Culampajá
Una mina abandonada
Una exigente huella 4x4
Un yacimiento arqueológico
Página 3
MUSICA de FONDO:

FOTO: Eduardo Cinicola
Seguimos camino desde el caserío hacia la Mina de Culampajá.
Desde la senda continuamos viendo grandes corrales abandonados
vestigios de antiguos pobladores.

FOTO: Eduardo Cinicola
Más construcciones de pretéritas épocas.


Foto: Eduardo Cinicola
Aquel camino hacia las minas no era justamente una autopista.


Foto: Eduardo Cinicola
Finalmente a lo lejos comenzamos a divisar algunas construcciones.


Foto: Eduardo Cinicola
Son de mineros "cuentapropistas" o pirquineros, que nos miran con desconfianza.


Foto: Eduardo Cinicola
Ellos son los que aún mantienen la esperanza de hallar la veta de oro
que los saque de su sacrificada existencia.


Foto: Eduardo Cinicola
Acabamos de arribar finalmente a las Minas de Culampajá.
Llegar acá nos insumió unas cinco horas, mucho más de la hora y cuarto que nos habían pronosticado.
Está bien que parábamos permanentemente a tomar fotos y nos quedamos un buen rato
en el sitio arqueológico que descubrimos de casualidad.


Foto: Eduardo Cinicola
Allá en la mina, funciona una prolija escuelita para los hijos de los mineros.
sus maestras arriban los lunes y se regresan los viernes en viajes a lomo de mula,
o caminando 25Km por la montaña o, con mas suerte cuando las acerca la
camioneta de la "muni" o algún camión de Gendarmería.


Foto: Eduardo Cinicola
Extrañamente era día de semana pero la escuela estaba desierta.


Foto: Eduardo Cinicola
El día soleado a 3.500 metros de altura, nos engañaba y no nos dábamos cuenta de la baja temperatura
El agua que surge de este caño, se congela al contacto con el aire.


Foto: Eduardo Cinicola
De allí en adelante la huella practicamente desaparece por el desuso.


Foto: Eduardo Cinicola
La escuelita y las pocas casas van quedando abajo mientras
nos dirigimos a las bocaminas.
Sin embargo el tránsito por las marcadas pendientes y
el suelo arenosos se pone difícil...


Foto: Eduardo Cinicola
Hasta que finalmente la Toyota dice "basta",
Ni la ayuda de "Conejo Negro" la convence de seguir subiendo.


Foto: Eduardo Cinicola
A partir de allí continuamos caminando.
Pudimos ver las vias de las vagonetas que extraían en material de las galerías.


Foto: Eduardo Cinicola
Hacia arriba y hacia abajo, bocaminas abandonadas por todos lados.


Foto: Eduardo Cinicola
No era fácil encarar esas subidas por la arena a 3500 metros de altura.


Foto: Eduardo Cinicola
Allá otra bocamina.


Foto: Eduardo Cinicola
Y acá otra, donde encontramos abandonado un moderno compresor.


Foto: Eduardo Cinicola
Con motor Deutz inyectaba aire comprimido, por esa cañería
a la galería, pera hacer funcionar los martillos neumáticos.

Lamentablemente para nuestra curiosidad, los últimos que laboraron estos túneles, taparon sus entradas con derrumbes antes de abandonarlos.
Por supuesto que no los revisamos todos.
Preocupados por lo avanzado de la hora, por la camioneta encajada en la arena y agotados de tanto palear, subir y bajar, decidimos asegurar la retirada.


Foto: Carlos Lucchini
Hasta yo tuve que laburar paleando para desenterrar la chata!!.


FOTO: Eduardo Cinicola
Al regreso por aquel tortuoso camino...


FOTO: Eduardo Cinicola
Nos cruzamos con una familia transportando sus provisiones a lomo de asno.
Y no fueron los únicos.
Todavía es ese el medio de transporte de mercancías mas utilizado en esa apartada zona.


FOTO: Eduardo Cinicola
Otra familia, otros burros, misma metodología.


Y así dimos por concluída aquella aventura.
Volvimos a dormir a la Hostería Municipal de Corral Quemado, para continuar al día siguiente a cumplir el objetivo principal que nos había llevado a esa zona de Catamarca; visitar unos sitios arqueológicos en Antofagasta de la Sierra.

           
EDUARDO CINICOLA
Mayo de 2007            


SI NO VIO LOS OTROS CAPITULOS DE ESTA TRAVESÍA, acá están:

  El exigente camino 4x4.                           El yacimiento arqueológico en Culampajá.


Menú Principal de VIAJEROS

Volver

Si quieres dejarnos tu opinión
o ver los Comentarios de otros Visitantes,
puedes ingresar a nuestro
Libro de Visitas