Vn. Ojos del Salado - Catamarca:
3ra Expedición en 4x4 y motos - Vertiente argentina

Día 2:


FOTO: Jorge ALONSO


Durante la noche el resplandor de lejanos relámpagos me despertaban y no auguraban nada bueno. Finalmente solo un poco de nieve cayó hasta poco después que nos levantamos.

A eso de las 9 comenzó a despejarse el cielo. Apuntamos las chatas al sol para que se descongelaran los parabrisas mientras los motociclistas terminaban de poner en orden de marcha sus metálicas cabalgaduras.

Los apunados nocturnos iban recuperando su compostura poco a poco. Varios de ellos pasaron la noche prácticamente sin dormir. Eso no era bueno para el desafío que enfrentaríamos ese día.

Decidimos no desarmar el campamento ya que era obligado que deberíamos regresar allí, sea a pernoctar y reponernos del esfuerzo o, más temprano y derrotados a desarmar las carpas para emprender la retirada.

A las diez de la mañana partimos.

Conocíamos el trayecto y sabíamos de sus dificultades, dificultades que poco a poco se fueron agravando.

A poco de salir, una empinada ladera de arena y coirón nos hace renegar un rato buscando las mejores pendientes para depositarnos en una meseta plagada de filosas rocas. Allí el desplazamiento era a paso de hombre, mayor velocidad hubiese destruido inmediatamente las cubiertas.

Las motos aprovechaban su mejor agilidad y posibilidad de esquivar obstáculos y andaban yendo y viniendo y trepando por las laderas laterales, explorando.

Partiendo del campamento a 4.400 metros de altura rápidamente llegamos a los 4.600, 4.800 y, cerca de los 5.000 apareció la nieve. Si, la nieve que había caído en los últimos días y especialmente la reciente noche.

Para las camionetas fue una bendición, porque al rellenar los intersticios entre las rocas y filosas piedras, emparejaba mucho la superficie por la que transitábamos.

Para las motos fue una "maldición". Se les hacía muy difícil mantener el equilibrio sobre las rocas mojadas o sobre un colchón de unos 10 cm de nieve. La escasés de oxígeno no ayudaba ya que les había mermado mucho la potencia a las carburadas. Si bien los muchachos tenían diseñados artilugios para mejorar y adecuar la calidad de la mezcla a la presión atmosférica reinante nada podían hacer respecto del encendido.

Se los veía renegar, luchar, caerse y levantarse en medio del frío, la nieve y el tremendo cansancio que provoca la falta de aire.

El paisaje había cambiado totalmente del que conociéramos en la expedición anterior. La nieve enmascaraba todo y no nos permitía situarnos en terreno "conocido", a más que nos obligaba a buscar nuevas trazas por donde fuera más firme y hubiese menos acumulación.

Los motociclistas lucharon a brazo partido hasta bastante más allá de los 5.300 metros de altura, pero el "soroche" o mal de altura había comenzado a golpearlos nuevamente.
La nieve se empecinaba en frenar el avance de las motos, con la potencia reducida de sus motores por la menor presión parcial de oxigeno.

Viendo que hacia adelante solo había peores condiciones, Néstor, como líder del grupo de motociclistas, se acerca a comunicarme que lo más conveniente para la salud de los que ya se sentían mal, era desistir en ese punto y regresar al campamento base, a descansar o a recoger algunas cosas y bajar hasta el asfalto de la RN60 rumbo al hotel "Cortaderas".

Así lo hicieron mientras nosotros continuábamos adelante, lamentando la ausencia de nuestros "exploradores de avanzada", pero sobre todo lamentando que no hubiesen podido continuar para disfrutar lo que vendría.

Lo que vino fue un disfrute para los ojos y para la conducción en situaciones extremas en la montaña, con extensas acumulaciones de nieve en laderas cubiertas de rocas por las que debíamos circular, a veces retroceder y volver a avanzar por alguna traza que nos lo permitiese.

Así nos íbamos intercambiando en la cabecera ya que ora uno hallaba la mejor traza, para luego quedarse trabado mientras otros buscaban ordenadamente un mejor lugar.

El avance era lento, pero era "avance", todavía no nos dábamos por vencidos.

