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SALTA

Por el cauce del Río Iruya
"Una excursión a caballo desde Iruya hasta Orán"
Nicolás Bello y Nora María Bello

Página 4

Escrito por Nico Bello en Agosto de 2003.

15-Quebrada del Iruya.

Es interesante señalar el exceso de madera en la zona, tajante contraste con el áspero paisaje rocoso de los últimos días. Todo es madera y se soluciona con madera. El machete, y el hacha de largo cabo, al hombro, son elementos que no faltan y es como si fuera parte de la humanidad de toda persona. El modernismo de una motosierra se adivina en algunos lugares, dejando ver esmerados cortes en tablas y tirantes, aunque son los menos.

Los altos puntales de piedra a manera de jambas en las puertas, similares a los observados en Titiconte y en varios lugares de nuestro recorrido han cedido paso a gruesas jambas y dinteles de madera.

El fuego, tan escaso de ver río arriba, es un elemento que acompaña todo el día las casas que se observan en los alrededores.

Los rudimentarios molinos de piedra se observan por todos lados, no faltan en ningún patio. Un grupo de adolescentes se ríe de la curiosidad que estos molinos despiertan en nosotros. Los hay de tantos tipos y tamaños que realmente era necesario pararse a mirar cada uno de ellos, nuestro asombro era permanente.

Hemos amanecido y estabamos con nuestros caballos en la playa del río.
Un tractor con un alto acoplado ha llegado a Matancillas procedente de río abajo la tarde anterior trayendo materiales para la escuela y ayudando en sus traslados a la gente de la zona. Transita por una áspera huella que cose el río numerosas veces. Lleva un alto acoplado, condición necesaria para que el agua no alcance las personas y cosas transportadas en los frecuentes cruces. A medio día nos pasa, cargado de gente y mercadería, y con su motor ronroneando se aleja río abajo en busca de Isla de Cañas.

Pasamos el angosto de Aguas Calientes. Hacia el norte una vertiente de tibias aguas le presta su nombre a este lugar lleno de verde. A poco de andar se abrió una gran playa delante de nosotros. El cauce es tan amplio que tranquilamente podemos arriesgar que tiene 700 u 800 metros de ancho en esta zona.

Habíamos llegado a Monoyoc, lugar de grandes cañadas donde los lugareños bajan sus animales en invierno a pastar ante la ausencia de pasto en las zonas mas altas y áridas. La belleza del lugar nos deja perplejos. Una gran cañada se abre a nuestra izquierda en dirección al norte, que luego de cruzar el Abra de Monoyoc desciende hasta las nacientes del Pescado, otro importante río de esta gran cuenca del Bermejo.

Una gran explanada permite el asentamiento de la finca Monoyoc, una modesta vivienda de grandes tablas y en los alrededores infinidad de pájaros y monos aturden con sus cantos y chirridos característicos, escondiéndose entre los grandes árboles del lugar. Aquí viven Dn. Eustaquio Mamaní y su señora, ausentes a nuestro paso. Observamos un gran corral de piedras asentadas en seco y numerosos caballos que a sus anchas disfrutan de este paraíso.

16-Monoyoc.


PUNTO TRIGONOMETRICO

Habiendo llegado a Monoyoc identificamos un punto trigonométrico de IV orden (Doppler) del Instituto Geográfico Militar (IGM) y con él aprovechamos para analizar la precisión de nuestro GPS. Habiendo visitado el IGM ubicado en la Av. Cabildo de la ciudad de Bs. As. obtuvimos la monografía de acceso a este punto el cual está identificado con el No: 12 de la carta topográfica 2366-II titulada "La Quiaca" Su identificación completa es: 3A-IV-3033 y su monografía describe el acceso al mismo desde San Ramón de la Nueva Orán. Sus coordenadas geográficas son: S 22* 48’ 37,8100’’ W 64* 49’ 03,2850’’. Su cota: 1054 msnm. Fue instalado en Noviembre de 1987 sobre un bloque de hormigón de 50x50x80 cm de profundidad. Llama nuestra atención y nos muestra el punto un grueso caño pintado de color blanco.

