El viaje era un viaje "relámpago". Sólo disponíamos de 4 días de los cuales 2 serían para el viaje Bs. As. Fiambalá (ida) y Fiambalá Bs. As. (vuelta). Y los otros 2 los repartiríamos; uno para visitar la Salina de la Laguna Verde al pié del Pissis y el otro para tratar de hallar un enlace entre Palo Blanco y Antofagasta de La Sierra, cruzando la Cordillera de San Buenaventura.
Viernes a la noche partimos Lucho y yo (Eduardo) de Baires en la Lada Niva.
La idea era llegar el sábado por la tarde/noche a Fiambalá, en la provincia de Catamarca, al pié del paso cordillerano de San Francisco.
Dos o tres días antes nos enviaron un mail una parejita de cordobeses que andaba de vacaciones preguntando por dónde andaríamos nosotros. Les contamos
brevemente y allí en un cruce de correspondencia quedó fijado que nos encontraríamos el sábado a la noche en Fiambalá.
No los conocíamos. No nos conocían.
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El "enlace" fue largo, agotador, pero sin inconvenientes.
El sábado a las tres de la tarde ya habíamos pasado Tinogasta
y nos encontrábamos camino a Fiambalá, a escasos 31 Km.
El sol pegaba fuerte aquel día de verano. Acabábamos de cruzar las Salinas Grandes, la cuesta de la Sébila, Va Mazán, Aimogasta, otro desierto y... descubrimos un arbolito...
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Allí nos quedamos por unos minutos a recuperar aliento.
Viendo que era muy temprano para nuestro arribo a Fiambalá, buscamos algun rincón para descubrir y oh... sorpresa. Un cartelito de madera indica "Balneario La Aguadita".
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Atendido por el matrimonio Carlos Varela y Monique Hoffmans, un catamarqueño y una holandesa espléndidos, amables y charlatanes. Regentean el lugar, tres piletas alimentadas con agua termal que hace las delicias de los tinogasteños.
Con ellos nos pusimos a hablar de viajes y aventuras. Sacamos las fotografías satelitales que llevábamos y nos mostraron nuevos lugares que quedarán para próximas "locuras".
Carlos, baquiano, nos comentó que al día siguiente salían con dos camionetas y el comandante de Gendarmería Nacional de la zona en busca de un andinista alemán que se había extraviado intentando escalar el Pissis. Había pocas esperanzas de hallarlo con vida pues hacía mas de 20 dias que se había perdido contacto con el. Y esta ya era la tercer o cuarta expedición en su búsqueda.
Nos invitó. Si queríamos ir con ellos, pasarían por Fiambalá a eso de las 6 de la mañana. Bueno, veremos. (En principio muy temprano para nuestras costumbres, Además teníamos que encontrarnos con Jaimito y Paola, los cordobeses).
A eso de las seis continuamos viaje. Reservamos habitación en la Hostería de Fiambalá, pedimos que si nos buscaba una pareja de cordobeses en una camioneta gris, les avisaran que habíamos ido a las Termas de Fiambalá, allí a
unos 20 Km, subiendo por la ladera de la montaña.
Hacia allí nos fuimos. Es un bonito lugar. El agua fluye muy caliente por un arroyo y va pasando por varias piletas escalonadas en las que va perdiendo temperatura y dá oportunidad al visitante de elegir cual mas le guste.
Se nos hizo de noche. Mejor bajemos al pueblo.
Llegando a Fiambalá y a punto de cruzar un vado, vemos las luces de un vehículo de frente.
- Deja que crucen ellos primero.
- Che, no será Jaimito, el cordobés?
- Hacele luces.
Si, eran ellos. Allí a la orilla del río y en la obscuridad, las presentaciones y el comienzo de una charla que no se interrumpirá hasta altas horas de la noche, después de una opípara cena en la hostería.
Quedó definido: las seis de la mañana es muy temprano, saldremos mas tarde, quizas los crucemos en el camino. Ahora a dormir.
Domingo:
08:00 Nos levantamos y desayunamos.
