Los Volcanes más altos del Planeta (Catamarca) |
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Otra vez se armó una mixta de motos y camionetas. Una síncresis ideal para este tipo de exploraciones. Las motos hacen de patrullas de avanzada mientras las camionetas les sirven de porteadoras de combustible extra y pertrechos como carpas, agua, comida y bolsas de dormir para aligerarlas de peso. Así fue como en Marzo de 2006, diez tripulantes de cinco camionetas y cinco delirantes sobre los pedalines de sus motos de enduro se pusieron sus máscaras de hombres recios y partieron a deglutir el pesadísimo enlace de casi 1500 Km hasta Fiambalá. Por suerte allí nos esperaban las Termas con sus tibias y reparadoras aguas. El domingo a las 7 de la mañana era el día y la hora del comienzo efectivo de la travesía. Las motos seguirían remolcadas en sus trailers por el asfalto hasta los 3.600 metros de altura en que nos internaríamos definitivamente en tierra de volcanes. Allí los "bípedos implumes" bajarían los corceles metálicos, se enfundarían en sus trajes a prueba de caidas y dejarían las dos camionetas usadas para el remolque de los trailers. Particularmente no le tenía fé a esa entrada, así que propuse que con las tres camionetas más rápidas nos adelantáramos y, mientras los más lentos (remolques) y dos chatas expedicionarias, llegaban a destino y realizaban las operaciones de apronte de máquinas y pilotos, intentaríamos confirmar o desvirtuar definitivamente la posiblilidad de ingresar por la vertiente norte. Combinamos horarios máximos de espera y QRX (hora de contacto) por teléfono satelital. Esperarían comunicación por VHF hasta las 09:30 y el QRX satelital quedo definido a las 12 del mediodía. Allí intercambiaríamos novedades acerca de nuestros respectivos progresos. Con la SW4 de Gregorio seguidos por Mauricio en la Cherokee 4L y Nélson Benítez en su nueva Ford Ranger con 163 burros, nos fuimos desprendiendo del resto de la mini caravana, en aquella larguísima subida de asfalto y pendiente constante. |
A las 9:03 , ciento cincuenta kilómetros más adelante y casi 2000 metros más arriba, estábamos bajando del asfalto y buscando la manera de esquivar la vega del Río Chaschuil para adentrarnos por una quebrada con rumbo oeste.
La fotografía satelital mostraba que si pasábamos esa quebrada en violento ascenso, arribaríamos a una especie de planicie con tránsito descansado.
Nélson Benítez tomó la punta haciendo gala de su sabiduría para leer el terreno.
50 minutos despues ya habíamos logrado vencer la quebrada y un amplio panorama tapizado de volcanes se abría ante nuestra atónita mirada.
Comenzamos a ver también las cumbres del Ojo de las Lozas, el volcan Rojo y mas atrás el Negro.
El tránsito se complicó. El suelo se hizo más rústico y grandes y filosas piedras se ensañaban con los neumáticos. La Puna comenzaba a afectar a algunos.
Poco a poco nos adentrábamos en ese enorme anfiteatro rodeados de lava volcánica desprendida en pretéritos tiempos por esos monstruos dormidos, dragones de la tierra.
Hoy parecen pacíficos ancianos en ronda de Consejo, pero no quiero imaginar su bravura en tiempos de sus explosiones guerreras juveniles.
Hoy nos dejan visitarlos mansamente, aunque no debemos minimizar riesgos. No nos podemos permitir un momento de distracción en el manejo. Debemos estar atentos siempre a las señales de tormenta. Una nevada inoportuna nos puede poner un cepo blanco, blando pero invencible que nos haría pasar un muy mal rato (por decirlo suavemente).
Mientras tanto disfrutábamos intensamente el momento, llenando retinas y memorias digitales con aquellas imágenes.
Es la primera vez que lo fotografiamos y, a decir verdad, en aquel momento no sabíamos que era el.
Se acercaba la hora de la comunicación.
Hallamos una pequeña altiplanicie donde detenernos a descansar y bajar con el teléfono satelital para una mejor recepción.
