El cráter del meteorito de Mounturaqui
Chile

Agosto de 2013

FOTO: Eduardo CINICOLA


El cráter del meteorito de Mounturaqui - Chile.

Era un ambiciosa travesía que nos llevaría hasta el Hito tripartito entre Chile-Perú y Bolivia.

Pero no haríamos esos 3500 Km hasta allí sin "mechar" otros interesantes objetivos en el trayecto.

Entre muchas otras cosas que atrapan nuestra curiosidad, como los volcanes, los salares, los pasos cordilleranos, los extensos desisertos, los géiseres, las selvas, las alturas..., está también el misterio de los meteoritos, esas extrañas rocas que luego de viajar millones de años por el espacio, vienen a estrellarse en nuestro planeta.

Si bien dicen los científicos que caen decenas de ellos por día a la tierra, la gran mayoría son pequeños y se consumen o desintegran en el roce con los gases que componen nuestra atmósfera, que actúa como escudo protector de algunas de esas "agresiones" así conmo de radiaciones malignas.

Los meteoritos que tienen tamaño suficiente como para perforarla y llegar a la superficie terrestre no son muchos y aquellos que han dejado huellas visibles son los menos.

La huella de su "aterrizaje" violento es una especie de cráter, similar a los de los volcanes, aunque con características distintivas.

La fotografía satelital ha ayudado mucho a hallarlos y a distinguirlos de aquellos que produce el magma que sale de las entrañas de la tierra.

En nuestro país hay varios de los que alguna vez les contaremos y mostraremos fotos, pero el que nos ocuparía en esta expedición, es uno que se encuentra en las profundidades de la Cordillera de los Andes, en territorio chileno, a la altura de la provincia de Salta de nuestro país y es el cráter que dejó el meteorito de Mounturaqui.

Pero no solo intentaríamos llegar hasta el cráter. En el camino, cruzando la cordillera por el Paso de Sico conoceríamos decenas de hermosos volcanes chilenos e incluso algunas bellas lagunas y salares a sus piés. Como "postre" de esta primera etapa intentaríamos escalar con las camionetas el volcán Sairecabur, a cuya cima ya habíamos llegado en una expedición anterior, pero por la vertiente boliviana en aquella aportunidad.

La expedición partió en la tercera semana de agosto del año 2013.

           
EDUARDO CINICOLA
Agosto de 2.013            

Quienes fuimos en este viaje


 


Abajo a la izquierda se ve la ubicación del cráter meteorítico de Mounturaqui
Mapa de la zona tomado de ViajerosMapas.com



DIA 1: El dificultoso cruce de frontera hacia Chile

El sábado hicimos el enlace hasta Cerrillos, en las cercanías de Salta capital. El grupo que partía de Rosario, como tenía menos kilómetros para recorrer, le sumó a ese enlace la caza de una confluencia en la Pcia de Santiago del Estero, que les hizo sudar la camiseta mucho más de lo que preveían por lo que esa noche de sábado a domingo la pasaron prácticamente sin dormir. Esa circunstancia hizo que nuestra partida hacia las alturas se viese demorada esa mañana hasta casi las 10:00 Hs.

En la subida a San Antonio de los Cobres comienzan los primeros problemas mecánicos. La Patrol del Tape Arriola no se lleva bien con las alturas. No sabemos si no llegaba suficiente combustible o cual era la real causa, pero su motor "aspirado" no erogaba la potencia suficiente como para seguir el ritmo que debíamos imponer necesariamente a esos ambiciosos planes. La alternativa era que regresase en ese momento, ya que lo que vendría no era "moco de pavo", o jugarnos y tratar de adaptarnos a la velocidad del Tape, acortando las detenciones.

Comimos tardíamente unas empanadas en San Antonio y continuamos hacia la frontera con Chile. Era pleno invierno así que existían grandes posibilidades que los caminos estuviesen tapados de nieve y la frontera cerrada. Teníamos un plan "B", que consistía en hacer el recorrido al revés, pero ya comenzaríamos con un marcado retraso.

Llegados al Paso de Sico el domingo 11 de agosto, casi sin abrir la puerta de las oficinas en aquél páramo ventoso, un gendarme nos espeta un seco "El paso está cerrado".

