NAZARENO
Cuesta Azul, Poscaya y Llulluchayoc
~
SALTA - Argentina


Foto: Eduardo Cinicola
Regresando a Nazareno, volvemos a dejar el río en las profundidades...

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El intentar comprender la diferente forma de pensar, de vivir y de valorar, de los nativos, nos mantuvo entretenidos por la radio en nuestro regreso hasta que llegamos a la bifurcación en donde otra huella se desprendía, al norte ahora, rumbo a Poscaya y... ¿más allá?

  • ¿Tenemos tiempo? ¿Vamos a investigar?
  • No, pero si.
  • ¿Cómo...?
  • Que no tenemos tiempo pero que igual vamos a investigar. ¡ No nos vamos a quedar con la intriga !

Y allí nos metimos a conocer ahora aguas arriba del Nazareno, rumbo a sus nacientes.

La huellita arrancó como 200 o 300 metros más arriba que el lecho del río, pero este hacia el norte ascendía con una pronunciada pendiente.

En Poscaya, pequeña "comunidad" de pocas casas, descubrimos que el camino no terminaba ¡!

Buscando hallamos una huella que desciende, en pronunciada pendiente, a un tributario del Nazareno, para remontar nuevamente luego de vadearlo.

Cruzamos una tranquera metálica, que abrimos y cerramos y continuamos, excitados, contentos. Parecía que habíamos hallado una vía de comunicación con Santa Victoria Oeste, sin necesidad de cruzar la Cordillera de Santa Victoria rumbo a Jujuy para tener que transponerla nuevamente más al norte con rumbo al naciente en busca de SVO, en un viaje de más de diez horas de duración.

La precaria huella tiene signos de haber sido abierta hace poco tiempo.

Avanzamos por unos cuantos miles de metros hasta que, en el fondo de una horquilla, nos anoticiamos que un cauce temporario se llevó 20 metros de la cornisa, dejando un hueco imposible de salvar.

Quizás con mucho empeño y varias horas de trabajo podríamos haber reparado ese tramo, pero veíamos que mas adelante la huella tallada en la ladera desaparecía.

Qué lástima, no faltarían más de 5000 metros hasta la divisoria de aguas (Mono Abra) en donde nace, hacia el sur el Río Nazareno y hacia el Norte un tributario del Santa Victoria por cuyo valle seguramente habría posibilidades de llegar a la otra capital departamental.

Era tardísimo, como conté de un sábado y 2.000 kilómetros seguían separándonos de nuestras casas (por supuesto no todos de recto asfalto).


 


Foto: Carlos Lucchini
Vuelta a ver verde en las cercanías de la comunidad


Foto: Eduardo Cinícola
En Nazareno, paramos a reponer energía y líquidos...


Foto: Eduardo Cinícola
Se acercó en cuanto vió las salchichas y los caramelos...


Foto: Carlos Lucchini
Deliberando acerca de cómo continuar...


Foto: Carlos Lucchini
Fiesta religiosa en Nazareno.


Foto: Carlos Lucchini
Caravana en marcha.


Foto: Carlos Lucchini
Remontando el río Nazareno hacia sus nacientes en Mono Abra.


Foto: Flavio Yarade
Al principio el camino en buen estado.


Foto: Flavio Yarade
Luego comienza a tomar mucha altura. El Nazareno se pierde en las profundidades.


Foto: Carlos Lucchini
Así llegamos a Poscaya


Foto: Carlos Lucchini
Pasarela peatonal


Foto: Carlos Lucchini
Bajamos al lecho de un tributario del río Nazareno.


Foto: Flavio Yarade
Circulamos un tramo por su lecho.


Foto: Flavio Yarade
Volvemos a subir a la cornisa.


Foto: Eduardo Cinícola
Es de un suelo barroso seco, apenas calzado con unas piedras.


Foto: Carlos Lucchini
Llegamos al final.
Una gran grieta (que nadie fotografió) nos detuvo definitivamente.
Debíamos seguir hacia allá, pero se dificultaba el hacerlo a campo traviesa...


Foto: Flavio Yarade
Regresamos, era sábado. Eran las cuatro de la tarde y estábamos muy lejos de casa.


