En unos kilómetros descendimos unos cientos de metros de las laderas del Vn Lípez o Nuevo Mundo hacia la depresión donde se ha formado la Laguna Morijón.
Frente a los parabrisas el Nevado de Sonequera, que es un volcán apagado, llenaba los visores de las cámaras con su copete de nieve eterna y sus 5.902metros de altura.
Eran ya las dos de la tarde así que hubo coincidencia de pareceres para detenernos a comer algo en el McDonalds de la laguna.
Como este se hallaba cerrado por reformas, así como tambien el Burger King, recurrimos nuevamente a salamines varios, quesos varios, atunes, anchoas, berberechos, patés, papas fritas, tostaditas, galletitas... y todo lo que estuviese a tiro. De beber: NADA, todo bien salado y sin bebida. Para hacerse un travesista de estirpe.
Bueno, todo duró hasta que apareció alguien con unas latas de cerveza helada...
El destino que nos habíamos fijado para el fin de ese dia era Quetena, si Quetena, esa que no sabíamos bien dónde quedaba. Nos ilusionábamos con que íbamos a conseguir combustible, cama y comida caliente.
- ¿Y la Laguna Celeste? Mirá que me dijeron que es imperdible, está al pié del Volcán Uturuncu, el de los dos cráteres....
- ¿Otra vez con la Laguna Celeste? Si, claro que vamos a ir, si encontramos cómo...
Al rato lo comenzamos a ver.
Si, tiene una silueta cautivante,
Es un hermosísimo volcán con dos conos. Es el Uturuncu, el monarca y único seismil de la región. Para hallarle un contrincante debemos ir 260Km al Sur por el Socompa de 6.031m o 140Km al Oeste, en Chile por el San Pedro de 6.159m.
Nuestro mapa nos dice que el Uturuncu tiene 6.004m de altura.
Allá íbamos fotografiando al Uturuncu, bellamente iluminado
Denis, a quien no se le escapa un detalle, fue el que nos avisó que acabábamos de pasar una muy desdibujada huella que salía hacia la izquierda, posiblemente hacia la laguna Celeste ¡!
Las ruedas chirriaron en el ripio ante la violenta detención.
Vayamos a la laguna porque si no alguien muere...
- Ché, ¿vos estás seguro que por acá vamos a la Laguna Celeste?
- No, imposible saberlo, es un lance.
- Bueno, pongámosnos un límite horario, si a las seis no aparece la laguna volvemos a buscar donde c..ornos queda Quetena, que necesitamos cama y comida... ¿Hecho?
- ¡Hecho!
La huellita se puso linda. Serruchada pero linda. Ibamos rodeando al Uturuncu por el Norte y noreste rumbo al Este. Por allí su hermano menor el San Antonio de 5315m nos obstruía un poco la vista, pero realmente ese ya no era el mejor perfil del Uturuncu, menos con el sol iluminádolo casi a contraluz.
Estábamos a punto de llegar al límite horario cuando divisamos una pequeña y obscura laguna entre nosotros y la falda del volcán. Por un momento nos ilusionamos con que podía ser la Laguna Celeste, pero no, realmente no era ni Celeste ni tan bonita como para justificar un desvío de casi una hora.
Disimuladamente (para que nadie se de cuenta que incumplimos nuestra propia palabra) seguimos camino, debíamos estar cerca... a no ser que estuviésemos muy, muy lejos...
Milagrosamente en una bifurcación de la huella hallamos el segundo cartel carretero de Bolivia. Estaba pintado a mano alzada sobre un trozo de madera y sostenido por una rama gruesa y decía, en letras naranja, "Laguna Celeste" y una flecha que señalaba a la derecha.
¡Bien, estuvimos acertados en meternos por esta huella!
Al poco rato la naturaleza nos dio aún más la razón, premiándonos con la vista de una hermosa laguna rodeada de una suave playa arenosa que se metía en ella formando una alargada península hasta donde llegamos con las chatas, cuidando de no auyentar a los flamencos.
Realmente era un disfrute.
Veníamos manejando por casi diez horas y la posibilidad de sentarnos en esas playas a saborear la paz que transmitían el agua mansa y el silencio solo interrumpido por algún lejano graznido de flamenco, fue un merecido premio.
Gastamos la laguna, el volcán y los flamencos de tantas fotos que les tomamos.
Cuando propongo que apuremos el regreso (eran mas de las 6 y media de la tarde) hacia el camino para ubicar a Quetena, Alfredo contra-propone que armemos campamento allí, para disfrutar plenamente el lugar, el campamento, la cena y el amanecer en esa preciosa laguna.
Fue aceptado por unanimidad,. Perdimos las reservas en Quetena ¿? pero valió la pena. Los travesistas somos así ¿viste?