BOLIVIA:
Escalando volcanes en 4x4

"Día 2"

Para fotos tamaños grande intente acá          

FOTO: Pablo Pexa

MUSICA de FONDO:


Mapa de la zona tomado de ViajerosMapas.com


El Lunes no presagiaba muchas sorpresas ya que para la mañana habíamos planeado un poco de "Turismo convencional" para no irnos de Tupiza sin conocer sus lugares de interés, sin embargo, fue un día largo y "con sorpresas".

Salimos a buscar el encuentro del Río San Juan de Oros con el Tupiza, donde se llega luego de atravesar el "tunel de las ventanas". Allí hay un mirador desde donde tuvimos oportunidad de fotografiar un tren carguero cruzando el puente metálico sobre el San Juan de Oros, antes que éste reciba las aguas del Tupiza.

Buscamos, hallamos y fotografiamos el "Cañón del Inca" el "Valle de los Machos" y la "Puerta del Diablo".

Completamos combustible, con la ingrata sorpresa que los vehículos con patente extranjera pagan el doble de su valor, (igualmente costó casi como en Argentina) y, ya saliendo de Tupiza, pasamos casi sin darnos cuenta por la Quebrada de Palala para tomar rumbo Oeste neto, hacia la "mancha blanca" de los mapas.

El último punto referenciado por el que pasamos fue el "El Sillar"; un hermoso lugar por donde la huella circula en el filo agudo que une dos montañas, teniendo oportunidad de apreciar profundos precipicios con espectaculares formaciones a ambos lados del camino.

Siendo casi las dos de la tarde, aprovechamos el lugar para bajar mesita, sillitas y algo para "picar" mientras disfrutábamos de ese superlativo paisaje.

Poco más adelante la traza que teníamos "dibujada" en los GPSs se transformaba en "X" (no tan "impredecible" como una "XX", digamos que era una huella que debía pasar cerca de allí, pero "sin confirmar").

Seguimos avanzando gran parte de la tarde hacia el Oeste, metiéndonos en algunas huellas mineras, vadeando unos cuantos arroyos, por una altiplanicie cruzada por una serie de suaves cadenas montañosas.

Repentinamente, poco antes de las cinco de la tarde, un precario cartel en una bifurcación, nos anuncia que San Pablo de Lípez está allí no más, a tan solo 16 Km hacia el sudoeste.

Mmmmm.... Pienso: Es muy temprano para llegar a destino. Esta huella que acorta camino no estaba en los planes.

Algunos, ante la proximidad del destino, ya estaban saboreando imaginariamente alguna comida caliente preparada en el pueblo. Otros imaginaban que hallaríamos algún lugar donde nos diesen alojamiento y no tener que dormir en las chatas o en carpa...

¿Quién quiere ir "ya" para San Pablo de Lípez? Pregunto, sondeando el ambiente.

Denis (para no jugarse) se apresura a decir que a el "le dá lo mismo".

Vamos a votación.

Hecho el recuento quedamos 4 a 4.

Cuatro querían ir derecho a Lípez mientras que otros cuatro proponíamos dar una vuelta exploratoria más larga, pasando posiblemente por San Vicente y Cerrillos, minúsculo pueblito donde sabía que había una bonita capilla de adobe.

- Sonaste Denis. Tenés que desempatar ¡!!

Colorado como un tomate (porque no quería generarse enemistades) vota por la "vuelta larga".

Por supuesto que todos aceptaron finalmente de buen grado el recorrido votado. Despues de todo circulábamos sin destino fijo y, fundamentalmente, sin horarios.

El camino/huella, se puso lindo y allá íbamos disfrutando de ese ambiente agradable mientras el sol buscaba esconderse tras las montañas.

Nos acercábamos a la "XX-67", vamos por buen camino!!

Con los últimos rayos de luz llegamos a Cerrillos. Pudimos fotografiar la pintoresca capillita y averiguar que, desde allí, había tres formas de ir a San Pablo de Lípez.

Una era por donde habíamos llegado.

Otra, recto hacia el sur, por una huella que ya no se veía por lo que nos recomendaron que no la tomáramos sumado a que tenía muchos desvíos y nos íbamos a perder.

