BOLIVIA:
Escalando volcanes en 4x4

"Día 3"

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Foto: Pablo Pexa

MUSICA de FONDO:


Mapa de la zona tomado de ViajerosMapas.com


Madrugamos con un frío que congelaba las cañerías de aquella casona de adobe.

En el patio, que oficiaba de estacionamiento, abrigados hasta con pasamontañas, nos pusimos a charlar con un ruso que ostentaba su resistencia al frío vestido con una remerita de Lycra negra. Era pasajero, junto con su esposa cubana (a quien conoció cuando el régimen soviético lo destinó a Cuba), de una destartalada Land Cruiser naftera que conducía un guía boliviano junto a su esposa que oficiaba de cocinera del grupo.

En el techo de la Toyota, sobre un aparentemente endeble portaequipajes de aluminio, dos inmensos bidones plásticos con nafta de 60 litros cada uno, más el auxilio, la carpa y el equipaje daban aspecto de caracol a ese vehículo haciendo temer seriamente sobre su estabilidad y la posibilidad de que se convirtiese en una "antorcha autoportante".

Fue la primera de decenas de ellas que vimos luego, cuando llegamos unos días después al "circuito turístico" de las lagunas.

A las 9 y media y con los vidrios aún congelados partimos a buscar el "pueblo histórico".

Según nos habían narrado sucintamente los pobladores, en épocas de muy antigua data, vivían allí los "gentiles" (nombre que aparentemente daban a una raza o etnia de civilización superior), ellos explotaban las minas de oro y cobre del Cerro Lípez (Nuevo Mundo), que se halla hacia el sur a poca distancia con sus tres picos nevados. Aparte de su labor minera, estos "gentiles" tabajaban muy delicadamente la piedra, puliendola y facturando piezas de esmerado diseño artístico. Sus casas y templos también estaban construidos en piedra, no adobe.

Ocurió que en una ocasión la tierra tembló, el cerro se sacudió, muchas casas y galerías mineras se desmoronaron, y mucha gente murió. Aparentemente al día siguiente el fenómeno se repitió y, ante la supuesta furia de los dioses, los ancianos de la tribu decidieron trasladar el pueblo más abajo, a la actual locación.

Aquel otro fue abandonado definitivamente y nunca más nadie se animó a habitarlo.

A pocos kilómetros de salir de San Antonio divisamos unas construcciones de piedra a la vera de la huella, son pocas, pero al descender de los vehículos vemos más y más.

Allá abajo el arroyo responsable de que el sitio fuese elegido para población. El sería el encargado de brindarles agua pura, imprescindible para la vida, a sus habitantes.

Del otro lado mas recintos destechados.
Llaman la atención justamente esos techos (inexistentes) a dos aguas, así como un arco de medio punto en la puerta de una gran construcción rectangular que también tiene una hornacina en la pared interna de su contrafrente. Tiene todo el aspecto de una capilla de factura española. ¿Será cierto el tema este de los gentiles?

Mas allá gigantescas piedras de moler mineral en forma manual de "diseño nativo", denominados conanas.
Otro recinto rectangular, de mayores dimensiones que la "capilla" nos deja sin "argumentos". Bueno, disfrutamos de conocer ese "pueblo histórico", de hablar pavadas y enunciar teorías gratuitas y livianamente fundadas y, abandonando nuestro "perfil arqueológico", volvimos al camino.


 


Al poco tiempo debimos convertirnos en expertos en minas, para explicarnos mutuamente la razón, el cómo, el cuándo, quienes y el por qué, del enorme yacimiento minero abandonado que hallamos unos kilómetros más adelante.

Veíamos numerosas habitaciones para los mineros, de piedra y muy antigua factura, otras más de no tan antigua factura y otras cuantas más de bastante reciente factura, de adobe encalado con techos de zinc.

Un túnel principal inundado, con un esmerado portal de granito pulido, rematado con una placa sin inscripciones, metía más misterio al asunto.

