Miércoles 28 de marzo de 2.001 Veníamos con atraso en nuestra recorrida por los inconvenientes con los transbordadores en los primeros tramos de esta carretera austral, para agravar la situación nos habíamos quedado dos días en Puerto Bertrand (el lugar lo ameritaba), tuvimos entonces que rediseñar los planes para los próximos días. Era ya la mañana del Miércoles 28 de marzo y el domingo 1 de abril por la noche deberíamos estar de regreso en Buenos Aires (el lunes 2 cumplía años la mamá de Claudia). El cronograma quedó rediseñado de la siguiente forma (sin espacio para posibles inconvenientes). Día Día Día/Mes Lugar de pernocte 12 13 14 15 16 17 Martes Miercoles Jueves Viernes Sábado Domingo 27 Marzo 28 Marzo 29 marzo 30 Marzo 31 Marzo 01 Abril Puerto Bertrand O'Higgins Cochrane Comodoro Rivadavia Macachín (La Pampa) Buenos Aires No sin cierta tristeza, abandonamos la cabaña a orillas del Río Baker en Puerto Bertrand rumbo a Cochrane, donde teníamos previsto almorzar y reponer combustible. El camino que continúa con rumbo sur es muy bonito y el día soleado ayudaba a embellecer el paisaje. A pocos kilómetros de salir de Puerto Bertrand vemos, desde un mirador, el bello espectáculo de la unión del río Nef, que desciende del Campo de Hielos Norte, con el Baker, que trae las aguas de los lagos Gral. Carrera/Buenos Aires y del Bertrand.   Llegamos poco antes del mediodía a Cochrane, cargamos combustible (último punto donde repostar hasta que regresemos de O'Higgins) y comimos algo rápido. Alguien nos comentó que la balsa que hace el tramo Puerto Yungay a Embarcadero Río Bravo, sobre el Fiordo Mitchell, parte de Puerto Yungay a las 13:00 Hs. Eran justo las once así que nos quedaban solo dos horas para hacer 122Km de estrecho camino de ripio por llanura con vadeo de varios rios y arroyos, tramo de montaña con camino de cornisa y una parte importante de angosto camino zigzagueante entre bosques. Lamentablemente el ritmo impreso al andar (no podíamos permitirnos bajar los 60Km/h de promedio) no nos permitió apreciar en toda su magnificencia aquel hermoso paisaje (mucho menos detenernos a tomar fotos). Cruzamos la llanura, los ríos, los arroyos, la cuesta, el camino de cornisa (el GPS nos indicaba que manteníamos discretos 60Km/h de promedio, justo lo suficiente), el zigzagueo entre los árboles del bosque y arribamos a Puerto Yungay justo a las 13:01 Hs, dejando la estela de polvo a nuestras espaldas. En Puerto Yungay no hay nada más que una modesta capillita y derca una construcción de madera que, suponemos pertenece al ejército o a carabineros de Chile, más atrás una rampa de piedras alisadas se sumerge en las heladas aguas del Fiordo Mitchell. ¿La Balsa? No, la Balsa no estaba. La carrera fue en vano, incluída la derrapada del Fiat Uno de Lucho que en la última curva sacó dos de sus ruedas del camino pasando por sobre dos grandes piedras que casi destrozan su tren delantero. Mirábamos por el Fiordo hacia el Este, hacia el fondo y tampoco la veíamos, ni siquiera con los prismáticos, así que no fue culpa del minuto de retraso por el que perdimos el servicio. ¿Andará esta Balsa? ¿O nos quedaremos todo el invierno en esta rampa a esperar que vuelva? Después de esperar por mas de 20 minutos y sin distinguir nada en el horizonte, nos decidimos a averiguar si había alguien a quien preguntar en aquellas construcciones de madera que viéramos cerca de la capilla. Lo extraño era que nadie había salido ni a preguntar que hacíamos por allí ni a controlar documentación, ni a nada. El cielo se habia puesto de un gris plomizo y las nubes estaban muy bajas. El frio de aquellas latitudes, que desciende del Gran Campo de Hielos Sur, se hacía presente. En realidad creo que fue el frio que hizo que los carabineros, encerrados en su cabaña no nos hubieran visto. Respondieron a nuestro llamado y nos explicaron que, en realidad, la balsa no tenía horario, salia de un extremo o del otro cuando aparecía algun vehículo para transportar, pero que en poco tiempo tenía que aparecer porque debía traer una camioneta de carabineros desde el otro extremo. Al poco tiempo vimos aparecer la pequeña barcaza (solo para dos vehículos chicos o un camión) con la camioneta de carabineros. Se detuvo solo para permitir bajar a aquella camioneta y ni bien subimos partió nuevamente. Fueron 10 Km de travesía recorridos en 45 minutos. Me gusta nadar y me gusta el agua, pero el solo hecho de pensar qué hacer si aquella balsa se hundía en esas gélidas aguas del Fiordo, estrujaba mi pecho. A las 14:30 descendimos en la Rampa Río Bravo, allí no hay nada de nada, solo la rampa. Ni una casa, cabina, puesto de control o refugio. Un cartel nos indica que ingresamos en los últimos 99Km de la Carretera Austral Chilena, los más difíciles, fundamentalmente en su construcción, que se cobró varias vidas de militares que trabajaron allí, dinamitando y removiendo miles de toneladas de rocas renegridas y filosas para abrir el camino en aquella abrupta geografía. Vaya para aquellos militares y civiles que ofrecieron su vida para construir esta carretera que integra esas regiones tan alejadas, un merecido homenaje.