TERMAS del Volcán DOMUYO...
Mas allá de la Cordillera del Viento

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A la mañana siguiente nos levantamos temprano y luego de un buen desayuno continuamos viaje hacia el norte, ahí recién descubrimos la silueta del majestuoso Volcán DOMUYO.

Su cima abovedada es destino de excursiones de escalada.

El camino, precario pero de excepcional paisaje, nos lleva bordeando  
el arroyo Atreuco, que corre encajonado en un profundo cañón. En frente sobre esa apacible meseta, extrañas formaciones rocosas semejan frailes franciscanos. Por allí cerca, desviándose unos kilómetros del camino principal existe un lugar denominado "Los Bolillos" en el cual estas formaciones se multiplican.

Hacia el otro lado vemos la falla geológica por la cual se cuela el arroyo Atreuco. En un segundo plano el camino, describiendo un cerrado zig-zag sube nuevamente luego de cruzar el arroyo.
Dudamos si el radio de giro del colectivo nos permitirá tomar aquellas ceñidas curvas.

Unos cientos de metros mas adelante  y vemos el sitio denominado Rincón del Atreuco.
Allí el camino baja abruptamente para cruzar el arroyo.

Ya a nivel del cauce de agua tenemos esta bonita vista. 
La paz que transmite ese espacio nos seduce a quedarnos saboreándola mientras nos refrescamos los pies en el arroyo.

Esa subida que vimos antes fué bastante trabajosa. El colectivo iba en primera de fuerza, el gran radio de giro de su antigua dirección nos obligaba a dos o tres maniobras por cada retome.
En uno de ellos, el cambio de pendiente era tan pronunciado que apoyó el paragolpes trasero y las ruedas quedaron colgando.
Más adelante otra profunda bajada y la correspondiente subida del otro lado.
Abajo, un angosto puentecito encerrado entre paredones de roca nos obligó a mil maniobras.
El paisaje, de aquí en adelante es cada vez mas espectacular. Las cuestas se suceden, los angostos puentecitos con cristalinas aguas pasando por debajo y... algo superlativo... Es la primera vez en mi vida que circulo por un camino con precipicio a ambos lados!!!
En efecto, el camino discurre por la cresta de una afilada serranía, pudiéndose ver un profundo valle (con su correspondiente arroyo), a cada lado.
Nos resultó imposible reflejar en una foto aquello. Hay que verlo y vivirlo.

Ya pasamos Aguas Calientes y urgidos por el tiempo, luego de un frugal almuerzo, disparamos (si eso se puede decir con este colectivo que se desplaza a escasos 10 km/h por estas montañas) hacia los géiseres. Acá vemos uno en "Las Olletas".

El ambiente parece dantesco. ¿Estaremos cerca del averno?
Esta bonita toma nos muestra el agua hirviente formando un arroyito 


En ese agua tan caliente, en la que es imposible sumergir una mano, crecen unas extrañas plantas, ¿hongos? ¿algas? de vivos colores que, aparentemente, tienen propiedades curativas.
No hay muchas y es una lástima esto que se dice de sus propiedades curativas porque es muy probable que visitantes desaprensivos las extraigan hasta su extinción. Si vas, cuidalas, creo que valen mas como sistema de vida "diferente" digno de ser conservado.