Con Amigos      

El Pajarraco de la PUNA
La Travesía del aprendizaje

Relato



En realidad la mayoría quienes nos relatan viajes y travesías caen en la tentación de contar solo lo bueno que pasó en aquella "salida".

Eso cumple el doble propósito de "no tirar pálidas" y a su vez de convertir en semidioses a los participantes. Gente que nunca se equivoca, gente a quienes todo le sale bien, personas que han pensado y previsto todo y hasta el más mínimo detalle para convertir su travesía en "Una Travesía de Ensueño".

Lamentablemente esa actitud nos priva de la posibilidad de aprender. Sí, de aprender de los errores ajenos.

Porque, en general, la didáctica para el travesista debe incluir las "metidas de pata" propias y ajenas, esas que calan hondo y se convierten en enseñanzas inolvidables.

Bueno, esta travesía (como es costumbre) la narraré sin censuras, para rememorar nuestros aciertos y enseñarles de nuestros errores.

Sé que entre mis compañeros no voy a ganar la "cinta azul de la popularidad", pero a la larga ellos recordarán también lo corregible y tomarán un poco en broma todo aquello que no salió "para el Muy Bien 10, Felicitado".

EDUARDO. 

Aprende de los errores de los otros
ya que no vivirás lo suficiente para aprender todo de ti mismo.


LA  GESTACIÓN

Alguien había hablado con Gustavo (El Colo) Hartingh sobre la existencia de un geoglifo (gran dibujo hecho sobre la superficie de la tierra) con forma de pájaro, visto en la década de los '80 en la zona de Antofagasta de la Sierra.

El Colo nos lo comenta, sabiendo que nos estaba metiendo "una rata en la cabeza".

No contento con eso comenzó con la organización de una travesía cuyo punto central consistía en hallar aquella figura bautizada por él como "El Pajarraco de la Puna".

Consiguió adeptos para su "cruzada" y nos sorprendió con una cena a la que había invitado nada más ni nada menos que a quién había descubierto "El Pajarraco" allá por mil novecientos ochenta y pico.

Enrique, quién había hecho el descubrimiento mientras laboraba para una universidad estadounidense, nos entusiasmó a todos con su relato.

Buscando "plantitas raras" se alejó del campamento y, al subir a una colina lo vio.

Perfecto, del tamaño de un estadio de fútbol, "dibujado" sobre la tierra como una sucesión de piedras negras.

Lo exprimíamos a preguntas, pero la localización exacta no venía a su memoria. Los datos eran muy vagos y, por lo tanto, el área a relevar muy extensa.

- Creo que tengo la localización aproximada, que tomamos con sextante, pero debe estar en USA y en diskette de Commodore.
Qué locura. Fue hace 25 años y conseguir la información es más difícil que si del viaje de Magallanes se tratara.
¡Sin GPS y con datos guardados en un soporte y formato hoy prácticamente "ilegibles"!!!

Para nuestra sorpresa, en un momento manifiesta su deseo de acompañarnos.
Magnífico. Que mejor guía que el propio descubridor.
Ya en el lugar, seguro que los recuerdos vuelven a su mente.
Listo, va en la camioneta de Javier.

El Colo no deja de sorprendernos.
Para la siguiente reunión se apareció con un parapentista que, en una tarea casi imposible, intentaría remontar su vela a 4.500 metros de altura (con muy poca sustentación por la baja densidad de la atmósfera) y oficiaría de punto de observación aéreo móvil para guiar a las camionetas a campo traviesa, entre montañas, en búsqueda del ansiado "Pajarraco".
Listo, va en la camioneta de Miguel junto con el Colo.

Mientras planificábamos se me ocurre sugerir de pasar a investigar en las cercanías del Vn Galán "los 24 agujeritos".
Los 24 agujeritos era una particularidad que había descubierto en las fotografías satelitales y consistían en unos 24 hoyos de unos 50 a 100 metros de diámetro distribuidos de una forma muy particular, casi como alineados.

Se encuentran a unos 4.600 metros de altura, en un campo lateral al volcán Diamante, saliendo de la caldera del Galán.
Los había descubierto en el año 2.002 y aún no había podido sacarme la duda acerca de que se trataba (a pesar de haber pasado en dos oportunidades por sus cercanías sin tiempo para llegar hasta ellos).

¿Qué serán?
¿Una sucesión de "dolinas" como el pozo de las ánimas en las cercanías de Las Leñas en Mendoza?.
¿Las huellas de la caída de un gran meteorito que se desintegrara en el aire poco antes de tocar tierra?
¿Producto de algún experimento de aquella expedición mixta anglo-argentina a la que la Guerra de Malvinas sorprendiera en el cráter del Galán en una intrigante misión secreta?
¿Lagunitas?
¿Una "pista de aterrizaje" de ovnis?
¿Tendrán que ver con el oculto proyecto de construir un basurero nuclear en la caldera de Galán?
Bien, buscaremos los 24 agujeritos.

Pocos días después, Federico Kirbus nos tira otro desafío.
Hay noticias de que en 1.993 un avión de combate tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en un ignoto salar en la Puna y allí quedó abandonado.
- Es un A4Q.
- No puede ser, los A4Q eran aviones de la Armada para operar desde portaaviones y no tienen autonomía para llegar hasta la Puna.

Finalmente Javi consigue mas info que confirma el hecho y aclara datos.
Era un A4B Skyhawk de la Fuerza Aérea Argentina, identificado originalmente como C209 (Caza209), monoturbina, monoplaza y posible "veterano" de la Guerra de Malvinas.
Su piloto NO se eyectó (en esas máquinas la operación de eyección era claramente más riesgosa que un aterrizaje de emergencia) y pudo posar la máquina con severos daños en el piso del salar. Salvó su vida y fue rescatado al día siguiente, no así el aparato.

Bien, buscaremos dos Pájaros en la puna, uno hecho de piedras y otro de hierro y aluminio.

Como "postre" el Colo sugiere la osadía de intentar el cruce desde el Gran Bajo de Carachi Pampa hacia Fiambalá por sobre la Cordillera de San Buenaventura (no hay registro de que nadie lo haya logrado en vehículo motor), como si fuera una "vuelta en calesita".

Y, dale que vá.
Haremos también el cruce norte/sur por sobre San Buenaventura, caso contrario por las lagunas del volcán Peinado saldremos al Paso de San Francisco.

- ¿No te parece un poco mucho Colo para seis días (dos de ellos de enlace)? Más si le agregamos los vuelos en parapentes biplaza y el chivo asado al asador que tiene intención de preparar Wale?

 

Para ese entonces ya estaban "enganchados":

  • Miguel que llevaría en su Toyota al Colo y al parapentista.
  • Javier y Enrique en la Toyota SR5 de Javier.
  • Carlos y El Tano (que se anotó casi a último momento) en la Toyota de Carlos.
  • Gusz en su Ford Ranger (sin acompañante, a último momento lo entusiasma a Wale para que participe).
  • Alfredo que iba pero no iba y al final fue. Convenciendo 48 horas antes a Gustavo para que oficiara de copiloto.
  • Guillermo y Eduardo que en la Mistsubishi eran "números puestos" desde el primer día.
  • Y yo, que iba a ir en la camioneta de un amigo a quién 3 días antes de la partida se le complicaron las cosas.

Con ese panorama decido hacerle un acondicionamiento de emergencia a mi Lada Niva, que incluyó cambios de fluidos y un rulemán de rueda trasero derecho.
Para neumáticos nuevos no hubo tiempo. No se conseguían y había que esperar una semana que vinieran de Chile.
Salí con cubiertas "slick".

El que salió con zapatitos nuevos fue Javier, la travesía anterior se curó de espanto, pinchaba a razón de dos veces por día...

El asunto es que yo estaba con mi camioneta pero, sin acompañante.
Es ahí cuando me llama el Colo para decirme:
- Lo tenés que llevar a Matute.
- ¿Y quién es Matute?
- Otro parapentista que llevará un paramotor y un parapente doble para pasearnos a nosotros.
- Pará loco. Mirá que en la Niva a duras penas entramos 2 personas más el equipaje, comida, herramientas, elementos de rescate y los bidones auxiliares. ¿Dónde crees que vamos a meter 2 parapentes (uno doble) y el motor con su hélice y jaula?
- No hay problema, se juntan todos en el Tigre a las 5 de la madrugada del día que salen y se reparten las cargas!!!

