A decir verdad lo que llamamos la depresión o Bolsón del Salar de Pipanaco comprende además del salar mismo y su periferia, un extenso espacio semidesértico cubierto de medanales tapizados de espinos, bosques de algarrobos, retamos, jarillas y otros arbustos, la mayoría de ellos muertos y resecos.
Es un ambiente árido, hostil y practicamente deshabitado.
Pero no siempre fue así.
La simple observación nos permite inferir que aquellos fantasmagóricos bosques resecos de gigantescos algarrobos hoy muertos, fueron en alguna lejana época excelsos y verdes bosques de saludables ejemplares.
¿Qué habrá pasado entonces?
La historia nos agrega más misterio.
A la llegada de los españoles a América, allí se ubicaba el corazón de una gran región dominada por el cacique Tucma, era el denominado Tucmanao o Tucumanao, casi un "imperio" que abarcaba aproximadamente las actuales provincias de La Rioja, Catamarca, Santiago del Estero, Tucumán y Oeste de Salta.
Anteriormente se desarrollaron allí dos de las culturas precolombinas argentinas, la cultura Ciénaga, (desde aproximadamente el año 250 DC) continuada con la cultura Aguada hasta el año 850 de nuestra era -mucho antes que siquiera haya nacido el cacique Tucma- y allí quedan sus vestigios en forma de cerámicas y enterratorios.
También se especula que por allí transportaban los nativos el oro extraido del Famatina en su camino al Cusco.
Otros dicen que allí se hallaban las fundiciones de ese precioso metal dado que el ambiente propicio por la baja altura y la abundancia de combustible vegetal lo convertiría en el lugar ideal para ese menester. No obstante no se han hallado, a la fecha, vestigios de aquellos primitivos hornos de fundición.
Es cierto que el movimiento de suelos provocado por el viento y el agua es notable. En ciertos sitios las raices de los antiguos algarrobos han quedado al descubierto en más de un metro veinte de profundidad, al desaparecer el suelo que los sustentaba originalmente. En otros, el mismo viento construyó, y lo sigue haciendo, grandes dunas, acumulando el material traido de otras partes.
Esos mismos movimientos pueden haber cubierto viejos yacimientos arqueológicos, como puede ser que vuelva a descubrirlos de un momento para otro.
A la vera occidental de esta depresión o cuenca cerrada, se fundó la segunda ciudad en el actual territorio argentino, la Ciudad de Londres que luego se mudara al borde oriental con el nombre de Londres de Pomán.
Ya a fines del siglo XIX se instaló en su extemo norte una fundición para el cobre que se extraía de la Mina Capillitas, a 3500 metros de altura y que bajaba a Andalgalá en un extenso y ciclópeo cablecarril que descendía por las sierras más de 2000 metros de desnivel.
En fin, es un sitio cargado de historia y de leyendas.
Es un sitio cargado de dificultades para transitar por el, sea caminando, en mula o camioneta.
Es un desierto sin agua, que no perdona.
Es un lugar en el que, en verano, se hace insoportable resistir sus más de 50 grados de temperatura al sol y donde la vida humana sin protección corre riesgo de vida.
Es un lugar que desafía al aventurero (responsable del patrimonio arqueológico).
Mi amigo y compañero en varias travesías, Aldo Lombardi, arquéologo autodidacta, creador del sitio Aventura Tucma, es un profundo conocedor de la zona y la ha visitado en muchas oportunidades, aunque reconoce que siempre quedan "rincones" por descubrir.
Es que es prácticamente imposible "peinar" todo su territorio plagado de médanos, arbustos y espinos. Es probable pasar a 20 o 30 metros de un sitio interesante sin siquiera percatarse de el, oculto entre la maleza o cubierto por la arena.
Hacía tiempo que yo sabía de su existencia, pero siempre, por una razón o por otra, pasaba de largo rumbo a la cordillera dejando para una próxima oportunidad meter las narices en la zona del Tucumanao, Campo de Belén, depresión del Pipanaco y Bañados del Pantano.
Esta vez logré convencer a Aldo que oficiara de anfitrión para llevarnos a cruzar, de Sur a Norte, esa intrigante zona.
De entrada nos anticipó que no serían menos de dos días de lenta y tortuosa travesía, con graves riesgos para los neumáticos de las camionetas.
Deberíamos prever agua, alimento, elementos de rescate y combustible para encarar ese intento.
Uno de los probables escollos que hallaríamos sería el cruce de tres ríos, el Salado, el Londres y el Belén.
En épocas de lluvia en la cordillera, traen agua hacia el salar y sus lechos y orillas se convierten en peligrosas ciénagas donde una camioneta puede quedar atrapada definitivamente.
Por suerte no iríamos solos, Diego y Javier serían también de la partida, ansiosos ellos, al igual que nosotros, de aventura.
LLegó el 20 de agosto de 2.011 y allí partimos, como objetivo inicial de una más ambiciosa exploración.
Recomiendo leer mucha más información de este lugar en Aventura Tucma - Un poco de historia sobre el NOA. Un muy interesante y resumido informe que hace Aldo contándonos cosas de la historia de nuestro terruño que estoy seguro que muchos desconocen.
También es muy interesante leer en Aventura Tucma -> Relatos -> Bañados del Pantano.
Allí Aldo ha hecho una muy buena sinopsis histórico arqueológica del Tucumanao.