Intento por llegar al paso de Pircas Negras |
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Esta narración es producto del "denodado esfuerzo de memoria" de Francisco Saputo, ya que la redactó a mas de dos años de ocurridos los acontecimientos. |
Corría Agosto de 1999...
Las caras de todos al despertarnos denotaban lo riguroso de la noche anterior. El primer interrogante sería: ¿ Qué temperatura hizo anoche?. Conocer la respuesta fue un trago amargo : -18º C.
Quienes peor lo pasaron , fueron evidentemente
Eduardo y O.Pablo, ya que al menos el resto compartimos un lugar común
calefaccionado por nuestros cuerpos.
Sin hojas de coca, el apunamiento nos tenía a mal traer, con el desayuno caliente y animándonos constantemente nos fuimos poniendo en marcha. En realidad casi, ya que el Senda (gasolero) no quiso arrancar lo que obligó a arrastrarlo con la chata. Mientras se calentaban los motores decidimos realizar unas fotos grupales, en eso estábamos cuando una camioneta que venía por la ruta se detiene ante nosotros, al tiempo que nos interroga: -¿De que compañía son?!!!!!. Los muchachos habían confundido el trípode con la cámara fotográfica, con un teodolito, y la casilla abandonada , con nuestra tienda de campaña. Luego se identificaron como personal de B.Roggio, integrantes de la empresa responsable de asfaltar el primer tramo de lo que en el futuro será el paso internacional de Pircas Negras. Pasado el simpático malentendido decidimos seguir hacia Barrancas Blancas. Arrancamos ante la permanente vigilancia del Veladero y el Bonete. A poco de andar el paisaje vira a un tono monocromático, con formas extrañas a raíz de la acción continua del viento que da pie a infinidad de interpretaciones. En este ámbito predominan los grises, que mezclados con los manchones de hielo y nieve confieren al mismo, una dimensión irreal.
A un costado del camino, el río se ha congelado. y en el mismo, mágicamente aparecen unos patos salvajes que nos acompañan por un rato. Ya pasada la media tarde, vemos el refugio Barrancas Blancas. Lo dejamos para llegar al campamento de la empresa Vialmani , donde nos reciben cordialmente. El encargado del grupo nos aconseja NO seguir hacia el paso ya que, según sus palabras a menos de 2 km. se interrumpe el camino por el hielo y con esos autitos no van a llegar muy lejos.
A decir verdad, éste era el lugar elegido para que el R12 descansara y continuar con las dos camionetas. Por el contrario, el pobre Renault llevaba casi 500 Kg. de carga y debería seguir cinchando. Lo mismo que el convidado de piedra ( léase Senda ). En el campamento estaban instalando las cabañas que habíamos visto transportar en el refugio del Peñón el domingo por la tarde. Con nuestra habitual desobediencia debida decidimos tomar la ruta hacia Pircas Negras en la bifurcación que tiene como segunda opción el camino a Peña negra, hacia el sur. Tal como nos anunciaron a poco mas de 2 km. el río salado, había devorado la ruta corriendo debajo de un manto de hielo.
Sin casi discutir que hacer, Eduardo subió al R12 y se mandó a cruzar por sobre el manchón de hielo de aproximadamente 60 mts. Lo siguió O.Pablo con el Senda de manera satisfactoria y por último lo hizo la CRV. Tamaño logro retempló nuestro espíritu y seguimos con la moral muy alta. Salvar un par de manchones de hielo mas, saliendo del camino en un caso y empujando en otros es ahora sólo anectdótico, el hecho era que seguíamos adelante, admirando el lugar.
Pasamos por unas termas que surgían frente al camino. Los autos perdían tracción y potencia por el estado del piso y las pendientes pronunciadas, aún así llegamos al cruce nuevamente del río salado mas al N. Luego de vadearlo en una subida muy difícil por un manchón de nieve, el R12 quedó colgado. La CRV logró pasar y O.Pablo intentó, saliendo del camino, sortear el obstáculo encontrando una ruta alternativa. Pero la potencia del senda era muy escasa.
Decidimos ayudar al R12. Paleamos para despejar en lo posible la nieve debajo del mismo. Eslingamos la CRV que se encontraba arriba para que tirara del auto. Aquí se produce un hecho fundamental para el futuro de la travesía. Al comenzar a tirar, producto de arrastrar el peso propio mas el R12 encajado y en subida, la CRV se queda sin tracción. Por tratarse de un esfuerzo mayor al permitido, un sistema de seguridad instalado en la chata con caja automática, nos quitó la última oportunidad de seguir. Estabamos a 3 km del refugio del Zanjón y a sólo 12 km del límite con Chile. A los veinte minutos la CRV se recompuso y decidimos tácitamente que debíamos volver. La incógnita planteada era entonces : ¿ Dónde pasaremos la noche?. Al llegar al campamento de Vialmani, ésta se develó rápidamente. Sin oponer mucha resistencia, nos dejamos convencer por el encargado de la empresa, que el mejor lugar sería una de las casillas recientemente armadas. Acomodamos las cosas. Jorge preparó un guisito de arroz con azafrán y allí intentamos descansar. Día 5 Miércoles 11
Tras la experiencia del día anterior, dada la dificultad de los terrenos y desconfiando hasta del que hasta ayer era el vehículo mejor dotado (Honda CRV), decidimos abortar el recorrido hacia el paso y la aproximación a unos glaciares (del Potro) cerca del límite, por lo que preferimos ir al sur en busca de algún recorrido que nos vinculara con la reserva de San Guillermo en la Provincia de San Juan.
Sin preparativos Jorge con la CRV, encaró y cruzó con éxito, así lo hicieron luego el Senda y el R12. Logramos trepar unos metros al tiempo que el camino se ponía cada vez mas difícil.
Intentar subir por la ladera del cerro esquivando el manchón. (sólo la CRV, podía intentarlo). La maniobra nos pareció temeraria. la pronunciada pendiente y el suelo flojo podía provocar que la camioneta siguiera de largo rumbo al precipicio cuando intentara bajar al camino.
La otra alternativa era regresar , buscando un camino por abajo, en el cauce del río. Muy golpeados por el tempranero revés, optamos por esta última alternativa. Las grietas profundas que encontramos abajo, en la capa de hielo que cubría parte del río, demasiado anchas para los autos, en un terreno a las claras muy hostil, se encargaron de convencernos definitivamente que por allí no podríamos seguir.
Pasamos por el refugio del Veladero, La Brava, seguimos y saludamos de lejos al avión, refugio del Peñón, Alto Jagüe, quebrada de la troya, Va. Castelli, San José de Vinchina. Aquí encontramos un hotel, propiedad de la familia Yoma, donde nos alojamos, volvimos a sentir los efectos de la alquimia del jabón con el agua, y el placer de sentarse a una mesa a cenar. La decisión fue difícil, ya que algunos querían continuar y otros rogaban “bajar”. Optamos por BAJAR. Mañana comienza una nueva aventura...
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