SALARES EN LA PUNA, paso de Puntas Gordas, tormenta de viento blanco a 4400 mts de altura.
Lunes 15 de agosto de 1997:
Hs 13,30 Dejan el pueblo de Caipé.
Toman entonces rumbo a Salar Pocitos para luego dirigirse hacia el
Sur, hacia Antofagasta de la Sierra.
Hs. 15,00 Luego de cruzar el Salar de Arizaro, llegan a Tolar
Grande. En el lugar Lucho y Francisco (quienes se adelantaron para
conseguir alguna bebida) encuentran un almacén en el que los dueños
son sumamente amables y los invitan a comer en sus instalaciones interiores.
El propietario del lugar es el Sr. Santos Gutierrez. Hubo algo de vino,
sopa, sandwiches y un poco de guitarra.
Don Santos Gutierrez les cuenta brevemente su historia: Fue
a vivir a Tolar Grande llevado por su trabajo en ferrocarriles, recién
ingresado allá por mil novecientos cuarenta y tantos. Era un “purrete”
y allí lo dejaron como encargado de la estación recien inaugurada.
Allí pasó la mayor parte de su vida (mas de cuarenta años)
y cuando lo declaranron “prescindible” de ferrocarriles, con la privatización,
no tuvo elección. En Tolar Grande tenía su única casa
su esposa y su hija que habiendo conseguido empleo como enfermera en la
salita de primeros auxilios del pueblo, debía permanecer allí
los primeros 20 años de su carrera. Esto último lo terminó
de condicionar y allí está, decidido a terminar su vida en
ese pueblito de 12 ó 15 habitantes, olvidado en el medio del salar
de Arizaro.
Hs. 16,30 Salen rumbo a Salar de Pocitos.
Hs. 16,50 Eduardo pincha un neumático subiendo a las Cumbres
de Macón. Allí arriba nevaba. La rueda se cambia en 5 minutos.
Hs. 18,10 Vadean un charco por el que pasan el Renault y el Gol.
Al Fíat lo enganchan con una linga para cruzarloy evitar posibles
problemas.
Hs. 19,00 Anocheciendo llegan a Salar de Pocitos (otro
pueblo-estación de 20 o 30 familias). Alquilan un hospedaje paupérrimo
pero con la dignidad que le impone su dueña (una de esas mujeres
paisanas de las que ya no quedan) doña Dora Pintos.
Cenan milanesas con arroz, cerveza, gaseosa, ensalada de frutas y te
de coca.
Las habitaciones eran de piso de tierra y techo de paja, con paredes
de adobe. Las dimensiones internas diminutas. La hermeticidad de puertas
y ventanas, inexistente. Sin embargo, en aquella soledad tan vasta, en
el medio del lecho de un salar, la hostería de doña Dora
Pintos era un palacio.
Sábado 16 de agosto de 1997:
Al desayunar son advertidos por la Sra. Dora que es importante cruzar
el paso de Puntas Gordas (a 200 Km. de allí y hacia el sur) antes
del mediodía, pues a esa hora comienza a soplar el "viento blanco"
que crea pozos de nieve infranqueables. [Viento Blanco denominan los
pobladores de la Cordillera a esas violentas tormentas de viento en el
medio de las cuales comienza a nevar. En esas condiciones la nieve se desplaza
en sentido horizontal, mas que vertical, haciendo imposible ver hacia ningún
lado.]
Hs. 11,00 Después de poner en condiciones los vehículos
(escape del Fiat y bujías en el Renault) parten de Salar de Pocitos
hacia Antofagasta de la Sierra
Hs. 12,20 Eduardo pincha, nuevamente, el neumático
trasero izquierdo. (A fuerza de costumbre -siempre la misma goma- la rueda
prácticamente se cambia sola).
Hs. 13,00 Llegan al Salar del Hombre Muerto. Los caminos no están
ni delineados ni demarcados y pierden algún tiempo tratando de encontrar
la ruta. Lucho y Francisco hacen de "avanzada de exploración" y
dan con el supuesto camino (que de camino no tiene nada) En realidad va
vadeando, a nivel, el salar por su costa Oeste, cruzando extensos charcos
de agua con salitre.
