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Marzo de 2003
El año pasado habíamos intentado llegar a esta mina, pero era ya mediados de abril y había caido la primera nevada invernal que nos cerró el camino a pocos kilómetros de nuestro destino.
Este año, un poco mas temprano, esperábamos que el clima nos acompañara.
Habíamos pasado la noche en una hostería en El Sosneado.
Salimos a media mañana, con neto rumbo Oeste, "orillando" el Río Atuel.
Y sus piletas de aguas termales.
Cada vez que lo visitábamos, la misma pregunta nos carcomía el cerebro:
¿Qué habría pasado allí para que se abandonara a los elementos semejante estructura?
Por las dudas: La recomendación de siempre.
Si tienen la dicha de poder llegar a conocer tan bellos lugares, no depreden, no destruyan, no modifiquen, no escriban.
DISFRUTEN y permítanle disfrutar de ello a los que vienen después de ustedes, que pueden ser sus propios hijos o nietos.
Tomamos fotos, recorrimos las instalaciones y continuamos camino.
Nuestro destino estaba mas hacia el Oeste, mas internado en la Cordillera.
El tramo siguiente está profusamente ilustrado en Hotel Termas del Sosneado y un poco mas allá, el viaje del año pasado.
Este año, un poco más temprano y recién comenzado el otoño, todavía no había nevado, así fue que con relativa facilidad llegamos hasta donde la nieve nos detuvo en abril de 2002.
Unos miles de metros por ese terraplén nos llevó a...
El camino de subida a la planta nos permite ver parte de lo que fueran viviendas de los operarios, actualmente utilizadas por los "veranadores" que han improvisado incluso, corrales para sus chivas.
La planta de procesamiento es realmente imponente.
Miles de toneladas de hormigón en una construcción abandonada a los elementos naturales.
En el interior solo quedan los basamentos de la maqunaria que molía el mineral y movía el extenso cablecarril que, cruzando una montaña traía el producto desde la ladera del Volcán Overo.
Nos quedamos un buen rato recorriendo aquella fantasmal construcción.
Vemos en la ladera de la montaña pegada a la planta, las torres del cable que va hasta el Overo y varios empinados caminos sin mantenimiento que tembién se dirigen a la cima, único lugar desde donde se puede ver el Volcán.
Tomamos por uno de esos caminos y comenzamos a "trepar", pero las piedras sueltas hacían que el tren delantero de la F100 con tracción simple se desplazara hacia el precipicio cuando pretendía avanzar.
Con un mínimo de responsabilidad decidimos retroceder.
No era caso que Lucho se desbarrancara junto con Claudia por el necio intento de llegar a donde no podríamos.
Ya habíamos visto que, mas adelante los torrentes de agua del deshielo se habían llevado partes de aquel abandonado camino.
Bajamos y nos fuimos hasta el lecho del río. Desde arriba vimos algo así como una senda que se internaba por el medio del Atuel hacia el límite con Chile.
Tomamos unos mates y comenzamos el regreso.
Queríamos llegar hasta Malargüe, a dormir. Nuestros planes eran ambiciosos para aquellas vacaciones.
Esta expedición continuó con
Esquivo Camino
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