AMIGOS de ... 

MUG (Eduardo Bollini).

MENDOZA:
"Rinoceronte Pequeño"
PARTE 2


Rinoceronte Pequeño (Parte 2)

Escrito por MUG el 28 de Marzo de 2.005 a las 09:28 en el Foro de BsAs4x4.com.ar


Capitulo 5: Abriendo tranqueras

La noche anterior, mientras "nos clavábamos" el chivito con fritas y riguroso Malbec, discutíamos con los muchachos cómo y por dónde continuar.

Los bípedos nos sorprendieron con una muy buena noticia: habían conseguido a través de un contacto de la gente del hotel un salvoconducto para transitar el viejo camino de La Valenciana. Este camino discurre desde Malargüe (el camino de Castillos de Pincheira) hasta el Río Grande, en medio de montañas y valles.
El salvoconducto venia acompañado de llaves de tranqueras y puentes, así que celebramos la habilidad bípeda, y nos comprometimos a arrancar el viernes a las 07,30 con destino final Poti-Malal por el camino de la Valenciana.

Después de darle las patadas al pequeño rinoceronte de Tato, desayunamos en el hotel y nos reunimos en el estacionamiento.
Como estabamos demorados unos 15 minutos debido a que en el hotel empezaban a servir los desayunos a las 7,30, a las 7,45 estaba dando vueltas alrededor del hotel Santi en la moto, levantando panes de pasto y haciendo un quilombo terrible para que saliéramos de una vez. Parecía los apaches rodeando la diligencia. En fin, arrancamos nomás a las 07:05 y empezamos a meter ritmo.
Después de un rato paramos a reagrupar y sacamos una foto de las chatas todas juntas:
 



El amanecer nos encuentra en el camino.



Los bípedos abriendo tranqueras con las llaves del reino.


A partir de allí los bípedos nos pasaron literalmente por arriba, y solo vimos la estela de polvo que dejaban detrás.

El paisaje aquí es hermoso. Sobre todo para manejar, ya que existen infinidad de subidas, bajadas, curvas, vadeos y pozos.
 



Las chatas/mostruos de Hugo y Calze.



La diferencia en los ángulos de ataque de las dos japonesas chicas contra los monstruos de Calze y de Hugo hizo que día después tuvieramos que dejar en el camino a las dos "chiquitas" para poder avanzar hacia la Negra.

En una de esas bajadas nos encontramos de frente con una tropilla que venia bajando.
Se trataba de un puestero y sus hijos que estaban descendiendo a hacer la invernada cerca de Malargüe, y traían algo de 500 cabezas de ganado bovino, algunos caballos y varios perros pastores. Mientras esperábamos que terminen de pasar todos los animales, cosa que llevo casi 1 hora, compartimos unos mates y muchas anécdotas del puestero, que nos comento que el cruce que nosotros hacíamos en pocas horas a
ellos les tomaba 9 días.
 



Javier feliz.


Además de eso nos sorprendieron al contarnos que duermen bajo las estrellas, sin mas equipo que las camperas y un cuero de oveja. Nosotros con carpa, aislante térmico, colchón, bolsa -10 grados y manta de polar nos CAGAMOS DE FRIO, y estos muchachos que me duermen a la intemperie...

Finalmente logramos que Javier dejara de acariciar caballos, vacas, perros, etc. y seguimos andando un buen rato, hasta estar en alcance con nuestros bípedos, que ya descansaban desparramados sobre el puente amarillo.

Una vez llegados ahi, nos dedicamos por un buen rato a descansar y asesinar los clásicos salamines, mas algunos sanguchitos de atún, queso, vinasi y otros manjares. Los bípedos estaban locos de contentos, porque Néstor los tiene siempre cagando y no los deja parar ni para comerse una galletita, así que con semejante servicio de cattering nos ganamos su cariño.
 



Capitulo 6: El verdadero desafío

Habiendo terminado la vianda, nos subimos a nuestros vehículos y pusimos los aceleradores a tope para enlazar con Poti-Malal.
Tardamos algo menos de 1 hora, y aquí debo detenerme para admirar el andar de los bípedos. Van a FONDO, pero a FONDO. Varias veces tratamos de darles alcance, pero es imposible, entran a las curvas como vienen, siempre el acelerador enroscadísimo, la cola que parece que los va a pasar, levantando piedras y tierra. Sobre todo están muy mal, pobrecitos, Pepe y Santiago. Esos pibes no tienen el más mínimo cariño por sus huesos.

