# Pulsando acá podrán ver las fotos del recorrido de las motos
Con Jorge Alonso probamos nuevas alternativas, dibujadas en la comodidad de nuestras casas con el GE, que, vistas en la realidad nos hacían dudar de nuestras cualidades para leer fotos satelitales.
Las pendientes eran realmente "imposibles". Sin embargo Jorge no se daba por vencido e insistía hasta que la gravedad lo hacía volver en contra de su voluntad.
Más adelante habíamos dibujado la "XX-68". A esa le tenía más fe, aunque a esa altura mi fe estaba en serias dudas y en proceso de revisión.
Lamentablemente se nos iba el día y la luz y queríamos ir "quemando" alternativas para ahorrarles tiempo a nuestros compañeros que gracias a ello se nos iban acercando.
Realmente la "XX-68" no pintaba nada halagüeña de entrada, pero, superada la primer pedregosa y fuerte pendiente, se suavizó y, nos dejaba avanzar.
Habíamos rodeado por completo al volcán Olmedo y ahora nos encontrábamos entre el y el Ojos, del cual divisábamos muchos de sus cráteres laterales.
A diferencia del Olmedo, el Medusa o el Gendarme Argentino, que son verdaderos conos truncos que denuncian su génesis volcánica, el Ojos es una gran, gran masa casi informe con muchos cráteres adyacentes que contribuyen a darle ese gran volumen pero que solo se ven como tales si uno ya sabe lo que son.
Todos ellos estaban "espolvoreados" con nieve, pero de ninguna manera tenían la cantidad que vimos en años anteriores, en los cuales incluso fuimos en época más veraniega con la esperanza que el deshielo estival jugase a nuestro favor.
Íbamos muy entusiasmados, ganando altura metro a metro.
Le apuntábamos al límite internacional, a la silleta entre el volcán Ata y el Ojos del Salado.
El GPS ya había superado la marca de los 5.500 metros y seguíamos ascendiendo con pocas dificultades. Si se nos cerraba una traza, volvíamos y tomábamos más a la derecha o más a la izquierda y así llegamos a 5.600, 5.700…
Nos comunicábamos con la retaguardia y le íbamos dando instrucciones, sobre todo por donde NO debían meterse para no perder tiempo.
Sobrepasados los 5.700 msnm nos enfrentamos a un glaciar irremontable.
¿Acabaría todo acá? ¿a la misma altura que en las dos últimas expediciones?
Desandamos varios cientos de metros y tomamos más al sudeste para torcer nuevamente al Oeste. Volvimos a trepar y recuperar altura, Volvimos a los 5.700 y los superamos, llegamos a 5.800… 5.820 y…
- ¿Qué es esto?
- Esta hondonada enorme no se ve en las curvas de nivel !!
- ¿Qué profundidad le calculás?
Frente a nosotros se abría una extensa hondonada imposible de evitar y allá, del otro lado, ya divisábamos la silleta entre el Ata y el Ojos.
- No sé, pero creo que perderemos como 200 metros que deberemos remontar penosamente luego. ¡Qué lástima! Tan bien que veníamos.
Eran casi las tres de la tarde y estábamos muy alto y lejos de algún lugar apto para acampar esa noche, así que lo que hiciéramos lo debíamos hacer rápido.
Las chatas de retaguardia se acercaban pero habían perdido la huella y no podíamos ponernos de acuerdo con las indicaciones para orientarlos hacia nuestra posición.
Decidimos con Jorge tirarnos a la hondonada y "Que sea lo que Dios quiera".
Y Dios quiso que nos equivocáramos… Si, que nos equivocáramos…
Mirábamos los GPSs y la altura apenas bajó unos diez o veinte metros mientras cruzábamos la "tremenda hondonada".
Otra vez la perspectiva engañó a nuestros ojos.
No era una tremenda hondonada, sino una leve planicie en la marcada pendiente que veníamos trayendo en nuestro veloz ascenso.
Así bajamos solo hasta 5.800 y lentamente comenzamos a remontar.
5.820…, 5.840…, 5.860…, 5.880 !!
Ya habíamos superado por cien metros nuestra propia marca de años anteriores… y podíamos seguir.
Metro a metro, esquivando algunos penitentes y las rocas más grandes seguimos subiendo ya netamente encaramados en la pendiente final que nos llevaba a la silleta. Jorge se separa y toma otra traza en la esperanza de encontrar mejor piso ya que este se degradaba mientras la pendiente aumentaba.
5.900…, 5.920…, 5.940…, 5.960…, 5.980… y…
No va más…
Solo 20 metros faltaron para llegar a los 6.000 y unos pocos más para la silleta.
La idea era, una vez montados en la silleta, intentar avanzar por el filo hacia algún cráter secundario del Ojos, no mucho más allá de los 6.200 pues ya se encuentran las nieves eternas de la pared sur y este del Ojos.
Es que los dos elementos que derriten las nieves son el viento y los rayos del sol (en ese orden).
La pared Sur prácticamente no recibe sol y la pared Este no recibe viento, ya que los vientos predominantes en la cordillera provienen del Pacífico (oeste) y barren esa falda del gigantesco volcán, haciendo mucho más sencillo su escalada por territorio chileno.
Eso lo sabemos, pero nuestro desafío/entretenimiento es lograr la mayor altura posible en la falda argentina del volcán. Este año estuvimos 300 metros más alto que el anterior. Si tuviésemos la suerte de tener tan extraordinarias condiciones climáticas y níveas en una próxima, quizás podamos arrimar unos metros más a la cumbre del gigantesco complejo volcánico.
¡ Hasta la próxima Ojos y gracias por dejarnos llegar hasta donde llegamos !