La primera sorpresa fue, que a partir de las cercanías de Cóndor, el camino resultó muy bueno, ancho y parejo.
Si bien sube considerablemente, lo hace de forma relativamente suave. Evidentemente es una traza nueva.
Abajo íbamos dejando la planicie Puneña donde se destaca la laguna de Pozuelos. A lo lejos, hacia el oeste, veíamos los gigantescos volcanes que visitáramos en días anteriores donde limitan los tres paises.
Arriba, el abra.
Primero el Abra de Cóndor de 4.501 metros por sobre el nivel de los mares.
Allí ingresamos a la provincia de Salta y es el Km 0 de la Ruta Provincial 145-S que en 53 Km debe arribar a Nazareno.
Poco más adelante dos chicos que salieron de una escuela (¿?) hacen dedo, Denis que viajaba solo los levanta. Van hasta San Francisco, a orillas del Río Bacoya que tiene sus nacientes por alli, más adelante y mucho más abajo.
Pasamos por Mina Santa Rosa, una gran mina abandonada y luego una pronunciada bajada nos lleva a cruzar el "badén del Bacoya", allí bajan los chicos y siguen caminando.
Venimos deslumbrándonos a cada paso por un paisaje completamente distinto al que vimos los últimos días. Si bien continuamos "entre montañas" y estas son de menor altura, acá los precipicios son mucho más pronunciados, la sensación de grandiosidad es diferente...
Volvemos a subir.
La calzada ensanchada y bien cuidada nos lleva nuevamente a las alturas. Esta vez es el abra del Cerro Fundición (que tiene 5.050 metros..., el cerro...) el abra tiene unos respetables 4.754 metros de altura.
Vemos varios desvios que salen esporádicamente a ambos lados de la carretera principal, nos llenan de intriga, y de argumentos para nuevos viajes...
El sol se quiere ir y circulamos entre nubes.
No podemos ver hacia abajo, parece que volaramos en un jet por sobre las nubes que tapan todo.
En un momento se abren y el espectáculo que vemos nos deja boquiabiertos.
Allá abajo se ve un pueblito, a su lado y sobre una meseta perfectamente plana mas casas y, lo que parece ser una imponente mansión. Los rayos de sol juegan a las escondidas con retazos de nubes que no se quieren ir.
A medida que se despeja la vista, nos damos cuenta de dónde estamos nosotros...
Estamos al final de un interminable zigzag de pliegues y repliegues que sube desde aquel pintoresco pueblito.
Estamos en la cumbre y deberemos descender.
Cada curva, cada pliegue, cada rincón de aquel camino merece una foto.
Estamos empachados, "pipones" de paisajes... Ya nadie se acuerda de Villazón y las chucherías chinas, ya cambió el ánimo, sería imposible que no sucediese ante este espectáculo.
Saboreamos y estiramos cada minuto de aquella bajada hasta que finalmente pasamos por la meseta de la gran mansión, a cuyo frente un cartel explicaba que era la Hostería de Turismo que la provincia construye alli, para que, segura y lamentablemente luego de una frustrada administración oficial, termine "concesionada" por dos pesos en manos de algún amigo del poder...
Una última bajada, un cruce de un afluente del Río Nazareno y ya estamos en la empedrada calle principal del pueblo.
Buscamos alojamiento (la Hostería Provincial no esta concluída) y terminamos en la "Muni" dónde nos ofecen camas por "cinco pesos", en dos habitaciones comunales.
Veníamos de dormir en las camionetas en medio de la Puna así que aquel ofrecimiento nos pareció un regalo del cielo.