La cuestión fue que los alcanzamos recién en Las Loicas, donde nos esperaban con una cerveza helada. A esta altura parecíamos mas bien un tour etílico mas que off-road.

Arrancamos para el ultimo enlace, y de nuevo nos pintaron la jeta, aunque esta vez metimos la Mitsu entre las 6 motos, llegamos cagando taras de Damián, y nos "cargamos" al Doc, el joven Actitud23 y a Bin, ya que son un poco menos inconscientes que los otros 3.
Reagrupamos justo en el puesto de Gendarmería Nacional, destacamento Poti-Malal. Allí salieron a charlar con nosotros hasta los perros de los gendarmes, ya que les llamo la atención el bardo que éramos.

Luego de las presentaciones de rigor, y confesada la intención de entrarle a la Negra, nos mandan a llamar al Cabo Olivera, supuesto experto en la zona ya que estaba destacado allí desde hace casi 20 años.

Salió entonces don Olivera con cara de dormido, y lo ametrallamos a preguntas. Nos comento que "por ahi no pasan ni locos", y nos sugirió que fuéramos para el lado de paso Pehuenche y alquiláramos unos caballos.

Cuando le insistimos con la idea de entrar por Poti-Malal, nos dijo con tono canchero

- Y, deanlé... Total es cerca, no hacen mas de 20 km. por ahí, si yo no paso con el Unimog, imagínense ustedes....

Eeeeeeeeeeeeepa. ¿Qué es eso de mojarnos la oreja?

- ¿Así que no se puede avanzar mas, Don Olivera? Mire que estas son japonesas y ya tenemos nuestros kilómetros sobre el lomo..."

Y ahí un poquito reculó.

- "Y bueh, si y yo rompo el Unimog me lo hacen pagar... Pero igual te digo que no pasan, está todo cortado eso. Por ahí las motos hagan algo mas..."


Les dimos las gracias, confirmamos que nos metíamos y que teníamos que salir el día siguiente a la noche. Saludamos y nos metimos por la vera del Poti-Malal.
 


Capitulo 7: El asalto final

Empezamos a transitar un camino bien liso de ripio, que serpentea en un terreno montañoso. Así, uno a uno, fuimos pasando por los distintos puestos que se separan pocos kilómetros unos de otros.
Después de andar algo así como 15 Km, y después de parar en varios puestos donde nos auguraron que el camino se cortaba, que era imposible, etc. etc., empezamos a encontrarnos los primeros obstáculos dignos de mención. El camino básicamente consistía en seguir el curso de un río chiquitito, no más de 3 metros de orilla a orilla y una profundidad de 50 cm., pero lógicamente lleno de piedras.
Lo que hacíamos era ir de una orilla hasta que se hacia imposible seguir por alguna cortada o mallín, y ahi nos cruzábamos a la otra orilla, hacíamos 50 metros y vuelta a cruzar. Vale destacar que esto lo hacíamos bastante rápido gracias a que los bípedos nos relevaron todo el camino, investigaron cada paso posible, evaluaron cada obstáculo.
 



Siempre teníamos a un bípedo con handy que nos decía "por ahi no, hay una vega" o "crucen por acá que el piso esta mas firme". Un lujo, todo se hace realmente fácil con semejante ayuda. Lo de los bípedos fue un trabajo abnegado, porque por nuestra culpa se demoraron muchísimo respecto al ritmo que podrían haber llevado andando solos.
 




Los últimos 5 Km que recorrimos ese día se pusieron un poco más difíciles ya que encontramos bastantes mallines, y en algunos lugares nos sorprendieron como se ve acá, que la Mitsu se enterró hasta los ejes pero de un solo lado, del lado contrario esta muy firme.
 




Tuvimos entonces que irnos a la parte mas alta del terreno, exigiendo un poco de mas los motores, a tal punto que la Chero de Edu pidió un poco descanso por sobre-temperatura.

Después de avanzar hasta donde nos pareció prudente por la hora, nos pusimos a buscar un buen lugar para acampar. Ya se acababa la luz de día, y pintaba una tormenta en el horizonte, así que entre todos elegimos el lugar mas apropiado, pegadito al río, y ahi nomás armamos un campamento que les daría envidia a los propios Malayos.
 





