"CHILE" |
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San Pedro de Atacama - Chuquicamata - Chiú-Chiú -
Volcanes S. Pedro y S. Pablo - Tocopilla - Antofagasta - Oficinas salitreras
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Viaje al Norte de Chile, 17oct/02nov 2000 Etapa 2: San Pedro de Atacama, Calama, Mina Chuquicamata, Chiú-Chiú, Viaducto Conchi, Volcanes San Pedro y San Pablo, Tocopilla, Cobija, Antofagasta, Oficinas salitreras, vuelta a Chiú-Chiú.
24 Oct.
09:30 Desayuno en restaurante de los petroglifos (San Pedro de Atacama).
Seguimos buscando y encontramos las cabañas “.....“ al lado de otras a las que denominan “motel” (lo que en Argentina llamamos hotel-alojamiento o albergue transitorio, eufemismos para “hotel por hora” u hotel para “otra cosa”) según nos explica ahora comprensivamente la dueña.
Llegar a Chuquicamata nos insume cerca de media hora
por una recta autopista de 15 kilómetros con marcada pendiente que
exige a los vehículos a transitar en tercera o cuarta velocidad
sin poder superar los 80 km/h.
Volvemos a la “cabaña”, nos duchamos y, ya de noche,
salimos a dar una vuelta por el centro de Calama. Está muy
concurrido. Caminamos un poco, compramos unas bebidas y sin cenar (no teníamos
apetito porque habíamos almorzado a las cuatro y media de la tarde)
nos vamos a dormir para poder ir a primera hora del día siguiente
a la visita guiada a la Mina.
25 Oct. 07:30 Nos levantamos y tomamos el desayuno en la cabaña.
En 20 años mas llegarán a los 1100 metros de profundidad y el yacimiento será abandonado. No porque no haya mas mineral sino porque será antieconómica su extracción. Todo es de dimensiones ciclópeas, los camiones, las grúas, las instalaciones, el hoyo, las montañas artificiales construidas con el material sobrante, las líneas de alta tensión que abastecen al complejo, en fin, uno se siente insignificante ante tremenda obra que demandó 85 años de permanente excavación. La Mina de Chuquicamata solo es comparable a la Mina Toquepala, en el sur de Perú. 11:00 Fin de la excursión. Regresamos a Calama. 12:00 Retiramos las cosas de la cabaña y salimos rumbo a Chiu-Chiu. 13:00 Llegamos después de parar varias veces a filmar y sacar fotos. Chiu-Chiu está a la vera del río Loa (el mas largo de Chile -400 Km.-) que por aquí no es mas ancho que un zanjón. El pueblito es hermoso. Una calle central con casas de adobe y techo de paja.
Vemos que hay un único y lindo hotelito, reservamos una habitación para la noche, compramos fiambre y bebida para el almuerzo y salimos rumbo a los volcanes San Pedro y San Pablo. 14:00 Pasamos por un pucará de adobe muy cercano a Chiu-Chiu. Continuamos camino por abajo, bordeando el Loa. Vemos muchas pequeñas chacritas con plantaciones que verdean con la humedad aportada por la escasa agua que el “tranque” (dique) que está mas arriba, derrama para el cultivo. (La mayor parte es utilizada para enviar, por largos acueductos, como agua potable para las grandes ciudades de la costa que carecen de ella). 15:00 A la orilla del Loa improvisamos un pic-nic con sándwiches de mortadela. 15:30 Visitamos el Pucará de Lasana. Imponente. En un cerro a la orilla del río, desde donde se domina todo el panorama. Parece un verdadero laberinto de casas de piedra. De cada habitación se pasa a otra y a otra y a otra y uno no sabe como regresará a la entrada. 16:30 Llegamos al viaducto de Conchi. Altísimo (140 mts. sobre el nivel del río, el doble de altura que el Viaducto Polvorillas, pero de factura mucho menos elaborada). Por él transitaba el “Ferrocarril a Bolivia”. Hoy solo pasan los caños de los acueductos de casi un metro de diámetro, que llevan el agua a Tocopilla y Antofagasta. Abajo, en la profundidad, el hilo plateado del río Loa. De repente nos vemos inmersos en un gigantesco remolino de arena del desierto que nos enceguece por unos minutos y nos deja cubiertos de un talco terroso imposible de sacudir de nuestra ropa. Para nuestra sorpresa vemos en las inmediaciones, en aquella superficie desértica, cajones de madera abandonados.