Fenómeno.

La hora del encuentro y de comienzo de la travesía propiamente dicha quedó fijada en Belén a las 8 de la mañana del jueves 4 de agosto.

Y ¿Por qué encuentro?

Porque para el enlace hasta Belén se formarían dos grupos.
Uno más numeroso, de 5 chatas, que saldríamos a las cinco de la mañana a comernos los 1.400Km teniendo previsto llegar a Belén a las 21Hs.

Las otras dos chatas (Miguel/Colo y Guillermo) saldrían de Castelar a las 18Hs para viajar toda la noche y estar a la 08:00, hora del encuentro, en Belén.

Para ese primer día estaba planificado una muy ambiciosa etapa que incluía subir de Belén a El Peñón, Cráter del Vn Galán, Colifalla, los 24 agujeritos y llegar a dormir a la Mina abandonada Incahuasi, al borde del Salar del Hombre Muerto.

- Mirá Colo que van a llegar tarde y hechos bola. 14 horas para ese trayecto y de noche es muy optimista.
- Vos fumá.

 


 

Día 1

El jueves a las 10:00 de la mañana y teniéndolo al Colo y Guillermo a alcance de radio (unos 40 Km), sugiero partir de Belén a ritmo tranquilo para ir tomando fotos mientras ellos llegaban, repostaban combustible, cargaban bidones y partían (11:00) a nuestro encuentro.

Quienes salimos primero, a ritmo muy lento, paramos en Villa Vil a comprar hojas de coca y luego a tomarnos fotos en los enormes médanos que se encuentran al final de la nueva cuesta de Randolfo.

Jugamos allí un buen rato y, a poco de salir, Javier debuta con una pinchadura en sus cubiertas "nuevecitas" (ya se convenció que no son las cubiertas, es el dinosaurio... que lo meó).

Aprovechamos que los "retrasados" no llegaban e ingresamos a la Laguna Blanca para que la conozcan los "nuevos" y para ver si descubríamos algún flamenco rosado o un zuri. Misteriosamente no había casi ningun ave.

Wale ya estaba sacando la cruz para poner algo al asador cuando, para amargarles la comida, les digo.

- Muchachos, son las dos de la tarde. Si comemos acá ya el día está perdido. Propongo que continuemos y nos reunamos con el resto de las chatas en el Peñón para tratar de ingresar al volcán Galán. Aunque sea hasta un pequeño refugio que está una hora antes de zambullirse al cráter.

De aquella conversación quedó también en claro que procuraríamos por todos los medios no viajar de noche dado que uno de los motivos principales de nuestra estadía por allí era el de conocer y disfrutar con los paisajes.

Un tema a tener en cuenta antes de emprender una travesía de esta naturaleza es el "ritmo" que se le imprimirá.
Debería quedar claro antes de salir que, si son muchos objetivos para pocos días, hay que administrar muy bien el tiempo, cualquier mal gasto de el es casi imposible de remontar.
Todos deberían estar al tanto si la travesía da para asado y truco o para galletitas mientras manejamos.
De esa manera nadie deberá oficiar de "cancerbero del reloj" apurando a sus compañeros en cada parada que se realice.

Miguel con el Colo, Guille con Edu2 y Alfredo con Gusi (que se quedaron a esperarlo en Belén) ya estaban a alcance de radio.

Cuando retomamos la carretera 43 nos juntamos y así llegamos hasta El Peñón a las 4 de la tarde, tarde, tarde...

El Colo viene modulando hace 40 minutos explicando un cambio radical en los planes de la travesía.

Tanto hablar por radio y andar contra-reloj, nos perdíamos de disfrutar de los paisajes. Así pasaron, casi sin pena ni gloria, la quebrada de las Peñas Frías, el Portezuelo de Pasto Ventura y la hermosa e impresionante vista hacia el Oeste del Arenal de Carachi Pampa con el renegrido volcán y las dos lagunas del mismo nombre así como esa enorme y extraña lengua de lava blanca que conforma el Campo de Piedra Pómez.

A las 16:00 llegamos a El Peñón.

Allí reagrupamos, nos enteramos que el segundo parapentista (en realidad el primero) no vino, en su lugar vino Claudio, un amigo de Miguel.

Las conversaciones/discusiones sobre qué hacer, dado lo avanzado de la hora, continúan con las cartas topográficas extendidas sobre los capots de las camionetas.

Finalmente Gustavo impone su criterio y desistimos de subir al Galán ese día.
Tampoco aprovechamos para visitar el Campo de Piedra Pómez que lo teníamos a 40 minutos y nos vamos "corriendo" a Antofagasta de la Sierra a pretender buscar en la obscuridad un "Pajarraco" esquivo.

Mal haría en no contar que las "conversaciones" radiales sobre los nuevos planes continuaban mientras circulamos por un hermoso y espeluznante paisaje de cientos de volcanes apagados y ríos de lava endurecidos.

Lamentablemente esas "conversaciones" nos quitaron el tiempo y la concentración necesarias para "digerir" semejante paisaje, que quita el aliento y amerita unas cuantas fotos que tampoco se sacaron.

Eran más de las seis y media de esa tarde de invierno cuando, después de repostar combustible, algunos decidimos quedarnos en AdlS a dormir en la Hostería (ya tendríamos campamentos ineludibles), mientras otros se fueron a "acampar" 23 Km. más arriba, rechazando inclusive un ofrecimiento de Gendarmería para dormir "gratarola" en sus instalaciones.

Somos la avanzada dijeron, y allá se fueron a buscar un pajarraco en la obscuridad.


 


 

Día 2

A la mañana siguiente, cuando "los hoteleros" nos reunimos con "los campamenteros", ellos ya habían hecho gran parte del trabajo relevando la zona sin encontrar lo que buscábamos.

Los tripulantes de cuatro camionetas nos detuvimos en una planicie y nos pusimos a colaborar en el armado y puesta en condiciones de vuelo del parapente de Matute y su motor mientras otros disfrutaban trepando cerros con las camionetas.

Alguno se enojó y recriminó por ello.

Situación difícil. De nada sirve que 15 personas estemos alrededor de Matute y su paramotor, pero resultó irritante para muchos escuchar como otros se divertían mientras ellos colaboraban para que despegue nuestro "ojo en el cielo".

Mas de una hora y media insumió la tarea de poner en "orden de vuelo" al parapente y su motor, incluyendo una "puesta a punto" para altura de la carburación de aquel monocilindro de dos tiempos.

Ya estaba todo preparado. Mochila con motor en la espalda, casco puesto y vela desplegada esperando el momento oportuno en que el viento en contra colabore para hacer más corta la carrera de despegue.

No es ningún chiste correr a 4.500 metros de altura y menos con un motor de 25 kg. con una hélice girando a 6000 rpm en la espalda y una vela de unos 20 metros cuadrados repleta de piolines que puja por inflarse y tomar su perfil alar.

El primer intento fue fallido, alguien soltó a destiempo el parapente y este se desequilibró antes de armarse.

Segundo intento. Motor en marcha y....

- Ahí, ahí... fijate que se enganchó uno de los "piolines" en la jaula del motor.

Uno de los "ayudantes" en el apuro no nota que al agacharse para desenganchar la soguita está metiendo la cabeza en la trayectoria de la hélice girando.

Todos sentimos un "crack" y el ayudante que cae de espaldas, como fulminado, al piso.

Matute detuvo el motor instantáneamente.

Nuestro amigo en el piso inmóvil. Temimos lo peor.

A los 5 segundos, que parecieron un siglo, se levanta de un salto diciendo.

- No pasó nada, no pasó nada.
- No, no puede ser. A ver la cabeza. Sacate el gorro.

Por suerte la capucha de la campera y el grueso gorro actuaron de amortiguador y no sufrió ni un rasguño.

La que sí resultó definitiva y mortalmente dañada fue la hélice del paramotor.

De madera multilaminada, el golpe le produjo una gran rajadura que hacía suicida el solo intento de encender el motor.

Chau paramotor. Chau punto de observación en el cielo.

Desarmar y guardar todo nos insumió prácticamente otra hora.

Era bien pasado el mediodía cuando arribamos a un caserío donde Enrique pudo ubicar a quien le hubiera oficiado de guía 25 años atrás.