Yo había dibujado parte de ella en los mapas, pero me pareció un camino muy "directo". Buscaba algo con un poco más de "aventura".

La tercera nos llevaría preferentemente a San Antonio de Lípez (para ir a San Pablo debíamos hallar un desvío no demarcado en la obscuridad de la noche).

Veremos, veremos...


 


Cuando salimos de Cerrillos estaba completamente obscuro.

Circulábamos hacia el Oeste por una huella poco pisada, cercana a la "XX-67" que nos llevaba a otra que, merced a la alta definición de Google yo había dibujado como "R" por "regular" (habíamos descartado definitivamente unas huellas que había relevado Pexa, que estaban abandonadas y cortadas por numerosos cursos de agua, esas eran para hacer de día y con más tiempo).

Pasamos unos arenales que, afortunadamente, no nos trajeron dificultades y ya montados sobre la "R" llegamos a un punto que yo había marcado como "cruce múltiple".

Denis y Ale, que iban haciendo punta, tomaron hacia el Oeste, donde la huella estaba más marcada.

Desafortunadamente esa huella yo no la había relevado de Google, porque allí solo había fotografías de baja definición. Mi opción marcaba hacia el Sur, por una huella denominada "H-61" en ViajerosMapas. Esta se bifurcaba unos cuantos kilómetros y varios vados más adelante en dos ramas que conducían a San Pablo y a San Antonio de Lipez respectivamente. En realidad lo de San Antonio era totalmente teórico porque no habíamos podido hallar su ubicación exacta ni la traza de la huella que conducía a el, aunque seguramente al menos una huella debía haber, habida cuenta que con sus 130 habitantes es la capital del departamento.

La ubicación de San Antonio de Lipez la teníamos con una precisión de +/- 10Km, lo que en caminos de montaña es mucho decir, ya que puede estar de un lado u otro de un cerro.

Eran más de las ocho y media de la noche cuando discutimos un poco por la radio sobre que opción tomar; por la que habían encarado Denis con Ale y el Tape o por la "H-61".

La que habían tomado los muchachos era la más marcada, pero parecía que en lugar de dirigirse hacia el sudoeste (donde suponíamos que debía estar San Antonio de Lípez) tomaba hacia el norte.

De cualquier manera este no era un dato determinante ya que en la obscuridad no veíamos si tomaba hacia el norte para esquivar una cadena de montañas o porque iba para otro pueblo.

Finalmente la balanza se inclinó por "esa" huella más marcada.

Para disipar algo de dudas, mientras circulábamos, Pexa abre la laptop donde había cargado las imágenes satelitales de la zona.

Si bien no estaban en alta definición, podíamos ver como nos estábamos internando en un laberinto de montañas y quebradas, lo que aumentaba aún más la incertidumbre.

Subíamos y bajábamos en la obscuridad a más de vadear varios cursos de agua.

La huella era muy angosta, justo para las dos ruedas de una camioneta.

Íbamos charlando con Pexa, cuando escucho por la radio algo acerca de que Denis, que estaba manejando la chata de Ale, había tenido que poner el bloqueo por una grieta o algo así.

El camino ondulaba y por momentos desaparecía bajo el capot de la camioneta y había que "estirar el cogote" para intuir por donde seguía.

Pexa estaba arrodillado sobre su asiento, mirando para atrás, buscando no se que cosa, cuando escucho por la radio "cuidado con la grieta", seguido por un golpe y un tremendo sacudón que sentaron a Pexa sobre el torpedo.

Habíamos metido, en la obscuridad, la rueda delantera derecha en una profunda grieta y nos detuvo el golpe del paragolpes de la cherokee contra el borde de salida de ella.

Cuando Pablo abrió su puerta e intentó bajar, desapareció en las negras profundidades, quedando colgado del zocalo de la camioneta. De su lado estaba el precipicio ¡!

Alfredo, que iba solo unos quince metros adelante y fue quien intentó prevenirnos, no podía pasar hacia atrás de mi chata para enganchar la eslinga de rescate. Lo angosto del camino lo impedía.

Finalmente, pisando la rueda delantera izquierda de la chero y con la otra rueda contra la pared pudo pasar y lograr ubicación para sacarnos.