17:00 Pasamos por la estación San Pedro. Una única construcción de madera señala que allí hubo un próspero pueblo mientras una empresa norteamericana explotaba el cobre de las inmediaciones. No se ve un alma
18:00 Rodeamos ya gran parte de los volcanes San Pedro y San Pablo.
Los "escoriales" de lava volcánica descienden por su ladera Oeste. Al costado de la ruta, emergiendo de una llanura de césped, un perfecto cono de lava reciente. Es el volcán Poruña, que se eleva apenas unos cien metros de la planicie. Comenzamos a escalarlo con la camioneta, pero las piedras tienen bordes muy filosos y temo estropear una cubierta (no muy recomendable en ese apartado lugar). 19:00 En el regreso nos desviamos hacia el Este en busca del “Ojo
de San Pedro”, una pequeña laguna que se ve como un perfecto
punto blanco en las fotos satelitales. Nos perdemos en el laberinto de
huellas que se dirigen a todas partes y sin carteles indicadores. Por fin encontramos un galpón semiabandonado, allí unos operarios nos indican como llegar.
El “Ojo de San Pedro” está seco.
Ya anochece y decidimos salir a campo traviesa para acortar camino.
El GPS estaba apagado así que no tenía la traza del camino recorrido (para poder volver o saber por donde pasaba el sendero que andábamos buscando).
Bajo y camino buscando un posible lugar de acceso.
Por fin lo logramos y continuamos camino a Chiu-Chiu.
22:00 Llegamos al hotelito de Chiu-Chiu. Por suerte nos estaban esperando
pero, por desgracia no servían cena. -”Vayan por allí, al
principio del pueblo hay una casita donde les pueden dar de comer”. Allí
vamos caminando. La temperatura bajó muchísimo y andamos
emponchados con camperas de duvé. Encontramos el lugar y cenamos
unos apetitosos churrascos con huevos fritos.
26 Oct. 09:00 Nos despertamos y desayunamos en el hotel. 10:00 Visitamos la Iglesia
Es notable la escalinata de adobe para acceder al campanario...
12:00 Cargamos todo en la camioneta y salimos. 12:20 Calama (vamos a buscar una cadenita y medalla que me olvidé en la cabaña cuando estuvimos allí. Por suerte la habían encontrado y guardado.). 13:00 Chuquicamata, cargamos combustible y salimos.
14:45 Tocopilla. Divisamos el Océano Pacífico.
15:45 Nos vamos por la carretera costera hacia el sur. Está recientemente pavimentada.
18:20 Pasamos por Cobija, el otrora puerto mas importante
de Bolivia, hasta que cayó en manos Chilenas allá por 1879,
hoy en ruinas. De su iglesia solo queda el basamento, la plaza es un descampado
de 200 por 200 metros rodeados de restos de construcciones de adobe de
no mas de un metro y medio de altura. De allí para arriba, dicen
los lugareños, se lo llevó un maremoto en 1870 y el olvido
en que la sumieron los chilenos (pienso yo).
19:20 Mas al sur, pasamos por Hornito, única playa en que nos pudimos bañar cuando pasamos por aquí en 1989 (por la temperatura del agua). El sol se escurría en el horizonte y cientos de gaviotas aturdían con sus graznidos mientras caminábamos por la playa de esta ciudad de veraneo, desierta en octubre. 20:30 Desde un promontorio divisamos la ciudad de Antofagasta que se extiende como una gargantilla de diamantes iluminados por un spot. Es enorme, después de tantos pueblitos minúsculos luce como una “gran ciudad”. 21:00 Ingresamos al centro de la Antofagasta y descubrimos el hotel San Martín, donde nos alojamos por U$S 32 (Hab. Doble con desayuno y cochera). 22:00 Cenamos en un barcito, único lugar abierto en las inmediaciones, cansadísimos y con muchas ganas de acostarnos. 24:00 Nos dormimos.
08:20 Nos levantamos. Desayunamos en el hotel. 09:20 Salimos a pasear por la plaza principal
(estábamos a una cuadra) Recorrimos parte del centro de la ciudad. Compramos pesos chilenos, rollos de fotos, postales y cinta de vídeo virgen. 11:20 Volvimos al Hotel.
Nos vamos a la parte alta de la ciudad, a los barrios nuevos. Desde allí se divisa a la perfección como ha crecido Antofagasta. Edificios de varios pisos han germinado y crecido como los porotos de los prácticos de botánica. Por allá se ve el puerto, la costanera, un estadio de fútbol, varios parques, vías de ferrocarril y nuevos barrios con arquitectura y colores muy agradables.