Tuvimos que insistir y presionar mucho para que el suboficial a cargo nos recibiese ya que se negaba empecinadamente a hacerlo. Una discusión subida de tono se planteó allí dado que no eran muy convincentes las razones que esgrimía este cabo primero (seguramente mandado en castigo a ese destino) y con muy pocas ganas de trabajar. Caso omiso hacía a nuestros argumentos que el sitio de internet de Gendarmería Nacional daba como "Paso abierto" a Sico, con carreteras en malas condiciones del lado chileno. Además en el Escuadrón de San Antonio de los Cobres, nos habían asegurado que el paso estaba abierto y habilitado.

La amenaza de una denuncia ante las autoridades convenció a aquel cabo y al representante de aduana a que nos permitiese pasar con una camioneta y un gendarme hasta el puesto de carabineros chilenos El Laco para que ellos determinasen si se podía transitar del lado chileno.

El cabo primero desapareció y el empleado de aduanas estaba rojo de ira cuando regresa nuestra avanzada con un papel firmado por carabineros de Chile donde informaban que el paso estaba abierto para vehículos 4x4 y se nos autorizaba a pasar. Finalmente gendarmes y aduaneros nos hicieron el lento papeleo y, ya casi cayendo el sol, logramos pasar.

Era de noche cuando llegamos al puesto El Laco, donde el sargento segundo de carabineros Jaime Torres nos recibió con una sonrisa de oreja a oreja y una amabilidad digna de ser destacada, amabilidad que nos fuera negada por nuestro compatriota policía de fronteras.

En el interior de aquel pequeño puesto magníficamente calefaccionado con una primitiva salamandra, charlamos animadamente y hasta altas horas de la noche, con aquel simpático personaje que nos servía de bálsamo por los malos momentos pasados.

Sin embargo nuestros planes se iban por el sumidero.

Ese mismo día deberíamos haber pasado la frontera al mediodía y, por una precaria huella de mantenimiento de las torres de alta tensión que llevan corriente de Salta a Mina La Escondida (Chile), también deberíamos haber llegado al cráter de Mounturaqui donde estaba previsto pasar la noche.

Esto realmente se estaba complicando más de la cuenta. Primer día de travesía efectiva y ya llevábamos medio día de atraso y con una camioneta al 70%. Debería meter mucha presión al grupo si queríamos cubrir al menos la mitad de los objetivos propuestos.

Pero por suerte una muy buena noticia nos sacó de nuestras tribulaciones. Jaime Torres nos había conseguido la posibilidad de pernoctar en las instalaciones de la Mina El Laco, allí cerca, lo que evitaba que tuviésemos que armar carpas en esa fía noche de invierno a más de 4000 metros de altura.

Con la posibilidad de cocinar algo y dormir sobre colchones hicimos esos pocos kilómetros desde el puesto de carabineros hasta la mina, por una carretera recién abierta por las topadoras con bardas de más de metro y medio de nieve a cada lado de la calzada de ripio.


 


FOTO: Eduardo CINICOLA
Pasado el mediodía esperábamos en San Antonio de los Cobres al Tape Arriola que venía retrasado
con problemas de alimentación de combustible en su Nissan Patrol.


FOTO: Eduardo CINICOLA
San Antonio, su capilla, la gigantesca antena satelital del Plan Soberanía
y sus deshabitados nuevos barrios,
en una apacible siesta invernal.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Muchos kilómetros más adelante, en las instalaciones de GN y aduanas del Paso de Sico,
nos recibieron con las puertas cerradas.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Haciendo caso omiso a lo que les recomendaban sus mismos superiores.
Es una pena, ya que en mis muchos años de recorrer pasos de frontera siempre recibí la mejor de las atenciones
de parte del personal de Gendarmería Nacional, pero siempre hay una oveja negra.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Como contrapartida, en el "escueto" pero acogedor refugio del puesto de carabineros chilenos,
fuimos atendidos como verdaderos amigos.


FOTO: Eduardo CINICOLA
De noche rumbo a las instalaciones de la mina El Laco,
el alojamiento que nos había conseguido el sargento segundo Torres de carabineros,
vemos el trabajo que habían hecho las topadoras despejando la nieve del camino.


DIA 2: El enigmático cráter de impacto de Mounturaqui.

El lunes nos levantamos relativamente temprano desayunamos, cargamos las camionetas, esperamos un poco a Thobías que andaba con problemas de pinchaduras y salimos a recorrer un itinerario "mejorado" con la intención de recuperar algo del tiempo perdido.

Dejamos de lado el tránsito por la huella de mantenimiento de las líneas de alta tensión y, por la carretera, haciendo un rodeo por Socaire y Toconao, apuntamos al cráter del meteorito de Mounturaqui.

