¿Una nueva huella hacia Corona del Inca?
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La Rioja - Argentina

"Día 4"

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Foto: Gerardo Schreiber
Amanecer nevado.

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Me desperté con los primeros resplandores del sol tiñiendo de rosado las cercanas cumbres totalmente nevadas. Espectáculo que solo podíamos apreciar por mi ventanilla, ya que el parabrisas y las ventanas del lado de Mariano estaban cubiertas por más de 10 cm de nieve y hielo.

El cielo estaba completamente despejado y, tal como lo esperaba, la nieve cubría TODO a nuestro alrededor, incluso las tremendas y filosas piedras que nos tenían a maltraer.

Realmente fue una bendición del cielo que nos pavimentó de espesa nieve, endurecida por el frío de la mañana, el terreno por el que deberíamos buscar una salida de allí.

Los ánimos estaban más calmados porque había cesado de nevar, pero persistía un poco de angustia pues aún no confiaban en hallar la via de escape hacia el norte.

De cualquier manera el nuevo paisaje nos "encantaba" a todos y lograba hacernos olvidar por unos instantes nuestros desvelos.
 


Las cámaras "a full" captaban cada minuto y cada rincón de ese amanecer en las montañas nevadas.

A las 08:30 y sin desayunar nos pusimos en marcha, después de inflar (a matafuego de CO2) la cubierta trasera izquierda de la Chero (aquella que habíamos cambiado el día anterior, a sabiendas que tenía una pequeña pinchadura).

Les pedí que se encolumnaran detrás de la Cherokee. Trataría de hallar la salida menos tortuosa para las máquinas.

Había dos alternativas. La primera la había marcado como "pendiente peligrosa", la otra discurría por una quebrada lateral que aún no teníamos a la vista, pero que podía ser una trampa si al final se cerraba o se obturaba con grandes piedras.

Hice una "encuesta" y nadie se jugó. Finalmente elegí la primer alternativa, la "pendiente peligrosa" y vaya si era pendiente y vaya si era peligrosa. Mucho más en esas circunstancias, cubierta de nieve/hielo que disminuía la adherencia, al freno y a la tracción, si teníamos que regresar.
 


Les pido que esperen arriba, bajaré lentemente. Existe la posibilidad que termine en un insalvable escalón de metro y medio o más y deba regresar. Seguramente no lo podría hacer por mis propios medios.

De cualquier manera el desarrollo de la bajada era de más de trescientos metros y cien de desnivel, por lo que no habría malacate que me pudiese rescatar.

Mauricio, desobediente, quería intentar por otra vertiente.

Lo mejor en esos casos es no contradecir y que cada uno haga su propia experiencia.

Finalmente desistió y regresó al redil ;o)

Bajaba por esa empinada pendiente hacia una silleta cubierta totalmente por nieve, de la que emergían las puntas de algunas piedras demasiado altas como para haber sido cubiertas por la nevada de la noche anterior. Debía cuidarme de no apuntar hacia ellas para no quedar "entrampado".

Lentamente, aguantando el descenso en primera de baja con motor regulando, descendía por ese tobogán nevado.
 


La suerte nos acompañó y no había ningún escalón al final de la bajada.

En ese momento tuve la certeza de que "ya estábamos afuera".

Si bien nos faltaban unos 20 Km hasta la primer huella 4x4 "relevada", en la Laguna de Las Tunas, sabía que eso sería un "paseo" por un suave valle descendente, mejorado por la presencia de la nieve "justa" para hacernos hasta placentero ese tránsito.

Inmediatamente me siguieron los muchachos y una vez abajo, imprimimos un ritmo alegre al andar, emocionados por lo que habíamos vivido, excitados por el día espectacular con un sol intenso que se reflejaba fuertemente en la superficie blanca, y alegres de estar allí, disfrutando, gozando de ese ambiente, esos paisajes, esa atmósfera y esos magníficos compañeros de viaje.

Lo demás fiueron fotos, fotos y más fotos.
 


Pasamos por "la destechada" como figura en ViajerosMapas una construcción abandonada y derruída, a la orilla de la Laguna Las Tunas.

Las vicuñas huían a nuestro paso, extrañadas por nuestra presencia.

Las parinas no nos dieron "ni bola" cuando las fotografiábamos en la laguna.

Una última cuesta nos llevó a la Laguna Los Aparejos y a las ruinas de la antigua y desaparecida mina homónima.
Más fotos.

La Laguna Celeste.
Más fotos.

La Salina de la Laguna Verde con el nevado volcán Pissis de fondo.
Más fotos.

A las tres de la tarde hicimos entrada triunfal en Fiambalá en busca de gomeros y mecánicos que repararan los rasguños sufridos por nuestros corceles en temenda travesía.

En poco más de doce horas debíamos emprender otra, tan interesante y atrevida como esta.
 


 
 
 
Las   F O T O S


Foto: Eduardo Cinícola
Los primeros rayos del sol tiñen de rosa las cumbres nevadas.


Foto: Eduardo Cinícola
El Cerro Cenizo (5.228msnm) nos vigila.


Foto: Eduardo Cinícola
La nevada nos castigó duro durante la noche.


Foto: Eduardo Cinícola
Debajo de toda esa nieve y hielo estábamos nosotros durmiendo.


Foto: Gerardo Schreiber
Caras de preocupación...


FOTO: Mariano Mazzeo
Comenzamos la búsqueda de la salida...


Foto: Javier Pla
La caravana se ordena prolijamente.
La nevada benéfica hizo desaparecer las peligrosas rocas punzantes.
Aún despues del paso de tres camionetas, no aparecen ni amenazan.


Foto: Gerardo Schreiber
Eduardo, Denis, Mauricio...


Foto: Gerardo Schreiber
Cierra Emilio...


