AMIGOS de ... 


Alejandro Rocha Casares

Recorriendo la Patria en Moto


SEGUNDO VIAJE A SAN ANTONIO DE LOS COBRES /IRUYA-Agosto 1999

Luego de contar infinidad de veces mi viaje anterior al noroeste, convencí de repetirlo a Silvio Grillo y Facundo Conte. Esta oportunidad yo fui el guía ya que mis anteriores compañeros se retiraron, por ahora, de los viajes en moto.

Una vez más, las motos en flete y nosotros en avión a Salta. A las 9 estábamos en las motos saliendo de Salta, sobre la marcha Facundito plantea ir a San Antonio de los Cobres a través de los valles Calchaquíes. Me fijo en el mapa del ACA, calculo las distancias y decidimos ir a Cachi por la ruta 33. No teníamos más información, ni GPS, ni averiguamos nada previamente.

Son unos 140 km de camino de ripio, paisajes coloridos, ríos y mucho verde, a tal punto que en un momento nos planteamos bañarnos un rato ya que hacían 20 grados, pero fue sólo un deseo.

En Cachi reabastecimos combustible y nuevamente calculo distancias en el mapa, son mas o menos 120 km a S.A. Cobres y supuse que el camino debía ser parecido al que acabamos de hacer, eran las 5 de la tarde, "Sigamos!!!" Qué error!!! Qué desconocimiento!!! El camino continuaba siendo de ripio, pero más vivoreante y más espectacular de colores ocres y rojizos.
De a poco se fue la luz del día y el frío empezaba, recién empezaba.

La noche vino temprano, era invierno, con nuestras luces no veíamos más allá de 10 metros delante de nosotros. Bajamos la velocidad y continuábamos sin parar, el frío era cada vez peor, sentíamos que íbamos en ascenso, curvas y más curvas. A la salida de una vuelta veo a Silvio que cae justo delante de mí e inmediatamente patino yo, desde el piso le grité a Facundo que frene antes de llegar a nosotros.

El piso era hielo, evidentemente había frío en ese lugar, no sabíamos donde estábamos, no habíamos visto ningún cartel hacía horas. Nos levantamos y continuamos, el frío era irresistible, horas de sufrimiento entre las vueltas del camino y apareció una recta (Por fin!!!). Detengo la moto, Silvio inmediatamente a mi lado. Bajo de la moto y trato de decirle: "Donde estamos? Nos habremos equivocado en un desvío que no vimos?" Mi mandíbula no se quedaba quieta, eso era titiritar de frío de verdad.
Unos minutos y llegó Facu: "Por fin pararon!!!", exclamó desesperado. Hacía unas horas pensábamos tirarnos al río y en ese momento no teníamos a mano nada de abrigo, era una noche cerrada. Descansamos 10 minutos y dije: "Vamos, dale" y la célebre frase de Facu nos hizo reír un rato: "Pará, un ratito más", entrecortado por los movimientos de los dientes mientras abrazaba el caño de escape de la moto.

A las 23:30 llegamos a la Hostería de las Nubes en San Antonio de los Cobres. Comimos justo antes de que cerraran la cocina. Nos dijeron que éramos unos locos, que había 15° grados bajo cero en esas montañas.
Recién meses después leyendo de la página de Viajeros, me di cuenta que habíamos recorrido en la oscuridad de la noche, en invierno, el paso carretero más alto de América, Abra del Acay.

 

A la mañana, recuperados, me tomé revancha del viaje anterior y llegamos al Puente la Polvorilla del Tren de las nubes yendo por las vías del Tren como lo había intentado años atrás desde la Mina Concordia.

 

 

 

 

 

 

Luego salimos hacia Purmamarca, pero esta vez en lugar de ver la ciudad desde lo alto, debajo de nosotros estaban las nubes.
Ya habíamos aprendido, eso era frío de nuevo. Nos abrigamos y llegamos a tomar un café.
Preguntamos si llovería y la sorpresa no terminaba, la respuesta fue: "No se, pero puede nevar". Anocheciendo corrimos al hotel en Tilcara.

Salimos al día siguiente desde Tilcara a Humahuaca donde almorzamos en el Restaurant "La Cacharpaya" que era nuestro nexo para el envío de cajas a la escuelita de Las Higueras.

El camino a Iruya nuevamente nos dejó con las nubes debajo de nosotros. Mientras nos aproximamos al pueblo, el verde de la vegetación estaba cubierto del blanco de la escarcha.

Llegamos de noche y nos alojamos debajo del museo en donde gentilmente nos dejaron guardar las motos para que no se congelen los líquidos del motor, ya que el bidón de nafta que llevábamos estaba tieso, tres camas y una estufa de cuarzo eran nuestra salvación esa noche.
Salimos a cenar a un boliche increíble, lleno de gente local, lleno de alcohol en el ambiente, la gran cura frente al frío. Volviendo a nuestra habitación el hielo colgaba de los cables de las calles, fue una caminata inolvidable.

A la mañana, al salir hacia la escuelita averiguamos si habían llegado las cajas que mandamos previamente.

- Ya las retiraron, dijeron.

Partimos entonces por el lecho del río Iruya hacia nuestro destino.
Era como lo recordaba. Un poco más de agua que sortear, pero seguía siendo el trayecto más apasionante que haya conocido para transitar en moto.

  

Llegamos a la escuela.
Ya conocedor del lugar nos presentamos con el nuevo director que no entendía nuestra presencia allí.
Agradeció lo que le enviamos y nos invitaron a almorzar con los chicos quienes rezaron en coro antes de empezar.

Había algunas mejoras: Un generador de electricidad y mejores camas para los chicos. Luego nos informaron que le pusieron el nombre "Facundo" a la farmacia del lugar en su honor.

Reviví la vista desde el patio, compartimos vivencias y nos despedimos.

 

 

Chapoteando por el hilo de río volvimos a Iruya. Fue una lucha con varios tropiezos y agua helada.

Siempre tengo latente las ganas de volver a la escuelita "Las Higueras"... a Iruya.

 

 

 

Ese Mismo díA regresamos a Salta por la ruta 9, pasando por San Salvador de Jujuy.

Los relatos brindan la información de los lugares y comparten las sensaciones de sus creadores. Espero que mis palabras sirvan, como a mi me sirvió leer de esta página web (VIAJEROS), para organización de futuros viajes o, al menos, para despertar las ganas de hacerlos.

Alerc- Alejandro Rocha Casares

 


En oportunidad de hacer una travesía múltiple, (motos, camionetas y cuatriciclos) por las Sierras de Guayaguás, provincia de San Luis y San Juan, organizada por Néstor Queralt (otro fana de las motos enduro) y MUG, tuve oportunidad de conocer a Alejandro y hasta lo acompañamos a "cazar" su primer confluencia.

Creo que, junto a sus amigos, disfruta como pocos esto de visitar lugares poco frecuentados y con magníficos paisajes.

Eduardo Cinicola

Para contactarse con él, Alerc- Alejandro Rocha Casares xr650@argentina.com

 


Nico Bello, continuó este recorrido hasta Orán, a caballo.

Cómo llegar a Iruya en vehículo "convencional".

Más aventuras de Alejandro en moto.



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