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12 de Nov. 2002
Durante la cena en el Hotel de Tiawanaco (donde éramos los únicos huéspedes) nos atendió un muchachito muy diligente que hacía las veces de auxiliar del mozo.
Para mi sorpresa me comenta que pese a su corta edad (no tenía mas de 17 años) ya había trabajado durante un tiempo en unas minas de litio en el Salar de Uyuni, adonde lo habían llevado en camión durante la época de lluvias, por un inundado salar, cubierto con una capa de mas de 30 cm. de agua.
También nos relata que fue ayudante de camionero, en la ruta hacia Coroico, Caranaví, Suapi, San Borja y Trinidad (en los distantes llanos de Mojos).
Fue suficiente ese comentario para que nos contara unas cuantas anécdotas vividas e historias y leyendas aprendidas durante sus viajes como ayudante de conductor por el Camino de la Muerte. Además de las noches y días pasados al pié del camión, cuando algún desperfecto mecánico los dejaba allí varados, en aquel acantilado de selva neblinosa y lluviosa llena de enigmáticos y atemorizadores sonidos, nos agrega:
Con esa y otras historias dándonos vueltas en la cabeza, nos fuimos a dormir. 13 de Nov. 2002
Día 13, no muy bueno para este tipo de travesía, pero no teníamos mucho para elegir.
De Tiawanaco hacia el camino de la muerte son pocos kilómetros.
En solo 40 Km se descienden 3500 metros por una calzada de barro de sólo 4 mts de ancho, tallada en una pared acantilada y selvática, con precipicios de mas de 1000 metros, cuyo fondo es imposible divisar por la floresta y la permanente niebla que solo permite ver 10 o 15 metros adelante. Allí hay que conducir por la izquierda, del lado del precipicio, dejando el lado de la montaña a los camiones que suben. Si, hasta hace poco había un horario para bajar y otro para subir. Ahora, debido al intenso tránsito decidieron habilitar subida y bajada simultánea. Si se encuentra un camión u otro vehículo de frente hay que recular en subida unos cientos de metros, cuidando que la rueda trasera no se vaya al precipicio, hasta un lugar donde la senda se ensanche y permita el cruce de los dos vehículos. Pasada el abra de 4660m comienza la bajada hacia las nubes. Comienza la zona de niebla permanente. Los aprovechamos para detenernos a tomar fotos. De repente puede aparecer un camión de frente y hay que "recular". Se lo vé insignificante con sus 30 toneladas ante tanta majestuosidad.
El camino, baja primero a 1160m y se vá junto con el río hacia el Beni y de allí al Amazonas. Para llegar a Coroico deberemos subir nuevamente a 1700msnm. Para entrar a Coroico tuvimos que salirnos de la carretera principal y tomar por un angosto y empinado desvío que en 7 Km asciende desde 1160msnm a los 1700 en que se encuentra el pueblo. Al ingresar a ese desvío, un cartel advierte "Prohibido circular de 15 a 19 Hs".
Lo concreto fue que luego de la breve visita por Coroico, comenzamos el descenso aproximadamente a las 15:30 con idea de llegar a La Paz antes del anochecer (debíamos recorrer ahora todo el "camino de la muerte" en sentido contrario). Faltando tan solo 1,5 Km para llegar desde el pueblito a la carretera principal, el camino se encontraba cortado y una cuadrilla de diez obreros se hallaba abocada a la tarea de "empedrar" unos 40 metros de camino. - Perdón ¿Falta mucho para que podamos pasar? , le pregunto al que parecía el capatáz. - El camino está cortado hasta las 19Hs. ¿No vió el cartel?
No hubo excusa que valiera, ni que perderíamos el avión, ni que mi señora (que aunque no lo pareciera) estaba embarazada y a punto de parir. Nada inmutó a aquel boliviano. El camino no se abrió hasta las 19:00 Hs. Justo cuando acababa de ponerse el sol.
Lo logramos. Fue una experiencia alucinante (en el estricto sentido de la palabra). A las 10 de la noche estábamos circunvalando la ciudad de La Paz.
La idea no fue muy buena, eran las once de la noche y los pocos pueblos por los que pasabamos estaban a desiertos y eran muy pequeños como para tener hotel. Por fin a eso de las once y media pasamos por THOLAR, un pueblo de mediana importancia y con dos hoteles sobre la carretera.
No me dí por vencido y golpeé la puerta y toque bocina hasta que desperté al encargado de uno de ellos que nos dió alojamiento. Mañana nos meteremos en el salar de UYUNI... (Página 4) |
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