Sabíamos de nuestras expediciones anteriores que la "ruta" de aproximación al Ojos no debía ser la misma que la de salida ya que ambas solo pueden hacerse en un solo sentido. Recordaba también que en determinado lugar, transitando "hacia" el Ojos deberíamos volcar al norte y despeñarnos por una bajada sin retorno de marcada pendiente y grandes, filosas y removidas piedras laja, deseosas de destruir neumáticos.

Allí se unen ambas "rutas" y se suaviza el terreno, aunque continúa en constante ascenso.

Bordearemos dos bonitas lagunitas de altura, una de ellas perteneciente a la Vega de la Piedra.

Allí el terreno engaña a Christian quien es atrapado por las arenas movedizas de ceniza y agua. Intentamos ayudarlo con la Cherokee hacia atrás, pero es imposible, está hundido hasta los zócalos en esa extraña mezcla de cenizas, agua, pedregullo y cieno.

Finalmente Pepe intenta ponerse al frente con su Ford Ranger para auxiliarlo desde allí y también es succionado por el flojo y húmedo suelo. A él lo pudimos ayudar a salir y el con Pexa luego se encargaron de sacar a Christian después de un arduo trabajo humano a 5.500 metros de altura.

El resto se los cuento con las fotos...
 


Mapa de la zona tomado de ViajerosMapas.com

LAS FOTOS


FOTO: Eduardo CINICOLA
A poco de salir del campamento, el primer obstáculo,
una larga subida de marcada pendiente, terreno no muy firme y escasés de oxigeno para los motores (4.400 m de altura).
Al fondo vemos el extinto volcán Rasguido totalmente nevado.


FOTO: Denis GARIONE
Desde esa meseta a la que subimos, podemos observar, asombrados, como el gran volcán Nacimientos del Cazadero (6.436m)
(mal llamado Bayos en algunos mapas) y normalmente renegrido, está irreconocible con ese manto blanco que lo cubre.
Mal presagio.


FOTO: Jorge ALONSO
Christian y Pablo vienen atrasados.


FOTO: Jorge ALONSO
Los primeros tramos transcurren sobre una superficie pedregosa pareja,
le apuntamos al Naciminetos del Cazadero.


FOTO: Jorge ALONSO
Rápidamente el "pavimento" se transforma...
Cuidemos cubiertas y diferenciales !


FOTO: Jorge ALONSO
A 4.900m de altura, comenzamos a ver las primeras manchas de nieve.
Las piedras siguen grandes pero, con cuidado y lentamente, seguimos avanzando.


FOTO: Denis GARIONE
Acá las motos todavía andan más rápido y más ágiles que nosotros.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Una hora después, primera parada, a analizar la situación y las dificultades que se van presentando.


FOTO: José SAMASSA
Sala de situación.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Mientras unos conferencian, otros descansan.


FOTO: José SAMASSA
Arturo, el santiagueño, decide salir a hacer una avanzada en su moto,
mientras Pablo, disfruta del paisaje.


FOTO: Pablo PEZZANO
Y Marcelo se toma unos mates...


FOTO: José SAMASSA
Cebados por Pexa, que no se separa nunca de su termo y su mate.


FOTO: José SAMASSA
Pepe le saca fotos a su impecable Ford Ranger.


FOTO: José SAMASSA
Y también al Paisaje...
Vemos a la izquierda uno de los colosos de los Andes, el volcán Incahuasi de 6.610m de altura.


FOTO: Denis GARIONE
Denis lo "trae" con el zoom para mostrarnos la cantidad de nieve que cubre sus faldas
en una fecha tan temprana como los primeros días de marzo.


FOTO: Denis GARIONE
Por aquel valle está nuestro "camino" de regreso. Hacia arriba es imposible.
Completa el cuadro uno de los "Gendarmes", este es el volcán "Gendarme Argentino II", de 6.013 metros de altura.
Detrás de el, y oculto a la vista está su gemelo el "Gendarme Argentino I", tan solo 50 metros más bajo.


FOTO: Pablo PEZZANO
Continuamos con la subida...


FOTO: Jorge ALONSO
La capa de nieve se engrosa.
Pero las motos aún pueden seguir avanzando.


FOTO: Denis GARIONE
A la altura de los cóndores.
Atrás quedan los cerros sin nieve de "apenas" 5.000 metros de altura.


