Abriendo nuevas huellas 4x4:
¿Salida del Galán/Valle del río Los Patos hacia el sudeste?
El volcán Galán es uno de los tantos destinos que nos atrae de año en año.
Es que tiene los condimentos perfectos para quienes tenemos ansias de exploración y aventura.
Es desolado, de ambiente extremo, muy poco visitado y con mucho para "descubrir".
Como cuento en relatos de viajes anteriores, hace muy poco que se conoce su condición de volcán, enmascarado por sus enormes dimensiones.
Hace muy poco también que se tiene acceso a él en vehículo todoterreno.
En los ´90 se comenzó a acceder por el norte, por el Salar del Hombre Muerto, remontando el Río de los Patos. Poco después se pudo hallar un acceso desde el sur, desde el pequeño pueblo de El Peñón.
Uniendo ambas huellas se podía (y por supuesto aún se puede) hacer un circuito que recorra el interior de su gran cráter ingresando por un lado (normalmente El Peñón) y saliendo por el otro (Salar del Hombre Muerto). Durante unos años hubo dificultades pues la minera extranjera que explota las sales de litio del Salar del Hombre Muerto (FMC) clausuró con alambrado olímpico y portón con cámara de seguridad, ese camino que salía hacia el norte.
Hoy por suerte se puede volver a pasar por un "desvío" sobre el salar.
Años después, y producto de varias expediciones, un grupo de aventureros reunidos en el Foro Path4x4 abrieron una tercer vía de acceso por el Oeste (desde el Valle Calchaquí y cruzando la Sierra de Vázquez ) en una odisea que se llamó Colifalla y el Paso del Colifa.
No hace mucho (2005) Henry Barret, con la colaboración de pobladores de Antofagasta de la Sierra abrió una cuarta vía de acceso al Galán por el Oeste. Ese mismo año la recorrimos por primera vez
En 2010 un grupo de amantes del 4x4 (Córdoba4x4) logró abrir un rodeo al domo central por el sur uniendo la ruta tradicional con el Río de Los Patos y de allí al norte hasta "Colifalla".
En el mismo 2010 dos grupos de expedicionarios de Patagonia4x4 y de Viajeros4x4 intentaron, por separado, hallar la comunicación del Galán con la localidad de Laguna Blanca al sur o con Aguas Calientes al sudeste. Relevaron mucho, exploraron mucho, pero no lograron cerrar el circuito por esa imaginaria huella denominada "XX-101". Ver...>
Esta vez volvimos con nuevos bríos y nuevas "XX" imaginarias a tratar de lograr ese objetivo de llegar desde "Colifalla" a Aguas Calientes, intentando abrir la inexistente salida sudeste del volcán Galán.
Como cuento en el relato anterior Escalando el domo del Vn Galán en 4x4 nos hallábamos en "Colifalla" (un solitario puesto de veranada abandonado) a la vera del Río de los Patos a 4200 metros de altura, provenientes de Antofagasta de la Sierra y habiendo arribado allí por el "Paso Barret" (acceso oeste) combinado con una nueva entrada por la Laguna Diamante.
Teníamos muchos planes y objetivos en mente, pero el apuro de algunos por regresar provocó que "negociáramos" un nuevo y apretado recorrido para poder al menos cumplir el ansiado objetivo de abrir esa salida sudeste de la que hablamos.
Convinimos que para lograrlo, partiríamos (como nunca) temprano y trataríamos de hacer pocas detenciones ya que hasta último momento no sabríamos si hallaríamos la salida o tendríamos que regresar sobre nuestros pasos.
Solo teníamos a favor que, en caso de fracasar, podríamos acortar camino en la salida tomando sobre el track "sin huella" que abriera el grupo Córdoba4x4, como mencioné anteriormente, sin tener que efectuar el rodeo completo del domo del Galán por el norte.
En contra teníamos la escases de combustible, ya que al haber estado cerrado el surtidor en AdlS, solo pudimos reponer unos pocos litros cada uno en una casa particular que disponía de algo para vender.
Era viernes por la mañana y "los apurados" querían estar en sus casas (Baires, Bahía Blanca y Villa Ocampo) el domingo al mediodía.
Para lograrlo teníamos que llegar si o sí esa noche a Laguna Blanca, de esa manera quedaba el sábado y parte del domingo para el "enlace" de 1600/1900 Km a los respectivos domicilios.
Lo prometieron y lo cumplieron; a las 8 de la mañana estaban todos sentados en las camionetas con los motores en marcha luego de haber desarmado carpas, desayunado y acomodado bártulos en tiempo récord.