Hs. 13,20 Son cruzados por una tormenta de nieve en el Salar
del Hombre Muerto. Igual que el día anterior, por momentos parece
que van esquivando la tormenta. Pero no es así... ¡Son estos
juegos de la naturaleza!
Hs. 13,45 Salen del Salar del Hombre muerto. La tormenta, con
nubes negras a ras del piso, se les adelantó y en ese momento se
encuentra a unos 5 Km. delante de ellos.
Aquel magnífico espectáculo da la sensación de
que los espíritus férreos y valerosos de los seis amigos,
va como arreando los vientos hacia el horizonte. Pero el horizonte... aún
esta muy lejos.
Hs. 14,25 Eduardo ajusta los auxilios del techo los que, por
estar ambos desinflados, no ejercen resistencia a los soportes y por tal
motivo se aflojan.
Hs. 14,40 Están a 4.260 mts.- Hay mucha nieve en el camino y
el mismo se vuelve dificultoso. A la derecha e izquierda de los coches,
la tormenta de nieve y viento blanco, bruta, implacable, va guiándolos
por un incierto corredor, hacia quien sabe que extraños destinos
o aventuras.
Hs. 15,30 (4.480 mts) Quedan encajados en un banco de nieve. La situación
es difícil. Los coches no avanzan pues "pancean". Las cadenas para
nieve no son suficientes para cruzar el banco. El frío es intenso.
El viento ensordecedor. El aire escaso. Las fuerzas pocas... muy pocas.
Hs. 16,30 Hace más de una hora que están encajados
en la nieve. Se encuentran aproximadamente a 50 o 60 Km. de Antofagasta
de la Sierra. La tormenta ya es muy violenta. Aún no
consiguen sacar los coches del banco, que cada vez es más grande.
Cuanto más esfuerzo hacen por abrir camino para sacar de allí
los vehículos, más y más se encajan en la nieve.
[La operación de colocar las cadenas en las ruedas, en medio
de la tormenta, el barro y la nieve, con muy poco oxígeno y el viento
que cierra las gargantas y el frio que entumece las manos y no permite
ni tomar las herramientas, fue extenuante.]
Hs. 17,20 Consiguen desencajar los autos y subirlos por una alta
pendiente, por una huella lateral. El primer coche en subir es el Gol,
y desde arriba ayuda, 50 mts de linga mediante, al Fíat de Lucho,
para luego hacer lo propio con el Renault. (¡Gauchazo el Blanquito!).
No siguen por el camino demarcado ya que el mismo se halla cubierto
por grandes bancos de nieve, pero aparentemente pueden avanzar por la izquierda
de la ruta, en una huella que es probable que haya sido marcada por quienes
transitan la zona y conocen los inconvenientes del camino (¿camino?).
Hs. 17,50 La situación es sumamente riesgosa. La tormenta
de nieve y viento blanco los cubre por completo. Es imposible detenerse
pues esa opción solo ofrece como única posibilidad, la de
quedar invariablemente encajados en la nieve. ¡Deben ganarle a la
tormenta! Héctor a pié, los guía, Eduardo va en punta,
seguido por Lucho y a retaguardia Oscar Pablo.
Hs. 17,55 El panorama es antártico, tétrico... ¡indescriptible!.
Los vientos superan los 80 Km/h según la evaluación de Eduardo.
La visibilidad es de 15 mts.
La situación se torna crítica. El Renault haciendo punta
queda nuevamente encajado en la nieve. Lo sacan. La caravana continúa
unos cientos de metros mas. En esas condiciones es imposible avanzar. Según
estimaciones "de visu" [Roberto] la tormenta terminaría de
pasar en una hora más, deciden esperar
Eduardo y Héctor abandonan el Renault en busca del camino. Luego
contarán que, avanzaron unos 150 metros caminando en ese viento
infernal y perdieron totalmente la orientación. Sus gritos jamás
se oyeron en aquel torbellino ensordecedor. Al darse vuelta para regresar,
notaron que las siluetas de los autos habían desaparecido. Sus ojos,
desprotegidos, recibian, ahora de frente aquel vendaval de nieve y arena.