Igualmente, en el trayecto no pudimos resistirnos a la tentación de entrar a conocer y fotografiar las bellas lagunas Miscanti y Miñiques al pie de los volcanes homónimos.

Hablando de volcanes, ya hacía un tiempo que los parabrisas de las camionetas se habían comenzado a poblar de estos. Allá estaba el Chiliques, el Tumisa y el Lejía (todos de alrededor de 5700 metros de altura y con sus respectivos copetes de nieve). Una hora antes habíamos rodeado por el sur al Tuyajto de 5500, mientras bordeábamos la hermosa laguna que se halla en su base.


 


FOTO: Eduardo CINICOLA
Amanece en el campamento El Laco.
Las nieves invernales se aferran a las paredes de aquellos refugios de chapa.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Vamos a internarnos en Chile, sus volcanes, lagunas y salares.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Pronto asoma en nuestro parabrisas la primera de ellas, la bonita Laguna Tuyajto...


FOTO: Eduardo CINICOLA
Detrás de ellas un pequeño complejo volcánico, con el mismísimo Vn. Tuyajto (5,500) cubierto de una fina capa de nieve.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Ese puntudo que vemos al centro de la imágen es el Vn Laco de 5.225m de altura, al noreste de la laguna,
Detrás de el asoma el Vn el Hueso de "apenas" 5.000...


FOTO: Eduardo CINICOLA
Más adelante nos acercamos a las cenagosas orillas del extremo norte de uno de los tantos "Salar Aguas Calientes".
Al fondo, a la izquierda, vemos la silueta del homónimo Vn Co de Aguas Calientes o Incahuasi con sus tres picos de más de 5.600m de altura.


FOTO: Eduardo CINICOLA
En algún lugar de allí debería estar la vertiente de agua caliente.
No la hallamos.
Este salar y sus costas sería luego parte de otra expedición que haríamos meses más tarde en busca de otro salar, escondido aquel.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Seguimos por la ripiada RN23 CH, rumbo a Socaire y más volcanes asoman en ventanillas y parabrisas.
Allí vemos a la izquierda al Vn Lejía, con sus dos cumbres que superan los 5700m de altura (5.792 la de la izquierda),
en el centro el cono perfecto del Vn Chiliques de 5.782m.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Nuevamente la esbelta y límpida silueta del Chiliques.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Ahora es el mismo Chiliques acompañado a su derecha y más atrás por el Vn Cenizas de 5.688m,
más a la derecha el imponente Miscanti de 5.592m de altura a cuyos pies visitaremos una hermosa laguna del mismo nombre.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Ahora es nuevamente el Lejía el que ocupa todo el horizonte, aquel de las dos cumbres de mas de 5.700,
Más atrás y a su izquierda asoma en la lejanía el Vn Tumisa con varias cumbres, la más alta de 5.658m.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Finalmente ingresamos a la Reserva de las lagunas
donde podemos fotografiar al Vn Miscanti de 5.592m y a sus pies la laguna congelada que lleva su mismo nombre.
A su derecha el complejo volcánico de Puntas Negras, y uno de sus picos, el Vn Laguna Escondida.


FOTO: Eduardo CINICOLA
El Vn Miñiques con la Laguna Miñiques en su base, parece más pequeño visto desde esta perspectiva.


FOTO: Eduardo CINICOLA
En una postrer vista al norte volvemos a ver al Lejía y al perfecto Chiliques, cubiertos de los copos de una reciente nevada.


Cuando giramos al sur en busca del cráter de Mounturaqui, un coloso gana protagonismo. Es el gigantesco Socompa (6.032m), mostrando la enorme herida que se le produjo hace unos miles de años cuando todo su cuarto noroeste se derrumbó, deslizándose hacia la planicie y cubriendo una gran superficie que llega hasta más allá de los 35 km del cono principal.

A su lado lo acompañan otros peso pesados, como el Pular (6.239) y el Pajonales (5.958) que junto con el limítrofe Salin (6.022) forma un gran círculo de volcanes que se completa con los argentinos Arizaro (5.752) y Aracar (6.095). Círculo este de unos 35 kilómetros de diámetro que cobija en su interior al salar de Pular por cuyo centro pasa la recta limítrofe entre nuestro país y Chile.

Tuvimos que recurrir al GPS y a nuestro "olfato" para encontrar entre muchas, una desdibujada huella que nos lleve a ese gran agujero de unos 300 metros de diámetro y 35 de profundidad que dejó hace unos 400.000 años un gran meteorito que cayera en ese lugar.