Aquel viejo baquiano se acordaba del acontecimiento y, si bien no había salido con ellos el día que encontraron al "Pajarraco", recordaba que habían ido en "aquella" dirección.

Lamentablemente la memoria de Enrique no mejoraba recorriendo aquel paisaje, pero ya se le había metido una idea fija en su cabeza. Volvería en Noviembre para hacer el recorrido a lomo de mula y encontrar el geoglifo.

- Pero si recién hemos empleado medio día en la búsqueda y somos 7 camionetas y 15 personas. ¡¡Sigamos buscando!!

Seguimos buscando.
Toda esa tarde a campo traviesa.
Todos juntos.
Divididos en dos grupos.
Enterrándonos en arenales.
Subiendo a las redondeadas cumbres que nos rodeaban.

15 personas buscando. Unos cuantos kilómetros cuadrados "peinados", pero el Pajarraco no aparecía.

- Se está haciendo de noche, armemos campamento antes de que obscurezca.
- No, ni loco armo campamento acá, sigamos hasta la mina abandonada Incahuasi.
- Pero Colo, estamos a más de dos horas a campo traviesa. Se nos va a hace de noche y nos vamos a c...ar de frío antes de armar las carpas.
- ¿Qué carpas? Dormiremos dentro de las cavernas de las perforaciones de la mina!!!

Sin perder más tiempo orientamos las camionetas en dirección al Salar del Hombre Muerto, a cuya orilla se encuentra la Mina Incahuasi, explotada originariamente por los indios, luego (tambien por los indios) pero bajo el mando de los Jesuitas hasta que estos últimos fueran expulsados de América en el siglo XVIII y, finalmente por pirquineros "free lance" (cuentapropistas).

Ya de noche y, adivinando un poco, nos internamos en un laberinto de huellas que desembocan en las ruinosas construcciones abandonadas de lo que supieron ser las viviendas de quienes laboraban estas minas.

El Colo nos lleva a una cueva secreta (que yo desconocía a pesar de haber estado varias veces por allí) en cuyo interior se mantienen unos agradables 9 grados centígrados de temperatura, mientras en el exterior el frío va invadiéndolo todo.

La cueva era linda pero no tenía capacidad para 15 personas en sus bolsas de dormir por lo que algunos prefirieron pasar la noche en la camioneta mientras que otros armaron carpa.

Gustavo "Colorado" Hartingh estaba entusiasmadísimo por hacerles conocer a parte del grupo las galerías que se internaban en las entrañas de la montaña, horadadas en pretéritos tiempos para buscar el valioso oro.

Eran casi las once de la noche cuando reúne un grupo para internarse en las cuevas.
De lo que no se percató fue que tres sátrapas se le adelantaron y lo esperaron en la tenebrosa obscuridad de las galerías para pegarle tremendo susto.
La broma quedó registrada en video con visión infra roja y el Colo tardó un buen rato en recuperar el aliento.

Despues de cenar nos metimos en las bolsas a disfrutar un merecido descanso luego de un día de intenso trajín.


 


 

Día 3

La mañana nos recibió con su aire helado.

Los termómetros marcaban mínimas de 8 bajo cero.

Desayunamos apurados, recogimos los petates y salimos a recorrer aquel pueblo fantasma iluminado con los primeros rayos del sol.

El "Pajarraco" había pasado a mejor vida (volveremos con más datos o más tiempo o con una hélice nueva). El desafío del dia se orientaba al otro pájaro, aquel metálico que luego de surcar por miles de kilómetros los cielos de Argentina y haber participado en la contienda de Malvinas, vino a terminar sus días en su morada final en la Puna.
El A4B matrícula C209 de la Fuerza Aérea Argentina.

Cruzamos el Salar del Hombre Muerto por el peor de los caminos, guiados por el Colo que hacía oidos sordos a mis observaciones. Fue divertido.

Más divertido fue la búsqueda del acceso al sitio donde suponíamos estaba el A4B.

Abandonamos la ruta para dirigirnos a campo traviesa en busca del Salar.
Antes se interpuso uno mas pequeño.
Nos dividimos en dos grupos. Uno por el norte tomaba altura. El otro por el sur rodeaba este pequeño salar embocándole a una quebrada que nos debía depositar después de 800 metros y 100 de desnivel en el salar en el que imaginábamos estaba el avión.
Lamentablemente la quebrada se estrechó hasta impedir el paso de las camionetas. En realidad con unas horas de trabajo podríamos haber pasado, pero pensamos que podíamos hallar otra alternativa menos laboriosa.

Escuchábamos por la radio a los del otro grupo que decían que tenían a la vista lo que parecia ser los restos del avión, a 1.100 metros de distancia pero despues de un insalvable desnivel de 200 metros.

Decidimos salir todos nuevamente a la carretera.
Había visto, unos km antes una posible entrada menos dificultosa.
Allá fuimos tres camionetas.
Nos internamos a campo traviesa y comenzamos a circular por las cumbres de unos cerros redondeados a 4.200 metros de altura.

Finalmente divisamos el salar allá abajo. Con los binoculares, vemos a la distancia algo que se asemeja a un avión siniestrado. La bajada tiene mucha pendiente y no se puede ver en toda su extensión.
Javier se quiere tirar. Le sugiero firmemente que no lo haga. Si aquella bajada no llega hasta la superficie del salar, el retorno es imposible.

No disponemos tampoco de 300 metros de cable para ayudarlo a salir.
Después de revisar por varios lados nos convencemos que por allí es muy riesgoso tirarse (quizas fue una equivocación).

Cuando estamos saliendo nuevamente al camino para buscar otra entrada más al sur escuchamos por la radio que el resto de las camionetas se están acercando a dónde estábamos. Querían mirar con sus propios ojos aquello.

Nosotros nos dirigimos unos 8 km más al sur. Allí volvemos a internarnos a campo traviesa. Unos cerros se interponen. Guillermo en su L200 hace de avanzada e intenta por una ladera en la que se ve un camino a medio construir. Se interna por el pero el camino termina en la nada. Vuelve.

Quedan dos opciones por allí, trepar "de frente" aquellas montañas para ver qué hay detrás o zambullirse en una ancha quebrada arenosa de marcada pendiente que, pareciera apunta al salar.
Javier toma la delantera y sube "de frente" por las montañas.
Impresiona ver su camioneta como un punto subiendo casi verticalmente por aquellas paredes.
Lentamente sube, sube y sube hasta que llega a la cima.

Vemos con binoculares que bajaron ambos de la camioneta (con Enrique) y caminan unos cientos de metros.
Vuelven a la chata y, por radio, nos comunican la inviabilidad de esa ruta.

Ahora Javi quiere mandarse por la quebrada arenosa. Guille se niega, yo lo acompaño por unos metros pero veo que el "retorno" sería muy penoso para mi camioneta, por no decir casi imposible.

Es la segunda vez que lo agarro a Javi de los tiradores... Ahora imagino que mucha gracia no le debe haber causado.

Por radio nos enteramos que Alfredo, con Gusi de acompañante, se "tiraron" por donde una hora antes le pedí a Javi que no lo hiciera.
Luego de un par de sustos y "pelearla" por casi una hora, llegaron a la superficie del salar.
Lo que aún no saben es cómo saldrán de allí.

El Colo opina que hay que ir con rumbo norte a buscar una entrada/salida mas viable.

Termino de convencer a Javier de abandonar esa quebrada arenosa e ir hacia el norte con el Colo.

En el camino nos cruzamos con Gusz que nos estaba esperando para guiarnos hasta el sitio por el que se "tiró" Alfredo, pero no le entendemos y continúa con nosotros con rumbo Norte.

Hacemos otro intento por una huellita que nos había quedado pendiente, pero nos lleva nuevamente al borde del acantilado.

Volvemos a la ruta. El Colo modula que se encuentra circulando a buen ritmo con rumbo Norte. Finalmente lo encontramos 40 Km más adelante en lo que suponía que era la entrada al salar según le informara un poblador que se habían cruzado en el camino.

No era esa la entrada.

Ahora todos juntos vamos unos kilómetros más al norte.
- Ahora si. Esta huellita tiene que ser.

Hacía rato habíamos perdido contacto radial con Alfredo y Gusi que, según las últimas noticias estaban tomando mate apoyados en el ala del A4B.

Cerca de una hora más nos insumió llegar al avión por aquella ténue senda.