Foto: Flavio Yarade
Última "rareza" de la zona.
Una laguna perfectamente circular, colgada de la ladera de la montaña.


Foto: Flavio Yarade
Una vicuñita nos despide.


Creo que nuestro fanatismo exploratorio nos nubla la conciencia, porque, como si aquello fuese poco, luego de salir de allí, transponiendo nuevamente las dos abras, la del Cerro Fundición y la del Cóndor, seguimos hacia el sur por huellas apenas marcadas hasta que, a la altura de Llulluchayoc, hallamos la manera (ahora por fuera de camino) de subirnos nuevamente al filo de la Cordillera de Santa Victoria.

Pretendíamos llegar por allí a 5.000 metros de altura hasta Iturbe, para tomar a esa latitud la RN9 rumbo a Baires.

El sol se estaba yendo. Fuerzas encontradas luchaban en nuestros cerebros, seguir o abortar. Hasta que una voz grave dice por la radio. Muchachos yo el lunes tengo que ir a "laburar" si o sí. Si no, me echan del trabajo.

A Denis y a Flavio los tuvimos que agarrar de los tiradores, pues ya se perdían entre las nubes del atardecer que coronaban las cimas por las que nos desplazábamos.

Otro desafío más que quedará para futuras expediciones!!

El último dato que también trajimos de aquella excursión es que más allá de Cuesta Azul, con rumbo sur se llega, a lomo de mula, a la comunidad aborigen de Rodeo Colorado.

- Ellos son mucho más cerrados que nosotros y no quieren saber absolutamente nada con visitantes ni turistas. Nos dijeron los "activistas" de Cuesta Azul.

Finalmente: Si bien nosotros fuimos en cinco camionetas "equipadas para la guerra", es bueno aclarar que no es absolutamente necesario contar con ese tipo de vehículo para conocer Nazareno. Es una excursión de tipo familiar para quien tenga experiencia de manejo en montaña.

Lo que nos queda la duda es si debemos incentivarlos para que vayan y conozcan sus bellezas o si debemos desanimarlos para que no perturben la forma de vida de los nativos, según sus manifiestos deseos.

Decidan ustedes, pero si van, les pedimos que sean más respetuosos de lo desubicados que fuimos nosotros...
 


Foto: Carlos Lucchini
Emprendimos camino de regreso desde Poscaya.
Desandamos los 55Km de la RP 145-S cruzando nuevamente el Abra del Cerro Fundición hasta el Abra de Cóndor
para reingresar a Jujuy.


Foto: Alejandro Danzi
En un momento, y sin que nadie lo sospechase, apareció una picada y
¡ Un barril de cerveza helada !!.


Foto: Alejandro Danzi
No quiero pensar que estos dos sujetos hayan tenido nada que ver con el acontecimiento...

El tema es que luego de eso, tomamos coraje y nos dirigimos con rumbo sur por el pié de la Sierra de Santa Victoria.


Foto: Flavio Yarade
Hasta llegar al pueblito de Llulluchayoc.


Foto: Flavio Yarade
Allí conseguimos subir nuevamente al filo de la cordillera.
Abajo quedó Llulluchayoc.


Foto: Flavio Yarade
Arriba nos esperaban las nubes.


Foto: Flavio Yarade
Nubes bajas (4500metros) acá.
Y nubes de lluvia más allá.


Foto: Flavio Yarade
Unos exploramos hacia el norte...


Foto: Flavio Yarade
Y otros hacia el sur...


Foto: Carlos Lucchini
Flavio y Denis desaparecieron engullidos por una nube.


Foto: Carlos Lucchini
Se acababa ese intenso día, nos quedaban poco más de 24Hs para llegar a casa.
Llegó la orden de regresar y allá vuelven, con todas sus luces encendidas, como el ovni de "encuentros cercanos"...


Foto: Carlos Lucchini
Con mucha tristeza nos despedimos de aquellas montañas,
prometiendo que íbamos a regresar, cosa que hicimos diez meses más tarde.


F i n


  Esta aventura comenzó acá...

           
EDUARDO CINICOLA
Noviembre de 2008            



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