La XX-28 (así denominamos la traza imaginaria que nos sacaría hacia el sudeste), debía unirse, en las cercanías de Aguas Calientes (próximo a la salida), a una "huella para motos" que había relevado Néstor Queralt en su travesía por el Abra de Cuyín proveniente de los Valles Calchaquíes y con destino Laguna Blanca, pasando por Aguas Calientes y sus termas.
Preguntado Néstor sobre la posibilidad de meter las chatas por allí, me respondió que sería difícil pero creía que no imposible… Mmm… ¡Que respuesta poco tranquilizadora!
A las ocho y siete minutos partimos por la "dibujada" XX-28 con rumbo sur por la margen occidental del río de los Patos, yendo hacia sus nacientes.
Esa parte del recorrido ya lo habíamos hecho por la orilla opuesta en una de las expediciones en que se abrió el Paso del Colifa.
Sabíamos que más adelante deberíamos vadear el río, cuando este gira al Oeste en busca de sus nacientes en el domo central del Galán, y allí nos cruzaríamos también con el "track sin huella" por el que habían circulado Oscarcito y el grupo Córdoba4x4.
Antes de las nueve ya habíamos hecho la no muy sencilla maniobra de vadear el Río de los Patos. Allí comienzan una serie de peripecias que nos acompañaron durante toda esa jornada.
En esta primera, Pexa clavó la trompa del Jeep en el angosto y profundo cauce del río y precisó de ayuda para continuar viaje.
La traza de la "XX-28" parecía corresponderse con un terreno bastante transitable en 4x4. Por allí nos distrajimos con el paisaje y nos metimos en una quebrada equivocada de la que tuvimos que salir por uno de sus costados esforzando bastante las máquinas.
Fueron tantos los "eventos cuasi-catastróficos" que no los recuerdo todos.
Si viene a mi memoria, cuando llegamos a la "lagunita.5", donde nos encontramos con una bajada infernal tapizada de grandes y filosas piedras que nos depositaría a orillas de la laguna sin playa y casi sin posibilidades de continuar ya que sus orillas eran muy escarpadas.
Dudamos un buen rato si tirarnos o no, hasta que finalmente emprendimos la búsqueda de un desvío que evitara ese problema potencial.
A paso de hombre, por las grandes y filosas piedras que pisaban las ruedas de las chatas y para evitar más roturas (Pexa venía SIN auxilio y con cubiertas de calle), avanzábamos en procura de una salida. Intentamos por varios lados pero cada cual parecía más riesgoso que el anterior, hasta que hallamos uno que parecía factible.
Nos tiramos con Denis, pidiéndole al resto del grupo que esperara por novedades.
Siempre en un caso así se procura arriesgar una sola chata ya que las restantes podrán evacuar la tripulación si el vehículo se rompiese, se despeñase o no pudiese salir.
En las fotos veremos alguno de los otros obstáculos que nos encontramos.
Recuerdo una vega (a latitud 26,195 sur) que nos encepó por mucho más de una hora.
Denis insistía en cruzar con la pesada Land Cruisser un tramo de unos 30 metros de mallín y cada vez que lo intentaba la Toyota se hundía hasta los zócalos en esa mezcla de barro, pasto y agua.
Se necesitaba de la fuerza de rescate proporcionada por las otras tres chatas y sus tornos eléctricos para despegarla de la succión que genera el mallín.
Vuelta a intentar. Vuelta a hundirse en el fango. Vuelta al rescate.
Ganó el mallín.
Nos tuvimos que ir a dar un buen rodeo para encontrar, por suerte, un paso que nos permitiese continuar.
En otra oportunidad estábamos cruzando una ciénaga con una costra seca de barro en la superficie, la pesada TLC y la Hilux pudieron cruzar, sin embargo las delgadas cubiertas del Jeep con excesiva presión rompieron la fina cubierta y "el tomatito se fue para abajo". Jorge fue en su auxilio y, debido a una mala indicación, le pasó algo similar. Pero a fuerza de motor, dándole hacia adelante y hacia atrás en repetidas oportunidades fue rompiendo la costra seca y avanzaba "navegando" en el barro de la ciénaga hasta que finalmente halló terreno firme.
Una buena media hora más costó sacar el Jeep.
Los atrasos se sumaban, el viernes se iba y Laguna Blanca seguía distante y sumida en un enigma.
Por suerte seguíamos avanzando.
Grandes trechos lo hacíamos por suaves planicies que conducían a tranquilas depresiones donde se encontraban unas cuantas lagunitas que habíamos dibujado en los mapas.
Seguíamos el curso casi exacto por sobre la "XX-28" ideada mirando fotos satelitales.