Allí estaban los sátrapas, esperando la patrulla salvadora que les indicara cómo salir de ese pozo.

Serían bastante más de las 4 y media de la tarde cuando, por fin, pudimos rendirle honores a aquel "pájaro metálico" que, hace muchos años ya, combatió en defensa de nuestras Islas Malvinas.

Nos quedamos allí por más de una hora y, cuando vemos que el sol se está por ocultar, comenzamos un raudo regreso.


En el camino tomamos una bonita foto en un barreal con las largas sombras del atardecer.

Nuestro destino para esa noche era la mina Tincalayu, allí nos "tiraríamos el lance" para ver si nos permiten dormir en sus instalaciones.

Llegamos bien entrada la noche a aquella mina de Borax donde las tareas continuaban 24 horas por día, iluminados ahora con poderosos reflectores.

Ubicamos al Ing. Xxxxxxx , responsable de la planta, quien luego de escuchar nuestras peripecias y ruegos, se apiada y nos ofrece un par de habitaciones, cocina y baño para alojarnos.

El frío de la noche ya comenzaba a "apretar" y ese ofrecimiento nos colmó de dicha.

Enrique llegó medio "fusilado", algo apunado y debilitado.
Estuvo un rato con máscara de oxígeno y la enfermera de la planta le tomó la presión y revisó su estado general.
Recomendó descanso así que le acondicionamos una pieza con cama, colchón y un calefactor eléctrico y lo arropamos. Javi le prestó su osito de peluche.

Mientras, el resto preparamos comida comunitaria en la cocina, mezclando en una gran olla, fideos a los 4 quesos con fideos con salsa y no sé que cosas más.

La comida caliente fué tan reconfortante como la posibilidad de disponer de un baño con ducha caliente.

El espacio en realidad era algo "escueto" así que tuve que armar mi bolsa de dormir sobre la mesa de la cocina/comedor. De esa manera todos pudieron escuchar sin interferencias mis tremebundos ronquidos.


Los privilegiados armaron sus bolsas en el living, frente al hogar con leños encendidos.

Para el día siguiente teníamos previsto cruzar nuevamente el Salar del Hombre Muerto e ingresar al cráter del Volcán Galán por el norte para visitar los 24 agujeritos, Colifalla, La lagunita "Perla del Galán", la Confluencia S26W67 y salir por el Peñón.


 


 

Día 4

Por la mañana Enrique había empeorado. Pasó toda la noche tosiendo y esputando sangre.
Lo revisa nuevamente la enfermera y diagnostica "edema pulmonar". Hay que bajarlo urgente, al menos hasta Antofagasta de la Sierra.

El Colo hace un serio "amague" de dividir la expedición.
Unos llevarían a Enrique a Antofagasta de la Sierra mientras el, con algunos más, haría el itinerario previsto.

La moción tiene sus adeptos y detractores y se discute un buen rato (para pensar y para aprender).

Unos esgrimen el argumento del dinero invertido para hacer esta travesía y la inutilidad de "bajar" todos hasta Antofagasta de la Sierra.

Los otros defienden la postura del compañerismo y la premisa de Athos, Portos y Aramis.

(Quizas este es un punto que deba quedar bien en claro antes de emprender un viaje de esta naturaleza),

Finalmente prima el criterio de "Salimos juntos, volvemos juntos".
La "zanahoria" fue la idea del Tano de, una vez en Antofagasta de la Sierra, intentar subir al Cráter del Galán por una nueva huella que no pasa por El Peñón.

Cruzamos el salar por un nuevo terraplén que nos deposita frente a un portón cerrado con cadena y candado que defienden los propietarios de la minera norteamericana que explota el litio del salar del Hombre Muerto.

Nos tuvieron allí, con la ñata contra el alambrado, esperando por 45 minutos, a pesar que Matute y Wale les explicaron de nuestra urgencia por "bajar" a Enrique que se hallaba afectado de edema pulmonar.

Una vez abierto el portón nos "invitan" a pasar todos por la administración a registrarnos así como los vehículos.

Cumplido ese humillante requisito recién nos dejan salir por otro portón, en medio del salar, vigilado con cámara y con un aparato de intercomunicación.

Por supuesto, el tema de conversación de la siguiente media hora fué la deshonra y despojo que provocan estas grandes empresas mineras a los ciudadanos argentinos y al país mismo, merced a los espúreos contratos que supieron conseguir.

Es inocultable su pista de aterrizaje asfaltada de 4000 metros de longitud, apta para aviones de gran porte y sin controles aduaneros ni migratorios.
Es aberrante ver esos portones eléctricos que cortan caminos históricos y rutas provinciales burlándose del derecho de libre circulación que la Constitución Nacional nos ¿garantiza? a los ciudadanos de este país.

Eran las 13:00 cuando llegamos al hospital de Antofagasta de la Sierra para dejar a Enrique.
Lo medicaron y le prescribieron reposo.
Lo llevamos hasta la Hostería y combinamos que a la noche siguiente pasaríamos a buscarlo para regresar a Baires.

Completamos tanques y bidones de combustible y encaramos a subir al Galán desde el Oeste.

Alguien dijo que en dos horas y media estaríamos dentro del cráter.
Otros pensamos que era una travesía de no menos de ocho horas.

Salimos de AdlS a las 14:00

La huella se interna en los faldeos de la cadena del Tocontis que es a su vez el labio Oeste del cráter del enorme volcán Galán, el cráter volcánico más grande del mundo, ovalado con un diámetro mayor N/S de casi 40Km y 30 en sentido E/O.

Repentinamente a nuestro costado izquierdo aparece una gran explanada de roca granítica que asemeja un gran bloque de autopista, con una leve inclinación hacia el Oeste.
Nos bajamos a mirar y nos sorprendemos ante una prolífica sucesión de petroglifos grabados en aquel pizarrón gigante.

El día es realmente espectacular. El cielo azul y sin ninguna nube.

Continuamos ascendiendo con leve pendiente.

Pasamos algunas vegas y uno que otro arroyo seco.

Cuando miramos adelante, unos amenazadores paredones se interponen entre nosotros y nuestro supuesto destino, el cráter del Galán, mucho mas al Este.

- Ya han pasado las anunciadas dos horas y media y esto se está encajonando, pienso para mis adentros.

Las tenues huellas de los dos únicos vehículos que nos precedieron en este recorrido apuntan a una falla en aquellos paredones.
Efectivamente se encaminan hacia una angosta quebrada, de piso irregular, marcada pendiente y por donde las chatas comienzan a sentir claustrofobia.
Las paredes se han acercado lo suficiente como para que tengamos que sacar los codos de las ventanillas.
La pendiente, la arena y algunas grandes rocas se empecinan en dificultarnos el avance.

Lentamente la primer camioneta se va abriendo paso mientras los demás esperamos pacientemente en algún recodo de aquel cañón en subida.
No vemos lo que sucede adelante, hasta que al rato alguien da "bandera verde" para que avance la siguiente camioneta.

Mi Lada venía presentando problemas en el burro de arranque, que se negaba a realizar su tarea por lo que tuvo que ser substituido por mi copiloto.
Lo que no podía pedirle a Matute era que empujara la camioneta barranca arriba si se detenía el motor allí.
Ponerla en marcha dejándola caer marcha atrás tampoco era muy recomendable por lo estrecho y serpenteante de aquel paso.
No obstante las tres o cuatro veces que se detuvo el motor en aquellas maniobras entre piedras,arena y cerradas curvas en pendiente, nos las ingeniamos con el "copi" para ponerlo nuevamente en marcha.
Más de una vez Matute ayudó también con un leve empujón para obtenér la energía necesaria para superar alguna pendiente.
Otras veces corría (si, corria a 4.500 msnm, a despejar del camino alguna piedra que atentara contra la integridad de las cubiertas) ¡Qué Copiloto!!

Ocurrió lo peor. En una brusca maniobra subiendo y doblando, el filo de una roca perforó el lateral de una cubierta.
No fue nada facil cambiar la rueda con la camioneta inclinada hacia arriba y de costado e imposibilitada de moverse a un espacio más propicio.
Como obstruíamos el paso. El convoy se detuvo hasta que termináramos con la delicada operación.

Listo, nuevamente en marcha.

La caravana reptaba como una lenta serpiente desplazándose por entre las rocas.