12:30 Continuamos por la ruta costera hacia el sur (es nueva, en el 89
no estaba construida, su traza es muy difícil porque no hay sitio
entre la montaña y el mar) y descubrimos como se ha expandido en
esa dirección también Antofagasta.
Así llegamos hasta Puerto Coloso, unos 10 Km. al sur.
13:00 Regresamos al centro de Antofagasta, antes pasamos por un balneario municipal donde estuvimos en 1989 y almorzamos unos lomitos en una especie de Mc Donals autóctono. 14:40 Salimos a atravesar el desierto rumbo a Calama. Cruzamos el trópico de Capricornio por tercera vez.
Circulando por la carretera del desierto nos llama la atención la cantidad de hornacinas y cruces que señalan y recuerdan accidentes automovilísticos. Rarísimo en esas interminables rectas planas y con lo respetuosos que son de las normas de tránsito los chilenos, al punto que allí, en medio de esa planicie desértica, si hay un paso a nivel, detienen completamente el vehículo, ponen primera y arrancan, aunque no se vea un tren en ningún punto del horizonte. De repente, en una de las tantas hornacinas vemos una banderita argentina. Nos detenemos. Allí mismo está la tumba de ese argentino desconocido que fue a dejar su sangre en esa tierra yerma. No hay nombre, solo una inscripción haciendo referencia a “el argentino” y la banderita desflecada por el viento. Con la poca agua dulce que tenemos regamos unas plantitas que luchan por sobrevivir bajo ese sol abrasador, alimentándose de la materia orgánica del finado. Unos cientos de kilómetros mas adelante comienza
la zona de “oficinas”, eufemismo con el que se disfrazó
durante años estos verdaderos centros de esclavitud donde cientos
morían extrayendo salitre que, en otro continente y transformado
en pólvora, generaría mas muertes.
17:00 Pasamos por Sierra Gorda. Un verdadero oasis en este desierto de sal. Cuatro manzanas de verde y un tanque con agua potable. Descansamos unos minutos a la sombra de los árboles. Nos faltan solo 117 kilómetros hasta Calama. 18:00 Calama, vamos al centro a llenar tanque y bidones de combustible. De aquí en mas no veremos una gasolinería en unos cuantos kilómetros. Buscamos una cafetería y, por extraño que parezca, no encontramos ninguna mas o menos buena. 18:55 Nos vamos a Chiú Chiú.
Ya se hizo de noche. Las estrellas nos deslumbran y allí nos quedamos con el "cogote" doblado, tratando de ubicar constelaciones. El frío de la noche nos corre hacia un lugar mas acogedor, el restaurante donde cenamos la otra noche. Hoy está la dueña, una señora muy amable y muy conversadora. Nos cuenta que regresó de Santiago, de una especie de convención que el SerNaTur (Servicio Nacional de Turismo) organizó para promover el turismo en aquellos pueblitos que perecen al perder al agua potable que regaba sus exiguos cultivos, a manos de las “mineras”. En la convención estuvo con una muchacha de Toconce (otro pueblito mas enclavado en la cordillera), muy entusiasmada con lograr que los turistas conozcan sus pagos y lleven la savia vital del dinero a aquellos parajes olvidados. La conversación se extiende en la puerta del local, hasta la una de la madrugada. El frío entumece las manos, rodillas y cualquier articulación que se le ponga a tiro. Mientras la dueña del local nos hace señas de que le hagamos “pata” hasta lograr que se vaya un adhesivo carabinero que “espera por la pizza”. Si. Allí, perdidos entre las montañas, el “mangazo oficial” también se practica. Confieso que ganó el carabinero. Aliado con el frío,
que nos batió en retirada.
28 Oct. (Viernes).
Leemos en la guía: Chiú Chiú, pequeño
poblado ubicado antes de la confluencia del rio Salado con el Loa.
A poco de buscar la encontramos. En verdad es extrañísima. Rodeada de dunas de arena. Unos cien metros mas alta que el río Salado que corre por allá abajo. Perfectamente circular. De un azul intenso, sus aguas cristalinas dejan divisar como los bordes se hunden hacia una profundidad abismal. La tranquila superficie es acariciada por una suave brisa, el viento no llega allá abajo, está en un pozo. Tiene unos doscientos metros de diámetro y una pareja de patos se esconde entre los juncos de sus orillas.
El calor intenso, en ese pozo en el desierto, susurra al oído
el consejo de tomar un gratificante baño el aquellas frescas aguas.
Mejor lo dejamos ahí, y nos damos una ducha en el hotel.
MAÑANA IREMOS HACIA LOS GÉISERES DE TATIO... {Pág. 3} |
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