Por San Luis y San Juan |
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Julio de 2004
En una travesía que denominamos Bandidos Rurales, un gran grupo formado por 15 motos de enduro, 14 camionetas 4x4 y 4 cuatriciclos habíamos salido a recorrer el desierto entre las provincias de de San Luis, San Juan y la Rioja.
Es una zona semidesértica de nuestro pais que en el siglo XIX era tierra de bandidos y asaltantes de carretas y diligencias.
Luego de dos días de travesías y debido a diferentes percances, nuestra camioneta (Mauricio Surmani y Eduardo Cinícola) quedó sola junto al grupo de las motos.
Ese día intentaríamos dar un rodeo completo a la Sierra Pié de Palo, cercana a la ciudad de San Juan, con una forma ovalada muy característica y distinguible en las fotos satelitales.
Bajo la guía de Néstor Queralt ("Capo" del grupo de motociclistas) comenzó la travesía de esa jornada en territorio que supo asolar la Martina Chapanay (una bandolera con una particular historia, narrada con muy lindo estilo por Pedro Echagüe).
La senda primitiva discurre por los campos de acarreo de la Sierra Pié de Palo y los barreales secos y salinas de los ríos que allí pierden su agua y su cauce.
Visitamos un solitario oratorio dedicado a la "Difunta Teresa" y continuamos rumbo al norte.
Si bien Néstor no se ha "enganchado" con el tema de búsqueda de confluencias, no solo accedió a esperarnos a que hiciéramos el intento, sino que se ofreció a acompañarnos, junto con Santiago (que se había entusiasmado mucho con la idea) y el "Cata", otro tipazo.
También le comento a Néstor que según lo que había visto en la fotografía satelital, habría que cruzar el lecho de un río (aparentemente seco) para llegar a la confluencia. El no recordaba la existencia de ningún río en las inmediaciones.
Cuando quedamos a 1800 metros y perpendiculares a la confluencia, nos bajamos con Mauricio de la camioneta y subimos de acompañantes en las motos de enduro del Cata y Santiago.
Avanzamos, no mas de ochocientos metros, entre matorrales espinosos y apareció el Río Zanjón. Con unas barrancas de mas de ocho metros de altura y barro cenagoso en sus orillas.
Evaluando que el resto de las motos había continuado camino y nos estaba esperando mas adelante y que el cruce de ese río barroso nos insumiría bastante más de dos horas en ida y vuelta, dejamos como pendiente el registro de esta confluencia, señalando simplemente que hicimos el primer intento llegando a 950 metros de distancia.
- La travesía continuó (ya la narraré en alguna oportunidad) y, al día siguiente, advertidos por Alejandro Rocha Casares, nos largamos a intentar llegar a otra confluencia, la S31 W66.
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