Orientándose como pudieron, llegaron nuevamente a los autos, a los
que pudieron divisar sólo cuando estuvieron a unos diez metros.
De sus bigotes ya colgaban estalactitas de hielo. Subieron como desesperados
al Renault, helado también, pero que les proporcionaba un
reparo de aquel temporal.
Hs. 18,50 La tormenta aún arrecia y el viento aumenta su fuerza
y velocidad. La situación sigue siendo cada vez más crítica.
Anochece. Deciden retroceder (si fuera posible) hasta un lugar más
alto para evitar ser tapados por la nieve.
Hs. 19,00 Retroceden un par de kilómetros y colocan los
vehículos en una elevación, uno al lado del otro y muy juntos.
La idea es pasar allí la noche con la esperanza de poder en la mañana
transitar los escasos 50 Km. que los separan de Antofagasta de la Sierra.
El desamparo es absoluto. No se intenta solicitar auxilio por radio. [No
se lo considera necesario ni factible ].
Deberían vaciar un poco los coches para hacer lugar para estirar
las piernas y cocinar algo para calentarse. Imposible, cada cosa que bajan
de los coches se las arranca de las manos el viento. Por fin pueden sacar
los bidones de combustible (todos vacíos, por supuesto) y atarlos
fuertemente al paragolpes del Renault
Hs. 19,50 Las dotaciones de los autos están conformadas
por: Eduardo y Héctor; Lucho y Francisco; y Oscar Pablo y Roberto.
El Negro haciendo un gran esfuerzo [con la valerosa e inestimable
ayuda de Eduardo (YO que soy quien paso esto en la computadora)] prepara
algunos alimentos calientes, dentro del Renault, que reparten por las ventanillas
pues es casi imposible abrir las puertas de los autos a causa de la intensa
tormenta.
Alguien se niega a comer... Una voz querida y áspera lo reta
como a un niño. Otras voces apoyan el reto. Con los alimentos se
tranquilizan levemente. Aunque nadie lo confiesa hay intranquilidad. Comen
chocolates y un guiso de fideos, y se disponen a enfrentar pasivamente
los constantes desafíos que les ofrece la situación. Alguien
dice que los vientos deben estar soplando a mas de 100 Km/h. Los autos
se bambolean a causa de las ráfagas heladas. Todo se congela, y
el único refugio de aquellas vidas, son esos tres automóviles
en medio de la inmensidad, y las bolsas de dormir en las que intentan pasar
aquella noche interminable sentados en sus butacas.
Reina una gran incertidumbre, mezclada con el agotamiento físico
por lo acaecído en el día.
Todo da la sensación de que los dioses y los fantasmas que habitan
aquellas cumbres milenarias, se hubieran puesto de acuerdo para "destruir
o fagocitar a los invasores", quienes osaron manosear sus cunas eternas
e inviolables y aquella íntima soledad de tantos siglos.
¿Con que derecho un pequeño manojo de mortales, con medios
precarios y solo guiados por su temeridad, eran capaces de perturbar aquel
romance eterno entre viento y la montaña?
Domingo 17 de agosto de 1997:
Hs. 08,35 La temperatura dentro de los vehículos
oscila entre -4°y -6°. Todos los vidrios están cubiertos,
por dentro y por fuera, con una gruesa capa de hielo. Estiman que en el
exterior y durante la noche la temperatura pudo haber llegado a los -20°
con sensación de -30°.
La altura los está afectando.
Héctor prepara té de coca como único desayuno
[para algunos integrantes del equipo sería el único alimento
que ingerirían en el día].
El punto a resolver es cual será la ruta: ¿Seguir camino
hacia Antofagasta de la Sierra o regresar a Salar Pocitos?.
