1500 Km de huellas por la cordillera de Los Andes
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Catamarca y Salta - Argentina
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Lo realizado hasta el momento (verde).


DÍA 3

Nos levantamos temprano y, como bien dijo el Tano, al que madruga Dios lo ayuda.

La luz del día me confirma algo que habíamos divisado con Lucho en la penumbra del día anterior. Desandando unos miles de metros del campamento se ven unas pisadas de vehículo que suben con rumbo oeste saliendo de este valle hacia uno lateral mas al poniente y más alto.
Esa alternativa la había visto en las satelitales y la habíamos marcado y dibujado en los mapas del GPS como XX-53.

A las ocho de la mañana ya estábamos avanzando raudamente por ese virgen valle.

Nada podía ser mejor. Apuntaba en la dirección correcta e iba ganando altura moderadamente, casi sin esfuerzo para los vehículos, a pesar de las distintas superficies que íbamos pisando. Arena seca y fina en bajada, lajas pequeñas en subida, arena gruesa, lajas un poco más grandes y filosas (disminuyamos la velocidad… ) gran bajada de arena…

- Ché, me parece que esa "pared" de arena que tenemos de frente no la remontamos ni en parapente ¡!!

Finalmente lo que parecía imposible, pasa sin pena ni gloria.

Seguimos avanzando.

De repente, se arma como un embudo y todo apunta hacia abajo.

- Paren, paren, que si nos metemos acá no se si salimos.

Los primeros avanzamos lentamente con la tranquilidad de saber que quienes quedan esperando nos "remontaran" de alguna forma si no podemos hacerlo por nuestros propios medios.

Abajo vemos una vega y de ella nace un arroyo que se dirige al Este.

Parece ser la única salida, porque las otras paredes del embudo son muy empinadas y de terreno flojo.

- Avancen un poco más, esto se puede remontar.

Finalmente nos detenemos justo en el nacimiento de la quebrada por la que se escapa el arroyo. Estamos bastante altos con respecto al nivel de la quebrada.

Por ahora no vale la pena tirarnos, porque el regreso sería casi imposible o muy dificultoso para que nos "remonten" nuestros compañeros a fuerza de malacate.

Mejor será una excursión a pié para ver la factibilidad de salir de allí siguiendo el curso del arroyo por la estrecha quebrada.

Los dos más jóvenes (lo lamento Martín), Sergio y Victoria fueron los voluntarios que se ofrecieron para la expedición pedestre. Llevaron un handy y nos iban contando lo que encontraban.

Lamentablemente poco tardaron en llegar las malas noticias.
La salida por allí era impracticable. Sonamos!!

Recordando a Almafuerte en sus estrofas "No te des por vencido ni aún vencido, no te sientas esclavo ni aún esclavo, trémulo de pavor siéntete bravo…" me dije, de aquí tenemos que salir…

Y subidos a la chata, con Lucho al volante, le "encaramos" a las paredes del embudo.

Debe ser la misma sensación de una rata pretendiendo escapar de una trampa.

Las laderas de arena cedían al peso de la chata y esta se deslizaba de costado y hacia abajo, a pesar de tener la trompa apuntando al cielo y toda la potencia aplicada a sus ruedas. Era imposible, nos sentíamos verdaderamente atrapados.

- Correte que manejo yo, le digo a Lucho.

No sé, desde el asiento del acompañante parece que se pudieran hacer más cosas, pero no.

- Muchachos, por acá es imposible.

No se para que se los digo por la radio cuando ellos fueron espectadores privilegiados de nuestros vanos intentos por salir del embudo.

- Creo que cruzando la vega, la pared del otro lado tiene menos pendiente. Me dice el Tano.

- Y bueno, probá.

Ya dos días antes le había porfiado que una quebrada que habían descubierto con Victoria era "imposible" y me dio pudor insistirle que las vegas son muy traicioneras.

Lamentablemente sucedió lo peor, a los 20 metros la Path estaba enterrada hasta los paragolpes.

Cuando llegamos de regreso de nuestra incursión ya estaba Jorge con el Defe, meta eslingaso intentando sacar al Tano del berenjenal en el que se había metido.

Los intentos y esfuerzos eran inútiles. Con una eslinga elástica de unos diez metros, el Defender corto tomaba carrera, se embalaba y a poco se detenía como si lo hubiesen tomado de los tiradores. La Path no se movía ni un centímetro. Era de esperar, sus dos enormes ruedas traseras de 33 pulgadas habían desaparecido en las profundidades del mallín ¿cómo remontarlas de un eslingazo?

- Mejor intentemos con el malacate.

Yo era de opinión de usar el hi-lift y las planchas como he hecho siempre, pero… eso lo hago porque suelo ir solo y sin malacate.

