AMIGOS de ... 


3 DAMAS por SAN JUAN


Cansadas de la monótona y estresante vida urbana Cecilia, Inés y yo (Georgina), decidimos seguir conociendo otros rincones de nuestro país. Era el primer viaje que hacíamos las tres juntas. El destino fue al azar, ninguna conocía San Juan ni La Rioja. Partimos con el solo objetivo de conocer lo mas posible y hacer el recorrido sin presiones de horarios ni planes. Cuatro días fueron suficientes para disfrutar de paisajes impactantes, momentos inolvidables y sobre todo para conocer mas de nuestra cultura.

~ o - O - o ~

Nos aseguramos de llevar todo: mate, galletitas, máquina de fotos, filmadora, música e incluso la bandera Argentina. Era 25 de mayo.


Llegamos a San Juan a la hora prevista. Nos esperaba en el aeropuerto el auto que habíamos alquilado para los dos primeros días del viaje. Con nuestras valijas, algo de sueño y muchas ilusiones partimos rumbo a Barreal que esta a 220 km hacia el oeste. Tomamos la famosa ruta 40 que atraviesa todo el país.

Los paisajes eran increíbles. A cada curva y kilómetro un suspiro, un regocijo para la vista, un placer para el espíritu. Las montañas variaban todo el tiempo, había verdes, marrones, beiges, violetas, algunas arrugadas, otras aterciopeladas, otras parecían plisadas o afeitadas, algunas peladas y otras con vegetación.





Ibamos bordeando el río San Juan y escuchando U2, Nora Jones y Joaquín Sabina.
Cecilia manejaba, Inés filmaba y yo cebaba mate.
La ruta no dejaba de sorprendernos y elegimos un lugar para bajar a cargar agua, mojarnos los pies, sentir el sol y sacarnos fotos.
La sensación de libertad nos iba invadiendo de a poco.

Al pasar una de las tantas curvas del camino nos encontramos con una vista maravillosa. No lo podíamos creer. Se divisaba Barreal, con su conocida alameda, que por la época del año se veía dorada. Los álamos bailan al compás del viento. De un lado del pueblo estaba la precordillera con nieves eternas, del otro las sierras del Tontal, en el medio el río los Patos.

Llegamos al centro y nos encontramos con que los mil habitantes que tiene el pueblo estaban celebrando el día de la patria en la plaza San Martín, los niños iban vestidos de gauchos y las mujeres con trajes típicos, muchos a caballo. Había una kermesse con recital, doma de caballos, venta de quesos caseros y choripanes.





No tuvimos tiempo de disfrutar de esa fiesta. Almorzamos rápido y salimos a hacer un trekking por el cerro Colorado en el cual casi nos perdemos si no fuera por el sentido de orientación de Cecilia.

Bajamos y desembocamos en la calle de los enamorados que no es ni mas ni menos que una larga calle de tierra custodiada de altos álamos. Las hojas secas color ocres y amarillas en el suelo y los rayos del sol que se filtraban entre los árboles creaban una atmósfera muy romántica. Pero como somos tres solteras decidimos buscar otro escenario para disfrutar de unos mates. Elegimos las costas del río. Que buena elección hicimos.

Al anochecer buscamos un lugar donde dormir. Nos hospedamos en Cabaña Doña Pipa. Nos preparamos una sopa y prendimos la chimenea a leña. Como hacia frío llevamos los tres colchones al living para dormir junto al fuego. Así terminaba nuestro primer día.

Al día siguiente desayunamos pan casero con miel y arrope y partimos. El camino, como siempre impresionante. En la ruta nos divertíamos con los comentarios, las jodas, la música y las innumerables paradas para filmar y sacar fotos. La buena onda que teníamos fue tan perfecta como el viaje mismo.





En dirección al sur seguimos hasta llegar a El Barreal Blanco de Leoncito, el atractivo principal de la zona y que le da nombre al pueblo. Es una laguna que se secó hace millones de años quedando una planicie de 14 kilómetros de largo por 5 de ancho, las grietas en la tierra dibujan perfectos octógonos. El viento Zonda, que parece vivir en el lugar, hace posible la práctica de carrovelismo.

