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Reñaca, La Serena, Caldera, Puesto Fragüita |
A media mañana del quinto día de marcha (5 de marzo) partimos de Reñaca (Viña del Mar), Quinta Región de Chile, por la costa y hacia el norte por una carretera costera pasando por Papudo y Zapallar hasta montarnos sobre la Ruta Nacional Nro. 5 (Panamericana). Los 420 km que separan Con Con de Coquimbo corresponden a una gran zona de playa sobre el océano pero, mas allá de Zapallar casi no encontramos poblados por casi 300 Km. A las 4 o 5 de la tarde habíamos llegado al gran puerto de Coquimbo. Este se encuentra en la bahía norte de una península, en cuya bahía sur (mas cerrada) se desarrolló el puerto de Guayacán y La Herradura.
Hacia el norte vemos parte de Coquimbo y, a lo lejos, La Serena y su zona de playas.
Un ruido a "pistoneo" en el motor del R12 comenzó a preocuparme y motivó que parte de la mañana siguiente la destinara a buscar y comprar ciertos componentes del sistema de encendido (no fáciles de conseguir en Chile) para intentar repararlo. Me preocupaba que pudiera romperse algo importante del motor que no pudiera reparar, porque en "el papel" que me dieron los carabineros al ingresar a Chile decía claramente "No puede abandonar el país sin el vehículo". ¿Y qué pasa si se rompe algo que no puedo arreglar? Dinero para hacerlo llevar en camión nuevamente a la Argentina no tengo! Pensaba permanentemente. Y eso me tenía muy tenso, muy atento a lo que pudiera pasarle al R12, casi más que al paisaje. Hoy, a la distancia, creo que la ansiedad me jugó una mala pasada y me hacía escuchar ruidos donde no los había. Cerca del mediodía partimos nuevamente con rumbo norte por la Ruta 5, única asfaltada y única por la que se puede circular hacia el norte. Allí el territorio chileno tiene solo 90 Km entre la cresta de la cordillera de los Andes y el Océano Pacífico. 350 Km más adelante nos esperaba Copiapó.
Es en las cercanías de Vallenar. El día anterior, en un restaurante sobre la ruta, me dejé tentar por un plato de pescado condimentado abundantemente con ají chileno (aquel de la mala palabra), muy sabroso pero evidentemente muy fuerte para mi desacostumbrada mucosa gástrica. El tema fue que durante este tramo de la carretera comencé a sentirme mal, hasta con fiebre.
Llegando a Copiapó. Liliana tomó el volante del R12 y nos condujo hasta mas allá de Copiapó, a Puerto Caldera.
Terminamos alojados en un "hotel alojamiento"/motel, alfombrado del piso al techo, en un páramo en las afueras de la ciudad, muy "modernoso" pero percudido con la tierra y arena que volaba permanentemente a la orilla del mar. A las seis de la tarde ya estaba durmiendo y continué así hasta el otro día.
Por suerte, ya repuesto, pudimos emprender otra etapa mas, hacia el norte, hacia Perú.
Cada tanto alguna playa.
El agua del mar ¡helada!!!. |
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