Abriendo nuevas huellas 4x4:
Desde AdlS al domo central del Vn Galán entrando por la laguna del Diamante
Corria abril de 2.012, estábamos cuatro camionetas y ocho amigos en Antofagasta de la Sierra.
Teníamos intención de incursionar en el domo central del volcán Galán.
Es el grupo de picos que se encuentra en el medio de su gigantesca caldera de más de 35km de diámetro.
Es lo que queda de lo que fue la altísima cumbre (estimada en más de 11.000m de altura) del enorme volcán que colapsó hace unos dos millones de años. Queríamos arrimar con las camionetas lo máximo posible a su actual cumbre sur de 5.912msnm
Por supuesto, no subiríamos allí por ninguno de sus accesos tradicionales y relativamente fáciles, sino que lo haríamos por la vía Oeste, aquella abierta por Henry Barret en 2.005 y que ya recorriéramos en varias oportunidades. Pero le agregaríamos un nuevo condimento, no ingresaríamos al gran cráter por las lagunas Pabellón, sino que lo haríamos directamente por el Oeste de la Laguna Diamante tratando de inaugurar una nueva traza que nos fuera negada varios años atrás cuando la intentáramos con el Colo Hartingh, Miguel Esteban y Myriam Colombo.
El destino final para ese día era la "ciudadela" abandonada de "Colifalla", aquella que nació de la mente enferma de un grupo de colifas que abrió la ruta de acceso por el Este al Vn Galán y que, en su odisea, "fundaron" esta Colifalla que nos debía servir de refugio a más de 4.000 metros de altura. Ver >>> Historia de Colifalla y el Paso del Colifa.
Salimos retrasados, luego de repostar algunos pocos litros de combustible (*) en una casa particular ya que, para variar, el surtidor de Antofagasta de la Sierra no funcionaba.
(*) Ya veremos como este detalle nos condicionó en la siguiente aventura.
Tomamos hacia Real Grande pasando por el campo de petroglifos tallados por los nativos sobre la traza de una rastrillada que unía ese área de la Puna catamarqueña con las selvas salteñas.
Allí dejaron, grabadas en las rocas de toba que forman el piso, sus dibujos alegóricos.
Figuras antropomorfas con grandes tocados de plumas, tallas de huellas humanas, de felinos, ñandúes y camélidos. Y, lo más sorprendente, la figura de un mono. Un mono en la Puna !!
En Real Grande termina la huella "transitada", allí comienza el "campo traviesa" sobre una traza que nos descubriera hace varios años Adolfo Fabián, quién había colaborado con Henry Barret moviendo rocas y acondicionando el terreno como para que pudiera pasar un vehículo 4x4.
La traza comienza en una estrecha y oculta quebrada que se abre en un farallón como la puerta del Sésamo de Alí Babá. Por ella debemos desplazarnos no sin dificultad ya que es muy angosta y asciende abruptamente mientras serpentea entre altos paredones de piedra, con un irregular piso de arena y salientes de roca.
Luego de casi un kilómetro de esa encajonada subida, se abre ante nosotros una gran planicie de altura.
Seguimos ascendiendo, ahora lenta pero inexorablemente, mientras podemos imprimirle más velocidad a las camionetas. Casi sin darnos cuenta arañamos los 5.000 metros de altura, es en la divisoria de aguas que nos llevará en un descenso abrupto hacia una vega que no me trae gratos recuerdos ya que allí quedó aprisionada, una helada noche, la camioneta en que viajaban Miguel Esteban y el Colo Hartingh. Ese incidente hizo que finalmente tuviésemos que pernoctar allí en muy incómodas posiciones y sin poder siquiera probar bocado, con 15 grados bajo cero de temperatura.
Esa gran "bajada" también me trajo otros "disgustos" ya que al incluir ese track en ViajeroMapas, varios intentaron recorrerlo, algunos de ellos en sentido inverso.
Alejandro Rocha y sus compañeros motociclistas casi mueren en el intento ya que, habiendo arribado tarde a ese punto y con intenciones de llegar ese mismo día a AdlS, no habían llevado mayor abrigo ni bolsas de dormir.
El tema es que luego de muchos e infructuosos intentos, no pudiendo remontar esa cuesta y ya sin fuerzas ni tiempo para regresar a El Peñon, se quedan dormidos allí, abrazados unos a otros. Solo estaban enfundados en sus monos de cuero.
Alejandro nos cuenta su aventura acá….
