Corría el mes de septiembre de l año 2009.
Andábamos por la Sierra de Santa Victoria, aquella que separa la Puna de la selva de Yungas y la Pcia de Jujuy de la de Salta en el extremo norte de nuestro país.
En tres camionetas viajábamos Denis Garione en TLC con su primo Adriel, Pablo Pezzano (Pexa) llevaba en su Ford Ranger a su amigo Mauro y Carlos Lucchini (Conejonegro) conmigo en la Cherokee.
Nuestro propósito en aquella travesía de exploración era relevar las huellas que comunican las distintas comunidades aborígenes de la zona y que no figuran en ningún mapa. Nuestro segundo pero no menos importante objetivo era conocer y aprender lo más que pudiéramos de aquellas gentes con sistemas de organización social y constumbres discímiles de los que vivimos en las grandes urbes.
En el relato anterior contamos cómo llegamos a una escondida comunidad denominada actualmente "Campo La Paz" pero también conocida por su antiguo nombre de "Caldera".
Allí aconteció durante el año 2008 algo que los lugareños denominan comunmente "el volcán".
Contrariamente a lo que todos conocemos como un volcán, ellos denominan de esa manera al fenómeno que se produce cuando, repentinas lluvias torrenciales arrastran a su paso lodo y rocas por los lechos de ríos normalmente secos, formando una pared rugiente que arrasa con todo a su paso.
El desconocimiento lleva normalmente a confusiones al periodismo que llega a titular "Explotó un volcán en las cercanías de Santa Victoria Oeste", cuando ello es absolutamente imposible pues los orígenes de la Sierra de Santa Victoria, distan mucho de ser volcánicos. Son exclusivamente producto de plegamientos orogénicos.
No obstante lo cual "ese" fenómeno en particular era extraño, pues no se había dado durante una tormenta sino que, de un momento a otro, literalmente una gran explosión hizo que se deslizara un importante sector de la ladera de una montaña, arrastrando y sepultando varias viviendas a su paso y produciendo la muerte de dos personas (nieta y abuelo).
La curiosidad de conocer datos más certeros de lo acontecido nos llevó a conocer Campo La Paz.
Allí nos enteramos que, a pesar de su cercanía (sin caminos y a lomo de mula) con Santa Victoria, sus habitantes preferían depender del Departamento de Nazareno y hacia allí abrían empinados caminos, por los que habíamos llegado nosotros.
Desde la capilla de la comunidad veíamos que, no sin esfuerzo, a campo traviesa y por el lecho del río con poca agua, se podía intentar llegar a Santa Victoria, siempre cuesta abajo.
El cacique de la comunidad puso cien pretextos y no nos dejó pasar para intentarlo, pero la idea y el desafío quedó incrustado en nuestro orgullo.