El otro gran atractivo es el Centro Astronómico El Leoncito, uno de los mejores observatorios de América. Nos recibió Cacho y tras una larga visita guiada y complicada charla sobre galaxias, efemérides, vía lácteas, millones de años luz, etc., entendimos que, concretamente ese centro astronómico tiene como objeto el estudio del movimiento propio de las estrellas, cometas y asteroides. Muy interesante.

Estábamos solo a mitad del día.

Saliendo del observatorio Inés robó unas manzanas de una plantación y continuamos viaje.

A esa altura el auto ya estaba lleno de tierra y la ropa, las mochilas, la bandera, la filmadora, la bolsa de basura, los víveres iban desordenados por el asiento de atrás.

Al ver el cartel indicador doblamos hacia el Cerro Alcázar, famoso por la policromía de colores y extrañas formas.




Bajamos del auto y emprendimos con mochila al hombro la caminata hacia la cima del cerro. Quedamos con la boca abierta no solo por la falta de oxígeno sino por la majestuosidad del paisaje. Ante nuestros ojos montañas en tonos terracotas con extrañas figuras como si estuvieran esculpidas. Mirábamos hacia todas direcciones y no veíamos nada. Nada mas que montañas, ni siquiera la carretera. Estábamos en la nada misma. Nos sentamos a comer el pic-nic y disfrutar del sol sacándonos primero los borceguíes, al ratito las medias y finalmente la remera y el pantalón. Que placer!

A la tarde emprendimos viaje hacia la ciudad de San Juan. El camino tiene tramos de ripio y nos aconsejaron no hacerlo de noche.

Pasamos por pueblitos, vimos caballos, burros y nos cruzamos con un almacén ambulante, es decir un camión con megáfono con mercadería para vender a los lugareños.

Que país tenemos.!

Llegamos de noche. Devolvimos el auto y nos hospedamos en el Hostel Zonda.




Nuestro tercer día era el mas esperado. Desde Buenos Aires habíamos contratado una camioneta con guía para que nos lleve al Parque Ischigualasto y al Parque Talampaya.

Raúl, nuestro guía pasó a buscarnos a las siete. Teníamos que hacer 330 km. La primer parada fue en Caucete, donde están los restos de la Difunta Correa.





La leyenda cuenta que alrededor del año 1837 Antonia Deolinda de Correa seguía por el desierto a su marido quien había sido reclutado por el ejército de Facundo Quiroga. Llevaba en brazos a su bebe. Deolinda muere de sed pero su bebe sobrevive tomando la leche materna. Y, el milagro es justamente ese, que a pesar de estar muerta amamantó a su hijo.

La leyenda se propagó por todos lados y hoy tiene adeptos en todo el mundo. Quieren declararla Santa.

El santuario esta repleto de flores, fotos, placas con inscripciones, velas, botellas de agua y todo tipo de ofrendas. La gente no solo pide deseos o reza, muchos van a agradecer por el milagro concedido. Así están expuestos en un sala varios objetos como por ejemplo: una moto, trenzas de cabello, unos zapatos y una cartera dorada de Nélida Lobato, los guantes de Monzón, una camiseta firmada por Maradona, las zapatillas de un maratonista profesional, etc.

Es fuerte estar ahí. Uno no puede dejar de imaginar y pensar en las miles y millones de historias de vida que hay detrás de cada ofrenda. Es emotivo, es grande y a la vez es bizarro. Uno siente la fe que la Deolinda despierta.

Con el corazón latiendo subimos a la partner. Faltaban varios kilómetros y lugares por conocer. Pasamos por Marayes, Chucuma, y Las Tumanas, pueblos pequeños con casas de adobe y gente humilde.

A un costado de la carretera, una nena de no mas de 9 años nos hacia señas, cuando paramos nos pidió moneditas y agua. Le dimos lo que pedía y un alfajor. Sus ojos negros se abrieron. Como era de esperar segundos mas tarde salieron a su encuentro otros hermanitos y todos se sentaron en la ruta a comer. No olvidaré aquella expresión en su cara.





Llegamos al Parque Nacional Ischigualasto, mas conocido como el Valle de La Luna.

Este Parque fue declarado en el 2000 Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO; tiene 63 mil hectáreas pero turisticamente solo se recorren 40 kilómetros. Fue allí donde se encontró el dinosaurio mas antiguo del mundo.