Los muchachos no dudaron en hacer conexión entre cielo y tierra y allí, tendidos de espaldas en el suelo con sus brazos abiertos, entraron en éxtasis.
¡Qué sensaciones!!
¿Cómo podemos transmitir esto a nuestros seres queridos? era la pregunta que nos repetíamos. Para llegar a la inexorable conclusión que "transmitir aquello es imposible", no hay foto, ni video ni relato que provoque las sensaciones que nos produjo aquel entorno.
No hay remedio. Tendremos que traer a nuestros seres queridos a la montaña para que puedan sentir ellos lo que hoy sentimos nosotros!!
- Son las doce, llamemos al otro grupo.
Con Javier en las camionetas no nos pudimos comunicar.
Finalmente logré contacto con Santiago que en el grupo de las cinco motos precedían a PAI con Javi en la Defender y a Carlos y Fernando en la Toyota Hilux.
Santiago me comenta que el tema se les está complicando. Han podido avanzar muy poco, la quebrada se estrechó y deberían tener que trabajar bastante para que las chatas puedan continuar avanzando.
Le explico que nuestro intento fué exitoso y ya hemos penetrado mucho en territorio volcánico, hallándonos en ese instante a tan solo 20Km en línea recta del Ojos del Salado (lo que no le dije era que había dos cordones de mas de 5500m entre nosotros y el Ojos).
Les pedí entonces que abandonaran aquel intento y que los esperábamos en tales coordenadas.
Nos quedaban tres horas y media de espera hasta que arribaran nuestros compañeros que dedicamos, en principio, al descanso y la contemplación.
Nélson, que se salía de la vaina por continuar explorando, pidió permiso al grupo para hacerse una tiradita en línea recta al Ojos.
Le explico que por ese rumbo deberá, indefectiblemente, cruzar esos dos filos de 5.500metros con dos valles intermedios.
- Llegaremos hasta donde la montaña nos permita. Fue su respuesta.
Y allí partieron, en la Ford Ranger. El con Tommy y Osvaldo en la función de navegantes, copilotos, exploradores pedestres de avanzada, corre-piedras y ayudantes de campo. ¡Qué equipo!!
Al rato vemos como un minúsculo e insignificante puntito gris, batalla por subir aquella escarpada pendiente... y lo va logrando... de punta, de frente directo a la cima del filo!!
Luego de una hora y media de meditación y espera, ya las hormigas interiores me tenían inquieto y logro convencer a Gregorio, Mauricio y Gusi de hacer una exploratoria.
Sabía, y había marcado un track en el GPS, que justo entre el volcán El Fraile y el Incahuasi, en la parte más baja estaba el HITO limítrofe del antiguo Paso de las Lozas identificado como XV-12
El Paso de las Lozas se encuentra a 5.105 metros de altura y solo fue usado alguna vez por arrieros en mula ya que muy cerca se encuentra el Paso de San Francisco 350 metros mas bajo.
Convencidos entonces, desandamos parte del camino y apuntamos al HITO XV-12.
Por supuesto que no hay camino ni huella y aquella especie de suave valle que se veía en la fotografía satelital resultó estar cruzado por varios escoriales que bajan de los volcanes, de filosa lava negra y grandes hoquedades.
El Incahuasi y el Fraile cada vez más grandes en los visores de las cámaras ya no entraban en una sola foto, ni con gran angular.
No fue facil aquél tránsito y, a decir verdad nos faltaba tiempo. Eran tan solo 10 Km los que nos separaban originalmente del hito. Ya había pasado una hora y apenas habíamos recorrido la mitad de ese trayecto. A ese ritmo necesitaríamos 4 horas para ir y volver!!!
Las voces de nuestros amigos PAI, Javi, Carlos y Fernando (los que andaban con Néstor y su banda de motociclistas), en las radios VHF nos terminaron de convencer, con su cercanía, que deberíamos abandonar aquel intento.
Regresamos raudamente al lugar del encuentro (insumimos tan solo media hora para ello) y, nuevamente sentados a esperar a las dos chatas y cinco motos.
Estábamos en comunicación radial. Estaban cerca pero no aparecían. Se habían plantado frente a una bajada infernal y aparentemente no se animaban a tirarse.
