El intentar comprender la diferente forma de pensar, de vivir y de valorar, de los nativos, nos mantuvo entretenidos por la radio en nuestro regreso hasta que llegamos a la bifurcación en donde otra huella se desprendía, al norte ahora, rumbo a Poscaya y... ¿más allá?
- ¿Tenemos tiempo? ¿Vamos a investigar?
- No, pero si.
- ¿Cómo...?
- Que no tenemos tiempo pero que igual vamos a investigar. ¡ No nos vamos a quedar con la intriga !
Y allí nos metimos a conocer ahora aguas arriba del Nazareno, rumbo a sus nacientes.
La huellita arrancó como 200 o 300 metros más arriba que el lecho del río, pero este hacia el norte ascendía con una pronunciada pendiente.
En Poscaya, pequeña "comunidad" de pocas casas, descubrimos que el camino no terminaba ¡!
Buscando hallamos una huella que desciende, en pronunciada pendiente, a un tributario del Nazareno, para remontar nuevamente luego de vadearlo.
Cruzamos una tranquera metálica, que abrimos y cerramos y continuamos, excitados, contentos. Parecía que habíamos hallado una vía de comunicación con Santa Victoria Oeste, sin necesidad de cruzar la Cordillera de Santa Victoria rumbo a Jujuy para tener que transponerla nuevamente más al norte con rumbo al naciente en busca de SVO, en un viaje de más de diez horas de duración.
La precaria huella tiene signos de haber sido abierta hace poco tiempo.
Avanzamos por unos cuantos miles de metros hasta que, en el fondo de una horquilla, nos anoticiamos que un cauce temporario se llevó 20 metros de la cornisa, dejando un hueco imposible de salvar.
Quizás con mucho empeño y varias horas de trabajo podríamos haber reparado ese tramo, pero veíamos que mas adelante la huella tallada en la ladera desaparecía.
Qué lástima, no faltarían más de 5000 metros hasta la divisoria de aguas (Mono Abra) en donde nace, hacia el sur el Río Nazareno y hacia el Norte un tributario del Santa Victoria por cuyo valle seguramente habría posibilidades de llegar a la otra capital departamental.
Era tardísimo, como conté de un sábado y 2.000 kilómetros seguían separándonos de nuestras casas (por supuesto no todos de recto asfalto).