LAGUNA BLANCA
Reserva de Vicuñas a 4000 metros de altura

Narración

El viaje se realizó durante agosto de 1998.
Esta travesía es continuación de Paso de San Francisco.
Esta vez el grupo fue de tan solo tres integrantes.

Utilizamos dos vehículos:
# Un Renault 12TL 1300cc del año 1976
# Un VW Senda diesel 1600cc de 1996.

~

Del Paso de San San Francisco bajamos a Fiambalá, Tinogasta y de allí a Belén como narramos en la aventura anterior.

Pernoctamos en Belén y a la mañana siguiente rumbeamos hacia el norte para torcer luego, antes de Hualfín, hacia el oeste.

Día 4  Lunes 10

08:30 (BELÉN) Desayuno, limpieza de coches, parche en el Senda, compramos cubiertas nuevas (2) para el R12, buscamos los repuestos de freno para el Senda, que no encontramos (el alambre duró hasta Buenos Aires), nos aprovisionamos de comida y bebidas y...

11:30 Partimos hacia Antofagasta de la Sierra. A poco de salir paramos en un destacamento de GN a preguntar por el estado del camino. Justo había allí un Sargento, Armando .......  que iba para Antofagasta. Así que hicimos doblete, el viajó gratis y nosotros tuvimos guía gratis.

Antes de llegar a Hualfín, tomamos un camino ripiado hacia el Oeste que, por la cuesta de Randolfo nos sube a la Puna catamarqueña.

    <- Héctor y Armando (el gendarme que encontramos a la salida de Belén y nos pidió si lo podíamos llevar hasta Antofagasta de la Sierra), en una parada a disfrutar el paisaje, .

La senda discurre por el lecho de ríos secos y los árboles desaparecen mas arriba de los 3.300 metros de altura.    

El camino era de lo peor. El paisaje: sublime. Íbamos subiendo hacia una altiplanicie rodeados de dunas de arena de altura de montañas.

Pasamos un abra y por fin accedimos a la altiplanicie de unos 3700 metros de altura. Vimos guanacos, muchísimas vicuñas (la zona es una reserva) y hasta zorros y ñandúes (zurís para ellos).

A los costados del camino, se habian formado extensos barreales (secos en esta época del año).

    Más adelante, en uno de esos barreales vemos la crudeza de la relación de estos animales con el entorno.

Es una vicuña, pariente de las llamas y los guanacos y de la misma familia de los camélidos, que ha muerto de pie.

Atrapada por el barreal, el frío de la noche no la perdonó. Luego, la sequedad del ambiente completó su tarea de embalsamamiento.
Cuando el agua terminó de evaporarse se solidificó el pedestal que la mantiene erguida.
   

15:30 A pesar de Armando, que opinaba que el camino no era viable para "estos autos", giramos al norte por un desvío cuyas coordenadas estaban cargadas en el GPS (levantadas con regla milimetrada de cartas topogáficas) y nos internamos por una senda bastante transitable...

Estábamos ingresando al área de la Laguna Blanca.
12 Km mas adelante, dejamos los coches al costado del camino y, a pié, nos acercamos al espejo de agua. (Ver Páginas de Fotos)

Hermosísimo, sin palabras.
Cientos de vicuñas, patos y flamencos la habitaban mansamente.

Sus orillas estaban tapizadas de un pasto amarillo cortito y muy duro pero muy agradable a la vista nuestra y al estómago de las vicuñas.

Allí estuvimos por espacio de mas de una hora. El cielo estaba despejado y de un azul intenso, pero el viento soplaba permanentemente creando remolinos de sal y arena en las orillas de la laguna.

Después de caminar unos miles de metros, (a esa altura no es broma), nos encontramos un arroyo de agua dulce y cristalina que alimenta la "Laguna Blanca".

El arroyito se formaba de una vertiente en un pozo de arena, y despues de discurrir por unos pocos cientos de metros, con sus orillas tapizadas de césped  de un verde prácticamente inexistente en estas alturas, desembocaba en la laguna.

Esta es de agua salobre, producto de la concentración de sales a raíz de la permanente evaporación del agua.

Veíamos unas manchitas blancas en la superficie de aquella laguna. Insistimos con el zoom de la vídeo cámara y las manchitas blancas se convierten en manchitas rosadas.

   
Nos imaginamos lo que son.

¡¡Flamencos rosados!!.

La verdad es que no esperábamos esta sorpresa. Ahora el deseo de acercarnos un poco mas se tornó imperativo.

   

Cuando estuvimos mas cerca divisamos otras aves disfrutando en las orillas de aquel espejo de agua.
Nos lamentamos nuestra ignorancia en materia ornitológica. No pudimos saber que pájaros eran.

Caminamos y caminamos y la laguna seguía allí, lejana.

La evaporación y el posterior llenado por el deshielo hace que, en ciertos períodos, una gran superficie en las costas de la laguna quede seca y expuesta a la intensa radiación solar.