Roberto (posiblemente más movido por el ímpetu que por
la sensatez) opina que se debe avanzar.
Francisco cree lo mismo.
Héctor insiste en retroceder.
Eduardo computariza la situación.
Lucho y Oscar Pablo no opinan.
Deciden esperar que se derrita un poco el hielo y la nieve para intentar
hacer una avanzada de reconocimiento y tener un panorama de la situación.
Hs. 10,10 La cosas se siguen complicando... y cada vez más.
El Renault no arranca, a pesar de ser empujado por el Gol entre la nieve,
las piedras y la arena (estaban fuera del camino). La bomba de nafta (probablemente
por congelamiento) no funciona. Es necesario alimentar el carburador con
una manguera y una botella que El Negro sostiene desde la ventanilla, pero
el frío es insoportable. Alguien tiene que sostener el capot del
R12 para que no lo arranque el viento, mientras hacen la conexión
al carburador, sus manos se hielan a pesar de los guantes. La temperatura
puede ser en ese momento de -15°, pero seguramente la sensación
térmica duplique ese número, pues el viento es violento e
irresistible. Lucho y Francisco intentan una avanzada. La visibilidad es
muy escasa.
Hs. 10,20 Quedan encajados en la nieve. El Gol va en su auxilio
y la operación de rescate es rápida y exitosa.
Tenaces Lucho y Francisco continúan reconociendo terreno mientras
el Renault y el Gol aguardan indicaciones.
El Fíat indica que dentro del callejón que se forma en
el abra de la montaña, el viento blanco reduce la visibilidad a
cero, por lo que es imposible intentar avanzar.
Se decide volver hacia Salar de Pocitos, pero... el combustible estaba
previsto para alcanzar un punto distante a unos 40 o 50 Km. del sitio donde
se encontraban. En estas circunstancias deberían retroceder mas
de 200 Km hasta el próximo suministro y con las reservas existentes
era imposible.
Hs. 11,00 Deciden que lo mejor es retornar hasta cerca del Salar
del Hombre Muerto donde, el día anterior vieron un desvío
que aparentemente conducía a una escuela, con la esperanza que poder
conseguir allí cobijo
Hs. 11,35 Al regresar sobre sus pasos, encuentran el banco de
nieve que los retuviera el día anterior por casi dos horas encajados.
A raíz de la nevada el mismo es más extenso y con más
acumulación.
El Renault pretendiendo abrir una nueva ruta, queda encajado hacia
un costado del banco. El Gol toma otro ángulo y con envión,
por las huellas del día anterior, abre una brecha por la que también
alcanza a pasar el Fíat.
El Renault es empujado a pulmón hacia atras para hacerlo zafar
de su varadura, retrocede un poco mas y ahora, por sus propios medios,
con envión y por las huellas de sus predecesores logra cruzar. [
El camino continúa con nieve, pero los vehículos, con cadenas
en sus ruedas pueden seguir avanzando (¿o retrocediendo?) ]
Hs. 12,50 Después de tomar por el desvío llegan
a la escuela cercana al del Salar del Hombre Muerto. Allí se dan
cuenta que está abandonada y cerrada con cadenas y candados, excepto
una habitación cuya puerta sólo está asegurada con
alambre, deciden instalarse para comer y convenir los pasos futuros. Se
decide que el auto con mayor autonomía y capacidad de sortear obstáculos
debía ser cargado con todo el combustible existente y los bidones
vacíos, con el fin de volver hasta Olacapato o a San Antonio de
los Cobres a buscar nafta para los demás. El auto elegido es el
Gol.
Hs. 14,00 Lucho y Francisco se ofrecen para hacer una nueva avanzada
con el Fiat, ahora hasta unas instalaciones mineras que se habían
divisado el día anterior (aunque no a su personal), con la esperanza
de conseguir combustible y así evitar que el Gol hiciera tremendo
viaje de ida y vuelta
Hs. 14,35. El Fíat aún no regresó y se perdió
absolutamente todo el contacto radial, se sospecha que se quedaron sin
combustible. Parten en el Gol, Oscar Pablo y Eduardo con el doble propósito
de auxiliar a Lucho y Francisco y, de ser posible, continuar viaje a por
nafta.
