"El formoseño andariego..."
SALTA:
Escrito por Miguel Fleitas en Abril de 2003.
Ya habían pasado varios meses desde la invitación de un amigo para visitar su provincia natal, Salta.
Llegué con todas las energías y la mochila cargada de ilusiones por disfrutar del magnífico paisaje y hospitalidad de sus habitantes. Mi primer recorrida fue por la capital salteña y evocar un poco del pasado colonial, visitando la Plaza 9 de Julio, lugar de su fundación el 16 de abril de 1582 por don Fernando de Lerma , donde se destacan la Catedral – en este momento en refacción- el Cabildo – uno de los pocos que quedan en el país-, cercanos se hallan el Monumento a Güemes, la Basílica del Convento San Francisco, el Convento San Bernardo y la Vieja Estación de Trenes por donde solo circulan trenes de carga con petróleo crudo hacia Chile y el Tren de las Nubes. Imperdible es el Cerro San Bernardo , al que se accede via teleférico, con auto o a pie por la escalinata. Desde allí se obtienen magnificas panorámicas de toda la ciudad , que de noche es digna de ser observada desde este mirador natural. La vida nocturna salteña cobra vida en la zona de la Estación cuando se llenan sus pubs y confiterías, donde es normal tener grupos folcklóricos en vivo durante casi todos los días de la semana. La mayoría de éstos están ubicados sobre la Calle Balcarce.
Una de mis excursiones programadas era llegar a Purmamarca –Pcia. de Jujuy- y para ello abordé un ómnibus que unía Salta con la Quiaca. Bajé en el acceso al poblado y tras recorres 3 kilómetros a pié se presentaron ante mis ojos cerros multicolores. Era Purmamarca, fui recorriendo el centro con su plaza llena de artesanos, observando la Iglesia Santa Rosa y a su costado un algarrobo milenario. Seguí por una de sus calles hasta llegar lentamente al Cerro de los 7 Colores, allí desde un mirador se ve como en miniaturas al poblado y cerros mas cercanos donde resalta el camino de Los Colorados. Hacia ellos fui guiado por los senderos que los lugareños habitualmente transitan. Allí un niño purmamarqueño me ofrecía artesanías que su madre las tejía en soledad a orillas de un camino por donde circulan los minibuses con turistas. Así entre cerros y atajos retorné al lugar donde comencé mi travesía y al atardecer estaba con rumbo a Jujuy capital arribando, ya de noche, a Salta (ciudad).
La primera, un pueblito ubicado a 25 kilómetros de Salta capital sobre una ruta que durante los siglos XVI al XIX fue el Camino Real o de Postas entre Buenos Aires y el Alto Perú. Allí se puede visitar una Iglesia y un Cristo Monumental de 28 metros en la cima de un cerro cercano. Tras caminar algunos minutos por el lugar y llegar a La Calderilla , micro de por medio mi siguiente escala fue San Lorenzo, a 10 kilómetros del centro salteño y a 1450 m.s.n.m. Se caracteriza por enormes mansiones veraniegas en las que sobran patios y jardines. Desde el denominado Castillo se comienza a ascender hacia la Reserva Natural Quebrada de San Lorenzo que se caracteriza por su exuberante vegetación que pertenece a las denominadas yungas. Con laurel criollo, cedro, tipa, nogal criollo etc, que en algunos casos superan los 30 metros de altura. Al pié de la quebrada existen guías para las caminatas o cabalgatas que pueden durar desde algunas horas hasta algunos días según las condiciones físicas del excursionista. Así pasó un día más y mi próximo destino sería Cafayate a 189 kilómetros de capital.
Un paisaje de extrañas formaciones geológicas como la famosa Garganta del Diablo, desde donde mi andar de a pié y en constante saludo con ciclistas de acento extranjero fui pasando por El Anfiteatro, El Sapo, El Fraile y Los Castillos.
Fue por estos lugares que divisé una gran cantidad de chivos arreados por una señora quien me indicó que para llegar a Cafayate aun restaban 20 kms. Desde aquí fui llevado gentilmente por un automovilista hasta la ciudad mas importante de los Valles Calchaquíes. Iglesia de Cafayate Desde la ruta nacional 68 se observaban viñedos y una de las bodegas mas importantes, la Echart. En la noche fue el retorno hacia la capital con un grupo de israelíes que andaban de mochileros por nuestro país. En la tarde siguiente continuaría mi destino hacia San Antonio de los Cobres, a 168 kilómetros y a 3775 m.s.n.m.
El famoso "Tren de las Nubes" es solo para turistas tras el pago previo de la nada despreciable suma de 170 pesos. La travesía comenzó a las 15:00 y a medida que avanzábamos "El Quebradeño" se fue llenando y los pasajeros no paraban de acomodar sus cajas con provisiones para pasar varios meses en la puna. Atrás quedo Rosario de Lerma y una parada obligada en Campo Quijano, donde nos ofrecían panes, bollos salados, galletitas y hasta hojas de coca. Desde allí el pasaje iba repleto con gente inclusive parada en los pasillos. Fue entonces que cedí mi lugar a una señora mayor para ubicarme al lado de Alberto y Cesar, la dupla encargada de conducir que me sirvieron de guías a lo largo de todo el camino, que en casi todo su trayecto es sinuoso y de precipicios enormes. En ciertas épocas del año se encuentra intransitable por derrumbes de las rocas de las montañas. En la ruta suben unos niños que salían de la escuela. Habían venido en la mañana para tener regreso casi entrada la noche a sus hogares. Me sorprendí verlos bajar por pequeños senderos y perderse entre los cerros. Habíamos dejado atrás parajes como El Alisal, Chorrillos, Ingeniero Maury, Santa Rosa de Tastíl hasta llegar a A. Blanca en donde el camino sube hasta los 4080 m.s.n.m. Pasadas las 21:30 arribamos a San Antonio de los Cobres. Descendí junto a los choferes en el hospedaje de doña Justina. La noche pasó, la temperatura había descendido a 2 grados bajo cero y desperté a las 6:30 con las bocinas del ómnibus que alertaba a los pobladores la salida del único transporte diario a la capital. A las 8:00 estaba tomando unos mates que me había preparado la abuela de 76 años , para luego seguir acortando caminos hacia el viaducto de La Polvorilla, a 12 km. Esa travesía pareció de no terminar nunca, pues había atravesado el Cerro de la Gruta, una especie de planicie y llegado a unas quebradas tomé, por equivocación, una senda incorrecta y me extravié. Tomando "mate" (infusión típica de Argentina, Uruguay, Paraguay y Brasil). Tras estar perdido por alrededor de 2 horas y media, pude tomar el sendero que llegaría a las vías por donde transitan los cargueros chilenos y el famoso turístico. El reloj marcaba las 15:00 y 10 km de recorrido ya realizado, restaban 2 para llegar al viaducto por donde los rieles se sostienen a 63 metros sobre el fondo de la quebrada. Desde ese lugar abandoné mi peripecia y retorné hacia el pueblo. El viento hacia notar que la temperatura descendería, y de ello tenia pruebas pues había pasado por unas vertientes de agua hecha hielo. Sobre las vías del FFCC Salta-Socompa. Fueron 9 horas de andar y andar y, 20 km sin parar. Desde San Antonio de los Cobres partía un remís casi al precio del micro y lo abordé hacia Salta. Así dejé el Noroeste Argentino para retornar a Corrientes con vivencias que jamás se olvidan y muchas ganas de volver. MIGUEL FLEITAS
Eduardo CINICOLA
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