Solo cuando vi la fotografía tomada con flash tomé verdadera dimensión de lo cerca que estuvimos de caer desbarrancados.

A partir de allí, comenzamos a prestar más atención al camino y menos bola a la pantalla de la laptop y a la charla.

Media hora más adelante veo, en la lejanía e iluminada por las luces de Jorge y Ale, una fantasmagórica capilla. Debía ser el pequeño poblado de Río San Pablo.

De allí la huella tuerce definitivamente al Sur.
Transita ahora por un terreno más plano, solo cortado por algunos cauces secos.

Serían cerca de las once de la noche y seguíamos en la huella.

Cuando nos faltaban 10Km para llegar a San Antonio de Lípez... Llegamos... ¿?
Era cierto, lo teníamos georeferenciado con un error de 10Km.

Pequeño caserío de adobe totalmente a obscuras.
Tuvimos la gran suerte que la primer casa del pueblo es, justamente, un alojamiento para viajeros.
Justo tenían 9 camas libres. Falló la calefacción y el agua caliente para el baño. Pero en un ambiente propicio pudimos preparar nuestras sopitas instantáneas para irnos a dormir con el estómago caliente.


 


 
 
 
Las   F O T O S


Foto: Pablo Pexa
El túnel de las ventanas.


FOTO: Alejandro Danzi
El ferrocarril boliviano cruzando sobre el Río San Juan de Oros


FOTO: Alejandro Danzi
Extraña formación.


FOTO: Alejandro Danzi
El valle de los machos


FOTO: Alejandro Danzi
El "Portal del Diablo"


Foto: Eduardo Cinícola
El "Portal del Diablo"


Foto: Eduardo Cinícola
El "Sillar".
El camino pasa sobre un filo entre dos precipicios.


Foto: Eduardo Cinícola
La caravana se detiene.


Foto: Eduardo Cinícola
Precipicio de un lado


Foto: Eduardo Cinícola
Precipicio del otro


FOTO: Alejandro Danzi
En el medio, mesitas y pic-nic.


Foto: Eduardo Cinícola
Gigantescas y singulares formaciones de barro.


Foto: Pablo Pexa
Iluminadas extrañamente por el sol


Foto: Pablo Pexa
El camino está bastante cuidado en este tramo


Foto: Pablo Pexa
Y continúa subiendo...


Foto: Pablo Pexa
Hasta que llegamos al cielo


Foto: Eduardo Cinícola
Huellas que parten en todas direcciones nos confunden...


Foto: Pablo Pexa
Más adelante el camino desmejora.


Foto: Eduardo Cinícola
Persiguiendo camiones.


Foto: Pablo Pexa
Paisaje.


Foto: Eduardo Cinícola
Solo tenemos que cruzar esa otra cadena de montañas...


Foto: Pablo Pexa
Finalmente llegamos a Cerrillos y su pintoresca Capilla.


Foto: Eduardo Cinícola
Con el sol estirando las sombras, Denis recaba información.


Foto: Pablo Pexa
Con las últimas luces, nos vamos de Cerrillos por una precaria huella.


Foto: Pablo Pexa
Que por momentos desaparece.


Foto: Pablo Pexa
Ruinas a la vera de la huella.


Foto: Pablo Pexa
La grieta que nos quizo "tragar".
Poco faltó para que cayéramos al precipicio...


Foto: Eduardo Cinícola
Una fantasmal capilla iluminada por los faros de las chatas.
Es el minúsculo pueblito de Río San Pablo.


FOTO: Alejandro Danzi
Finalmente, en el refugio de San Antonio de Lípez
brindando por la buena fortuna del día que nos permitió llegar allí sanos y salvos.


CONCLUYE ASÍ LA SEGUNDA JORNADA DE ESTA TRAVESÍA.
PARA EL DIA SIGUIENTE DEBÍAMOS BUSCAR EL "PUEBLO HISTÓRICO"
Y, POR LA TARDE, LA LAGUNA CELESTE y la HUELLA QUE NOS CONDUZCA A QUETENA

  Esta aventura comenzó acá...     y...       Sigue acá...

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EDUARDO CINICOLA
Mayo de 2009