Un kilómetro más adelante y trescientos metros más arriba terminó el suplicio.
Demoramos casi una hora solamente para superar ese obstáculo.

Se abre ahora una planicie con leve pendiente rodeada de redondeadas montañas.>
El paisaje parece realmente de otro planeta. Nos embelesamos con la contemplación, al punto que casi nos olvidamos de tomar fotografías.

Ibamos lentamente con Matute, cerrando la caravana ahora.

Pasamos por lo que supuse era el punto más alto de este nuevo camino que estábamos abriendo, rozando los 5000 metros sobre el nivel del mar.
4.971msnm, para ser más exactos. Justo la misma altura que me indicó numerosas veces el GPS en el Abra del Acay.

Comienza una bajada hacia un arroyo con una vega congelada.
Cuando llegamos abajo vemos que Miguel con el Colo están en una indecorosa posición, con la camioneta inclinada peligrosamente sobre uno de sus laterales.

Iban circulando por sobre la vega y su arroyo congelado y el hielo se rompió.

Miro el reloj y son mas de las siete de la tarde.

Las sombras ya se estiran por sobre las montañas que tenemos en frente.
Considero oportuno acampar y así se lo hago saber al Colo.

- No, qué acampar, si ya estamos casi "afuera"!!

Afuera de qué, pienso. Yo los veo "adentro" y bien adentro de un hoyo en el hielo.

- Colo, salir de ahí les va a costar un buen rato y se nos viene la noche.
- No, no. Ustedes con Javier sigan avanzando que seguro que por ahí, río abajo está la salida.

Así lo hicimos. Javier iba haciendo punta y, más atras lo seguiamos con Matute.

Es allí cuando me percato que Javier anda sin acompañante, Enrique había quedado en AdlS y el andaba solo.
Ese camino que íbamos abriendo entre el arroyo y el borde de la montaña era un suplicio.
A un túmulo de coirón le seguía una enorme piedra y otra y un pozo y... nosotros a los cabezasos dentro de la camioneta.

Sin que nos dieramos cuenta se hizo de noche.
Habríamos avanzado tan solo 400 metros.
Continuamos así.

- Crucemos el arroyo. Por acá está imposible!
- Si pero está congelado por partes y no se vé nada!

Pasamos a la otra orilla. Tomamos un poco de altura. Las grandes piedras y cúmulos de pasto continuaban, andábamos a paso de hombre con muchas detenciones.
Ya no sabíamos que estábamos haciendo.

Escuchamos por la radio que habían liberado a Miguel y el Colo de su cepo helado y se encontraban en camino.

- Miren que tienen que cruzar el arroyo. Les avisamos por radio.

Le dejamos marcado el cruce con dos bengalas de color que había llevado Javier.
A los cuarenta minutos ya nos habían alcanzado.

Eran las nueve de la noche y la quebrada por la que discurría el arroyo se había estrechado al punto de que no cabía una camioneta sin meter las patas en el mallín, operación "harto peligrosa" diría un chileno.

Desde que desapareciera el sol la temperatura descendía como jabón en tobogán.
Ya había pasado los cero grados hacia abajo, hacía un rato.

Imposibilitados de seguir avanzando decidimos regresar por sobre nuestros pasos.

Esa operación de continuar en la obscuridad por un lugar desconocido buscando y "haciendo" camino no fue, por cierto, una de las cosas más inteligentes que hicimos.

El no armar campamento a la hora que hay que hacerlo, tampoco.

Conclusión, dormimos en las camionetas mal acomodadas (algunas inclinadas y otras sobre el agua), sin comer y bastante incómodos.

Los que tenían suficiente combustible, no era mi caso, durmieron con la chata en marcha y la calefacción encendida.


 


 

Día 5

La madrugada y sus 15 grados bajo cero congelaron la condensación de nuestra respiracion sobre los vidrios de la camioneta.

Ni la menor voluntad de bajar a encender la hornalla para tomar algo caliente.

Los pies entumecidos y las manos heladas.

Serian las 8 y media cuando nos pusimos en movimiento.

Por suerte, a pesar del frío y del burro de arranque herido, la Lada se puso en marcha sin chistar. La rusita recordaba los frios de su Siberia natal y se ponía contenta.

Decidimos desandar el camino hecho la noche anterior, seguros de habernos pasado la salida de esa trampa de ratones.

Trescientos metros atrás descubrimos la quebrada que nos sacaría de allí.
La obscuridad de la noche anterior nos ocultó por completo sus existencia.

Remontamos por un buen rato aquella ladera, pasamos a otro "valle árido" y otra gran trepada (que algunos no pudimos remontar) para volver a las alturas.

Busqué un rato y encontré una grieta con menor pendiente para salir de allí.

Lo llamativo es que al no haber camino, se hace camino al andar.
Uno va eligiendo lo que le parece será el tránsito menos tortuoso para máquina y osamenta, teniendo como "norte" un punto imaginario en el GPS.

- Ya estamos en el cráter del volcán!!!
- NO. Todavía falta. Aún no hemos subido al labio sur.

Andábamos un poco desorientados porque imaginamos que íbamos a salir al interior de cráter, al norte de la Laguna Diamante y, en realidad la laguna no la veíamos por ningún lado.

Pero, era cierto, estábamos al sur del cráter antes del campo de piedras laja.

A las 10 nos montamos sobre la huella que viene desde El Peñón.
Unos cuarenta minutos fueron menester para llegar al labio sur del cráter... y allí se descorre el velo y podemos admirar esa enorme "palangana" de 40 Kms de diámetro con laguna y hasta dos o tres cumbres en su interior.

Quienes lo veían por primera vez, así como quienes lo volvemos a ver luego de anteriores visitas no podemos sustraernos al embeleso de la contemplación que provoca ese espectáculo que armó la naturaleza para los privilegiados que tengan la voluntad de llegarse hasta allí.

Solo unos minutos dedicamos al disfrute.

Lamentablemente era el último día de nuestra estadía por esos lares y aún nos faltaba encontrar y ver los 24 agujeritos, Colifalla y salir hacia el norte pasando nuevamente por las instalaciones alambradas de la mina de Litio FMC Minera del Altiplano, en el salar del Hombre Muerto. Llegar a Antofagasta de la Sierra, recogerlo a Enrrique, repostar combustible y de alli bajar hasta Belén, sería el postre de tan trajinado día.

A los minutos las expresiones de asombro..

- Esto es de locos... andamos a más de 100 Km/h por dentro del cráter de un volcán y a 4.700 metros de altura!!!

Aparecen los primeros obstáculos.
Los arroyos que traen el deshielo de las dos cumbres del Galán de 5.912 metros de altura, están congelados.
Miden mas de 40 metros de ancho y dudamos que el hielo superficial resista el peso de las camionetas. Todos recordamos la experiencia del día anterior de Miguel a quien se le rompió el hielo bajo las ruedas y hubo que trabajar por casi una hora para sacarlo.

Me decido y meto la Lada en primer término, es el vehículo mas liviano de la expedición.

Pasamos sin problemas. El hielo apenas crugió a nuestro paso.
Detrás se animaron las Toyotas y el resto.

Sugiero, ya que estamos cerca, hacer una segunda visita a la confluencia más alta del mundo a la que se llegó en vehículo motor, es la S26W67 en la ladera del domo central del Galán.

Como una tropilla de desbocados caballos salen todos disparados en búsqueda del punto imaginario donde se cruzan el paralelos de 26 grados sur con el meridiano de 67 grados oeste.

Allí está la apacheta que erigimos hace más de dos años cuando pasamos con Gregorio, Piri y el Polaco camino al Paso del Colifa.

Fotos de rigor y... a buscar la vega de Aguas Calientes.

Cada cual haciendo su propio camino por aquella superficie plana surcada por cursos de agua secos o congelados, nos dirigimos al sector noroeste del cráter. Allí unas termas formaron una vega que los primitivos habitantes denominaron sabia y obviamente "aguas calientes".

Con Javier, Gusz y Alfredo nos zambullimos en una hondonada en la que divisamos la vega.

Alfredo haciendo punta se "clava" en el mallín y allí queda bufando la Cherokee.

Gusz le tira una linga y colabora a moverlo un poco, pero no se puede librar completamente de esos traicioneros pastos húmedos.

Finalmente y a fuerza de motor zafa de la varadura.