Veamos como es con malacate.

Puesto ahora de trompa el Defender y con el gancho del malacate en el chasis de la Pathfinder, parecía que se estiraba y que en cualquier momento el paragolpes iba a salir disparado hacia delante sin conseguir desplazamiento ninguno de la pesada camioneta del Tano.

Victoria, pala en mano y sumergida en el oloroso barro del mallín, intentaba liberar las ruedas traseras, afirmar el gancho, darle ánimo al Tano y cien cosas más, mientras los hombrecitos mirábamos o sacábamos fotos.

Finalmente fue necesaria la colaboración de un segundo malacate y allá fue Alejandro con la Chero a cinchar en yunta.

Aún así no fue nada fácil el método de la fuerza bruta.

Unos cuantos intentos y varios "entierros" más de la Path en su camino de salida fueron menester para que estuviera nuevamente en tierra firme.

Ale se anotó otro poroto con el Tano : (2-0)

Chau XX-53, Una hora y pico después de haber llegado al embudo, salimos por donde entramos a desandar camino rumbo a las lagunas donde habíamos acampado.
 


Foto: Carlos Lucchini
Estamos en el fondo del embudo.
La salida sería por esa quebrada, estrecha y profunda.


Foto: Eduardo Cinícola
Victoria y Sergio vuelven con malas nuevas de su expedición pedestre.


Foto: Carlos Lucchini
Reunión para deliberar los pasos a seguir...


Foto: Alejandro Danzi
Eduardo y Lucho escarbando las paredes de arena, no pudieron subir mucho más.


Foto: Alejandro Danzi
Jorge a puro eslingazo no puede con la Path.


Foto: Eduardo Cinícola
33 pulgadas de cubierta desaparecieron en el fango...


Foto: Eduardo Cinícola
Victoria trabaja, los muchachos alientan...


Foto: Eduardo Cinícola
Lucho se esmera porque no decaiga la voluntad de la dama del grupo...
Después se enoja porque lo llaman Conejo Negro...


Foto: Eduardo Cinícola
Bien por Martín !!
Ahora con dos malacates hay posibilidades...
Ale se anota el segundo poroto que deberá reclamar mas adelante...


Chau XX-53, Una hora y pico después de haber llegado al embudo, salimos por donde entramos a desandar camino rumbo a las lagunas donde habíamos acampado.

A distintos ritmos nos fuimos separando y eso nos dio la oportunidad de apreciar lo "poca cosa" que éramos en el paisaje. La camioneta que nos precedía se veía como un pequeño insecto en la lejanía que, en su tránsito por esos inmensos arenales solo era descubierta por la nubecita de polvo que dejaba.

A las once y media de la mañana estábamos de vuelta en el mismo lugar donde habíamos dormido.

- ¿Estás seguro que al que madruga Dios lo ayuda Tano? Y la re..&#@#*+¿¡&

Listo, ya quemamos casi todas las alternativas, nos queda solo la última, loca, sacada de la galera, imposible, que consiste en retomar al norte por la X-52 y remontar el médano de 200 metros al fin del valle.

Allá vamos…

Si esta no sale, deberemos darnos por vencidos definitivamente y volver a la costa Oeste del salar de Antofalla para remontar hacia el norte a la entrada tradicional por Caballo Muerto (una vuelta de varios cientos de Kms que dudo que podamos realizar con el combustible que nos queda).
 


Foto: Eduardo Cinicola
No son insectos, son las chatas de nuestros compañeros que están bajando del cerro.


Foto: Horacio Baldi
Cuando llegan al lugar del campamento vemos como el Defender "escora" temerariamente aún en el llano.
No quiero pensar lo que debe ser bajando de costado la ladera de una montaña !!


Foto: Eduardo Cinícola
Con rumbo norte arribamos a la Vega del Puesto La Brea.
Parece que anduvo una bicicleta o una moto antes que nosotros...


Esa huella con rumbo norte nos llevó en pocos kilómetros hasta una bonita vega con un puesto de criadores de llamas y ovejas.

Era de Jesús Vázquez (Yésus) su esposa y su hijo, únicos pobladores en esa inmensidad equivalente a media provincia de Misiones.

Cuando llegamos pensábamos que el puesto estaba deshabitado. Don Yésus y su familia suelen ausentarse cuando sacan sus animales a otras vegas a muchos kilómetros de distancia de allí.

Charlando con él le comentamos de nuestra intención de llegar a la Laguna Aguas Calientes pasando por el puesto Potrero Grande.

- No, pero por allá es imposible - me espeta Vázquez casi sin dejarme hablar -. La "remontada" no se puede hacer en vehículo.

- Si, lo sabía, pero teníamos la esperanza de poder hacerlo.

