PAMPA de los BAYOS:
La tercera.... ¿Será la vencida...?

Día 2

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FOTO: Pièrre Lous
Vn Vallecitos 6.120m



Luego que Pièrre hubo desarmado su carpita y de tomar algo caliente nos pusimos en marcha. Estábamos ya dentro del cuenco, en la periferia de las grietas, alejados de la "Puerta Norte".

Primero comenzamos a recorrer sin sistema, simplemente para que quienes no habían ido nunca tuviesen oportunidad de disfrutar de ese espectáculo que brindan las verticales paredes de roca toba, lisa y clara, con torreones que apuntan al azul del cielo.

No había llevado los tracks que grabamos en expediciones previas porque confiaba en nuestra memoria (la de Denis y la mía que éramos los que habíamos entrado el año anterior). Pero en realidad las cosas "pintaban" un poco diferentes. Yo no me animaba a comentarle esto a Denis para no preocuparlo y para no pasar por ….

Llegado el mediodía decidimos que era hora de enfrentar el "cuarto nivel": Buscar el camino que nos llevase a la Pampa, allá en el centro a unos 10 o 12 Km en línea recta desde el lugar en que nos encontrábamos.

Yo había diseñado un track "probable" estudiando las fotos satelitales pero, en este "video game" todos debíamos demostrar cualidades para resolver el problema, así que le tocó a Jorge (el único que hacía su primer expedición a la Pampa) tratar de hallar la vía de acceso.

Nos metimos en muchas grietas, trepamos de costado con inclinaciones temerarias las faldas de los volcanes que rodean el cuenco, parábamos a cada rato a sacar fotos, porque a pesar que muchos puedan decir, "Pero si es todo igual, son todas piedras", cada ángulo, cada atalaya la que subíamos, cada rincón, mostraba una foto diferente y producía un placer difícil de describir.

Finalmente el "olfato" de Jorge lo llevó muy cerca del track que yo llevaba como reaseguro.

Como el tiempo ya se iba aceleradamente, decidimos montarnos en el camino diseñado en casa y grabado en mi GPS. A decir verdad, no resultó tan bueno, tuvimos que hacer modificaciones de recorrido en función de las cualidades del terreno que íbamos recorriendo. Evitando bajadas muy pronunciadas sobre arena floja que no nos aseguraban un cierto regreso.
 

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Pero SIiiii , finalmente lo logramos, llegamos a la PAMPA DE LOS BAYOS, acariciamos su arena, que hace miles de años se viene acumulando allí, esperando la llegada de visitantes que la respeten, que la aprecien y que la protejan.

Una gran alegría nos inundó el alma y allí posamos para las fotos en "automático" fijando en las memorias digitales de las cámaras el testimonio acerca de que habíamos logrado lo que hacía años ansiábamos.

La Pampa está a 4.550 metros de altura, 450 metros más baja que el campamento y unos 800 metros más baja que el Mirador.

Luego del disfrute ya estábamos pensando en un nuevo desafío, desafío que venía planteado desde casa. Era el "Quinto Nivel" y consistía en salir de allí hacia el Oeste, hacia Chile.

Hacia el Oeste no hay grietas, hacia el oeste un filo parejo que une los volcanes "Tridente" con el "Cerros Colorados" cerraba el círculo de la corona, con una pendiente que en Google Earth parecía "remontable" ("pendiente del 23%" anoté yo en el mapa).

Ese filo no tenía más de 4650 metros de altura. Por eso nos pareció buena opción para salir de allí, debíamos vencer un desnivel de "solo" 100 metros.

El asunto era que… ahora que lo veíamos "in situ", la cosa no parecía tan fácil.

La pendiente comenzaba suave y se iba acentuando a medida que llegaba al filo. Para más, ya desde abajo se veía que el terreno cambiaba su consistencia y el último tramo parecía casi vertical.

  • No perdamos tiempo, digo por la radio, esto es "insubible" !!

Sin embargo es difícil que los muchachos acepten una derrota sin haberlo por lo menos intentado.

Las opciones eran por el norte o por el sur del "Tridente". Estábamos frente a la "pared" sur y Jorge dice,

  • Uds esperen acá que yo voy a intentarlo.

Yo pensaba para mis adentros, este no llega ni al primer tercio del recorrido, pero Jorge estrenaba chata con poderoso motor turbocomprimido y necesitaba conocer sus límites.

Apagamos los motores y nos quedamos abajo viendo como Jorge y su chata, con su hijo de copiloto, se integraban al paisaje.

Recién comenzaban a subir y la chata ya se veía muy chiquita, pero subía y subía.

Pero, esteee, ejemm, no puede ser… mirá como sube este loco.

La chata seguía subiendo, lentamente pero sin pausa.

Ya había pasado el primer tercio cuando Jorge nos avisa por radio que la pendiente había aumentado notablemente, pero que la chata seguía "tirando".