Cuando estuvimos acomodados, empezamos a devolver gentilezas a nuestros compañeros de 2 patas. Sacamos a la cancha toda la parafernalia Sapiens, que incluye además de morfi, sillas, mesas plegables, bidones con agua, bebidas varias, calentadores, reflectores portátiles, en fin, de todo.
Los bípedos nos miraban asombrados, ya que para ellos llevar un calentador portátil ya es una especie de lujo. Con decir que Santiago sacó de entre sus pertenencias una botella de agua mineral rota, que adentro contenía una de 3/4 tinto, hecho de este modo para preservar tan codiciado bien. Los bípedos lo vivaron por tan noble hazaña, pero pronto vieron que los sapiens pelamos varias de tinto, gaseosas, tequila, y hasta Bealy's y Tía María para el café.
Los matamos.

Acto seguido empezamos con la preparación de la cena comunitaria donde cada uno puso lo que tenia disponible, y así armamos una mega-cena espectacular.
Edu y Hugo nos tiraron francamente a la mierda, ya que entre sus vituallas tenían cosas inverosímiles como queso de cabra, jamón crudo, panceta!!!!

Edu se mandó una fritanga de panceta que estuvo para chuparse los dedos.
 




Fogata y vinasi, y una luna que iluminaba los fideos 4 quesos que tiramos dentro de la olla.



Toda la banda, menos Marquitos que tomó la foto. Algunos ya heridos de corcho...


Amanecimos al día siguiente. La noche había sido muy fría, los primeros en levantarse reavivaron el fuego, y poco a poco fuimos entrando en calor con el café y el sol.
Fuimos desarmando el campamento y reacomodando todo en los vehículos, y poniendo en marcha los motores. La Toyo de Hugo se puso remolona y no quería arrancar, hasta que Pepe fue descubriendo que no le llegaba corriente a las precalentadoras. Les hizo un puente, y la Toyo arranco de una. Ahora sí, todo el mundo en marcha.

Eran cerca de las 9 del día sábado, y todos estuvimos de acuerdo en avanzar hasta las 2 de la tarde, y en ese momento evaluar si pegábamos la vuelta o si seguíamos un rato más.

En cuanto comenzamos a andar la cosa se fue poniendo mas y más complicada. El terreno cada vez más agreste se defendía de nosotros poniendo piedras en el camino, cortadas, vegas.

A los bípedos se les hacia difícil encontrarnos pasos viables porque estaba todo cada vez mas cerrado como para pasar una chata. Edu y Hugo avanzaban sin mucha dificultad por sus despejes pero Carlos y Tato avanzaban con mas dificultad, mientras Javi y yo guiábamos las maniobras y corríamos algunas piedras peligrosas.
 




Aquí se ve como en un vadeito la Mitsu levanta la patita pidiendo piedad.


Llegó un momento que la cosa se puso jodida. Yo me fui caminando adelante unos 3000 pasos, y vi que se podía seguir, laburando, pero que se podía. Mientras volvía sobre mis pasos me lo encontré a Calze que ya había cruzado una pendiente medio pronunciada, y le confesé que la SW4 y la Montero iban a demorar la marcha por ser muy petisas, ya que lo que venia por delante era escarpado de verdad. Modulamos por radio con nuestros compañeros, y estuvimos todos de acuerdo: seguiríamos los 6 bípedos, y los 6 sapiens reacomodados en las chatas de Hugo y Calze. Cargamos el equipo necesario y seguimos.

Los 3000 pasos que yo había recorrido nos llevaron casi 2 horas de laburo, incluyendo un par de trepadas de esas lindas, que te erizan los pelos del brazo (para no decir del culo).
Finalmente siendo la 1 y media, llegamos a una cortada temible, una bajada muy pronunciada como de 30 metros que desembocaba en el río.

Las grande preguntas eran:

¿Si tirámos las chatas para abajo, habrá lugar por donde subirlas a la vuelta?

Además,

¿Se podrá seguir avanzando?
 




Bajamos por un costado de la montaña y aparentemente había un lugar que usando ancla, malacate y polea podría devolver las chatas al camino, no sin bastante laburo y riesgos.
Faltaba saber si se podía seguir avanzando. Me metí en el río y lo fui caminando, imaginando maniobras espectaculares que permitieran esquivar los quilombos que íbamos a tener si seguíamos por ahí abajo. Hasta que el río se encajono de verdad y 2 piedras gigantescas caídas desde sabe Dios que altura impedía pasar ni caminando. Se me acabo la esperanza y el entusiasmo.

Modulé por el handy "game-over", y todos de algún modo supieron que no teníamos resto para más.