Creo que nueve y media o diez de la mañana emprendimos camino hacia el paso de San Francisco. Debíamos hacer esa ruta para acercarnos a nuestro destino.
La carretera recientemente asfaltada es un billar.
A eso de las once ya andábamos por Chaschuil.
- Por acá debe estar el desvío hacia el oeste, hacia la Laguna de Los Aparejos, camino al Pissis.
Yo había marcado unos puntos en el GPS que había relevado de la fotografía satelital y que parecían huellas que se internaban en la montaña,
pero... nada. Para mas la ruta nueva, asfaltada tenía una profunda cuneta de mas de cuatro metros en casi toda su extensión que hacía muy dificil abandonarla.
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- Avancemos... quizas encontremos la huella mas adelante.
Así lo hicimos. Nos detuvimos a explorar en varios sitios. A intentar por el cauce de algún arroyo seco pero, no, por allí no se podía avanzar.
Al rato por fin encontramos unas huellas marcadas que "huelen" como probables. Nos metemos.
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No sabemos por qué, pero el lugar se llama Pastos Largos
El terreno es bastante plano al principio pero luego se mete por una quebradita, por el lecho de un arroyo y comienza a marcar pendiente. Las huellas se pierden por momentos, pero mas adelante continúan. 3700, 3800, 3900 metros y sigue subiendo.
A poco de andar ya superamos los 4000.
El camino sube por una falda aplanada
en un contìnuo zig-zag. Por el medio de ese zig-zag, atravesándolo
y en recta, baja "la picada" (las denominamos así porque son sendas
que bajan muy abruptamente, acortando el camino de descenso).
En una de esas, Jaimito se anima y se manda por "la picada" pero..... "cuesta arriba". La Toyota Hilux larga un chorro de espeso humo negro (exceso de gas oil mal quemado por la escases de oxìgeno) y trepa, trepa. Ya llegó. Bien, intentemos algo similar nosotros... y allá nos metemos a acortar camino subiendo a casi 45 grados. Al poco rato estamos en una cima a mas de 4500 metros. Por allí un hato de vicuñas pastorea en esa inmensidad ondulada.
La huella comienza un leve descenso por una inmensa pampa de arena gruesa. Allá, a la izquierda y en la lejanía se observa una laguna en en fondo de esta suave depresión.
Sus orillas estan cubiertas de una amplia capa de sal. Esto nos indica que poco a poco la laguna va desapareciendo y en algún tiempo aqui solo habra un salar.
Es la Laguna de los Aparejos.
Al acercarnos, bordeandola por el norte divisamos unas aves zancudas en su interior. Son flamencos, flamencos rosados que disfrutan de esa paz y exclusividad que le brindan estos lugares alejados de los seres humanos.
Jaimito se acerca un poco mas, yo no quiero molestarlos (a los flamencos) este es SU sitio, y nosotros INVASORES.
Continuamos con dirección oeste y nos percatamos que la huella se bifurca.
¿Por donde continuar?
Nuestro olfato nos indica por aquella, la que se dirige hacia el noroeste, hacia aquel abra en forma de silleta.
Allá vamos, a seguir trepando. Por allí divisamos las huellas de alguno que pretendió subir la montaña en una alocada pendiente.
Una vez atravesada aquella abertura entre las montañas con forma
de silla de montar y de 4767 metros de altura, comienza una bajada hacia
otra cuenca interna, es la que conforma la Laguna Azul.
Allí la vemos, con la inconfundible silueta del cerro Los Patos o Tres Quebradas al fondo,
a unos 50 kilómetros y en la frontera con Chile.
Detrás de esa lomada que se ve entre Laguna Azul y Los Patos se encuentra la impactante Salina de la Laguna Verde.
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Ya era pasado largo el mediodía y los estómagos clamaban por algun "combustible", pero aquello era un páramo, ni un recoveco donde refugiarse un poco del viento.
Al fin, ya cerca de la laguna observamos unas enormes rocas sueltas sobre ese extenso pedregal, que nos brindarían una leve protección.
Allí nos detuvimos.
