1500 Km de huellas por la cordillera de Los Andes
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Catamarca y Salta - Argentina

Fotos y relato: Alejandro Danzi


¡Que viaje por favor...!

Hace un año durante el anterior viaje al NOA el Tano Baldi me comentó acerca de su idea de hacer algo distinto y menos convencional.
Cuando me dijo que le había pedido a Eduardo si lo podía diagramar, se me iluminaron los ojos y allí nomás le confirmé que sería de la partida a como diera lugar. Poder compartir una travesía con alguien que conoce la Puna casi como la palma de su mano, es como que a un pibe de las inferiores lo pongan a jugar en primera al lado de Maradona.

El recorrido inicialmente planteado fue mutando, en principio buscando mayores dificultades o desafíos y luego forzados por la realidad que planteaban las distancias a recorrer y la necesidad de contar con suficiente combustible sin por ello convertirse en una Molotov sobre ruedas dado que la mayoría de las chatas eran nafteras.

Mucho intercambio de correos y varias reuniones mirando imágenes satelitales, cartas topográficas, etc., terminaron por dar forma al recorrido definitivo que pintaba tan tentador como difícil.

Ya en la etapa final de preparación surgieron algunos inconvenientes. En mi caso fue la dificultad para conseguir un copi que dispusiera del tiempo que el viaje demandaba, lugar que casi sobre la hora pudo ocupar mi amigo Martín “El Garca” Grivarello repitiendo la experiencia de Semana Santa en el Paso Las Leñas. Por otra parte, tuvimos la deserción de Javier Plá por cuestiones laborales, por lo que sólo 4 chatas serían de la partida.

Llegado el momento de salir, cada uno lo haría de acuerdo a sus posibilidades para agruparnos en Tinogasta el Sábado 8 y arrancar con la travesía propiamente dicha el Domingo 9 por la mañana. El Tano y yo arrancamos el Viernes 7 por la tarde con parada intermedia en San Francisco (CBA), para encontrarnos con Jorge y Sergio en el camino casi al final de la Cuesta de la Sébila. En ese momento logramos enlace de radio con Edu y Lucho que nos llevaban ventaja por haber manejado toda la noche, quienes nos comentaron que aprovecharían el tiempo libre para hacer una recorrida por la Cuesta de Zapata mientras nosotros nos tomábamos un relax en las Termas de Fiambalá y luego nos reuniríamos todos para la cena en Tinogasta.


Las Termas de Fiambalá



El Tano”Calentándose” la cabeza



El Domingo temprano partimos en caravana hacia el Paso de San Francisco con un promedio de 190 lts. de combustible por cada chata naftera y aprovechando la posibilidad de repostar en el Puesto “Las Grutas” de Vialidad, tal como le habían confirmado a Edu antes de la partida de Bs. As.

Llegando al Paso, tuvimos una espectacular vista del Volcán Incahuasi.



Haciendo los trámites de rigor en el puesto de Gendarmería



A poco de dejar el camino principal, tuvimos contacto con los primeros penitentes





Seguimos con rumbo hacia los volcanes Peinado y Cóndor



Hasta llegar a la primera de las bajadas sin retorno con el Cóndor de fondo



Las chatas ya están abajo con el Peinado de Fondo



El Tano fotografiando al Peinado



Paso siguiente, las lagunas del Cóndor





El Grupete



Desde allí abajo, la vista del Peinado y sus coladas de lava es imponente y su presencia nos acompañaría por los siguientes dos días



La idea, era seguir la huella XX-69 de ViajerosMapas y trepar al gran Campo de Piedra Pómez por alguna de sus grietas.
Tal como imaginamos a priori, esto no sería sencillo ya que las pendiente y los penitentes nos lo impedirían a pesar de varios intentos del Tano y Jorge.



El Tano y Jorge por un lado de la grieta, Edu y yo por el otro



Se hacía tarde y luego de una incursión para relevar el terreno, entendimos que por allí no pasaríamos y que lo mejor era armar el primer campamento a 4.200 m.s.n.m. antes que anocheciera.

Por la noche Vicky hizo su debut triunfal como cocinera del grupo y al otro día partimos temprano hacia el Hueco de piedra Toba que teníamos al Sur de nuestra posición





La Cheroketa de Edu se pierde ante la inmensidad de un paisaje hostil



Un volcán sin nombre conocido, al que alguien propuso llamar “Panzer”



Un nuevo intento infructuoso por otra de las grietas



Al final nos dimos cuenta que por allí no podríasmos ingresar, por lo que decidimos salir hacia el Salr de Antofalla en búsqueda de una nueva alternativa

No Edu, por allí no es... Twisted Evil



Es por acá, por la derecha... Wink



Un Colla Chaqueño que encontramos en el lugar... Laughing



Después de una trepada, nos encontramos con estas ignotas lagunas





Para llegar a ellas tuvimos que atravesar una bajada que a priori resultaría muy difícil de remontar si algo salía mal



Sólo para probar, el Defe 90 de Jorge hizo el intento y logró subir a fuerza de bloqueo (Un tractor ese “Jeep”...). Edu también lo intentó y no lo logró por muy poquito.