Otro grupo de travesistas en camionetas me escribió manifestando la misma queja, que esa trepada era in-subible, lo que convertía a esa huella en una "huella" de un solo sentido (Oeste/Este).
Intrigado por esas narraciones, en diciembre de 2.010 decidimos comprobar por nuestra propia cuenta si eso era así y se los contamos acá…
Esta vez dedicamos unos minutos a mejorar la traza y hacerla menos exigente, con lo que modificaremos los mapas para GPSs que publicamos en ViajerosMapas.com.
A partir de allí venía otra modificación a la traza que queríamos experimentar.
En ese lugar el "camino" se divide en dos ramas, una al sur y otra al noreste, la rama sur vuelve a dividirse más adelante en dos, constituyendo finalmente las tres posibles variantes que fuimos descubriendo en distintas expediciones y en ese orden:
La primera que descubrimos es la que toma hacia el sur y luego se orienta al sudeste cayendo fuera del cráter del Galán pero en el camino que une este con la localidad de El Peñón. Es la menos complicada de las tres pero nos desviaba de nuestro destino que estaba fijado en el domo central del Galán.
La segunda que hicimos hace unos años en un sentido y el año pasado en el otro es la que apunta a las Lagunas Pabellón, dentro del cráter.
La tercera, era nuestro desafío. Como conté no nos dejó pasar hace unos años cuando la intentamos con el Colo Hartingh y Myriam Colombo, y nos debería depositar, luego de un recorrido mucho más corto pero mas abrupto, en la margen oeste de la Laguna Diamante, dentro del cráter del Galán y muy cerca de nuestro objetivo.
Allá apuntamos.
Jorge Alonso iba haciendo punta y cuando vemos que se acerca a la gran trepada, aquella que nos llevará a trasponer el labio del cráter en su extremo sudoeste, nos damos cuenta por qué no pudimos con el Colo…
La pared exterior del labio del volcán parece casi vertical.
La camioneta de Jorge, minúscula, se confunde con las rocas de la base de la trepada.
- ¿Realmente vos creés que podremos por allá? Le pregunto a Denis.
- No se, pero como siempre decimos, es cuestión de probar y no ir al baño antes de tomar la purga…
Admirados vemos como ese "insecto" plateado comienza a subir lentamente por ese muro de más de ciento cincuenta metros de altura.
¿Podremos nosotros? ¿Será capaz la Land Cruisser de hacer subir sus más de tres toneladas por aquella empinada pared? ¿Será capaz "la costurerita" de Panastas?
Jorge sube y sube.
Lentamente toma más y más altura. Gira, corrige, retoma… pero siempre para arriba.
Apenas pudimos contener un grito de emoción cuando lo vemos allá, en la silleta, observando la laguna Diamante del otro lado, dentro del volcán.
Era nuestro turno.
Denis siguió en un principio las huellas de Jorge, pero poco más adelante estas se perdieron en el pedregal y nos desviamos mucho más a la derecha. El terreno estaba muy malo allí, pero a fuerza de HPs y algunos sacudones, la Toyota nos depositó en el filo del labio del cráter.
Ahora faltaba el Jeep de Pexa que, livianito, sin capota y con más de 190 "burros" debería subir sin mayores exigencias, salvando el detalle que estaba totalmente estándar, bajito y con cubiertas "de calle". Pablito supo traerlo a la cima sin romper "casi nada". Bah… se cortó un neumático que reparamos rápidamente con dos tarugos.
Por otro costado venía Pablo Anastasio con su Toyota "Costurerita" doble cabina con motor de 3 litros "aspirado" y magros 86HP ¡!
Para más, por ser la chata de caja abierta, oficiaba de buque cisterna llevando el peso de los bidones de combustible de reserva del glotón Jeep.
Pablo venía quejándose que el motor "rateaba" en alta, humeaba en demasía y el suponía que tenía algún problema con un inyector.
Yo recordaba que la 3.0 TD (turbo) de Miguel no había podido vencer esa cuesta unos años atrás y ya estaba pensando alternativas para salvar ese obstáculo.
Pero, mientras pensaba todo esto, "La costurerita", en primera de baja avanzaba y avanzaba.
Lentamente pero sin bajar una sola RPM subía y subía. Humeaba blanco azulado (extraño) pero no desfallecía, Y así, con paciencia oriental y muñeca de maestro, Panastas puso a la Costurerita al lado de sus compañeras en la silleta, con la trompa apuntando a la hermosa laguna Diamante y con vista a todo el enorme cráter, con el domo central inusualmente nevado de un blanco deslumbrante.
Quienes fuimos en este viaje