Tenemos que salir de allí.

Ahi "descubrimos" que la salida es una enorme pendiente con arena floja.

Las chatas con motores más poderosos transpiran un poco la camiseta pero logran salir. Nos dejan de regalo un sector con arena suelta y muy removida.

Quienes lidiábamos con menos potencia y con 37 libras en los neumáticos, que nos negabamos a dejar escapar, debemos recibir ayuda del malacate de Miguel.

Algunos aprovechan ese momento para comer algo, veníamos sin cena y casi sin desayuno.

Continuamos recorriendo ahora la porción norte del cráter.

Se suceden arenales y lechos de rios secos dentro de una extensa planicie de arena gruesa.

Suspendemos la visita a "la Perla del Galán" y a Colifalla.

A la altura de los dos torreones giramos hacia el norte en busca de los 24 agujeritos.

Nos vamos acercando a aquellos puntos grabados en los GPSs.

Preocupados por hallar las hoquedades, no nos damos cuenta que ya estamos dentro de una de ellas.
La verdad, nos desilusionamos un poco.
Imaginábamos otra cosa.

Estamos dentro de un cuenco formado en el suelo de unos 100 a 150 metros de diámetro y unos 6 a 8 de profundidad.

Si uno no presta atención, ni se percata que es una irregularidad "muy regular" del terreno.

Lo llamativo es que estas irregularidades "regulares" se repiten una al lado de otra, formando tres filas practicamente paralelas.

La otra cosa que nos llamó la atención fue que, en el centro y fondo de cada una de ellas y en círculos de unos 30 metros de diámetro, las piedras superficiales eran negras, contrastando con las de color te con leche de todo ese ambiente.

Tenian la misma forma y textura pero eran renegridas, como calcinadas por alguna gran fuente de calor.

No era suelo volcánico, si bien estábamos en la ladera norte del volcán Diamante, que luce como una gran torta de lava antiquísima y desgastada en las imágenes satelitales.

Alfredo con la Cherokee y Gusz con la Ford Ranger comienzan a trepar la ladera del Diamante para lograr un mejor punto de vista para las fotografías.

Los vemos como diminutos puntos que casi se pierden en el paisaje mientras nos dedicamos a recorrer, uno por uno, todos aquellos misteriosos pozos.

La hora seguía avanzando así que, sin develar el misterio y con más preguntas que la que llevábamos, nos fuimos de aquel lugar rumbo norte, rumbo al Salar del Hombre Muerto.

Teníamos intención de pasar a curiosear el vado del Río de Los Patos, aquel que conduce a la huella que bordea al Salar del Hombre Muerto por el Este.

Realmente, es amedrentador. Profundo, de orillas escarpadas y con bastante hielo.

Por suerte no teníamos que pasar por allí.

Continuamos raudamente ahora, nos quedaba muchísimo camino por delante.

El paisaje sigue pareciendo de otros mundos.

Comenzamos a divisar el Salar. Poco más adelante les muestro la tumba del Hombre Muerto que le dió nombre al Salar.

Llegamos al portón eléctrico que corta aquel camino. Como buenos y dóciles muchachos súbditos de la bandera con barras y estrellas, pedimos permiso para poder pasar. A los quince minutos nos abren el portón.

La ruta pasa por el costado de la gigantesca pista de aterrizaje de la empresa.

Pasamos por las oficinas a registrarnos y salimos por el portón que mira hacia la escuelita.

Ya sobre la RP43 se le imprime un ritmo veloz a la marcha.

El Colo, a quien no le gusta perder ni el colectivo, le dá una indicación equivocada a Alfredo y Gusi que iban primeros, con la intención de hacerles perder valiosos minutos.

Con ello, aparentemente Miguel con el Colo de copiloto toman la punta.

Los ultimos rayos de sol iluminan nuestro acercamiento a Antofagasta de la Sierra.

Me llamó la atención que debia "bombear" el pedal de freno para lograr que este "levante" cada vez que llegábamos a una de las cientos de curvas de aquel camino.

Al arribar a Antofagasta de la Sierra, "en el aire", Miguel y el Colo se encuentran con la sorpresa de ver a Alfredo y Gusi tomándose una cerveza en la calle principal del pueblo. De nada sirvió el engaño, llegaron primero y se lo hacen notar bautizándolos con cerveza.

Así vamos llegando todos a AdlS.
Repostamos combustible y recogemos a Enrique que ya se encontraba muy recuperado de su "principio de edema".
Eran ya casi las 8 de la noche y nos esperaban al menos 5 horas de camino de cornisa para bajar hasta Belén.

Con Matute no teníamos apremio por llegar a Buenos Aires, así que por un momento pensamos quedarnos a dormir allí y continuar camino al día siguiente.
Las últimas habían sido dos jornadas agotadoras, habiendo pasado la noche intentando dormir sentados en la chata con 13 grados bajo cero.

Finalmente decidimos "bajar" con el grupo.

Mientras terminan de repostar combustible las gasoleras, le aviso al Colo que vamos a salir, a tranco lento, para ir avanzando un poco.

Así lo hacemos y, a poco de salir, en una recta, noto que a la camioneta le cuesta adquirir velocidad, a duras penas llega a 75Km/h.
Pienso que debe ser una recta en subida (a pesar que no recordaba eso cerca de AdlS). Miro el indicador de altura en el GPSs y veo que lentamente va bajando, a razón de un metro cada 5 o 10 segundos.
Es una bajada!!
¿Qué está pasando entonces?
Ah, ya sé, debe haber nucho viento de frente, justifica mi adormilada mente.

Poco más adelante y en una curva un poco cerrada la Lada sobrevira extrañamente. Logro corregir.

Las siguientes curvas vuelve a ocurrir algo similar.

- Sonamos Matute, tenemos una goma baja!.

Paramos, Matu revisa y todo estaba bien.

Hacemos un par de Km más y la Lada sigue con su comportamiento extraño.

- ¿Estás seguro Matute que las ruedas están bien?

Nos detenemos nuevamente y revisamos, esta vez con linterna una por una todas las cubiertas. Todo en orden.

Se habrá reventado algún amortiguador. Mejor que vayamos mas despacio pienso mientras nos ponemos en marcha nuevamente.

Comienza una zona de leves curvas y contracurvas entre las lenguas de lava de "Los Negros", dos renegridos volcanes en las cercanías de Antofagasta.
Sabía por donde andábamos pero, a decir verdad la obscuridad no nos permitía admirar aquel paisaje.

Repentinamente, en una de las curvas la Lada se descontrola totalmente, intento bajar un cambio y, nada, el motor gira en vacío. El freno no responde, el pedal se va al fondo.

Ya fuera del camino la rueda delantera izquierda golpea contra unas rocas que la envían nuevamente al centro de la calzada.

Listo, pienso, ahora es asunto de mantenerla en el camino hasta que pierda algo de velocidad.

No terminé de pensar esa corta frase que ya la chata había dado un respingo y vuelta a salirse del camino hacia la izquierda.

Esta vez la roca era más grande y más dura.

El golpe fue tremendo.

Veo, en cámara lenta, como se clava la punta delantera izquierda en la roca. Se levanta la cola de la camioneta y avanza girando en torno a aquel punto fijo donde se había apoyado.

Siento la rueda delantera izquierda hundiendo el piso y empujando mis pies.

Cuando se detiene el ruido y el movimiento estamos en el medio de la ruta, con todas las luces encendidas pero mirando en sentido contrario al que íbamos.

Lo primero que atino es a modular por la radio avisándoles a los que venían detrás lo que había sucedido.

Tenía miedo que nos llevaran por delante.

Bajamos como podemos con Matute y apreciamos el desastre desde abajo.

El parabrisas estaba unos 10 metros más adelante, había salido despedido.

Me llama la atención el calor que siento en mi mano derecha. Miro y veo la sangre que brota de un profundo corte en la base del dedo pulgar. Cierro un poco los dedos para evitar el sangrado.

Matute dice no tener ni un rasguño.

A los pocos minutos llega toda la banda. Con marcada solvencia el Colo organiza el salvataje de heridos

Previamente Gusi me realiza curaciones de emergencia desinfectando y vendando la profunda herida. (Qué hermosa sensación la del Pervinox ingresando en la carne lacerada, todavía me acuerdo Gusi... de vos y de varios de tus parientes...).