  • Dale, dale que vas bien ¡!

 



Denis con su hijo Jean Paul, decide ir a intentar fortuna por el sur del volcán Tridente.

Con Piérre nos quedamos alentando a Jorge que sigue subiendo y ya hay que buscarlo mucho para poder distinguirlo en la lejanía.

  • ¿Dónde está? ¿Dónde está?
  • Allá, mirá… ¿Cómo puede ser que siga subiendo si parece que estuviera casi vertical?

Es probable que la perspectiva engañe un poco, pero Jorge había superado los dos tercios del recorrido cuando se detuvo, y no porque no pudiera haber continuado un poco más, sino porque la inclinación ya era mucha y la consistencia del terreno muy pobre.

  • Bueno, mejor bajá entonces. No es buen lugar para sufrir un percance. Nosotros vamos dónde Denis a intentar por la ladera Sur.

Allá salimos disparados. Se estaba haciendo tarde.

Unos seis kilómetros más adelante nos enfrentábamos a la ladera sur del volcán Tridente.

A decir verdad esta parecía una pendiente mucho más amigable (a pesar que el filo se encontraba a la misma altura que el anterior).

Denis con la TLC ya había trepado bastante, aunque no sin esfuerzo, esfuerzo que desde abajo se nos hacía incomprensible.

Ya lo entendimos nosotros cuando llegamos a la mitad de la trepada.

La pendiente era muy suave, pero el terreno era de unas piedras como las que se ponen entre y debajo de los durmientes de los trenes, en las cuales cualquier esfuerzo de tracción de las ruedas hacía que se separasen formando un hueco donde quedaba la rueda enterrada.

Vuelta marcha atrás y tratar de cambiar la pendiente.

Llegó un momento en que ya no pudimos avanzar ni en horizontal, paralelos al filo, porque las camionetas se deslizaban de costado y hacia abajo.

¡Qué lástima! ¡Estábamos a no más de treinta metros del filo que nos llevaría a Chile!!


 



Nivel 5, "Reprobado"

Pero, no, no está muerto quien pelea.

  • ¿Se animan a probar por la última grieta?

¡Qué pregunta!

Decirles si "se animan" a estos dos que vienen decididos a pelearse mano a mano con el león !

A los pocos minutos estábamos metiéndonos por la gigantesca grieta que, teóricamente, nos llevaría a salir por la pared sur de la corona, aquella que no pudimos trepar desde afuera en intentos anteriores, pero que ahora, llegados al filo, haríamos en sentido inverso, esto es: en bajada.

La oscuridad repentina hizo que levantáramos los ojos al cielo, ya que no era tan tarde como para que se haya puesto el sol.

Preocupados descubrimos que la oscuridad se debía a unas negras nubes de tormenta que se estaban reuniendo sobre nuestras cabezas.

No es buen programa quedar atrapados en esa olla tapados por la nieve, pero allí las cosas son así, las tormentas se forman en un santiamén, casi sin que uno pueda darse cuenta.

El tema era que estábamos a no menos de dos horas de cualquier probable salida. La más cercana era la que estábamos intentando, pero nadie podía asegurar que efectivamente nos sacaría de allí.

De cualquier forma decidí no preocuparme ni preocupar a nadie con ningún comentario y continuar disfrutando lo que nos deparaba cada metro recorrido.

¿Sería este el "Sexto Nivel" de este interminable "video juego" imaginario?

Si, lo fue.

Salir de allí se convirtió en uno de los niveles más difíciles de esta aventura.

Si lo estamos contando quiere decir que lo logramos, pero todavía nos faltaban varias peripecias.


 


 
 
 
Las   F O T O S


FOTO: Jorge Alonso
Amaneció nublado y muy frío en el campamento a 5.000 metros de altura.


FOTO: Jorge Alonso
Para cuando nos pusimos en marcha ya se había despejado.
Enfrentábamos un paisaje magnífico que invitaba a mirar y a recorrer...


FOTO: Jorge Alonso
Amplias "avenidas" de arena flanqueadas por rascacielos de roca.


FOTO: Pièrre Lous
"Avenidas" que se cruzan con otras "avenidas"...
En realidad son las famosas grietas que veíamos desde el mirador.


FOTO: Pièrre Lous
Grietas obstruidas por rocas de toba.


FOTO: Pièrre Lous
Grietas que se cierran...
El volcán Vallecitos dice presente, con su perfecto "casquete de lava".


FOTO: Pièrre Lous
Grietas que terminan en perfectos anfiteatros...
Con rocas que asemejan caras contentas de vernos por allí, de respetuosa visita...


FOTO: Pièrre Lous
Grietas que han perdido su cubierta de arena, arrastrada por los torrentes esporádicos,
que desnudan un lecho de vítrea e intransitable lava negra.


