Nos tomamos un día de descanso y disfrute en Varvarco, ¿Descanso?

En realidad hicimos caminatas hasta la junta de los ríos (allí donde las turbias aguas del arroyo Varvarco tardan en unirse a las transparentes del Pichi Neuquén para formar el Río Neuquén)....

....caminatas por los pinares (un plausible proyecto municipal promueve la siembra artificial de pinos para alimentar una incipiente industria maderera que de sustento a los pobladores)....

....y una trepada hasta la cumbre del "cerro de la antena", del otro lado del río y con hermosa vista de los dos valles.

Decidimos entonces "mudarnos" por unos días a las cabañas de Aguas Calientes, reservamos allí mismo en la Municipalidad de Varvarco y comenzamos el "penoso" traslado.

Como ya hemos narrado en nuestro primer viaje por acá, el camino discurre por entre paisajes excepcionales.

Nos metimos a solazarnos con la magia de "Los Bolillos".

Disfrutamos nuevamente de La vista del encajonado arroyo Atreuco en el Rincón del Atreuco.

Las bajadas, las subidas, las extrañas formaciones pétreas sobre planicies cubiertas de cesped.

Por fin pude tomar una fotografía más o menos explícita
de aquel inexplicable camino con precipicio a ambos lados.

Así llegamos a Aguas Calientes.

Nos alojamos y salimos inmediatamente hacia unas termas cercanas "Las Olletas"...

Salimos, no, en realidad salieron, porque yo les digo:

-Vayan ustedes en la Ford y lleven los implementos para el mate, yo voy por acá, a pié y cortando camino por las montañas. En una hora nos encontramos.

Una hora después estaba agotado y perdido en aquel corto trayecto y "a pesar" del GPS.

Sólo había avanzado 900 metros de los 2600 en línea recta que separan las cabañas de las termas de Las Olletas, pero había tenido que subir y bajar varios cerritos.

Vencido y con el amor propio hecho pedazos (debo reconocer que mi sedentarismo anual no me ayudó en esta empresa) decido regresar a las cabañas, subirme a la Niva y recorrer los 10 Km por carretera para poder tomar unos mates que ya a esa altura estaban fríos.

Las aguas de las termas de Las Olletas sugen por orificios entre las piedras en un gran domo hueco
en la ladera de la montaña, a la vera del arroyo Machana Covunco.

La temperatura (variable) suele estar cercana al punto de ebullición.

La gravedad hace que el agua caliente de las surgentes corra presurosa a encontrarse con el arroyo unos cientos de metros más abajo.

En su camino extrañas algas se forman.

Y a veces, me arrepiento de contar y mostrar esto, por temor a que alguno de ustedes desaprensivamente vaya a adueñarse y extraer esas algas (forma de vida muy extraña por la alta temperatura del medio) y provoque su extinción.

Nada puede ser más valioso que su conservación como seres vivientes de ambientes extremos.

Continúa...