La camioneta no se podía mover por sus propios medios así que había que decidir que hacer.

Mientras Miguel nos lleva en su camioneta de regreso a Antofagasta de la Sierra junto con el Colo, el resto de los muchachos en una operación rápida y sincronizada, recuperan todas las cosas que llevabamos en la Lada.

GPS, cámaras, bolsos con ropa, con comida, casco de Matute, bolsitas, cajas con herramientas, elementos de la guantera, elementos del baul, carpa, bolsas de dormir, antena y, en un alarde de sus cualidades para "afanar autoestereos", Gusi se mete de cabeza por el hueco del parabrisas y desarma el equipo de VHF.

En el Hospital de AdlS un cartelito nos avisa que tenenos que buscar a la enfermera, esta ubica al doctor y este me realiza una sutura de 12 puntos en la mano.

Aplicación de antitetánica y provisión de antibióticos.

Tengo la fea sensación de estar usufructuando medios que fueron pensados y destinados a los pobladores de la zona. Solo el estado de necesidad por el que estoy pasando tranquiliza mi conciencia.

Mientras el Doc, me cosía como podía la profunda herida de la mano, El Colo regresó al lugar del accidente con personal de Gendarmería Nacional en el Unimog y consiguen traer de regreso la camioneta, colgada del paragolpes del Unimog.

El Colo me dice:
- Con razón te diste la piña, se viene saliendo un palier trasero.
- Y cómo no se va a salir despues del golpe que se comió.
- No, pero no es el de tu lado, es el del lado del acompañante. Tuvimos que parar tres o cuatro veces para mandarlo para adentro. Parece que se rompió el rulemán o se salió el seguro.
- Pero si ese es el rulemán que hice cambiar antes de salir para este viaje!!!

En Fin....

Pienso que deberé quedarme allí a organizar todo y emprender el regreso, en colectivo, al día siguiente, martes, hacia Buenos Aires.

Cuando pregunto cuándo saldrá el próximo colectivo hacia Belén, la respuesta me desconcierta. Salió esta mañana, hasta el viernes no vuelve.

Es ahí cuando me entero que los muchachos ya habían decidido quedarse en AdlS, excepto Miguel, El Colo y Guillermo que tenían obligaciones impostergables en Baires.

Arreglamos entonces con quienes se quedaron nuestro transporte. Javier se ofreció para llevar a Matute y Gusz me ofreció transportarme a mi hasta Baires. El equipaje se repartirá en las camionetas de Carlos, Javier y Gusz a pesar que venian ya hasta el tope.

La sensación de sentirse acompañado, ayudado y protegido por esos "compañeros" de fierro, es "impagable".

El aprendizaje:

Esa noche, (pocas horas desde la 1 a las 5 de la madrugada), casi no pude dormir reprochándome mi torpeza.

La camioneta me venía avisando a los gritos que algo andaba mal y yo no le dí la importancia que ameritaba.

Los dos "bombazos" al pedal de freno, que tenía que darle en cada curva, cuando veníamos bajando del Salar del Hombre Muerto, son indicios de: falta de líquido de freno, freno desregulado, rulemanes delanteros flojos o rulemanes traseros muy desgastados.

Como es comun en la Lada que se "aflojen" un poco los rulemanes delanteros sin representar esto un riesgo mayor, me incliné a pensar (sin comprobarlo) que la falla era esa y que por la mañana, en Belén los ajustaría.

Le costaba tomar velocidad a la salida de AdlS. Claro, con un rulemán hecho puré la campana se apoya en las cintas de freno y aumenta la resistencia al avance!!!

Las permanentes e inexplicables sobreviradas (idas de cola) que manifestó en los últimos 8 km y que no eran motivados por una rueda desinflada, se los atribuí (sin verificarlo) a un amortiguador roto.

Cuando me entero que la falla en realidad fue provocada por un ruleman trasero defectuoso ya era tarde. La piña nos la habíamos dado, la mano ya estaba lastimada y la camioneta hecha bolsa.

De cualquier manera no me cabe duda que el Todopoderoso se apiadó de nosotros y nos tomó de los cabellos para salvarnos de un mal mucho mayor. Tan solo 25 metros mas adelante nos hubiésemos desbarrancado rodando sin parar por unos cuantos cientos de metros.

Soy conciente de que no puedo estar "distrayendo" a Dios para que me proteja de mis macanas.

En mi ¿descargo? solo puedo decir, y que nos sirva para todos, que estábamos muy cansados y mal dormidos por lo que evidentemente no podíamos razonar con lucidez (tema a tener en cuenta).

Por otro lado es sabido y permanentemente comentado por nosotros que la falta de oxigeno de las alturas atenta siempre contra pensamientos veloces y sensatos.

También eso debimos haber pensado, pero esas mismas razones nos lo impidieron...

La historia continuó, pero no estoy autorizado a contarla...

...

(*)Ultimo momento... Llegó la autorización!!!!

El regreso desde Antofagasta de la Sierra nos depararía todavía alguna sorpresa más:
Partimos con las chatas sobrecargadas despues de haber descansado unas pocas horas, a las 6 de la mañana. Todavía era de noche.

Carlos en su Toyota abría la caravana de tres chatas.
Detrás iba Gustavo con Wale y yo de "colado" en el asiento trasero, con mi mano cosida y vendada, algún golpe en el brazo, rodeado de bolsos y bolsitos y un tubo de oxígeno a medio usar entre las piernas.
Cerraba Javi con Enrique en el asiento de acompañante y Matute en el asiento trasero en similares condiciones a las mías.

Veníamos charlando y tratando de ubicar en la obscuridad el lugar donde hacía unas 9 horas habíamos tenido el accidente.

- Mirá, mirá. Fue ahí. Ves, si hubiera sido un poco más adelante habrian comenzado a rodar por el barranco!!!

Realmente de solo pensarlo se estrujaba el corazón.

- Curva cerrada a la derecha! Avisa Carlos que se había adelantado un poco.

Continuabamos charlando acerca de que uno realmente, mientras maneja por esos caminos de montaña, no piensa que se puede desbarrancar.
De ser así se quedaría petrificado de miedo.

Estábamos en esas cavilaciones cuando, de repente, se hace presente la curva cerrada a la derecha que había preanunciado Carlos.
En ese momento, aparentemente se destalonó la rueda delantera derecha de la Ford Ranger de Gustavo, por lo que nos fuimos contra la montaña y comenzamos a subir un pequeño talud interno de la curva.
Como el camino continuaba bajando, las dos ruedas izquierdas de la chata que habían quedado sobre la calzada se iban hacia abajo mientras seguíamos avanzando y la camioneta, en cámara lenta se iba inclinando mas y más hasta que volcó sobre su lateral izquierdo.
Ibamos despacio, pero el golpe fue suficiente para destrozar el espejo y los vidrios de ese costado y astillar totalmente el parabrisas.

El tubo de oxígeno salió disparado y, en su camino antes de incrustarse en el techo golpeó mi canilla haciéndome ver las estrellas.

Gustavo y Wale iban con cinturón puesto y, por suerte, no se golpearon para nada.

¡Qué feo es estar dentro de un vehículo volcado!
Pretender salir se convierte en una tarea casi imposible.
Las puertas que se pueden abrir son las del costado que quedó hacia arriba.
No hay donde pararse y al abrir la puerta esta vuelve a caer sobre la cabeza de quien intenta salir!!
Finalmente lo lograron Wale, en primer término y detrás Gustavo.
Yo estaba tapado con los bolsos con la mano cosida y vendada y con el dolor del golpe en la pierna por lo que preferí esperar en esa posición a que Cárlos con su malacate hiciera lo necesario para poner la Ford nuevamente con sus ruedas en el piso.

Por fin pude bajar. Hacía un frio de locos.
Como no encontrábamos el matafuegos para inflar y talonar la rueda, deciden poner la de auxilio.
Por supuesto, la llave para bajar el auxilio está detrás del respaldo del asiento trasero. Para sacarla tenemos que vaciar de bolsos, bolsitos y bolsones ese asiento.

Media hora después ya estábamos en marcha nuevamente.
Manejaba Wale para que Gus pudiera canalizar toda su bronca sin poner en riesgo nuestras vidas ;o)

No habremos hecho mas de 30Km cuando pinchamos otra cubierta.
Las ruedas de las Toyotas no sirven así que preferimos revolver hasta que aparezca el matafuegos y talonar la cubierta que hubo que sacar 30Km atrás.