Estábamos tranquilos ya que las estadísticas dicen que si ya cayó un meteorito en un lugar, las posibilidades para que el fenómeno se repita disminuyen, así que dejando los paraguas en las camionetas, bajamos a investigar un poco.

Lamentablemente las cientos de pequeñas esquirlas que produjo el meteorito al pulverizarse en su violento choque a 40.000km/h contra la roca blanda del lugar, ya se las habían llevado.

En el centro de aquel gran hoyo, un pequeño pozo nos habla de las inocentes intenciones que tuvo alguien pensando que, excavando con una pala de mano, podía llegar a encontrar el corazón del meteoro.

Improvisamos una picadita de salame, queso y otras yerbas, en el centro del cráter y partimos raudamente rumbo a San Pedro de Atacama, donde debíamos hacer aduana ya que el puesto "El Laco" del carabinero Torres es solo un puesto de control, pero no se hace migraciones ni aduana.


 


FOTO: Eduardo CINICOLA
Luego dela visita a las lagunas Miscante y Miñiques arribamos a Socaire, pintoresco pueblito,
primero luego del cruce de la cordillera y donde comienza el asfalto de la R23 CH, que tomaremos por unos pocos kilómetros.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Poco más adelante giramos al sur, bordeando el Salar de Atacama y un coloso aparece en el horizonte.
Es el imponente Socompa (6.022m), con su cuarto noroeste colapsado.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Mucho más al sur y por la huella de mantenimiento de la línea de alta tensión
nos vamos acercando al cráter de Mounturaqui.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Son varios kilómetros por aquel desierto de piedra sin una mísera planta o ser vivo a la vista.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Abandonamos luego la línea de alta tensión y avanzamos a campo traviesa.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Finalmente llegamos.
Allí estamos todos, en el borde sur del cráter, admirándonos, disfrutando y comentando sobre lo que tenemos frente a nuestra vista.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Un enorme y perfecto hoyo circular de 300 metros de diámetro y unos 30 de profundidad
producido hace unos 400.000 años (200 veces el tiempo transcurrido desde el nacimiento de Cristo hasta el presente),
por un meteoro proveniente del espacio exterior que chocó violentamente sobre aquella superficie rocosa.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Allí se mantuvo el cráter, durante esa enormidad de tiempo, hasta que lo descubrió el hombre moderno,
Ahora las pisadas de los visitantes y los trabajos de prospección en su centro y sus laderas acabarán pronto con su fisonomía.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Ya alguien se dedicó a marcar huellas en círculos en el centro
y otros excavaron ingenuamente pretendiendo encontrar allí a flor de tierra el núcleo del meteorito
que se estrelló a 40.000 Km/h vaporizándose practicamente al entregar toda su energía cinética en el choque con la superficie.
Nosotros posamos para la foto.


FOTO: Eduardo CINICOLA
En sus laderas vemos muchas perforaciones de prospección sin entender quién ni para qué las realizaron.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Prolijos pozos con los que quizás busquen algun material extraño proveniente del espacio.


FOTO: Eduardo CINICOLA
No llegamos a divisar el fondo.
Por el estado del maderamen podemos intuir que hace bastante tiempo que están allí.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Y justo en el centro del cráter, alguien hizo ese pozo en "busqueda del tesoro",


FOTO: Eduardo CINICOLA
Reunión en el centro del cráter para decidir como reacomodamos los planes.


FOTO: Eduardo CINICOLA
En el camino de regreso, tomamos esta panorámica de nuestros ya "viejos" conocidos.
Allí vemos de izquierda a derecha, el Vn Tumisa, luego el Lejía, el cono del Chiliques, el muy nevado Vn Miscanti y detrás de él
las cumbres también nevadas del complejo volcánico Puntas Negras.
Más a la derecha y en el centro de la foto el Vn Miñiques.
El oscuro sin nieve y más cercano es conocido como "El perfil del indio", aunque no pude descubrir el ángulo donde se aprecie ese perfil.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Más acercados ahora el Tumisa, el Lejía y el Chiliques.
(les sacaré tantas fotos como sea necesarias para poder recordar sus nombres y sus siluetas).


FOTO: Eduardo CINICOLA
Finalmente, hacia el sudeste asoma el seismil más importante de la zona,
el es el Vn Pular de 6239m de altura a cuyos piés, del lado argentino y rodeado de otros seismiles,
se encuentra un ignoto salar al que intentaremos llegar en otra expedición.