Foto: Javier Pla
Estamos llegando a la "pendiente peligrosa".


Foto: Javier Pla
Aún no se ve el fondo.


Foto: Gerardo Schreiber
Lamentablemente es casi imposible representar en fotografías y en este ángulo
la inclinación de la pendiente de una cuesta, pero allá abajo vamos.
Por suerte no debimos remontarla.


Foto: Gerardo Schreiber
¡ Si señores, ya estamos "afuera" !!


Foto: Gerardo Schreiber
Solo nos faltan 20 Km por esa pista de esquí para llegar a una huella 4x4 "relevada".


Foto: Gerardo Schreiber
Las dos Land Cruisser, mostrando su imagen imponente.


Foto: Gerardo Schreiber
Detrás de aquellas cumbres nevadas está nuestra "salvación".


Foto: Eduardo Cinícola
Los muchachos se detienen a sacarse fotos y a disfrutar del momento.


Foto: Eduardo Cinícola
Allá están. Momento de gozo.


Foto: Javier Pla
Emilio y su máquina.


Foto: Emilio Salar
Javier, acompañante y copiloto.


FOTO: Mariano Mazzeo
Nicky y Mauricio.


Foto: Javier Pla
Eduardo y su máquina.
Parenló,... que tenemos que sacarnos la foto grupal !!


Foto: Javier Pla
Nicky y su máquina.


Foto: Javier Pla
Ahora sí, Eduardo y su máquina.


Foto: Javier Pla
Por su proeza, les tomamos una merecida foto a las 4 máquinas juntas.


Foto: Emilio Salar
Por su proeza, les tomamos una merecida foto a las 4 máquinas juntas.


Foto: Emilio Salar
Por su proeza, les tomamos una merecida foto a las 4 máquinas juntas.


Foto: Emilio Salar
Fueron varios kilómetros de esta perfecta planicie de coirones cubiertos de nieve.


Foto: Eduardo Cinícola
Sin nieve el tránsito no hubiese sido tan placentero.


Foto: Gerardo Schreiber
El sol apenas había subido unos grados desde el horizonte
cuando llegamos a...


Foto: Javier Pla
La destechada.


Foto: Gerardo Schreiber
Sanos y salvos...


Se los presentaré uno a uno:


Foto: Emilio Salar
Denis Garione.


Foto: Emilio Salar
Mariano Mazzeo.


Foto: Emilio Salar
Raúl Fernandez (a) "Laleco"


Foto: Emilio Salar
Javier Plá.


Foto: Emilio Salar
Gerardo Schreiber (a) "Nicky".


Foto: Javier Pla
Emilio Salar.


Foto: Emilio Salar
Completan el equipo Mauricio Surmani y Eduardo Cinícola.


Foto: Gerardo Schreiber
Y ahora en grupo:
Denis, Mauricio, Mariano, Laleco, Javier, Emilio, Eduardo y Nicky.


Foto: Eduardo Cinícola
El zorrito no pertenece al grupo, pero se cruzó para salir en la foto.


FOTO: Mariano Mazzeo
Las parinas de la Laguna Las Tunas, no nos dan bola.


Foto: Gerardo Schreiber
Detrás de aquella cuesta por la que estamos saliendo y que nos sacará de la cuenca de la laguna Las Tunas...


Foto: Eduardo Cinícola
Continúa el camino a la Laguna de Los Aparejos.


Foto: Eduardo Cinícola
Bonito paisaje nos regala la naturaleza.


Foto: Eduardo Cinícola
Cerros y valle nevado, como es difícil ver aún en pleno invierno.


Foto: Gerardo Schreiber
Bordeando el extremo norte de la Laguna Los Aparejos...


Foto: Eduardo Cinícola
Llegamos a las viviendas de la mina abandonada.


Foto: Eduardo Cinícola
Los distintos materiales de su construcción nos hablan de sucesivas ampliaciones.


Foto: Eduardo Cinícola
El descanso del guerrero...


Foto: Gerardo Schreiber
Una rápida visita a la laguna Celeste.


Foto: Emilio Salar
Unas tomas desde el mirador de la Salina de la Laguna Verde, con el Pissis completamente nevado detrás.


Foto: Emilio Salar
Más laguna...


Foto: Gerardo Schreiber
Salina, laguna, salina...


Foto: Emilio Salar
El Cerro Negro de la Laguna Verde (5.750m), límite entre Catamarca y La Rioja,
nevado. A sus pies el extremo sur de la Salina con su obscura laguna.


Foto: Gerardo Schreiber
Saliendo hacia la civilización...


Foto: Gerardo Schreiber
Rumbo a Fiambalá...


Foto: Gerardo Schreiber
Paisaje...


Foto: Gerardo Schreiber
Colores...


Foto: Gerardo Schreiber
La serenidad del asfalto, luego de cuatro días a campo traviesa, nos permite disfrutar aún más de los paisajes.


Foto: Gerardo Schreiber
Más paisaje...


Foto: Gerardo Schreiber
Más colores.


Foto: Gerardo Schreiber
Y finalmente los médanos del bolsón de Fiambalá.


ASI LLEGAMOS AL FIN DE ESTA TRAVESÍA.
CONCLUYO QUE FUE LA MAS DURA PARA LOS VEHÍCULOS DE LAS QUE LLEVO REALIZADAS.
PERO NOS QUEDÓ ALGO PENDIENTE.
NO LLEGAMOS FINALMENTE A LA CORONA, AUNQUE HAYAMOS ESTADO CERCA.
ESTO AMERITARÁ SEGURAMENTE OTRA EXPEDICIÓN...

Por ahora deberemos reparar los vehículos para la que comienza mañana...


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    Esta aventura comenzó acá...

           
EDUARDO CINICOLA
Marzo de 2009            



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