FOTO: Pablo PEZZANO
Ya tenemos a la vista el cono trunco del Vn Olmedo (6.215m).
Y Vicente (el "gallego"), se detiene a admirar su magnificencia.
Detrás del Olmedo se divisa el Volcán Tipas o Walther Penck (6.669m), a veces mal llamado "Nacimientos"


FOTO: Denis GARIONE
Las caidas no han de ser cosa grata a estas alturas y con tan poco "aire".


FOTO: Pablo PEZZANO
El enorme Vn Incahuasi vuelve a verse hacia el norte, a su izquierda, con 600 metros menos de altura,
se asoma el volcán "El Fraile", entre ambos el modesto cono trunco del volcán Negro (5.420m).


FOTO: Pablo PEZZANO
Los motociclistas siguen luchando con la nieve y las patinosas piedras.


FOTO: Pablo PEZZANO
Néstor vuelve con reportes de lo que hay más adelante; no es alentador,
más y más nieve.


FOTO: Pablo PEZZANO
Nieve profunda que dificulta mantener el equilibrio en dos ruedas.


FOTO: Denis GARIONE
Bueno, por fin, allá lo tenemos, es el Ojos del Salado,
con su característico perfil de "gorro frigio".
"Solo" nos faltan 12 Km en línea recta (unas 3 o 4 horas -de ida-).


FOTO: Jorge ALONSO
La nieve es una bendición para las ruedas de las chatas, ya que cubre los molestos guijarros.


FOTO: Jorge ALONSO
Pero cuando se hace más profunda, imposibilita el avance de las motos
quienes deciden regresar, dado que aún faltaban muchos kilómetros y a medida que ascendiéramos
las cosas se complicarían más y más.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Tal lo convenido de antemano, nosotros con las camionetas continuaríamos hasta donde la naturaleza nos permitiera
Estábamos a solo 8 Km del Ojos, pero lejos aún de donde habíamos llegado en la expedición anterior.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Aunque algo me decía que iba a ser complicado obtener mucha altura en esas laderas tan nevadas.


FOTO: Jorge ALONSO
Por un rato se abre ante nosotros una gran planicie de altura.


FOTO: Jorge ALONSO
Qué paradoja, la nieve que, por ahora nos ayuda a nosotros, hizo abandonar a nuestros compañeros
quienes regresarán hasta el campamento a decidir qué hacer .


FOTO: Jorge ALONSO
El tránsito por esa planicie era relajado y tranquilo.


FOTO: Jorge ALONSO
Hasta que repentinamente se complicaba y había que recurrir a toda la potencia del motor y mañas del conductor. .


FOTO: Pablo PEZZANO
Descendemos ahora hacia la base del Vn Olmedo.
Atrás se siguen viendo las "falsas cumbres" del Tipas/Walther Penck.


FOTO: Pablo PEZZANO
Las camionetas impecables.
El esfuerzo realizado no se nota en suciedades.


FOTO: Denis GARIONE
Denis se "come" una piedra y allí queda "clavado del anclaje del brazo reactor.


FOTO: Jorge ALONSO
Pasamos cerca de los campamentos que armaron Hans Siebenhaar y Jaime Suarez cuando escalaron el WP, hace unos años.


FOTO: Denis GARIONE
Otro perfil del "Gendarme Argentino II".


FOTO: Denis GARIONE
Y el Ojos del Salado, más cerca....
Solo que ahora tenemos que tirarnos de cabeza por una alocada pendiente de 45 grados, sin retorno,
tapizada de rocas de generoso tamaño.


FOTO: Pablo PEZZANO
¡¡ Allá vamos !!.


FOTO: Jorge ALONSO
La superficie vuelve a emparejarse, pero...
¡ Qué lástima ! seguimos perdiendo altura, que tanto nos había costadoconseguir.


FOTO: Jorge ALONSO
Realmente está muy nevado. Va a ser difícil...


FOTO: Eduardo CINICOLA
¡¡ Cuánta menos nieve encontramos en la expedición anterior !! (Abril de 2.007).


FOTO: Eduardo CINICOLA
El descenso nos lleva a un amplio "valle" donde encontramos nuestras propias huellas de incursiones anteriores.