Finalmente hallaron otra via menos peligrosa y continuaron su avance. Eran mas de las cuatro de la tarde cuando vemos aparecer las camionetas de PAI y Carlos.
Unos minutos más tarde arriba raudamente Néstor Queralt (lider de la jauría de motos y con extensa experiencia en estas lides) montado en su Kawa verde manzana.
No trae buenas noticias.
Aparentemente, en la "bajada infernal" el "Tordo"consiguió que la rueda tasera de su moto fuera más rápido que la delantera y lograse pasar por sobre su cabeza con el consiguiente porrazo.
El golpe provocó la rotura de la tapa del embrague asi que espera auxilio, consistente en poxilina, un poco de aceite y alguien que lo apantalle.
En el interín arriban al lugar del encuentro MUG (Eduardo Bollini, recibido de bípedo) y el Gran Santi (Santiago Larroquete)
Conseguida la poxilina y el aceite (gracias Carlos), nos dividimos y mientras con Mauricio y Gregorio vamos a auxiliar a Jorge Pisano (alias Tordo) que nos esperaba con Cristian Romero, el resto de las chatas y motos parten a reunirse con Nélson que venía bajando de su "exploratoria" con la Exlorer despues de haber llegado a los 5535m en el primer filo y teniendo por delante un valle, el Volcán Medusa y, más atrás el imponente Ojos del Salado con sus 15 cumbres.
Ellos tenían ahora como misión hallar un buen sitio para acampar pues quedaba poco tiempo de luz y prontamente las sombras y el intenso frio de alta montaña se apoderaría del ambiente.
Mauricio colaboró en la reparación de la tapa del embrague de la moto del Tordo y, una vez fraguada la poxilina, agregamos aceite y, en marcha nuevamente.
Allí el Tordo confiesa que su mano tambien sufrió el trauma y vemos como, dos dedos de la mano derecha. "se le van de garufa". Intentamos vendarlos pero se niega terminantemente.
A buen ritmo nos dirigimos al encuentro de la avanzada. Aparentemente ellos ya han hallado el lugar ideal para acampar y Nelson nos espera a mitad de camino para indicarnos cómo llegar.
Otra profunda bajada al cauce de un arroyo seco hace que debamos tragar saliva y apretar los dientes antes de tirarnos.
El Tordo, con la experiencia previa lo medita un rato pero al final se tira.
El campamento ya está a medio armar cuando arribamos.
Un lugar muy bueno, con piso de arena y protegido del viento.
El único inconveniente es que está sobre el lecho seco de un río transitorio y, más arriba, hacia las cumbres vemos unas amenazadoras nubes de lluvia.
¿Desarmaremos las carpas y abandonaremos este mullido lecho de arena para tirarnos sobre las piedras lejos de la trayectoria ideal del agua de lluvia que bajará presurosa buscando cotas de menor nivel?
¿O correremos el riesgo?
Por lo actitud de todos veo que CORREREMOS EL RIESGO de ser arrastrados por la riada mientras dormimos!!
Terminadas de armar las carpas de los que llegamos últimos, solo unas sopas calientes para combatir el intenso frío que ya bajó y, a las carpas.
Mañana será otro día.
Las noches de carpa en la montaña son largas, tediosas, incómodas, interminables.
Generalmente el frío nos corre hacia las carpas a mas tardar a las 9 de la noche. No hay fogón ni posiblidad de hacerlo a no ser que acarremos leña desde abajo. Mas arriba de 3500 metros no crece practicamente ninguna planta con tronco y si así lo hiciera sería un sacrilegio ecológico cortarla para quemarla en un fogón.
Entrar en la carpa y en la bolsa de dormir requiere tanta energía y oxigeno que nos deja Knock Out por los próximos 45 minutos con respiración agitada y en algunos casos con el primer dolor de cabeza presagio de una mala noche.
Ese primer campamento fue hecho en el lugar mas bajo que encontramos. Sin embargo sus 4,350 metros sobre el nivel del mar no eran lo indicado para quien viene de los cero metros de la Ciudad de Buenos Aires.
Aclimatación nula.
Pero bueno, es lo que hay. Apechuguemos.