Esquivo Camino - El final
Mendoza - Argentina
         


Camino inexistente entre Valle Hermoso (Oeste de Las Leñas) y Valle Noble (Paso Planchón)


Camino inexistente entre Valle Hermoso (Oeste de Las Leñas) y Valle Noble (Paso Planchón)


Existen en realidad muchísimos caminos que no figuran en los mapas, esos son los que nos gustan y a ellos les apuntamos en nuestras travesías.

Los extraños son aquellos caminos que SOLO figuran en los mapas...
- ¿Qué...? ¿Cómo...?
- Si, si, que figuran en los mapas (y no solo en uno sino en varios de varias fuentes) y que llegados al lugar, ni miras de camino ni de que lo haya habido nunca.

Eso nos pasó con un supuesto camino que saliendo por detrás de Las Leñas y transitando por el Valle Hermoso, llegaría al Paso internacional del Planchón en las cercanías de las termas del Azufre.
Conocíamos la zona de varios viajes anteriores, uno de ellos lo relatamos en... >"Valle Hermoso nevado".
Y nos había picado la curiosidad sobre qué habría más allá.

Buscando en mapas descubrimos este ignoto camino y en marzo de 2003 partimos en su búsqueda en una inocente excursión familiar y así lo relaté en... > "Esquivo Camino" .

El no haber podido hallar aquel camino me llevó a dejar planteado el desafío de ubicarlo, rastrearlo, crearlo o "inventarlo".

El guante lo recogío el grupo T.A.T. y se largaron a procurar su logro. Así lo relata Andrés Gutovnik en el sitio de ese grupo y Javier Pla en el suyo.

# Relato en "T.A.T.4x4".

# Relato en "Javier Pla4x4".

Lamentablemente no obtuvieron lo que esperaban.

Tiempo después, MUG convence a los "buenos muchachos" de Nestor Queralt y se largan en una mixta de motos y chatas a intentar hallar ese camino que "solo figuraba en los mapas". "Rinoceronte Pequeño"

Nueva frustración.

Con la sangre en el ojo, nuevamente MUG, hace unos días, mueve las fichas para armar esta nueva travesía mixta con en firme propósito de traer algo en las manos.

Como ya hemos aprendido con la experiencia de años, sabemos que una expedición de esta naturaleza debe contar con un mínimo de tres camionetas y un máximo de cuatro.

Costó hallar los 5 voluntarios (teniendo en cuenta defecciones de último momento).
Finalmente el índice de desersión fue muy alto y a 24 horas de la partida solo quedaron dos chatas con piloto y copiloto más 6 motos.

El riesgo de meterse en semejantes lugares con solo dos chatas es muy alto.
Si una se rompe, es muy dificil evacuar a la tripulación y sus pertenencias en solo otra chata que ya viene sobrecargada de parafernalia de rescate y dificultosamente podrá lograr salir sola de allí.
Lo meditamos 3 segundos... mejor dicho ni lo meditamos. El entusiasmo por hacer la travesía superó las precauciones. Salimos igual.


Granizada de la que nos salvamos por unos minutos, cerca de El Sosneado


Cuando nos reunimos en Los Molles, solo llegaron 5 motos con sus pilotos.
El sexto desertó a último momento.
En ese momento nos enteramos que tampoco vendría MUG, el "mentor" de esta salida. Lo lamentamos de corazón.

Munidos de los permisos correspondientes para circular por aquellos campos privados, firmamos un deslinde de responsabilidades civiles y, con numerosas recomendaciones, nos franquearon el paso, con una última observación del baqueano responsable de la seguridad del complejo que conoce como la palma de su mano cada vega, quebrada, mallín y sendero de mula de las 500.000 hectareas del predio...
- Con las motos puede ser que lo logren, circulando por las huellas de mula en la cornisa, pero con las camionetas... con las camionetas olvidensé. Solo podran llegar hasta la Laguna de la Carga.

Medio de capa caida, partimos con la casi seguridad de hacerle de meros porteadores a los motociclistas del grupo hasta mitad de camino. Por suerte teníamos dos planes de contingencia por si se frustraba el objetivo principal.
 


Ya eran las once y media cuando partimos del complejo de esquí. Teníamos entonces un handicap de 2,5 horas provocado por ese retraso sobre los planes originales, para una expedición que debía realizarse en un máximo de 48 horas.