En realidad nuestro "destino", donde suponíamos se acabaría el desasosiego de la incógnita, era llegar al río Aguas Calientes, donde nos montaríamos sobre el "track para motos y sin huella" que había marcado Néstor cuando hiciera su expedición bajando del Abra de Cuyín rumbo a la Escuela de Aguas Calientes.
Casi nos habíamos convencido que allí hallaríamos una autopista.
Luego de varias peripecias más [muchas para mi gusto ;o) ] llegamos a las cinco de la tarde a una vega (que se veía como una salina en las satelitales), atravesada la cual hallaríamos el río Aguas Calientes y allí la "Huella de Néstor".
Bueno, la vega/salina estaba totalmente inundada y se había convertido en una gran laguna (a la que bautizamos convenientemente en la postrera versión de ViajerosMapas). Al rodearla quedamos mal ubicados respecto al río ya que quedamos en el tope de un acantilado y allá, unos 20 o 30 metros más abajo corría el río Aguas Calientes, medio encajonado.
Logramos distinguir la "huella" por la orilla opuesta, pero era una huella de mulas, por la que podrían haber circulados las motos de Néstor y sus amigos, pero veíamos poco probable que pudiésemos meter las camionetas por allí, aunque antes que nada debíamos hallar la manera de llegar y cruzar el Aguas Calientes.
Panastas con Pampa de copi y navegante se fueron por el filo hacia el sur mientras el resto regresábamos a la costa de la laguna a intentar "arrimar" por allí.
Cruzamos un muy angosto pero profundo arroyo que nos hizo renegar un rato y seguíamos buscando sin éxito el río.
Pampa nos cuenta por radio que en realidad por donde fueron la cosa se dificulta más ya que el filo del cerro mantiene su altura mientras que el río se va hundiendo y alejando más y más.
En ese momento nos percatamos que el arroyo angosto y profundo que con tanto trabajo cruzamos, no era un arroyo sino el mismísimo río Aguas Calientes, y ya estábamos en la margen correcta !
Le avisamos al dúo Pampa/Panastas que regresen y nos ponemos a buscar la huella (de mulas).
Era angosta, temeraria, pero con buenos pilotos pudimos ir avanzando con una rueda en la huella y la otra en la orilla del barranco.
Algunas piedras caían hacia el río al pasar de las ruedas.
Ya estábamos más tranquilos, atrasados pero tranquilos.
Estábamos sobre supuesto "terreno conocido".
El camino se alarga bordeando los brazos de las vegas, pero es bastante seguro.
La huella desaparece pero vamos montados sobre el track que me mandara Néstor Queralt incorporado hace unos años a ViajerosMapas.
Recordaba haber leído en el relato de la travesía de Néstor, que poco antes de llegar a las termas se tiraron por una interminable barranca en la que, a duras penas, podían frenar las motos y que me contara que esa barranca era irremontable en sentido inverso.
Bueno, ahora el próximo intríngulis era si podríamos bajar esa tremenda barranca y si, en caso de hallar el paso cortado más adelante, podríamos regresar.
No teníamos el WPT de esa bajada así que íbamos atentos a descubrirla.
Terminada una gran vega, el track de las motos se separa del río AC y va remontando hacia el filo, por uno de sus afluentes secos, con rumbo sur.
No era una autopista, pero esquivando grietas y piedras podíamos avanzar, siempre en ascenso.
Llegados al punto más alto, el GPS nos muestra que las motos hicieron un giro de 90 grados a la derecha, claro, si allá abajo, lejos de nuestra vista, corre el río AC por el que deberíamos continuar bajando hacia las termas y hasta la escuela/comunidad de Aguas Calientes.
Ese brusco giro a la derecha nos lleva a la bajada infernal de la que escribiera Néstor.
La bajada es realmente violenta.
Desciende desde los 4500msnm en que nos hallamos, a los 4100 en que corre el río en poco más de dos kilómetros.
Nos tiramos con los ojos cerrados sabiendo que por allí no podríamos regresar.
El sol ya se ocultaba, haciendo finiquitar la luz diurna de ese viernes y nos hallábamos a unos 7 Km de la Escuela de Aguas Calientes y otras dos a tres horas más de Laguna Blanca.
Todavía había esperanzas de cumplir con los tiempos programados.
Íbamos pensando que a tan poca distancia de la escuela era muy probable que encontráramos una huella más marcada y que las dificultades cesaran.
No habíamos acabado la gran bajada, cuando inesperadamente aparece en nuestros parabrisas un rancho.
Bien, nos arrimamos a la civilización, tendremos noticias…
Allí encontramos a una mujer con su hija adolescente y un crío de unos 4 años.
El resto del relato lo ha narrado de manera magistral y súper detallada el Pampa, así que con el los dejo después de las fotos.
Quienes fuimos en este viaje