FOTO: Pièrre Lous
Recorremos un buen rato, sin método, simplemente conociendo y disfrutando.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Ahora, si, desandamos camino.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Le apuntamos al "Vallecitos", al cual vemos en toda su extensión con su silueta perfecta.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Y ese cráter que pareciera que dejó de derramar lava ayer mismo.


FOTO: Pièrre Lous
Ese enorme cuenco, de una superficie equivalente a la de la ciudad de Buenos Aires,
está colmado de "monumentos", como este pétreo centinela tallado por la naturaleza.


FOTO: Jorge Alonso
Volvemos a los espacios abiertos.


FOTO: Pièrre Lous
A buscar nuevas grietas que nos lleven a la Pampa.


FOTO: Jorge Alonso
Si, son "todas piedras", pero no podemos negar que son bonitas...


FOTO: Eduardo CINICOLA
Desde un nuevo mirador, observamos ese espléndido laberinto de grietas.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Y otro laberinto de torreones...


FOTO: Pièrre Lous
Finalmente podemos divisarla bien, por primera vez.
Allá está la elusiva "Pampa de los Bayos", es esa planicie arenosa al fin de las grietas.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Jorge es el guía en este momento y se bajan de la chata, junto con Maurico
a verificar la consistencia del terreno.
¿Estás seguro que por ahí podremos regresar...?


FOTO: Eduardo CINICOLA
Abriendo el ángulo, el paisaje que no cabe en las cámaras.
Los nevados del fondo son volcanes chilenos (Wheelwright y otros).


FOTO: Eduardo CINICOLA
Denis buscando una trayectoria que le permita bajar sin volcar la chata.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Ahora es nuestro turno, Jorge y Denis esperan abajo.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Allá.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Ahí...


FOTO: Pièrre Lous
Otros volcanes que cierran el círculo...
El de la izquierda es el "Manantiales" de 5.679m y el otro no tiene nombre y mide 5.460m


FOTO: Eduardo CINICOLA
Bajemos, parece que ya encontramos la salida del laberinto...
(con trampa porque fuimos por arriba...)


FOTO: Pièrre Lous
Ahora circulamos en medio del laberinto de torreones


FOTO: Eduardo CINICOLA
Parece que nadie hubiese pisado este suelo...


FOTO: Jorge Alonso
Los espacios se ensanchan, ¿será que podremos llegar al centro?


FOTO: Eduardo CINICOLA
Parece que los monumentos de piedra se hubiesen formado haciéndonos la guardia de honor...


FOTO: Jorge Alonso
Monolitos espectaculares...


FOTO: Pièrre Lous
Nos saludan a nuestro paso...
- Van por buen camino (parecen decir).


FOTO: Eduardo CINICOLA
Finalmente lo logramos, llegamos a la Pampa de los Bayos y nos preparamos para la foto


FOTO: Jorge Alonso
Allá están, son los recontra-insistidores...
Mauricio Alonso, Denis Garione, Gian Marco Garione, Jorge Alonso, Eduardo Cinícola y Pièrre Lous


FOTO: Pièrre Lous
Desde esa posición vemos la primer grieta del norte, esa que nos impidió el paso en la segunda expedición.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Un paisaje fantasmagórico que no pareciera de este planeta nos muestra la Pampa


FOTO: Eduardo CINICOLA
Jorge Alonso encara la barda de más de 100 metros de altura
¿Llegará?
Arriba parece una pared vertical !!


FOTO: Eduardo CINICOLA
¿Dónde está?
Allá está !!
Falta poco !!


FOTO: Eduardo CINICOLA
La consistencia del suelo se pone pésima, la pendiente muy marcada y las rocas se agigantan
Mejor regresar antes de producir un desastre.
¡Qué lástima ! Detras del filo está Chile.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Denis se va a probar por otro lado.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Mientras negras nubes de tormenta se forman sobre el paisaje lunar


FOTO: Eduardo CINICOLA
La oscuridad crea un ambiente de suspenso...


FOTO: Eduardo CINICOLA
La TLC encara a la ladera sur del volcán Tridente.
Mientras observamos las distintas texturas y colores de las cenizas que escupieron esos colosales poros de la corteza terrestre.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Allá vá. Es una mota minúscula en el paisaje, sin embargo le auguramos éxito.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Mientras Jorge Alonso continúa en un nada fácil descenso, tratando de controlar la fuerza de gravedad que lo "succiona".


FOTO: Eduardo CINICOLA
Lo sigo a Denis.
A pocos metros del borde final, el terreno dice basta y hace inutil cualquier esfuerzo de las ruedas por traccionar.
Mientras Jorge espera a medio camino, el cielo se pone más negro.

  Sigue acá...                        

           
EDUARDO CINICOLA
Febrero de 2010            


Todos los Tracks y WPTs relevados en esta expedición los encontrará en ViajerosMapas.