Lucho, medio atacado por el "soroche" o mal de altura, a duras penas coordina para encender la hornalla portátil y calentar unas sopas disecadas, mientras nos preparamos unos bocaditos con pan y picadillo de carne, pescado e hígado de ganso.
Terminada la frugal comida, Jaimito y Paola se acurrucan bajo una manta e intentan recuperarse de la "puna" que los ha atacado también a ellos.
Cerca de las tres de la tarde continuamos camino.
Nos acercamos a la orilla de la Laguna Azul.
Detrás divisamos, a lo lejos el conjunto de cumbres de los volcanes Ata y Tipas o Walter Penk de 6.658 metros de altura y,
más adelante y a la derecha, el volcán Nacimientos del Cazadero de 6.436m.
Lucho, semi-inconsciente y "a control remoto" toma estas fotografías.
La salida de la depresión de la Laguna Azul es, por supuesto, una cuesta.
Atrás dejamos la laguna y una bifurcación: la huella "normal" y la que apunta hacia la "picada".
A medida que vamos subiendo, el horizonte se agranda y comienzan a aparecer mas cerros, salinas, lagunas y volcanes.
Este panorama sobrecoge, invita a la contemplación eterna.
Sacamos fotos, filmamos e intentamos "devorarnos" con los ojos este paisaje.
Allá, al noroeste la Laguna Azul, de un color cian, mas a la izquierda una pequeña y blanca salina, la parte central de la laguna Verde (color mar caribe), mas al sur (izquierda) una gran extensión seca de la salina de la la Laguna Verde y mas al sur aún otra parte de la laguna Verde (ahora color caramelo) y muchos cerros.
Entre ellos distinguimos uno con varias cumbres y un glaciar de nieves eternas que apunta hacia nosotros.
SI!! Este es el PISSIS
Aqui con la lente de acercamiento
vemos las cumbres U.P.A.M.E. (a la izquierda con 6.785m), Samoré (justo en medio del glaciar de 6.692m),
a la derecha, la cumbre principal del Pissis C.A.M. de 6792m. (que lo convierte en el 2do volcán más alto del globo).
más a la derecha (casi fuera de la foto) está la cumbre Gendarmería Nacional.
La cumbre Ejército Argentino quedó también fuera de cuadro (pero a la izquierda).
Se las puede apreciar en la foto anterior.
Vean la foto satelital que nos incitó a conocer aquellos recónditos parajes.
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Parte central de la Salina (color caribe).
Comenzamos a bajar ahora hacia la parte sur de la Salina de la Laguna Verde (la color caramelo), con la intención de acercarnos un poco mas al Pissis.
Un pronunciado zig-zag arenoso y pedregoso nos hace bajar 600 metros desde aquel mirador a mas de 4700 msnm a los 4192 de la laguna.
La vista en panorama es muy bonita, el Pissis continúa allí cual centinela de hielo y roca.
Paola no daba mas, el mal de altura la había afectado mucho. El entusiasmo y la ansiedad nos hizo cometer el acto egoista de pedirle un esfuerzo mas, sólo media
hora mas para acercarnos al Pissis. Comprensiva pero no muy en plena conciencia aceptó.
Apuramos la marcha, además ya eran casi las cinco de la tarde y no habíamos ido pertrechados para pasar la noche arriba.
Bordeamos toda la laguna por su extremo sur, cruzamos un pequeño salar/barreal, un extenso campo de arena gruesa y vadeamos un río angosto, hasta llegar a las 17:15 al acceso al Valle Ancho (*).
El Pissis nos quedaba al sur, a unos 18 Km.
La senda había desaparecido y hacia un tiempo que andábamos por arena floja.
Era Hora de regresar.
Gracias Paola por el esfuerzo.
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(*) El Valle Ancho se
interna mas en la cordillera en dirección NO.
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Cerca del límite con Chile existe una senda que en dirección sur comunica con el río Salado superior.
Bajando por su cauce se llega a la ruta que une Vinchina con el Paso de Pircas Negras pasando por Laguna Brava.
Con esto se logra rodear totalmente al Volcán Pissis, pero ESE será otro viaje.
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