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La segunda excursión desde Varvarco fue hacia el Cajón de los Nevados.
Desde allí se pueden unir, por una carretera abierta recientemente, estos valles de los ríos Neuquén y Varvarco con el valle del río Barrancas, llegando precisamente hasta la localidad de Barrancas.
Nuestra intención era simplemente llegar hasta la cima del Cajón si las condiciones del camino lo permitían.
Salimos tarde, cerca del mediodía.
Visitamos los pinares... |
... y la cascada. |
El camino nos llevó, paralelos al río Pichi Neuquén, justamente hasta el poblado homónimo.
Allí sabía haber un puesto de gendarmería, ellos fueron los que en años anteriores nos indicaron de la imposibilidad de continuar avanzando por la intransitabilidad del camino.
Este año los gendarmes no estaban a la vista, pero nuestra sorpresa fue mayúscula al comprobar que las indomable aguas del Pichi Neuquén habían arrasado con el gran puente metálico que allí había.
Sus hierros retorcidos aún gemían recostados sobre una de las orillas.
Por suerte en ese momento el cauce estaba bajo y bifurcado en varios brazos, lo que facilitó el vadeo.
El paisaje, de allí en adelante es más espectacular, (si algo puede ser mas bello de lo hasta ahí visto).
El camino va tomando altura, dejando en el fondo de un estrecho valle en forma de "U" al río.
Estamos circulando entre el valle y la línea demarcatoria del límite con Chile.
Tal como habíamos visto en las fotos satelitales, la huella gira hacia el Este junto con la divisoria de aguas.
Cruzamos unos cuantos arroyos y, encontrado el lugar adecuado, debajo de unos árboles, nos detenemos a preparar los emparedados y ensaladas que combatirán nuestro voraz apetito. Son casi las tres de la tarde. |
Cuando continuamos, abandonamos la huella principal hacia el norte en busca de la Laguna Varvarco Campos y, en pocos kilómetros la hallamos. Es muy grande y de aguas tranquilas y cristalinas.