- No, mire nunca nadie pudo remontar esa cuesta de arena. Si quieren ir para la Laguna Aguas Calientes, hay un paso por acá cerca. Dice y comienza con una serie de imprecisas y crípticas explicaciones.

A la tercera vez que le pregunto por mayores precisiones, se queda pensativo y me dice:

- Mire, yo los puedo acompañar. Si ustedes me pueden dejar algunas provisiones para mi y mi familia, yo los acompaño.

Fue un excelente trato y argumento para lograr el doble propósito, que Don Yésus nos ayudara en nuestra búsqueda y poder ayudarlos a ellos sin agraviarlos.

Buscamos entre nuestras provisiones y allá fueron fideos precocidos, sopas disecadas, latas de atún, tomates y duraznos, algún mantecol y caramelos. Alguien aportó un paquete de yerba y otro de azúcar, bienes muy preciados en un lugar distante 200 km del almacén más cercano.

- Pero mire Don Vázquez que nuestra intención es salir de Aguas Calientes por el norte, por Caballo Muerto hacia Mina Arita.

- No Importa, mañana me dejan arriba del médano cerca del puesto Potrero Grande y yo me vengo caminando de allí.

De Potrero Grande a Las Breas son más de 20 km que Vázquez debería caminar entre montañas. Evidentemente debe estar acostumbrado ya que lo dijo con total naturalidad.

Luego de guardar las provisiones que le dejamos y muy rápidamente, Don Yésus preparó sus petates y se subió a nuestra camioneta, donde le habíamos hecho lugar.

Nos guió por insólitas huellas que nos llevaron a la altiplanicie por donde corría la imaginaria y esquiva XX-69.

Estábamos apuntando a la Vega de Aguas Calientes, mucho más al norte de la Pampa de los Bayos, pero me costaba pensar que nos iríamos de allí sin conocer aquel campo de toba.

- Don Yésus, mire que ahora tomaremos hacia el sur, para el lado del Vallecitos.

- Pero, si tenemos que ir para el otro lado, Aguas Calientes queda para allá, me dice señalando el noroeste.

Si, ya lo sé, pero tenemos una cita pendiente por allá. Usted no se preocupe, que mañana va a estar en Potrero Grande.

Volvimos a tomar el mando de la expedición y lo llevamos a Yésus a recorrer lugares que ya conocía pero por los que hacía mucho que no andaba.

Yendo hacia el sur nos indicó un lugar por el que desde un balcón natural podríamos ver la Pampa de los Bayos, aunque no bajar hasta ella y sus grietas.
 


Foto: Carlos Lucchini
En la vega de Las Breas, con el puesto de Jesús Vázquez a la vista.


Foto: Carlos Lucchini
Las llamas y ovejas de Vázquez.
Suspendió la esquila para acompañarnos.


Foto: Eduardo Cinícola
Por caminos inexistentes nos desplazábamos en busca del objetivo.
La inmensidad del ambiente nos hace sentir pequeños, muy pequeños.


Foto: Eduardo Cinícola
Allá están el Vn Vallecitos (izq.) y el Cerros Colorados.
Por la silleta entre ambos pasaba la XX-69, ahora intentaremos asomarnos desde acá, por el norte.
Vázquez nos indica la existencia de un mirador natural bien a la izquierda de la foto, es "Flor de Puna".


Foto: Eduardo Cinícola
Ya superamos los 5200 metros de altura y grandes manchones de nieve han ido apareciendo a los costados.
Seguimos trepando.
En el horizonte distinguimos el gigantesco Vn Antofalla (6429m)
Y algunos de sus volcanes satélites, el Onas, el Lila, el Cajeros y el De la Aguada


Foto: Eduardo Cinícola
Finalmente llegamos al balcón natural a 5330msnm y allá tenemos a la vista
la gran superficie de toba volcánica con grandes grietas que conducen a la Pampa de los Bayos (fuera de la imágen).
Hay mucha nieve.
Al fondo los volcanes; Sierra Nevada que forma límite con Chile y más oscuro a la izq. el Cumbre del Laudo.


Foto: Alejandro Danzi
Desde la posición del mirador apenas se puede ver la "Pampa" de los Bayos, que es una superficie perfectamente plana
de unos 5 km de diámetro formada por todos los detritus que se deslizaron allí por las grietas de la toba volcánica
Se puede divisar una parte de ella en el extremo izquierdo de esta foto.


Foto: Jorge Alonso
En esta foto podemos ver algo más de aquella planicie, detrás de la barda oscura.
Pero finalmente denominamos "Pampa de los Bayos" a todo ese gran espectáculo de
roca "baya" agrietada y la planicie donde fueron a para los detritus provocados por la erosión del hielo, agua y viento.