Bajó tambien al cauce Calze, y juntos subimos por la vera contraria, para comprobar que por ahí tampoco se podía subir con una chata, y aún creo que tampoco con motos.
Pegamos la vuelta y fuimos al encuentro de nuestros compañeros, mientras los bípedos descansaban un rato esperando nuestro regreso.
 




En cuanto emprendimos la vuelta, Calze se ocupo de entretenernos. Agarro demasiada confianza trepando en ese monstruo que tiene, y encaro una subida jodida medio regulando, y no se dio cuenta que la subida estaba hecha mierda.

Clavó una rueda ahi, y estuvimos a milímetros de ponernos la Cherokee de gorra.

Nos tuvimos que bajar con Tato con mucho cuidado, y guiando un poco a Calze para hacer todos los movimientos lentamente, logramos descolgarla, previo a haber soltado la estabilizadora delantera para que traccionara un poco la rueda derecha.
 




A todo esto le pedimos ayuda a Hugo y cuando pegó la vuelta se quedó empantanado en un mallín, así que por un rato estuvimos con las 2 chatas quedadas.

Una vez que liberamos la chata de Calze, empezamos a avanzar hacia la Toyo para sacarla, pero una maniobra desafortunada nos volvió a dejar al borde del vuelco.

Otra vez abajo tratando de sacar la Chero de la impronta. Después de un rato logramos estabilizarla, pero lamentablemente no podía salir para taras del lugar donde estaba, y para adelante había una pendiente fuerte de mallín. Después de putear en arameo decidimos que la única opción viable era tirarla de punta al mallín, y de ahi tratar de salir a malacate.
Así lo hicimos y el mastodonte se enterró hasta los faros.

Probamos varias veces sacarla con el ancla, pero el tipo de piso no aguantaba nada, y el ancla se salía.

Habremos probamos unas diez veces sin éxito.

Al final encontramos una roca grande distante mas de 50 metros. Exprimimos al máximo el cable del Warn 9500, más un par de eslingas, y ahi si poco a poco la chata fue logrando liberarse.

Suelta la Chero, malacateamos la Toyo, y siendo las 3 de la tarde recién empezábamos a pegar la vuelta.
 



- Javi Javi para Mug ...
- Si Mug, decime"
- Javi, ¿A qué distancia estuvimos de La Negra, y cuanto nos falta por track-back para Poti-Malal?

Pasaron unos segundos y Javier confirmó:
- Estamos a 28 Km de la Negra, y a 30 del destacamento Poti Malal.

¡A la pelota!!!!

Desde el lugar de acampe pudimos recorrer solo 4.7 Km. en casi 5 horas de marcha, gran parte solo con las dos chatas mas preparadas...

La salida de allí fue rápida, solo demorada mientras esperábamos que Pepe le hiciera una carburación completa al 250 de Marquitos por tomar agua por la admisión. Obviamente, mientras esperamos nos "clavamos" unos salames, quesos y "manices".
 



A las 6 y media ya estabamos todos en gendarmería, donde le dejamos una dedicatoria a nuestro amigo del Unimog, y a partir de allí fuimos a Bardas Blancas donde nuestros bípedos reponían combustible en sus tanques casi secos.
Seguimos a Malargüe y a las 7:30 estabamos todos reunidos, mugrosos y felices.

Buscamos un Hotelito medio piojoso y nos dimos una ducha.

A cenar chivito de vuelta, y a tomar unos tragos al bar de la Oveja Yoli.


Capítulo 8: Felices Pascuas

El Domingo tempranito cada cual fue saliendo de acuerdo a su apuro o necesidad, y nos fuimos encontrando por radio primero y luego por Nextel.
Entre las 7 y las 9 de la noche todo el mundo arribó a su casa, sanos y felices de haber pasado un fin de semana a puro off-road y chivito.
El grupo de gente funcionó a la perfección, las maquinas respondieron a pleno, y la naturaleza nos cagó a palos.


Un agradecimiento enorme de mi parte a los bípedos, a quienes a esta altura ya les tengo un respeto inmenso por las cosas que son capaces de hacer, y por ser unos tipos de reputísima madre.

A Tato, Charlie, Javi, Edu y Hugo les doy las gracias por haber formado parte de este grupo de intrépidos, y por darle para adelante siempre, aunque la cosa estuviera difícil.

Ha sido un placer enorme, que se repita pronto.

MUG          

mug@bsas4x4.com.ar


 



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