Corría el mes de Octubre del año 2.006. Miryam Colombo nos había pedido ya desde antes de salir de Buenos Aires que debíamos, si o si, buscar, encontrar y llegar hasta una ignota escuelita denominada "Ciénaga Redonda" en la Puna catamarqueña ya que ella llevaba muchas donaciones que nos había hecho cargar en las camionetas.
La verdad es que ni el Colo ni yo conocíamos donde quedaba esa escuelita.
Preguntando en Antofagasta de la Sierra nadie sabía exactamente dónde hallarla y solo algunos la "habían sentido nombrar".
Finalmente recurrimos a nuestro amigo "Adolfo Fabián", gran conocedor de todos los rincones del gran departamento de Antofagasta de la Sierra.
Ese conocimiento lo profundizó por su trabajo de enfermero del hospital de Antofagasta que le requería recorrer todos los alejados puestos (generalmente ubicados en las vegas) y escuelitas de ese vasto territorio, para dar atención primaria a sus escasísimos habitantes. Tarea esta que realizaba recorriendo cientos de kilómetros de desoladas huellas en su moto de 125cc.
Eso lo convertía en el más conocedor de la región y es por eso que acudimos a el por ayuda.
Si, sabía donde quedaba. Pero solo sabía llegar hasta allá y se le hacía muy engorroso a el explicarnos y a nosotros entender cómo deberíamos hacer para encontrarla.
Nada de GPS ni de WPTs ni de Norte, Sur, Este u Oeste, solo para allá y luego allá y más allá.
Francamente puso toda su voluntad y su conocimiento para dibujarnos en un papel aquel precario mapa sin conservar ninguna escala y que nos debería sevir de guía para llegar a nuestro objetivo.
Lo que si quedaba en limpio, es que era por detrás del Salar del Hombre Muerto.
Decidimos entonces que aprovecharíamos para llegar hasta allí cruzando la gran caldera del Vn Galán y luego tomaríamos al norte, hacia el salar, a tratar de encontrar la dichosa escuela.
Ingresaríamos a la caldera por el paso que descubriéramos el año anterior orientados también por Alfredo y siguiendo los pasos de Henry Barret por una quebrada (Cañón de la herradura) que nos permitiría llegar a ella directamente desde Antofagasta de la Sierra, sin pasar por El Peñon.
El único inconveniente que le habíamos hallado a esa entrada por el Oeste al galán, era que nos depositaba fuera de la caldera, unos kilómetros al sur. Por lo que luego deberíamos ascender nuevamente al labio sur para ingresar.
Estudiando las primitivas imágenes satelitales de las que disponíamos en aquel entonces y, previo al viaje, había descubierto que podríamos modificar el último tramo de la traza que seguimos el año anterior para poder "caer" directamente dentro de la caldera, a la alturas de las lagunas Pabellón, que se encuentran en su interior.
Por supuesto ningún vehículo motor había intentado eso previamente por lo que no disponíamos de ninguna referencia ni de la seguridad acerca de que feura factible.
Por suerte Miryam y Hans tenían espíritu aventurero y aceptaron de buen gusto aquella nueva travesía exploratoria que les proponíamos, adobada además con una casi segura visita a "Colifalla", la "Mitica ciudadela dentro de la caldera del Galán".
Otro incentivo eran los petroglifos y pictografías que encontraríamos camino a y en la Vega de Real Grande.
Bien, partamos...