Foto: Eduardo Cinícola
El intenso viento de más de 120km/h que allí se forma casi logra que Lucho levante vuelo al "extender sus alas".
Allí aprendió que los conejos no vuelan...


Foto: Eduardo Cinícola
En cambio Sergio quería quitarse la vida ante tanta belleza y el mismo viento se lo impedía...


Foto: Eduardo Cinícola
Lástima, por acá no podemos bajar...
Pero intentaremos por la silleta, aunque en esto se nos vaya el día...


Foto: Eduardo Cinícola
Otra vista de la Pampa de los Bayos.


Foto: Eduardo Cinícola
Y otra.
Realmente es espectacular, bien valió la pena el desvío.


Foto: Carlos Lucchini
Bajamos del "mirador" para dirijirnos a la otra "entrada" entre los dos volcanes.
Transitamos una inmaculada pampa de pequeñas piedras planas y filosas.


Foto: Carlos Lucchini
Esquivamos profundas grietas con penitentes.
(atrás el Vn Cerros Colorados -6053m)


Foto: Eduardo Cinícola
Hasta que finalmente llegamos al pie del Vn Vallecitos (6.110m),
Por allí corre la grieta que debió sacarnos de la Pampa de los Bayos
si hubiésemos logrado ingresar por el sur.


Foto: Eduardo Cinícola
Menos mal entonces, que no ingresamos por el sur pensando salir por allí.
Esa inocente nieve en el interior de la grieta nos hubiese impedido totalmente la salida.

En ese primer intento de 2007, nos quedamos con la ñata contra el vidrio, habiendo visto la Pampa de los Bayos
desde las alturas, pero sin haber podido pisar sus arenas volcánicas.
pero eso no quedaría así ya que en marzo de 2009 hicimos un nuevo intento que pueden leer acá:


Foto: Sergio Pugliotti
Nos vamos.


Foto: Eduardo Cinícola
Nos vamos de la Pampa de los Bayos dejando atrás otro campo de toba agrietada.


Foto: Eduardo Cinícola
Esquivamos más grietas con penitentes.


Foto: Sergio Pugliotti
Esquivamos algunos manchones de hielo (en pleno diciembre).


Foto: Eduardo Cinícola
Cruzamos inmensas planicies desérticas.
Detrás, en el horizonte y de izquierda a derecha divisamos los volcanes:
Onas (5794m), Lila (5752m), Cajeros (5785m), el gigante de la región; el Antofalla de 6.429m, y el Vn Cerro de la Aguada (5751m)


Foto: Sergio Pugliotti
Y más planicies a 4500 metros de altura.
Acá, más a la izquierda aparecen los volcanes Abra Grande (5391m), Ojo de Antofalla (5766m) y
más cerca, achatado y oscuro en Vn. Alto de la Quebrada Honda (5381m)
Como estamos en una altiplanicie a 4.500msnm todos se elevan poco más de mil metros sobre ella
y parecen simples sierras cordobesas...


Foto: Sergio Pugliotti
Nos metimos por algunos laberintos.


Foto: Sergio Pugliotti
Nos detuvimos a disfrutar esos paisajes...


Foto: Eduardo Cinícola
Y nos zambullimos a "comérnoslos"


Foto: Sergio Pugliotti
Aquello no acababa, a cada recodo una sorpresa.


Foto: Sergio Pugliotti
Pasamos varias pequeñas salinas sin nombre.
Esta la había marcado antes del viaje como de "salida complicada".
Descubrimos las primeras huellas de dos o tres camionetas que habían andado por ahí antes que nosotros.


Foto: Sergio Pugliotti
Esto se complicó. Justo que se viene la noche debemos tirarnos a una profunda quebrada...
Estamos medio perdidos y muy cansados, exploramos como podemos...


Foto: Sergio Pugliotti
Jorge y Sergio vuelven de una incursión exitosa.
Felizmente ellos encontraron la manera de salir de allí.


Foto: Jorge
Ya en el campamento, Sergio posa con Don Yésus, junto a la carpa de tres ambientes
que Ale y Martín acaban de armarle al baquiano.
El tano aportó la bolsa de dormir para la visita.


ASÍ ACABÓ EL TERCER DÍA DE ESTA TRAVESÍA
AÚN NO HABÍAMOS LLEGADO A LA LAGUNA AGUAS CALIENTES, PERO ESTÁBAMOS MUY CERCA
SEGURAMENTE AL DÍA SIGUIENTE LO LOGRARÍAMOS
AUNQUE ANTES TENÍAMOS PREVISTO UN RAPIDO CRUCE A CHILE, A LA SALINA LAS PARINAS

  Sigue acá...                        

           
EDUARDO CINICOLA
Diciembre de 2007            


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