LAGUNA de POZUELOS
Reserva de Biósfera en La Puna.


  FOTOS y Relato

 

Si bien en este viaje al norte llevamos el ómnibus-casa rodante, para esta aventura en particular lo dejamos en Abra Pampa y nos desplazamos los cinco en la Honda CRV de Jorge.

Corría el mes de agosto de 2000, día 16.
Hoy visitaríamos la Laguna de Pozuelos e intentaríamos llegar al "entierro" de la fiesta de Santa Catalina (Los festejos principales se realizan los dias 15 de agosto de cada año), solo que ayer estábamos viendo la toreada de Casabindo.


  Al ingresar a la zona de reserva de la biósfera un cartel nos recuerda de la fragilidad del ecosistema y de su absoluta dependencia del agua, recurso muy escaso en la altiplanicie puneña.

El camino de ingreso es muy precario y asombra ese horizonte absolutamente plano, sabiendo que nos encontramos rodeados de altísimas montañas y a unos 4000 metros sobre el nivel del mar. Como vegetación solo descubrimos el coirón (resistente pasto de altura) preciado alimento de vicuñas salvajes, pero también de rebaños de ovejas de pastores de la zona.  

  Las vicuñas silvestres, desconfiadas, solo se dejan fotografiar a la distancia.

Después de recorrer unos kilómetros ya nos encontramos cerca del borde de la laguna. La reberberación producida por el sol nos provoca un verdadero "espejismo". al ver como si fueran nubes negras aquellas montañas sobre el horizonte.  

Como en todas estas lagunas de altura es tentador, pero muy peligroso, acercarse en vehículo a sus orillas.   El terreno, plano y firme, repentinamente cede a la presión de los neumáticos y el vehículo se entierra hasta los ejes.

En esta laguna debe existir la precaución especial de dejar el auto lejos para no auyentar ni molestar a las aves.
ESTE ES SU HOGAR Y NOSOTROS SIMPLES VISITANTES
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  El horizonte se tiñe de rosa.  Son los flamencos que habitan este espejo de agua por millares.

Donde se retiró el agua, producto de la evaporación por insolació solo queda una costra de sales.  A la distancia vemos la camioneta en que nos desplazabamos.  

 

Detrás de Francisco los flamencos levantan vuelo.

 

De regreso descubrimos un zuri o ñandú (avestruz americano).


Dejamos la reserva y andábamos recorriendo aquella planicie deshabitada, cuando, de repente, al lado de la senda nos encontramos esta iglesia totalmente de adobe al frente de una precaria vivienda del mismo material.  

  Nos detenemos a investigar, golpeamos las manos y al cabo de unos minutos, tímidamente, se asoma un extraño personaje que habitaba, en soledad, esa casa y había construido con sus manos, junto con su padre y su abuelo ya fallecidos, aquella iglesia, en honor a la "virgen aparecida".  Así denominó a una imágen que le apareció hace muchos años a su "anteabuelo" (el abuelo de su padre como nos explicó luego) cuando se encontraba perdido en la montaña en medio de una tormenta de nieve, cuidando su hato de ovejas.

Su nombre: Narciso Arias

Héctor le pregunta cuándo viene el cura a esa iglesia, el le contesta que solo tres veces al año, pero que todos los domingos el, que es catequista, oficia una especie de misa a la que denominó "celebración de la palabra"
Ademas todos los 25 de julio festejan San Santiago y el 26 Santa Ana.
La imágen que vemos en el altar es la que se le apareció a su anteabuelo en el cerro Zepitalloc.

Un poco perturbados por lo que acabamos de ver: la fe que ha movido a este hombre a construir un templo en aquellas soledades, con un pulcro y cuidado interior, con bancos de cardón, altar, torre y campanario... continuamos nuestro camino.  Vamos a Santa Catalina.


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