San Pedro de Atacama e intento al Sairecabur

Modificamos los planes por tercera vez en el día, adecuándonos a los acontecimientos y decidimos dormir en SPdA dejando la visita a los Géiseres de Tatio para el día siguiente cuando pasáramos por allí con rumbo a Ollagüe. Lo que no postergaríamos sería el intento de escalada en camionetas al Vn Sairecabur por la ladera chilena (hace unos años lo escalamos, hasta más allá de los 5.700 metros de altura, del lado boliviano).

Lamentablemente, el trámite aduanero nos demoró más de la cuenta y ya era tarde cuando la emprendimos contra el Sairecabur. No obstante, por una muy deteriorada huella, esquivando campos minados y cruzando temerarias grietas labradas por los profundos arroyos, avanzamos bastante, hasta que Diego se cayó con su enorme TLC en una gran grieta longitudinal de la huella y hubo que invertir valiosos 40 minutos para sacarlo.

En el interín continuamos hacia adelante en la TLC "Pamperita" de Andy a investigar qué posibilidades había de seguir avanzando por allí.

La precaria y abandonada huella se había convertido ya en el lecho seco de un arroyo de montaña con marcada pendiente y un estrecho y profundo cauce central. Como me resultaba imposible llevar una rueda a cada lado del cauce ya que este se ensanchaba a un tamaño justo igual al de la trocha de la TLC, no quedó más remedio que llevar un par de ruedas por el cauce y las derechas por la barda. La inclinación era límite. En dos oportunidades unas piedras que sobresalían del nivel de la orilla derecha hicieron que superáramos la inclinación máxima y Pamperita transitó unos metros en dos ruedas. Realmente ese tránsito se estaba complicando peligrosamente.

Por la radio nos modulan que la operación de rescate de la TLC "La Bartola" de Diego se demoraría un tiempo más y como ya se estaba poniendo el sol sería aconsejable abortar la escalada en ese punto. Estuvimos de acuerdo y regresamos ya que nos faltaban, al menos, dos horas y media más de escabrosa escalada y otras tres o cuatro de regreso.

Cuando llegamos donde La Bartola, estaban concluyendo la maniobra de rescate con dos malacates con poleas de reenvío y el sol apagaba sus últimos rayos allá por el Oeste.

Desde SPdA nos modulaban por radio Tobhías y Germán, que se habían quedado arreglando pinchaduras, notificándonos que ya nos habían conseguido combustible y hotel.

Bajamos, cargamos diésel en las chatas, los muchachos repararon provisoriamente un problema en la caja de dirección hidráulica de la TLC de Denis, nos bañamos, cenamos parrillada en un muy lindo restaurante y ¡¡ a dormir !!, que mañana nos debemos levantar temprano para recuperar el medio día de atraso que aún pendía sobre nuestras cabezas.


 


FOTO: Pablo PEZZANO
Allá nos esperaban las profundas grietas del pedemonte del esbelto Vn Licancabur (5.914m)
Por ellas debíamos transitar si deseábamos escalar el Sairecabur por la ladera chilena.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Luego de los campos minados debimos enfrentar incómodas grietas en nuestro intento de escalada al volcán.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Transitar por estrechos arroyos...


FOTO: Eduardo CINICOLA
Siempre hacia arriba, mientras el sol se escapaba por el horizonte del Oeste.


FOTO: Pablo PEZZANO
Mientras un zorro nos observa incrédulo.
Seguramente está pensando ¿Cómo hicieron estos locos para meterse en semejante problema?


FOTO: Pablo PEZZANO
Mientras mira a la "Bartola" (la Toyota LC de Diego) caída en una profunda grieta.


FOTO: Pablo PEZZANO
Por suerte apoya la "quinta rueda" y así no se hunde más


FOTO: Eduardo CINICOLA
Ya en el crepúsculo emprendimos el lento descenso luego de haber rescatado a la Bartola de su incómoda posición.
Atrás nos quedan las siluetas de los volcanes Licancabur y Juriques, ambos limítrofes entre Chile y Bolivia.


FOTO: Eduardo CINICOLA
Instalados en el cómodo Motel que consiguieran Tobhias y Germán.



El largo camino al Hito Tripartito continuaría al día siguiente siempre con rumbo norte por huellas pegadas al límite entre Chile y Bolivia.
Pasaríamos así por los Géiseres del Tatio, por el Ojo de San Pedro, por varios salares y decenas de volcanes, escalando el Ollagüe y el Aucanquilcha
y mil aventuras y desventuras más...
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EDUARDO CINICOLA
Agosto de 2013            



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