Cuando continuamos, abandonamos la huella principal hacia el norte en busca de la Laguna Varvarco Campos y, en pocos kilómetros la hallamos. Es muy grande y de aguas tranquilas y cristalinas.

Hicimos un poco de ejercicio subiendo a un cerrito en una península que nos permitió ver otro brazo de esa laguna.

Al salir a buscar el camino que nos llevará al cajón de los Nevados, la multiplicidad de huellas nos confunde un poco.

Tenemos una hermosa vista de otra pequeña laguna con animales en su derredor.

Pasamos por una estación meteorológica, con indicios de abandono. Está en un paraje denominado Los Cerrillos, donde suele haber presencia de Gendarmería. Este año no los vimos.

Al fin divisamos a lo lejos a la hermana menor de Varvarco Campos, es la laguna Varvarco Tapia.

Lo que no imaginábamos es que para continuar camino debíamos vadearla. Si, vadear una laguna.

Con precaución, pero con la tranquilidad que dá la tracción en las cuatro ruedas y el fondo de canto rodado, me interno a explorar.

Encuentro la salida hacia la continuación de la huella y le indico en camino a Lucho que pasó sin ningún inconveniente con su F100 tracción simple.

(En realidad con la seguridad de que no hay ningún pozo en el lecho, se puede cruzar casi sin riesgo con cualquier coche medianamente alto).

El camino toma altura. Divisamos ahora desde arriba la laguna que acabamos de vadear.

Luego de girar a la izquierda y recorrer unos pocos miles de metros (cruzando unos pocos miles de arroyos), nos sentimos bellamente "encajonados".

Si, nos hallamos recorriendo el "Cajón de los Nevados.

El Cajón de los Nevados es un valle graciar rodeado de cumbres que aún en ese momento (fin del verano) entregan el agua de la nieve derretida, por cientos de pequeñas vertientes que forman bellas cascadas.

En el fondo de ese valle en forma de "U" horizontal, cuando uno ya piensa que no puede continuar hacia ningún lado, un pronunciado zigzag tallado en la ladera es la alternativa que se presenta para salir del "cul de sac".

Aquí ya hemos remontado más de la mitad de la cuesta.

La cuesta es brava, con mucha piedra suelta y el sol del atardecer cegándonos en cada retome.

Lucho espera que yo me separe un poco para poder tomar velocidad y no quedarse escarbando en la piedra suelta con su F100 de tracción simple y sin "baja".

La "peludea" un poco pero al cabo de unos 20 minutos estamos en la primer cima.

Poca nieve queda, a esta altura del año, de aquella que le dá el nombre a este cajón, pero doy fé que en invierno es imposible circular por aquí.

Avanzamos unos kilómetros más. Pasamos el segundo abra y ya casi "embalados" para bajar hacia Barrancas decidimos regresar. El sol se está poniendo y, la vuelta por Barrancas, Chos Malal, Andacollo, Varvarco nos demoraría hasta más allá de las tres de la madrugada.

Igualmente el regreso pasando por Pichi Neuquén, Manzano Amargo, de noche, se extendió hasta casi la hora de las brujas.

Continúa...