Comenzamos el cruce del extenso escorial de filosa y negra lava que cierra por el Sur al Salar de Antofalla, mientras por las ventanillas de la izquierda contemplábamos a unos pocos flamencos que se alimentaban en la laguna que allí se forma.
En un tramo plano pudimos poner la "alta" por primera vez desde que bajáramos del asfalto 36 horas antes.
Llegamos a la Bifurcación "0", donde deberíamos decidir "tortuoso" o "arriesgado".
La huella "tortuosa" implicaba seguras 4 horas de travesía, mientras que la "arriesgada" variaba entre 2 horas (si salía todo bien), o … ¿?... si algo salía mal.
Elegimos la "arriesgada" y allá fuimos cruzando los dedos.
Por un buen tramo esa huellita nos hace circular pegados a la orilla de un salarcito satélite del deAntofalla, con marcada inclinación y dos ruedas peligrosamente cerca del fango.
En un momento ya no hay espacio entre la montaña y el salar, es hora de remontar el médano gigante.
- Subiremos uno por vez, para evitar inconvenientes y, a medida que lleguemos a tope (fuera de la vista del resto) daremos el "vía libre" para el siguiente, por radio.
Numerosas huellas de otros numerosos intentos, de otras travesías nuestras y de otros travesistas, hacen confuso ese camino en "ese" entre dos montañas de arena del que hay que salir más adelante por la margen izquierda.
Finalmente, dos o tres minutos de "peludeada" de cada camioneta con alguna indicación de dirección por radio, fueron suficientes para que todos estuviésemos arriba.
Ahora venía lo más difícil. ¿Cómo y por donde bajar de allí?
Debíamos volver al salarcito mas adelante donde esté seco, convertido en barreal seco.
Solo que ese es un dato aleatorio, dependiendo de la humedad y nivel de insolación que haya recibido.
Cabía la posibilidad entonces que, por error, nos adelantáramos en la bajada y quedáramos con las narices frente a la trampa de barro de las costas y con una "irremontable" subida de arena suelta a nuestras espaldas.
Probamos por un lado y por otro hasta que el mismo médano tomó la decisión.
La pendiente lateral ya no soportaba el peso de las chatas, las que, con la trompa apuntando al cielo y la cola al salar, avanzaban de costado como caballos de desfile y sus motores no podían impedir una inexorable caída.
La sensación no es de las mejores que uno pueda sentir detrás de un volante. Ni imagino la que siente el acompañante que nada puede hacer!!.
En un último esfuerzo por recuperar una posición "decorosa", apuntamos con las trompas al salar, maniobra que implica pasar por un punto donde parece que la chata comenzará a rodar sin parar sobre su eje longitudinal. Esa nueva postura nos hizo bajar como por tobogán.
Afortunadamente caímos en una parte seca.
Desde allí "simplemente" tuvimos que cruzar ese salarcito seco, bordear otro, cruzar algunos arenales y dos barreales secos más con profundas grietas, para llegar una hora y media después, frente al Salar de Antofalla, buscando un lugar donde cruzarlo nuevamente para "recuperar" posiciones en su costa Oeste.
Hallamos el cruce, apenas marcado.
Allí el salar, como en casi toda su extensión, está compuesto de grandísimos "terrones" de una mezcla de tierra y sal que cortaría las piernas de cualquier ser, humano o animal, que se animara a pisarlo.
Ninguna máquina construyó aquel cruce.
Solo algún osado camionero lo habrá hecho por primera vez a costa de sus cubiertas y luego lo habrá seguido otro y otro (no muchos).
Eso logró aplastar las crestas más salientes de los filosos terrones y por allí nos hallábamos circulando a la temeraria velocidad de 2,8Km/h, en primera de baja y regulando.
Tal es así que el Tano se baja de su camioneta en marcha a sacar fotos y luego la alcanza caminando.
1400 metros a 2,8 km/h representaron media hora de tortura.
Menos mal que esa es la parte mas angosta de este extenso salar que tiene más de 180Km de longitud en el sentido Norte/Sur.
Luego de este cruce nos internaríamos por un árido valle que sube hacia el Noroeste.
Estamos ingresando a lo que sabemos que es un gran "cul de sac", un valle sin salida conocida.
Debemos buscarla, es nuestra última alternativa en la ruta hacia la Laguna – Vega - Salina Aguas Calientes, antes de darnos definitivamente por vencidos y tomar por el acceso norte (el conocido).
Por este valle generalmente descienden los pocos aventureros que ingresan por el norte a la zona de los puestos Potrero Grande, Las Breas y la Salina del Fraile. O sea, es un valle que se puede recorrer en un solo sentido, de NW a SE (hasta ahora). Veremos si podemos demostrar lo contrario.
Creo llegada la hora de comentarles esta circunstancia a los muchachos que ya venían de capa caída al haber ido quemando todos los cartuchos sin haber obtenido hasta ese momento la presa. "miren que el último cartucho está húmedo y puede fallar" pienso para mis adentros, más vale prevenirlos para que la frustración no sea tan grande.
Ellos creen que yo conozco mucho, pero en realidad estamos conociendo todos juntos. Solo un poco de "labia" los hace pensar que yo se algo… y me siguen…
El avance, saliendo y subiendo desde el salar, es firme. En poco tiempo estamos 500 metros más altos que la costa que abandonáramos. La tarde avanza y debemos hallar pronto un lugar donde acampar.
Por un momento me da la sensación que esta variante nos llevará finalmente a la Laguna Aguas Calientes. Veremos mañana que acontece.