FOTO: Eduardo CINICOLA
En el valle hallamos la primera de las tres lagunas que en el se forman, esta vez rodeada de una capa nívea.


FOTO: Denis GARIONE
Y allí Denis nos saca esta foto.


FOTO: Denis GARIONE
En su superficie flota una delgada capa de hielo.


FOTO: Jorge ALONSO
Salimos de la cuenca de la primer laguna y nos sorprendemos al ver que,
a mayor altura encontramos menos nieve.


FOTO: Jorge ALONSO
Estamos pasando por Vega de Piedra y muy cerca de donde llegamos en abril de 2.007


FOTO: Pablo PEZZANO
Pasada la segunda laguna nos percatamos que la nieve desapareció casi por completo.
¡ Qué lástima que se volvieron nuestros amigos motoqueros !!


FOTO: Jorge ALONSO
Pero reaparecieron las rocas...


FOTO: Pablo PEZZANO
Y hacen su aparición las traicioneras cenizas cenagosas.


FOTO: Pablo ANASTASIO
Estamos hasta las verijas !!


FOTO: Pablo PEZZANO
El suelo cedió repentinamente...
¿Podremos sacarla con la Cherokee?... Mmm...


FOTO: Pablo PEZZANO
Lo dudo...


FOTO: Denis GARIONE
Mejor probemos con la Ranger, desde adelante...


FOTO: Pampa ZEREGA
Nos olvidamos de prevenir que no se hundiera también la Ford !!.


FOTO: Jorge ALONSO
Una pronunciada pendiente de rocas.
Nos llevó nuevamente a la nieve... mucha nieve...


FOTO: Denis GARIONE
Jorge en plena trepada.


FOTO: Denis GARIONE
Desde allí tuvimos una nueva vista del cráter del volcán Olmedo, ahora desde el Oeste.


FOTO: Denis GARIONE
Hacia el norte vemos un agudo pico sin nombre.


FOTO: José SAMASSA
Las cosas volvían a complicarse.


FOTO: Pablo PEZZANO
Las chatas iban donde querían ellas.


FOTO: Jorge ALONSO
Eduardo tuvo mucha suerte de poder regresar de una hondonada llena de nieve
donde la Cherokee, "panceaba" y bufaba para poder salir.


FOTO: Denis GARIONE
Era el final...
La nieve nos rodeaba, por derecha...


FOTO: Denis GARIONE
Por adelante...


FOTO: Denis GARIONE
Y por la izquierda...


FOTO: Pampa ZEREGA
Hasta acá llegamos...


FOTO: Jorge ALONSO
Era hora de emprender el regreso,
con el magro trofeo de haber llegado a la misma altura que en la anterior expedición,
pero en un ambiente mucho más hostil.


FOTO: Jorge ALONSO
Si bien la vuelta suena a más relajada...


FOTO: Jorge ALONSO
Tuvo también su pequeña cuota de adrenalina...


FOTO: Jorge ALONSO
Con bajadas sin "grip".


FOTO: Jorge ALONSO
Con bajadas sin retorno...


PEXA EDITÓ Y MUSICALIZÓ UN LINDO VIDEO DE ESTA EXPEDICIÓN AL OJOS DEL SALADO:
Disfrutenlo:

Oprima el tercer botón para verlo en pantalla completa.


UNA VEZ MÁS NOS DIMOS EL GUSTO DE METERNOS A INTIMAR CON NUESTROS AMIGOS LOS VOLCANES
QUISIMOS SUBIRNOS POR LAS FALDAS DEL OJOS DEL SALADO
PERO SOLO EL Y LA NATURALEZA DECIDEN HASTA DÓNDE
QUIZÁS EN UNA PROXIMA VISITA LLEGUEMOS MÁS ALTO
SIEMPRE POR LA VERTIENTE ARGENTINA.


Pero nuestra visita a los volcanes no terminaría allí,
dormiríamos en un campamento de altura y, al día siguiente
partiríamos a visitar a un volcán que está solo, y así se llama: VOLCÁN SOLO
¿Nos acompañan ?

  Visita al volcán SOLO...

