Familiar      

Carretera Austral Chilena

Etapa 3: Hornopirén Puerto Quellón


La etapa prevista para ese día martes 20 de marzo, (luego de las modificaciones producidas por la demora del día anterior) incluía salir de Hornopirén, arribar a Pichanco, abordar la balsa hasta Leptepú, transitar los 10Km que lo separan de Fiordo Largo, abordar una segunda balsa hasta Caleta Gonzalo y recorrer los últimos 60 kilómetros hasta CHAITÉN donde preveíamos pernoctar.

  

Lamentablemente, ya la noche anterior la gente de Hornopirén nos informó que el servicio de balsas Pichanco/Leptepú se había levantado el 28 de febrero y no sería reestablecido hasta el próximo verano.


Ese balseo resultó imprescindible en la construcción de la Carretera Austral, allí el territorio continental chileno, desde el fondo del Fiordo Pichanco, hasta el límite con Argentina, tiene solo 15 Km de ancho, y corresponde a la falda de altas cumbres que componen la Cordillera de los Andes.

No quedó mas remedio (por ahora) que unir Pichanco con Leptepú mediante un servicio de barcazas que recorra el Fiordo Comau o Leptepú en toda su longitud que se desarrolla en sentido Norte/Sur.


Nuevamente, a pesar de esos informes negativos y desesperanzadores, decidimos continuar, aunque mas no fuera para conocer la región.


Recorrimos el centro de Hornopirén (antiguamente llamado Río Negro) y aprovechamos para comprar algunas provisiones (haríamos un pic-nic en el embarcadero de Pichanco).



No podíamos abandonar Hornopirén sin fotografiar su pintoresca iglesia.


Partimos sin prisa, realmente dispuestos a disfrutar de ese bello paisaje.

Nuevamente nos tocaba un día espectacular, con sol radiante.


El camino que bordea el fiordo de Hornopirén, es muy angosto y rodeado de espesa vegetación.
Cada tanto un claro permite ver el agua del mar y las islas del fiordo.

En poco tiempo arribamos a Cholgo, otro de los tantos pueblos de pescadores que veremos en esta zona sur de Chile.


Solo que el pueblo de Cholgo tiene una construcción esmerada y un paisaje extraordinario,
con la vista del fiordo, las islas y el canal que las separa.

Continuamos camino para recorrer los 7 Km hasta el embarcadero de Pichanco.


Este es el embarcadero de Pichanco, no hay NADA ni NADIE.
Solo la rampa a la que ya le ha crecido pasto por el desuso.
Por más que Lucho otee el horizonte con el zoom de su cámara, no verá llegar ninguna balsa.
Faltan 9 meses para que ello ocurra, al comenzar el próximo verano.

En realidad ya habíamos decidido al salir de Hornopirén, que solo llegaríamos hasta allí por curiosidad, para conocer (y valió la pena) y por si algún capitán de balsa se había distraido y todavia andaba recorriendo el fiordo.

Improvisamos un pic-nic allí mismo que nos serviría de almuerzo.

Nuestros nuevos planes indicaban que ese mismo día deberíamos desandar parte del camino hecho, tomar la balsa en Puelche hasta la Arena, circular hasta Puerto Montt y de allí hacia el sur para cruzar en balsa hasta la Isla de Chiloé (teníamos como alternativa para continuar el recorrido de la Carretera Austral, cruzar desde Puerto Quellón, al sur de Chiloé, hasta Chaitén, en un trayecto en balsa de más de siete horas y U$S100 por vehículo).

La última información que habíamos logrado decia que la barcaza Quellón/Chaitén salía los miércoles a las 13 Hs.
Teníamos solo hasta el día siguiente al mediodía para llegar a Puerto Quellón, rogar que el sistema todavía funcionara y que hubiera bodega libre para dos vehículos en aquel único medio de comunicación entre las regiones Centro y Sur de Chile.

Raudamente, después del almuerzo, desandamos camino.
Pasamos como una exhalación por Hornopirén intentando llegar a hora prudente al primer balseo.

No recuerdo bién a qué hora llegamos a "Puelche".
Habremos esperado una media hora que llegara la balsa.
Otros 20 minutos para acomodar coches camiones y colectivos en la barcaza y...

  

El cruce.
Duró unos 35 minutos.
El mar estaba bastante sacudido y hacía mucho frío.

No se por qué, cuando desembarcamos en "La Arena" estábamos muertos de hambre.
Nos metimos en una cantina "al paso" a comer unas empanadas típicas chilenas muy sabrosas.

Continuamos camino y, al atardecer estábamos llegando a Puerto Montt.
No tuvimos tiempo más que para una rápida recorrida y continuamos camino a tomar la otra balsa que nos llevaría a la Isla de Chiloé.

En menos de una hora recorrimos los 60 Km que nos separaban del embarcadero de Parguá.

Llegamos cuando la barcaza hacía sonar su sirena anunciando su inminente partida.

El cruce lo hicimos de noche.
Extasiados en cubierta mirando el mar, el cielo estrellado y mojándonos con las salpicaduras de las olas.

En la isla, la barcaza amarra en Chacao, un pueblo grande o una ciudad pequeña, según como se lo quiera ver.

Anduvimos bastante hasta conseguir alojamiento.
Resultó ser una bonita casa de madera barnizada, recién construida y con todas las comodidades.

Al día siguiente debíamos llegar sí o sí al mediodía al otro extremo de la isla, a Puerto Quellón y conseguir los pasajes hasta Chaitén.

Igual queríamos hacer conocer a Lucho y Claudia, la capital de Chiloé, "ANCUD" y la importante ciudad de Castro.

Veremos qué pasará...

- Esta etapa se extendió más de lo debido, por ello la desdoblé en dos páginas -

Continúa en Pág. 2




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