Héctor y Roberto se quedan en la escuela con el equipaje y preparando
el lugar para pasar la noche.
Hs. 17,00 San Lucho y San Francisco llegan a la escuela en una
camioneta de la empresa minera (¡EXISTIA!) con un bidón de
30 litros de nafta los que son cargados en el tanque del Renault. La última
indicación que da Zeuz por radio es que en caso de regresar estación
Conejo Negro (Lucho) con combustible, que ambos autos (Renault y Fíat)
se dirijan a Salar de Pocitos donde se encontrarán.
Se carga rápidamente y a como de lugar todo el equipaje en el
Renault y en la camioneta para salir de la escuela lo más rápido
posible pues la noche se venía encima.
El Renault conducido por Dragón no alcanza a subir la cuesta,
por lo que uno de los operarios de la empresa minera sube al Renault con
el fin de tomar otro sendero (por él conocido y con menos pendiente)
y El Negro, El Gordo y Falsafás parten en la camioneta.
Aproximadamente a dos kilómetros de la escuela, cruzando el
Salar por unas lomadas, se pincha otra vez la rueda trasera izquierda del
Renault, y queda en llanta. Los auxilios del techo están averiados;
el matafuegos no alcanza para levantar el neumático, por lo que
ni se intenta dicha maniobra. Roberto (acertada o desacertadamente; apresurada
o críticamente; angustiosa o pelotudamente) decide continuar en
esas condiciones hasta un taller de la minería que se encuentra
a unos cuatro kilómetros.
Hs. 17,50 Llegan al taller. Allí se arreglan los auxilios...
pero la llanta con la que llegó parece un sacacorchos.
Hs. 18,20 En un cruce de caminos en medio del Salar del Hombre
Muerto, Roberto se encuentra con Eduardo. El Gol está detenido en
otra huella a unos 1000 mts. del lugar, solucionando un tema de carburación.
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Los Hechos fueron los siguientes y en esta correlación a partir
del momento en que el grupo se separa:
01) Lucho y Francisco van a buscar la Compañia Minera.
02) Oscar Pablo y Eduardo salen 40 minutos después hacia Salar
Pocitos, por el mismo camino que los anteriores.
03) Lucho ubica, por una fortuita circunstancia, a gente de la planta
quienes, después de intensas gestiones, aceptan darle algo de combustible,
por lo que dejan el Fíat estacionado y parten junto con la gente
de la mina en la camioneta de la empresa hacia el depósito.
04) Al haberse perdido comunicación radial con Conejo Negro,
Eduardo regresa unos kilómetros y le indica a Roberto que en caso
de aparecer Lucho y Francisco con nafta, todos se dirijan a Pocitos donde
se encontrarían.
05) Al pasar por un depósito abandonado rumbo a Pocitos, Oscar
Pablo y Eduardo (sin saber lo acontecido con Lucho y Francisco) encuentran
"tirado" el Fíat, sin tripulantes y con el baúl sin llave.
Eduardo piensa que pudo haberles pasado algo y se queda en el lugar (Luego
saldrán en expediciones a buscar a Lucho y Francisco que "se los
había tragado la tierra").
06) En ese interín Lucho y Francisco acuden a suministrar combustible
al Renault y ante la directiva que deben encontrarse en Pocitos, cargan
todo y parten.
07) Cuando llegan al sitio donde está estacionado el Fíat,
se encuentran con Eduardo y Oscar Pablo que regresaban de una exploración,
preocupados por la desaparición, por casi tres horas, de sus compañeros
de viaje.
08) El único que ignora lo ocurrido es Roberto pues se dirige
al taller de la planta para reparar los auxilios.
08) Al enterarse de lo acontecido con la rueda del Renault, Eduardo
intenta descuartizar a Roberto, quien salva milagrosamente la vida corriendo
a toda velocidad en zigzag por el salar, con apariencia de "dibujito animado".