Media hora después ya estábamos en marcha nuevamente.

A partir de allí y hasta la noche todo transcurrió sin novedad excepción hecha que íbamos emponchados como collas para mitigar los efectos del viento helado que entraba por la ventanilla de conductor.

Serían las 8 de la noche cuando estábamos cruzando el área despoblada sobre las extensas Salinas Grandes entre Catamarca y Córdoba.
Noto que baja la intensidad de la luz de los faros. En ese instante Wale que iba manejando dice: Se endureció la dirección!! ¿Qué pasó?
Dicho esto detiene la marcha y descubre que se había "volado" la polea de la bomba de la dirección hidráulica.
No sería mayor problema si no fuese que por esa polea pasa la única correa que mueve además el altenador, la bomba de vacío para el freno de potencia y... LA BOMBA DE AGUA!!!

Sonamos, sin bomba de agua no vamos a ningún lado.
Estábamos a 30 Km del último pueblito (San Martín) donde seguramente no tendrían ni auxilios ni repuestos de dirección hidráulica de Ranger.

Por un momento se pensó llamar al ACA, pero dedujimos que demoraríamos mas de dos horas esperando (en el mejor de los casos).
No se discutió más y Carlos saca una linga para iniciar el peligroso remolque de una chata sin frenos por 150Km (hasta Dean Funes).

A 50Km/h demoramos tres horas en llegar. Eran las doce de la noche y comenzó el calvario. Recorrimos tres veces el pueblo de punta a punta con la chata a remolque buscando en cuanto hotel y pensión hubiera.
Nada. Todo ocupado.
- Estan haciendo un gasoducto y el personal de la empresa tiene copada toda la capacidad hotelera del pueblo, incluso casas de familia, nos supo explicar el dependiente de la estación de servicios donde finalmente pasamos la noche sentados frenta a un café y turnándonos para dormir de a ratos en la chata.

Carlos y Javier luego del tremendo "aguante" que nos hicieron, continuaron su camino aquella misma noche. Ya llegaban a sus obligaciones con un día de atraso.

Ilusos de nosotros pensamos que a las 7 y media abrirían los talleres y, a mas tardar a las 9 estaríamos en camino nuevamente.

Bueno, a las 9 abrieron los talleres.
No había ese repuesto en Dean Funes.
Tampoco en Jesús María.
Posiblemente en Córdoba, pero habria que ir a buscarlo (120 Km en bondi ida y 120 de vuelta).
Felizmente apareció en la agenda de Gusz un gauchazo amigo cordobés del Club Ranger que nos compró el repuesto en Córdoba y lo despachó en una combi para Dean Funes.
La combi llegaría a las 13:10, pero los cordobeses duermen religiosamente la siesta y no hay acontecimiento que los haga desistir de esta costumbre.

A las cuatro comenzaron con la reparación y a las seis entregaron la camioneta funcionando.
Linda hora para salir a hacer los ultimos 900 Km hasta Buenos Aires. En invierno, de noche y con las ventanillas rotas y el parabrisas astillado.

12 Hs después arribamos a Baires.
Por suerte al dinosaurio se le pasó la cistitis!!!

-----------

Esta fue la crónica casi analitica de esta travesía, contada desde lo cerebral.

Lo que nos pasó por el corazón, lo que marcó nuestros sentimientos y lo que nunca olvidaremos lo supo contar magistralmente El Tano Baldi, quien tomó la pluma y escribió lo que ninguno de nosotros supo decir con palabras pero que todos suscribimos con lágrimas de emoción en los ojos.

     
EDUARDO CINICOLA      
Agosto de 2.005            


 



La visión del Tano Baldi

QUE EXPERIENCIA POR DIOS !!!

Un grupo de locos que apenas se conocen… algunos incluso con prejuicios formados anteriormente que se van deshilachando a medida que pasan los dias.
Objetivos comunes para todo el grupo.
Objetivos personales de cada uno.
Un lugar muy inhospito….
Hermoso…de verdad.
Con un frio que calaba los huesos… unos cielos de un celeste unico en la paleta del jefe.
Daban ganas de tenderse en el suelo a pesar del frio para ver esa inmensidad de estrellas que la noche nos regalaba.
Alla arriba en la puna, a muchos metros de altura.
Sirvio de excusa la busqueda del pajarraco para poder hacer off-road de verdad….
Algo emocionante ver como 7 camionetas se elevan en diferentes miradores en
forma de abanico como si fueran un frente de ataque de un ejercito loco, buscando una huella….un atajo…una vega….un camino que no sea imposible.
Para bajar del otro lado de una montaña y meterse dentro de un salar escondido.

Algunos prudentes…otros inexpertos….y los infaltables cargadores de esa
pequeña cuota de locura que hace que te tires por un acantilado sin saber si
tendra retorno, ni por donde saldrás.


Dormir en una mina abandonada cargada de historias milenarias,cerrando los ojos y
sintiendo todos los espiritus que habitaron ese lugar tan mágico.

No se ha inventado un abecedario que tenga las palabras suficientes para describir lo que se siente alli….rodeado por un marco de cumbres negras que se recortan sobre el cielo en la noche de frio del invierno catamarqueno.


Solo el ruido del crepitar del fuego molesta al silencio de mirar y mirar sin cansarse todo ese panorama increible.
Sentir la amabilidad de la gente de las minas que trabajan en esos lugares apartados del mundo,brindándonos un baño y una habitación donde tirar al piso nuestras bolsas de dormir y nuestro cansancio y reponer fuerzas para el dia siguiente.

Irrumpir de manera intempestiva dentro del cráter mas grande del mundo, donde se pueden cerrar los ojos y dejarse invadir por la imaginacion,sintiendo en la piel esa caldera que algun dia hace miles de anos explotó y desparramó muerte a su alrededor dejándonos a nosotros una belleza increible para admirar.

Mirar una camioneta 4x4 pisando el hielo sobre el rio a mas de 4500 metros de altura sin saber si este tiene el grosor y la resistencia suficiente para soportar tal peso.
Mirarle la cara al dueño de esa camioneta que, serio y atento, siente el motor y el
crujir del suelo bajo sus gomas y parece encomendarse al todopoderoso rogándole que le deje invadir tanta creacion divina.


Este grupo …que apenas se conocia antes de partir….tuvo que tomar decisiones
dificiles…
Cambiar objetivos durante la marcha, enfrentar acontecimientos inesperados…tener que regresar a la civilizacion para dejar a un companero en el hospital con edema de altura y cargarse de fuerzas para seguir adelante.


Escuchar diferentes puntos de vista de una situacion dada y comprender a cada uno entendiendo que todos teníamos un objetivo a cumplir y muchos no estábamos dispuestos a rendirnos facilmente.

Se sumó la gran experiencia de algunos, la voluntad de otros y las cosas fortuitas que se fueron dando para abrir el camino hacia adelante siempre.


El clima estuvo claramente de nuestra parte y a pesar del frio intenso por las noches, nos sorprendia la temperatura del mediodía y la tarde.


Hubo clima de camaraderia a pesar de las diferentes formas de pensar de los
integrantes del grupo.

Yo personalmente, cumpli mi objetivo.
Descubrí que a veces tengo prejuicios injustificados con respecto a algunas personas que no son tan ni tan como creia.


Afirmé el sentimiento que tengo sobre la increible hermosura de nuestro territorio.
Sume experiencia y aprendí por sobre todas las cosas.


Hice dos cosas que me encantan:
4x4 de verdad y muchas fotos.

Quiero agradecer por haber tenido la posibilidad de tener semejante experiencia.
A mi pareja que me banca a muerte, a mi hijo que estuvo solo 7 dias y demostró que puede ser responsable, a mi vieja que siempre me apoyó en todo, a mi familia que me bancó en el laburo y a los muchachos del grupo.

Ya pondran el relato de lo vivido aquellos que tienen más experiencia.
Yo simplemente queria dejar salir toda la emocion que tenia contenida adentro antes de irme a dormir.


 


Fotos de Gusz   Fotos del Tano  

Relato de El Colo  

Más abajo el Video by Gusi4x4@hotmail.com

Video by Gusi4x4@hotmail.com
El Susto de "El Colo"

Video: Eduardo CINICOLA

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