Lo único que nuestros "investigadores" pudieron averiguar (sin romper ni violentar nada) es que allí se trabajó hasta el año 2.005 y eso debido a un almanaque que aún pendía de las paredes de lo que podía llamarse el comedor del personal jerárquico, que se hallaba abandonado pero en perfecto estado. Sus puertas estaban fuertemente cerradas con candado, pero los intactos vidrios de sus ventanas dejaban espiar que, cuatro años después, aún estaban sobre la mesada algunos utensillos de cocina, botellas de aceite, vinagre, platos y ollas y que de una de sus paredes colgaba aquel almanaque en el que había quedado marcado como último día, el 8 de octubre de 2.005.

¡Ocho de octubre! ¡Justo mi cumpleaños!! Y el de Ale Danzi ¡!, ¡Esto hay que celebrarlo!! (comamos algo).

Salimos, repusimos la barrera en su sitio y comenzábamos a tratar de dilucidar el misterio de la Laguna Celeste.
¿Estaría antes o después de Quetena?
¿Habría que salir a la derecha o a la izquierda?
¿Dónde quedaría Quetena?, locaciones había para elegir ya que de tres fuentes distintas habíamos encontrado tres locaciones diferentes, más al norte, más al sur o más al Oeste.
Para más debía haber dos Quetena, Quetena Chico y Quetena Grande ¿A dónde debíamos ir nosotros?

- ¿Y la Laguna Celeste? Mirá que me dijeron que es imperdible, está al pié del Volcán Uturuncu, el de los dos cráteres !

- Pará, pará, pará.... ¿Qué es esto?

- ¿Qué cosa? ¿Qué pasa?

Desde el camino de cornisa comenzamos a ver una, luego otra y otra construcción de piedra, Allí, a 4.700 metros de altura, en los pliegues de las laderas del Volcán Nuevo Mundo un extensísimo pueblo abandonado de edad indefinible. Creo que para llenarlo no alcanzarían todos los habitantes de la actual Pcia de Lípez Sud.

Nuevamente, como en la Mina, había casas construidas en distintas épocas. Lo notábamos por los materiales y las técnicas empleadas para su construcción.

Podríamos aventurar que las primeras construcciones fueron precolombinas. Luego se nota la llegada del español y su religión, erigiendo la capilla en lo que ahora sería el ingreso al gigantesco predio. También las casas comienzan a combinar piedras, adobe y tejas. Vemos además construcciones contemporáneas (de siglo pasado) adobe pintado con cal y techos de chapa de zinc.

Todo abandonado hace años. Los techos de las construcciones mas antiguas son inexistentes o están derruídos, las más modernas ya pierden el revoque de sus adobes.

La iglesia destechada, de gruesas paredes de piedra canteada y luego revocada con adobe, tiene insertos en su frente de adornos de granito finamente pulido, que dan la impresión de haber sido extraídos de otros templos ya que no condicen con el resto, ni por el material, ni por el estilo, ni por los motivos (geométricos y no religiosos) que representan.

La entrada al pueblo era un laberinto que no supimos resolver.

El tiempo nos apremiaba y nos fuimos de allí con mucha intriga en nuestras mentes (tendremos que buscar info en internet acerca de lo que sucedió acá).
 


En unos kilómetros descendimos unos cientos de metros de las laderas del Vn Lípez o Nuevo Mundo hacia la depresión donde se ha formado la Laguna Morijón.

Frente a los parabrisas el Nevado de Sonequera, que es un volcán apagado, llenaba los visores de las cámaras con su copete de nieve eterna y sus 5.902metros de altura.

Eran ya las dos de la tarde así que hubo coincidencia de pareceres para detenernos a comer algo en el McDonalds de la laguna.

Como este se hallaba cerrado por reformas, así como tambien el Burger King, recurrimos nuevamente a salamines varios, quesos varios, atunes, anchoas, berberechos, patés, papas fritas, tostaditas, galletitas... y todo lo que estuviese a tiro. De beber: NADA, todo bien salado y sin bebida. Para hacerse un travesista de estirpe.