"Al mediodía estamos en la laguna de la carga", me había dicho Javier en el viaje, confiado por lo logrado en la expedición anterior.


Foto:Alejandro Roldán
Al mediodía recién divisábamos el Valle Hermoso desde el mirador.


Foto:Eduardo Cinicola

Faltaba el meandroso descenso para circular hasta el valle y recorrerlo luego hasta el fondo, allí donde las pardes de granito lo encajonan.
Faltaba cruzar el torrentoso río Tordillo, que contrariamente a nuestras espectativas traía mucha agua, por ende estaba profundo y su corriente metía miedo.


Foto:Eduardo Cinicola
Llegados al fondo del Valle, buscamos por varios lados la mejor manera de cruzar el caudaloso río.


Foto:Eduardo Cinicola
A Victor con sus pantalones vadeadores casi se lo lleva la corriente cuando estos se le llenaron de agua intentando hallar una zona "vadeable" por las camionetas y las motos.


Foto:Alejandro Roldán
Finalmente Javi haciendo punta sumerge la Toyo hasta las verijas en el Tordillo.


Foto:Eduardo Cinicola


Foto:Alejandro Roldán


Foto:Eduardo Cinicola
Elegimos un lugar donde el río se bifurca y forma una isla.
Ale con la TLC ya cruzó hasta esa isla y lo propio hizo Cristian Romero con su KTM 990.


Foto:Eduardo Cinicola
Es el turno de Hernán Samaniego


Foto:Alejandro Roldán
El "maestro" Néstor Queralt sale airoso del profundo vadeo.

Y así lo lograron todas las motos con el riesgo enorme de que ingresara agua a sus motores ya que, por supuesto, no tienen snorquel


Salir de esa isla no fue fácil, la otra rama del Tordillo era aún más torrentosa.

Foto:Alejandro Roldán


Habiendo cruzado con Javier, vemos como en la isla deliberan para hallar la forma de cruzar las motos sin que los arrastre la corriente.

Foto:Eduardo Cinicola

Decidimos que tensaremos una cuerda que sirva de contención mientras se realizan los cruces y para ello javier mete de culata la Toyo nuevamente en el Tordillo.
La corriente nos lleva así que tenemos que salir raudamente a la segura orilla.

Foto:Alejandro Roldán

Foto:Alejandro Roldán

Mientras tanto a Santiago Larroquete, que se había internado en el río a "pescar" la soga que le tiráramos desde la Toyo, casi se lo lleva la corriente también.
Eso nos hace desistir de cruzar las motos por allí. La superficie que presenta su flanco haría que la presión del agua no pudiera ser soportada por quienes la llevaran y corríamos el riesgo de perder hombres y máquinas.
Ya sacaremos un as de la manga.

Por ahora es el turno de la TLC de Ale Roldán.
Una importante ola se forma frente a la trompa de esa camioneta sin snorquel.

Foto:Eduardo Cinicola

Para este cruce había que hacer una especie de "S" en el agua para esquivar dos profundos remansos.
La pared que forma la camioneta hace que del lado del conductor se forme un hueco sin agua mientras la puerta del acompañante recibe toda la presión del río.

Foto:Eduardo Cinicola

El agua no está "a la mitad de la rueda".
El agua cubre totalmente esas enormes cubiertas de 32 pulgadas que calza la Land Cruiser, mientras con su presión vence la resistencia de los burletes de las puertas y se cuela en el interior.

Foto:Eduardo Cinicola

Su limpidez y transparencia son extraordinarias.

Foto:Eduardo Cinicola
Por suerte, a pesar de que la presión hacía brotar un "géiser" entre el capot y el guardabarros, muy cerca de la toma de aire,
no ingresó agua a las cámaras de los cilindros, lo que hubiese sido fatal para el motor.

Las motos tienen que volver a tierra firme desde la isla, en la operación 3 caen al agua sumergiéndose los motores en marcha.
La providencia y pericia de los muchachos hizo que no se rompiese nada vital, pero volver a poner en marcha las tres máquinas insumió una buena hora y media.

Finalmente sacamos el as de la manga para cruzar las motos...


V I D E O
(Doble click en la imágen para pantalla completa)

Video: Eduardo CINICOLA


Una vez cruzadas las motos y camionetas a la orilla oeste del Tordillo, solo nos queda recorrer unos 8 km de huella para arribar a la Laguna de la Carga. Un solo problema nos "sorprende".