09) Dragón piensa que si Mórgan lo alcanza, a partir
de ese momento cambiarían el nombre del lugar, y pasaría
a llamarse: Salar de Roberto. (Que no sería otra cosa que un sinónimo
del nombre actual).
10) Finalmente (y después de dar más de 37 vueltas alrededor
del Renault) Roberto se refugia en los brazos de El Negro, quien a la voz
de: "Amigo Beraldi, yo lo voy a ayudar" le asesta al susodicho corredor
una puñalada por la espalda. Se ignora si el arma agresora fue un
cristal de cuarzo encontrado en la caverna de las Cumbres de Macón,
o una botella de whisky vacía (lo que hubiera sido mucho más
saludable).
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Hs. 18,45 se reanuda la marcha hacia Pocitos. El Gol regula muy mal.
En medio del salar y con un viento insoportable Francisco y Oscar Pablo
desarman el carburador en un intento por solucionar el problema. No lo
logran y se viene la noche. Lucho decide remolcarlo.
Hs. 20,00 En un rancho abandonado y sin techo, a la orilla de
la senda, se detienen para intentar solucionar el problema del Gol
Hs. 20,15 Luego de un buen rato de trabajo Eduardo consigue arreglar
el carburador y continúan marcha.
La idea es llegar a San Antonio de los Cobres, pero la noche, el frío,
el hambre [ Lucho y Francisco estan sólo con un te de coca del desayuno
en las tripas ], los kilómetros que los separan del lugar, etc,
hacen que se decida hacer noche nuevamente en Salar de Pocitos, en la Hostería-Ranch
de la Sra Dora. Hace muchísimo frío.
[En la noche se encuentran que el viento acumuló lenguas
de arena de hasta 50 cm de alto y varios metros de ancho que atraviesan
la ruta y dificultan el avance.]
Hs. 22,00 Llegan a Pocitos pero la Sra Dora Pintos no
estaba [ Gran desilusión ]. Se dirigieron a un único y pequeño
comedor de camioneros donde consiguieron cenar bifes con huevos fritos,
sopa, gaseosa y cerveza. Durante la cena deciden que lo más viable
(a pesar del cansancio y los inconvenientes) es continuar marcha, en la
noche, hacia S.A. de los Cobres [105 km mas con dos cuestas para cruzar
-Altos de Tocomar de 4250 mts y Abra Chorrillos de 4560 mts.], con
el fin de hospedarse en la Hostería del Tren de las Nubes.
Lunes 18 de agosto de 1997:
Hs. 00,00 Parten hacia S.A. de los Cobres
Hs. 01,05 El Renault pincha el mismo neumático de siempre
(trasero izquierdo). Lo cambian a las disparadas en medio de la obscuridad
y el intenso f`río de la noche.
Hs. 01,50 En el Km. 182 que une Salar Pocitos con San Antonio
de los Cobres, Eduardo derrapa en el camino de desfiladero y queda con
la rueda delantera derecha sobre el precipicio. El auto logra frenarse
a tiempo por la oportuna maniobra de Eduardo [(?)] y por una bendita piedra
que lo traba en la parrilla de suspensión delantera izquierda. Empujando
todos los integrantes del equipo logran volverlo al camino. Fue un momento
difícil.- [sobre todo para Héctor que iba de acompañante
y su puerta se abría al vacío].
Una circunstancia preocupa al grupo sobremanera: Todos por el esfuerzo
pierden el aire, pero El Negro pierde su color natural y se lo ve blanco,
translúcido, níveo. Algunos integrantes del grupo aseguran
que perdió el habla. Pero ya a los dos o tres días recupera
su apariencia normal y hasta se lo escucha articular la frase: "¡Uy,
uy, uyyyyy!" Qué Julepe!!!.
Hs. 02,40 Llegan a S.A. de los Cobres y de acuerdo a lo
ya establecido se hospedan en la Hostería del Tren de las Nubes.
