era un botón de la bragueta del carnicero.

SEuO

 

- FIN -