El circuito tiene diferentes paradas donde uno ve rocas de curiosas formas. Pasamos por El Gusano; La Cancha de Bochas; el Valle Pintado; El Submarino que es la imagen mas difundida; El Hongo y la Lobería.

Las rocas forman figuras que hacen a uno volar la imaginación. Lo mas curioso es que las piedras en la base y arriba son mas anchas que en el medio, creando la sensación que se van a caer en cualquier momento.

Estas raras formas se deben a la erosión eólica. El viento (algo constante en la zona) golpea en 4 cerros: el Morado, el Plateado, el Colorado y el Submarino, entonces corre de manera circular y eso provoca el desgaste de las piedras con formas redondas. Increíble!

También visitamos el lugar donde Pink Floyd iba a hacer el recital y donde Tato Bores condujo su último programa televisivo.

Ansiosas de recorrer todo el Parque, Freddy otro nuevo guía nos llevó a un trekking a la cima del Cerro Morado que se lo conoce como Indio Acostado. Aproximadamente nos llevó tres horas. Se suponía que veríamos cóndores pero lo único que vimos fueron dos vizcachas. La vista desde arriba era imponente.

Bajamos mas felices de lo que subimos y algo mas cansadas pero con el alma llena de buenas sensaciones. Difícil explicar lo que pasa dentro de uno cuando se encuentra en este lugar tan exótico.

Una vez mas con el corazón latiendo, aunque esta vez por otras razones, subimos a la camioneta para irnos al hotel. Otro día había terminado.



Domingo. Ultimo día.

Salimos casi de noche hacia el Parque Nacional Talampaya en La Rioja.

A penas llegamos nos subieron a un micro con un grupo de jubilados, pero tenían buena onda y no tardaron en apodarnos ¨ las 3 flores de Talampaya ¨

Este parque es mas grande que el otro, tiene 215 mil hectáreas. El recorrido se hace por el cause seco del río encerrado por un gigantesco paredón rojizo de 150 metros de altura y millones de años! Parece ser que es el único cañón del mundo que se transita por la base, los otros se recorren por la cima.



La primer parada es la entrada al cañón y ahí nos mostraron varios geroglifos que datan de 3 mil años de antigüedad. La segunda se llama Jardín botánico y, no es muy difícil imaginar de que se trata. Lo insólito es que este jardín de algarrobos creció en medio de una región completamente árida. Allí las paredes son cóncavas como si fueran un gran tobogán vertical.




Nuestro guía, Sergio Torres un riojano moreno, joven con humor rápido y ácido, nos hizo hacer una prueba de sonido. Si uno grita una palabra, el eco responde segundos mas tarde 3 veces!

La excursión siguió hasta la conocida Catedral Gótica. Un lugar imponente, único, maravilloso. Las inmensas paredes son picos redondos de diferentes alturas y tonos que dibujan una perfecta Catedral.




La última atracción es el Monje, que parece vigilar el cerro Famatina. Las figuras son muchas y todas impresionantes, pero lo que sorprende es el conjunto total del parque con sus dimensiones, la variedad de colores y el agradable clima.

Al mediodía tomamos la legendaria ruta 40 para regresar a San Juan Capital y de ahí tomar el avión a Buenos Aires.

El viaje fue largo. Conocimos otros pueblos como Villa Unión; Valdecito de solo 50 habitantes y su escuela con 5 alumnos y Jachal uno de los lugares mas lindos.

Subimos por un camino serpenteante, de ripio y las montañas áridas de tonos rojizos y beige nos venían acompañando hacia ya un largo rato. De pronto, como por arte de magia, un oasis con verdes plantaciones, árboles amarillos, un río azul y animales pastando. Al llegar al final del camino nos esperaba un mirador y pudimos deleitarnos con una vista única de lo que es La Cuesta de Huaco. Paramos a sacar fotos y filmar. A los pocos kilómetros atravesamos el único túnel que tiene la ruta 40 en sus mas de 5 mil kilómetros; al pasarlo está el Dique los Cauquenes.

Se acercaba el final. Pasamos por el Dique Ullum donde se practican deportes náuticos y se hace motocross y parapente. El lugar tiene mucha onda.

Llegamos temprano al aeropuerto, cansadas, sucias, mas unidas que antes, felices pero sin vino ni productos regionales para regalar. Sin embargo la única mala suerte fue la demora del vuelo, claro que compensó que volamos en Business Class.



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