           
EDUARDO CINICOLA
Marzo de 2.011            




El Relato de "El Pampa": (Parte 2)

VOLCANES 2011 – NOTAS DE VIAJE, una versión de derecha


LUNES 7 DE MARZO:

Casi todos despertamos temprano pero tuvo que transcurrir un buen rato hasta que el sol nos saque del letargo y nos caliente un poco. No todos se recuperaron plenamente de la altura, pero nadie quiso aflojar, especialmente los motoqueros.

No tardamos mucho en estar listos porque se había decidido dejar el campamento armado y reutilizarlo a la noche, salvo que nuestro regreso fuera muy rápido, en cuyo caso desarmaríamos e iríamos a otra parte.

Un muy amigable cañadón podía conducirnos a primera vista a la base del Ojos, pero expediciones anteriores de Eduardo indicaban descartarlo porque tenía por lo menos dos puntos conflictivos para el ascenso, no así para el retorno.

La opción fue cruzarlo, a través una trepada infernal que puso a prueba a todos y circular por arriba, del lado sur, hasta sortear esos pasos imposibles y ahí si retomar el cañadón.

La terrible subida fue la antesala de una penosa circulación ente enormes y filosas piedras mientras ganábamos altura y empezaba a aparecer la nieve. Las motos y sus pilotos palmaron al llegar a 5300 msnm y decidieron regresar poco después de ver, por primera vez en sus vidas, el Ojos del Salado.

Ellos desarmarían su campamento, nos dejarían todo ordenado para hagamos de porteadores y se volverían al hotel de Cortaderas a descansar. Difícil decisión después de tanto esfuerzo para llegar hasta acá, pero a la postre, sabia: con la montaña no se puede joder.

Dejamos atrás los bloqueos en el cañadón, esquivándolos por arriba y llegó el momento de tirarse hacia abajo, en una bajada “sin retorno”. El retorno sería por el cañadón, que había sido relevado cuatro años antes: sin embargo un derrumbe, una grieta, una gran piedra y nos quedábamos a vivir en el barrio cerrado Ojos del Salado. Así y todo bajamos para acercarnos lo máximo posible al coloso de 6893 m, el cual solo se mostraba de vez en cuando entre sus pares.

Finalmente el “gorro frigio” que caracteriza al Ojos se mostró nítido en el horizonte y nos incentivó a tratar de llegar a el de cualquier forma, cruzando lagunas y peleando con el barro de mallines originados por sus glaciares. Metro a metro fuimos ascendiendo hasta alcanzar la para mí increíble altura de 5688 msnm, que nos hacía parecer que lo estábamos tocando.

Ahí terminó el acercamiento: las nieves eternas impedían avanzar con las chatas, pese a un esfuerzo desesperado de Eduardo que trató de seguir y todavía no sé como pudo zafar de la trampa de nieve y barro en que se había metido.

GAME OVER para la escalada al Ojos del Salado, pero con la infinita satisfacción de saber que muy pocos mortales han tenido la oportunidad de verlo tan de cerca. Un lujo.

El regreso por el cañadón fue sencillo, excepto los dos obstáculos conocidos, que también lo eran para el descenso. Con un poco de ingenio y audacia los pasamos y la paga fue un increíble paisaje de coirones amarillos digno de un cuadro de Van Gogh.

Cayendo la tarde, llegamos al campamento base dónde las motos nos habían dejado sus petates. No valía la pena desarmar y trasladarse, todos estábamos muy cansados.

Sin embargo el estado de alguno no era el mejor y entonces Pepe y Pexa decidieron bajar a Cortaderas y encontrarnos al día siguiente en el mirador de Laguna Verde, pese a que tenían que descender de noche. Pablo Anastasio también estaba mal pero decidió quedarse.

Comimos frugalmente y nos metimos rápido en las carpas y en las chatas a pasar una larga noche.

Por radio Pepe y Pexa nos informan que un poco de lluvia y algo de nieve los había pillado por el camino y que nos llegarían a nosotros en breve.

Por la dudas me llevé un termo para el caso de desvelarme por la noche, lo que me permitió disfrutar unos mates a la madrugada mientras afuera caía algo de nevisca. Una sensación única, mientras escuchaba mis canciones preferidas de Serrat con mis auriculares. Una noche inolvidable en la montaña.

EL PAMPA - 03/2011            
 



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