Familiar      

Hotel Termas del Sosneado

Diario de viaje

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Las fotos están en su tamaño máximo

14 de Abril de 2002

Anoche llegamos muy tarde a El Sosneado.
La única Hostería del pueblo estaba cerrada por falta de clientes (muy fuera de temporada para ellos).
Por fin, luego de insistir, conseguimos que nos armaran dos habitaciones.
Eso si, el agua caliente que me prometieron para la ducha, todavía la estoy esperando.

Esa mañana desayunamos en la estación de servicio, único lugar abierto y volvimos a enfilar para la Cordillera de los Andes.


La huella es precaria pero perfectamente transitable.
Al fondo la cordillera completamente nevada nos esperaba.

 


En poco mas de una hora ya habíamos arribado a las abandonadas instalaciones.

De ese pozo que estamos rodeando sale el agua termal caliente y, circulando por el pequeño canal, se dirige a los piletones destinados a tomar baño.
 


Esta es la pileta principal donde se tomaban los baños termales.
Por la arcada y los pilares que aun quedan en pié, da la impresión que el enorme recinto estaba cubierto, para poder ser utilizado en época invernal.

Más atrás, y antes de las montañas nevadas, vemos el ancho cauce del río Atuel que baja desde sus nacientes, al pié del Vn. Overo.
 


Desde el edificio del Hotel, tenemos esta vista, donde podemos apreciar, en primer plano la olla de agua surgente, más atrás las piletas y lo que queda del recinto y, más atrás aún; el Río Atuel con el marco majestuoso de las montañas nevadas.

 


Hasta acá se llega sin problemas, en autos de calle, aún en época tan tardía como la segunda quincena de abril.

 


La silueta (esqueleto) de lo que queda de aquel magnífico hotel, a la orilla del Atuel.
Debió haber sido algo espectacular cuando funcionaba a pleno.
Lástima no conocer su historia para contárselas.
Seguro algún lector que la conozca tendrá la amabilidad de enviarnosla para publicarla.

 


Tres plantas, espaciosas habitaciones y un salón principal con un gigantesco hogar a leña.
¡ Qué misterio !
¿Qué habrá pasado allí para que se abandone a los elementos semejante estructura?

Por las dudas: La recomendación de siempre.
Si tienen la dicha de poder llegar allí a conocer tan bellos lugares, no depreden, no destruyan, no modifiquen, no escriban.
DISFRUTEN y permítanle disfrutar de ello a los que vienen después de ustedes, que pueden ser sus propios hijos o nietos.
 

Respondiendo a nuestra inquietud, nos escribió Gabriel Romero Diaz.
Aparentemente es uno de los propietarios actuales del Hotel y campos aledaños y nos escribió la siguiente NOTA.


Era temprano, ya habíamos llegado hasta allí.
¿Por qué no continuar adentrándonos en la cordillera hasta donde la nieve nos lo permitiera?

Más adelante nos espera la mina de azufre en el Volcán Overo y la senda que lleva al lugar donde cayó aquel avión con deportistas uruguayos que se convirtieron en héroes al sobrevivir 72 días en las nieves de las alturas.

Relato Página 2

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