Eduardo, Oscar Pablo, Lucho y Francisco ocupan una habitación; Héctor
y Roberto la restante.
Hs. 09,30 Se levantan. Desayunan en la hostería, limpian
un poco las cosas y reordenan los baúles de los coches.
Hs. 12,00 Salen del hotel hacia la gomería.
Hs. 12,30 Parten rumbo a Salta por la quebrada del río Toro.
Hs. 14,20 El Fíat debuta pinchando... un neumático.
Hs. 14,40 Vadean un río sin problemas.
Hs. 15,00 Un nuevo río corta el camino. Por la izquierda se
extienden paralelas a la ruta las vías del ferrocarril. El Renault
y el Gol pasan sin dificultad. Para el Fíat es imposible. ¡Pero
nada es imposible para Conejo Negro!. Vuelven por el camino y se montan
sobre los rieles y por ahí cruzan el ríacho. (¡Las
cosas que son capaces de hacer con tal de no mojarse las bolas!)
Hs. 16,30 Llegan a la ciudad de Salta. (1360 mts sobre el nivel
del mar). El hambre ya hace estragos. (Alguien comentó lo bien que
se lo veía a Lucho, y otro repuso: ¡Si, al horno y con una
manzanita en la boca!).
Hs. 16,45 a 17,30 Almuerzan milanesas en sandwiches, gaseosa
y cerveza. (Las miradas que antes fueran ávidas hacia Lucho, ya
han desaparecido).
Entre las 17,30 y las 19,00 Hs. el Renault y el Gol ascienden al Cerro
San Bernardo (1635 mts sobre el nivel del mar), mientras el Fíat
se demora en una gomería y luego en tomar fotografías de
la ciudad
Hs. 19,30 Luego de una pequeña recorrida por Salta, parten
hacia San Miguel de Tucumán.
Hs. 22,00 Se detienen a cenar en Rosario de la Frontera, aún
provincia de Salta, en un restaurant llamado Acapulco (¡Que fuerte
estaba la moza!) [ ¿! después de 10 dias en la Puna...!?
]. Luego de una charla para determinar el destino a seguir, y existiendo
la posibilidad de desviarse el Renault con Eduardo, Héctor y Roberto
rumbo a Capilla del Monte (donde viven los padres de Héctor) y dado
que el día 19 es el cumpleaños de la mamá de El Negro;
(más la alternativa de en el regreso pasar también por Unquillo
a saludar a los hijos de Roberto) deciden separarse en ese punto del recorrido.
Con algo de pena muda, descubren que esa es exactamente la última
cena del grupo en su conjunto. Casi todos comen bife de chorizo, gaseosa
y vino. Al salir acomodan convenientemente los equipajes y se despiden
afectuosamente, emocionadamente. (No faltan besos en la boca, revolcones
por el piso, tranzas en "lo oscurito", y sanas manifestaciones de cariño.)
Martes 19 de agosto de 1997:
Hs. 00,00 Todos parten rumbo a San Miguel de Tucumán.
Lucho y Oscar Pablo marcan su ritmo de crucero. Eduardo se va retrasando
paulatinamente.
Mediante la radio siguen las expresiones afectuosas como: "¡Menos
mal que nos libramos de estos hijo'e'putas!" o "¡Uff. Zafamos!" y
cosas por el estilo. La comunicación (aunque cada vez más
débil) se extiende hasta S.M.de Tucumán donde ya se encuentran
separados por casi 12 Km.
Como muchos creen: "todo tiempo pasado fue mejor".
Al separarse cada uno de los integrantes del equipo sabía perfectamente que ya estaban transitando por el futuro de ese viaje irrepetible; y algún silencio, alguna palabra entrecortada, alguna emoción contenida, marcó (casi sin quererlo) el punto final de esta aventura, de esta odisea, a través de las altas cumbres andinas, allá
en el confín más inhóspito y hostil; entre la roca bruta y la tierra salada y dura; allá, en aquel rincón inolvidable y perdido en el Norte de nuestra amada República Argentina.