Al final, llegamos a una de las lagunas





Los paisajes son indescriptibles





Luego intentamos otra alternativa que bordeaba el Salar de Antofalla por el Oeste, pero luego que una de las chatas se encajar en él, decidimos tentar suerte por la margen Este del Salar y cruzarlo más adelante para evitar un tortuoso serrucho de más de 20 Km. de extensión. En ese trayecto tuvimos que bajar un médano bastante empinado con una fuerte inclinación lateral, que hizo que casi todas las chatas dibujaran extraños pasos de ballet con las colas apuntanto hacia abajo donde estaba el Salar. Como diría un viejo dinosaurio Patagónico: ¡Que momeeeeentoooo...!

Una vez que cruzamos el Salar, decidimos hacer el segundo campamento al costado de una vega a unos 3.500 m.s.n.m.

A la mañana siguiente arrancamos nuevamente hacia el Norte por una huella al Oeste del Alto Los Colorados, que nos dejaría sobre la Vega Las Chacras.



Eduardo intentó rodear la vega por el único lugar posible, pero las inclinaciones y el terreno flojo le impidieron avanzar





El Tano intentó cruzar la vega, algo que parecía factible pero no, se encajó mal y luego de probar sacarlo a fuerza de eslingazos, hubo que recurrir a dos malacates para lograrlo





Evidentemente ese tampoco era el camino, por lo que decidimos volver sobre nuestros pasos e intentar esta vez pasar por el Este del alto Los Colorados. Avanzamos hasta llegar a otra vega y por delante una pendiente de arena que no parecía fácil de subir.

Allí nos encontramos con un puestero de nombre Jesus Vázquez (Léase “Yisus” con fonética anglosajona... Cool ) quien nos confirmaría que ese era un camino de bajada y que hasta el momento nadie había podido remontar la huella



Luego de una corta conversación, Don “Yisus” se ofreció a hacernos de baqueano a cambio de algunas provisiones para su rancho. Aquí me viene un detalle a la memoria y es que Don “Yisus” se acordará de Lucho (a) “Conejo Negro” cada vez que se rasque la cabeza...

Bien, ya con el baqueano acomodado dentro de la Cheroketa de Edu salimos en busca de una huella por el alto que, según él, nos llevaría hasta el gran campo de piedra pómez. Comenzamos a subir y al llegar a los 5.305 m.s.n.m lo tuvimos delante de nuestros ojos





Hacía bastante frío y el viento no nos dejaba mantenernos en pie, pero Lucho quiso probar si podía volar...



No conformes con esa vista, quisimos tener otra perspectiva del campo desde el sector Noroeste del mismo, para lo cual debimos atravesar varias grietas con penitentes y pasar entre los volcanes Vallecitos y Cerros Colorados



Desde esa posición, puede apreciarse el tamaño de las grietas que el día anterior nos habían impedido el acceso



Cumplido ese objetivo, partimos hacia la Laguna de Aguas Calientes reencontrándonos con la traza de nuestra conocida XX-69 y con la intención de hacer una incursión previa al Salar de Las Parinas en Chile. En el camino nos encontraríamos con más salares



Nuevamente se nos hizo la noche y debimos armar campamento a casi 4.300 m.s.n.m.

Al día siguiente retomamos camino hacia el Oeste en dirección a la frontera internacional

Ya tenemos a la vista el Salar de Las Parinas



¿Me sacás una foto Martín...?



El grupo posando con el Volcán Aguas Blancas de fondo



De regreso en la huella y camino a Aguas Calientes, encontramos una gran planicie desértica con el Volcán Llullaillaco de fondo, el cual dominaría el paisaje durante los próximos días como al principio lo había hecho el Peinado



De nuevo montados en la XX-69, comenzamos a divisar el Salar de Aguas Calientes



Y la Laguna del mismo nombre



Este es el arroyo que alimenta la laguna desde la vertiente de aguas termales







Desde aquí surge el agua debajo de las piedras



Las chatas frente a la laguna



Luego de un momento de relax donde algunos aprovecharon para bañarse en las aguas termales (Incluido Don “Yisus”), comenzamos a cruzar un gran campo de lava negra en dirección a la Salina y Laguna Patos



Mientras Jorge se encargaba de acercar a Don “Yisus” a su rancho, el resto nos dedicamos al descanso y a exprimir los tanques auxiliares en busca de combustible extra que nos permitiera llega a Tolar Grande



Con Jorge de regreso emprendimos la retirada. El camino tenía una huella más transitada, pero los paisajes seguían llenando nuestros ojos





Llegando a Mina Arita



El particular cono de Arita


     
ALEJANDRO DANZI
Diciembre de 2007      

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