Aparece un poblador que dice ser el dueño de esas tierras y desconoce la autoridad de quienes nos dieron permiso para ingresar.
Luego de "parlamentar", la diplomacia de uno de los integrantes del equipo convence a este buen hombre que pasaremos "a como de lugar".

La huella descuidada continúa cordillera adentro.

Allá viene Cristian.

Foto:Eduardo Cinicola

"Cachito" Reyes acaba de vadear un arroyo.
Foto:Eduardo Cinicola

Y exprime a fondo los 350cc de su máquina.
Foto:Eduardo Cinicola

Finalmente llegamos a la Laguna de la Carga.
Foto:Alejandro Roldán

Son las seis de la tarde, tan solo seis horas de retraso sobre los planes...
Seguro que las recuperaremos...

La laguna es de un color y una transparencia extraordinaria.
Foto:Eduardo Cinicola
Por su vera, una senda se dirige al límite con Chile que allí no dista mas de 5000 metros,
por ella se meten Néstor y Santi, "exploradores" por excelencia.
Sabemos que es imposible pasar al vecino país porque nos separa de el un alto filo nevado que se halla al final de esa Valle de la Carga, en forma de "U".


Foto:Alejandro Roldán
En ese lugar la empresa dueña de las tierras arma una gigantesca carpa
donde alojan a un selecto grupo de turistas atendidos a todo lujo
en un lugar de naturaleza impoluta, como se empeñan en conservar.


La urgencia de nuestro cometido nos arranca de ese sitio sin poder disfrutarlo como se merece.
Debemos buscar y trepar por la "silleta" que nos sacará de ese valle y nos depositará en un valle paralelo, el valle del arroyo Tiburcio.

Mirando las satelitales previo al viaje, con MUG, apreciamos que ese trepada sería muy brava, pero la gran incógnita era la bajada hacia el Tiburcio, esa sí que se veía peliaguda. Empinada y sin retorno.

En ese momento nos carcomían el bocho las palabras del baquiano cuando afirmó que con las camionetas sería imposible llegar al Valenzuela, o sea a la salida.
¿Que pasaría entonces si nos tirábamos hacia el Tiburcio sin retorno y sin salida?

Bueno, eso lo verermos luego, ahora el problema sería acercarnos a la silleta y treparla.
(Una silleta es algo así como un abra o lugar más bajo de un cordón montañoso por el que se puede intentar pasar al otro lado.
Las silletas se denominan así porque generalmente son cóncavas, como una silla de montar).

Por lo pronto una empinada pendiente nos depositará frente a un traicionero mallín (o vega como los denominan en el sur).

Foto:Eduardo Cinicola

Mas adelante un "incómodo" curso de agua profundo y angostito es cruzado "a lo macho" sin planchas y de un salto.
Foto:Eduardo Cinicola


Foto:Eduardo Cinicola


Comenzamos la trepada a la silleta.

La TLC nos apabulla con sus +160 burros y la excelente conducción de Ale Roldán (uno de los recordman extraoficial de altura en camioneta, cuando en 2001 marco 5.872m con la Land Cruiser, lo que desató la carrera internacional por batir marcas de altura).

Esa primera pendiente se cobró varias caidas de motociclistas y nos hizo transpirar la camiseta con la Toyo 2.8 aspirada con magros 78HP.
Pero la pudimos vencer.

Estábamos poco antes de mitad de camino hacia la silleta cuando los últimos rayos del sol iluminando las cumbres nos sugieren la inmediatés de un campamento.

Foto:Eduardo Cinicola

En poco tiempo las carpas estaban armadas y los muchachos preparándose para una larga noche de incomodidades.
Foto:Eduardo Cinicola

Foto:Eduardo Cinicola
Para comenzar, los "bípedos" como gusta llamar MUG a los motociclistas, dormirían cinco en una carpa para tres
contando a "Chiquito" que mide dos metros y debe pesar unos 125 Kg.
Algunos venían "gasificados" y la mayoría ronca abrumadoramente.
Una delicia.

Solo una sopita caliente para entretener a las tripas y a la cama con la intriga de cómo subiríamos esa empinada pendiente de suelo blando que nos separaba de la silleta.
Foto:Eduardo Cinicola

Mañana... mañana será otro día...

La noche estaba maravillosamente estrellada, un regalo del cielo!!

  Continúa acá...                        

           
EDUARDO CINICOLA
Marzo de 2007