Esto produce recalentamientos localizados del aire lo que genera grandes remolinos de tierra.

   

    Una parte cercana al arroyo que la alimenta permanece cercada para permitir el crecimiento de pastura que en época de escasez permitirá la alimentación de las vicuñas.

En determinado momento no pudimos avanzar más.
Las costas eran de un barro pegajoso que no nos permitía caminar sin hundirnos hasta las rodillas.

Los flamencos se mantenían a salvo de molestos visitantes internados unos 1.500 metros en la laguna.

Al volver sobre nuestros pasos vemos que el arroyito de agua dulce nace de una vertiente bajo la tierra.

Pablo y Armando (el gendarme) descubren algo en otra de las nacientes del arroyo.

Realmente es inexplicable para nosotros que exista aquí, el el pequeño espacio entre la vertiente y la laguna (el arroyo no mide mas de 400 metros de largo y la salinidad del agua de la laguna hace imposible que viva ningún pez en ella).
¿De donde vino? ¿Cómo llegó aquí? ¿Cuántos miles de años vivió y se reprodujo en este entorno tan limitado?

Mas adelante, ya en los autos y retomando el camino principal, descubrimos, perfectamente mimetizado con el el entorno, un zuri (nombre que les dan los pobladores de la Puna al Ñandú). Para los que no son de acá les decimos que el Nandú es el avestruz americano, mucho mas pequeño que aquel pero de aproximadamente 1,70 metros de altura del piso a la cabeza.

 
Nos fuimos de la "Laguna Blanca"...

16:30 Regresamos a la ruta principal (en el campo “el peladal”) y continuamos ascendiendo. Primero al abra de Peñas Frías y luego al paso Pasto Ventura. Las cuestas eran bravas. Los vehículos iban en primera por largos trechos a causa de la alta pendiente y el poco oxígeno. Llegamos a 4100 msnm, bajamos a 3700, volvimos a subir a 4000, vuelta a bajar a 3800, vuelta a subir a 4150. Pasamos varios arroyos helados.

    
Más adelante encontramos otra muestra de lo hostil que resulta la naturaleza en estos parajes. Otra llama que murió de frío, quedó atrapada en el agua congelada de esta laguna que se descongelará cuando llegue el verano.
La carne se mantiene aún, como si permaneciese en un freezer.

Seguimos camino y a las ...

18:45 Pasamos por el pueblito de “El Peñón” (el GPS marca 3458m de altura).
Por momentos el sol de frente blanqueaba los parabrisas y no podíamos ver ni el camino, ni las posibles piedras y/o pozos o precipicios.
Había que andar con cuidado, pero estábamos apurados. El sol ya se ponía y nos faltaban unos cuantos kilómetros todavía. Por allí hay un desvío hacia la derecha que lleva al crater del volcán Galán (otra vez será). Más adelante, un desvío a la izquierda lleva a la gran planicie "Carachi Pampa" (o Pampa del Carachi, por el volcán "Carachi" que se encuentra en su centro).

Por allí también se ingresaría al Campo de Piedra Pómez (en ese año de 1998 no era tan conocido ni era destino turístico).
Lástima que estábamos tan ocupados y preocupados por la conducción y el horario que no tomamos ninguna foto.

La noche se nos vino encima. Otra vez lástima. El camino transitaba por un extenso arenal volcánico con renegridos conos que emergían a ambos lados (tan cercanos a la ruta que parecía que los podíamos tocar con la mano) y que en algún momento dieron origen a ese paisaje, vomitando lava incandescente, cenizas y arena.
Al fin...

19:30 Con muchísimo frio arribamos a Antofagasta de la Sierra.
Armando, sin dudarlo nos invitó a pernoctar en las instalaciones de GN. Allí conocimos a Miguel (Suboficial Principal y jefe del Destacamento) y otros gendarmes que nos desafiaron a un "truco" (*) después de la cena y “por la lavada de platos” (por las dudas los lavamos antes del partido y de que se congelaran las cañerías y no saliera mas agua).
(*) El truco es un juego de naipes que se juega en Argentina y Uruguay (no se si en otro lado también), muy conversado y divertido.

Cenamos unos apetitosos fideos a la Giménez (sobró mas de la mitad - no porque fueran feos sino porque preparó tres paquetes para seis personas).

A la una de la madrugada ya habíamos perdido un partido y recuperado los dos siguientes, yo estaba medio muerto (después de tremendo viaje, la cena y un abortado baño a causa de que se acabó el agua tibia en la mitad y me tuve que enjuagar con agua helada), me retiré a dormir. Oscar Pablo y el Negro siguieron defendiendo los honores de equipo (nunca pude saber si en forma digna o indigna) y, entre gritos de ¡Truco!  y  ¡Quiero retruco!, me apoliyé.

A la mañana siguiente nos esperaba otra aventura.

Paso (o callejón) de Puntas Gordas, la "asignatura pendiente".

           
EDUARDO CINICOLA
Agosto de 1.998            


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