Nuestro GPS marcaba 1075 msnm. Activamos el GOTO de nuestro Garmin III+ y luego de seleccionar el datum de Campo Inchauspe nos depositó a unos 8 metros de nuestro objetivo. La visibilidad de los satélites y el número de ellos que captaba era total. Estimamos que sería una buena apreciación para este tipo de aparatos, por lo menos para estos fines. Habíamos activado el datum mencionado pensando que el nuevo datum WGS84 usado actualmente no estaba en uso en Noviembre de 1987 en nuestro país. Por el contrario activando el Datum WGS84 en nuestro GPS fuimos a parar a 120 metros de nuestro objetivo. Seguramente con Campo Inchauspe estábamos en el datum acertado.

17-Punto trigonométrico del IGM en Monoyoc.


Mientras nosotros observábamos y disfrutábamos todo este paisaje repleto de verde y soledad nuestros caballos se desparramaban por la amplia cañada buscando los verdes y jugosos pastos que tan esquivos y escasos habían estado los días anteriores. Comimos algo rápido y cruzando la gran playa del río seguimos nuestro camino.

18-Playa del río Iruya en Monoyoc.


El Iruya seguía aumentando su volumen, su caudal se acrecentaba y entorpecía cada vez mas los cruces que forzosamente debíamos realizar. El agua llegaba hasta la panza de mi mulo con el cual ya habíamos trabado una buena amistad. Comía con ganas las cáscaras de naranja que le convidaba luego de recelar y observar detenidamente. Gran caminador este mulo. Se llama "Huesito".

En las márgenes de este particular río y entre la espesura de la selva empezamos a ver descampados que anuncian la presencia de obrajes que avanzan sobre las laderas circundantes. La selva tupida de grandes árboles ha cambiado el panorama de la árida puna de la zona de Iruya. El Cebil, la quina, lapachos florecidos y muchas variedades más son los habitantes del lugar. Nos acercamos al angosto de San Ignacio. Las aguas, si bien más calmas, se han convertido en caudalosas. Luego de trasponerlo nos acercamos a la escuela de Limoncito emplazada en un alto sobre la margen norte del Iruya.

Eran las 6 de la tarde, Ruth Ormachea, maestra y Directora de la escuela con sus numerosos alumnos nos dan la bienvenida. En compañía de Miguel y Martín acondicionamos los caballos en el gran predio de la escuela. La alegría es total, los visitantes por estos lugares no son comunes, por no decir inexistentes. Nos convidan con rico mate cocido y pan casero, la tarde se extiende y la charla continua hasta la noche. Es el fin de un soleado día lleno de luminosidad y colores.

19-Escuela de Limoncito.

El día amaneció nublado y una llovizna persistente amenazaba con la continuidad de nuestra excursión. Las tareas de la escuela se desarrollan normalmente, los chicos con sus cuadernos y libros se empeñan en realizar sus deberes y más de uno solicita nuestra ayuda. A Pedro no le fue muy bien con las instrucciones que le di. Luego de realizar su tarea con mi ayuda se acerca presuroso a la maestra para obtener su aprobación, no sé qué pasó pero si observé que la maestra lo sacó corriendo a realizar nuevamente su trabajo. Pobre Pedro no sé qué pudo haber pasado.

Cerca del mediodía nos pusimos las capas y decidimos continuar río abajo en busca de Isla de Cañas nuestra próxima meta. A esa altura del recorrido, las márgenes del río ya no son tan verticales y nos permitían por primera vez salirnos del cauce y acompañarlo en paralelo por una senda. Pasamos por El Tuscal, donde los alambrados nos muestran los primeros indicios de civilización. Avanzábamos por galerías de grandes árboles que con su verde y altos troncos acompañaban nuestro paso.

20-Cruzando el Iruya.

Ing. Nicolás Bello


Continúa en... Página 5

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