Bueno, todo duró hasta que apareció alguien con unas latas de cerveza helada...

El destino que nos habíamos fijado para el fin de ese dia era Quetena, si Quetena, esa que no sabíamos bien dónde quedaba. Nos ilusionábamos con que íbamos a conseguir combustible, cama y comida caliente.

- ¿Y la Laguna Celeste? Mirá que me dijeron que es imperdible, está al pié del Volcán Uturuncu, el de los dos cráteres....

- ¿Otra vez con la Laguna Celeste? Si, claro que vamos a ir, si encontramos cómo...

Al rato lo comenzamos a ver.

Si, tiene una silueta cautivante,

Es un hermosísimo volcán con dos conos. Es el Uturuncu, el monarca y único seismil de la región. Para hallarle un contrincante debemos ir 260Km al Sur por el Socompa de 6.031m o 140Km al Oeste, en Chile por el San Pedro de 6.159m.

Nuestro mapa nos dice que el Uturuncu tiene 6.004m de altura.

Allá íbamos fotografiando al Uturuncu, bellamente iluminado

Denis, a quien no se le escapa un detalle, fue el que nos avisó que acabábamos de pasar una muy desdibujada huella que salía hacia la izquierda, posiblemente hacia la laguna Celeste ¡!

Las ruedas chirriaron en el ripio ante la violenta detención.

Vayamos a la laguna porque si no alguien muere...

- Ché, ¿vos estás seguro que por acá vamos a la Laguna Celeste?

- No, imposible saberlo, es un lance.

- Bueno, pongámosnos un límite horario, si a las seis no aparece la laguna volvemos a buscar donde c..ornos queda Quetena, que necesitamos cama y comida... ¿Hecho?

- ¡Hecho!

La huellita se puso linda. Serruchada pero linda. Ibamos rodeando al Uturuncu por el Norte y noreste rumbo al Este. Por allí su hermano menor el San Antonio de 5315m nos obstruía un poco la vista, pero realmente ese ya no era el mejor perfil del Uturuncu, menos con el sol iluminádolo casi a contraluz.

Estábamos a punto de llegar al límite horario cuando divisamos una pequeña y obscura laguna entre nosotros y la falda del volcán. Por un momento nos ilusionamos con que podía ser la Laguna Celeste, pero no, realmente no era ni Celeste ni tan bonita como para justificar un desvío de casi una hora.

Disimuladamente (para que nadie se de cuenta que incumplimos nuestra propia palabra) seguimos camino, debíamos estar cerca... a no ser que estuviésemos muy, muy lejos...

Milagrosamente en una bifurcación de la huella hallamos el segundo cartel carretero de Bolivia. Estaba pintado a mano alzada sobre un trozo de madera y sostenido por una rama gruesa y decía, en letras naranja, "Laguna Celeste" y una flecha que señalaba a la derecha.

¡Bien, estuvimos acertados en meternos por esta huella!

Al poco rato la naturaleza nos dio aún más la razón, premiándonos con la vista de una hermosa laguna rodeada de una suave playa arenosa que se metía en ella formando una alargada península hasta donde llegamos con las chatas, cuidando de no auyentar a los flamencos.

Realmente era un disfrute.

Veníamos manejando por casi diez horas y la posibilidad de sentarnos en esas playas a saborear la paz que transmitían el agua mansa y el silencio solo interrumpido por algún lejano graznido de flamenco, fue un merecido premio.

Gastamos la laguna, el volcán y los flamencos de tantas fotos que les tomamos.

Cuando propongo que apuremos el regreso (eran mas de las 6 y media de la tarde) hacia el camino para ubicar a Quetena, Alfredo contra-propone que armemos campamento allí, para disfrutar plenamente el lugar, el campamento, la cena y el amanecer en esa preciosa laguna.

Fue aceptado por unanimidad,. Perdimos las reservas en Quetena ¿? pero valió la pena. Los travesistas somos así ¿viste?
 


 
 
 
Las   F O T O S


Foto: Eduardo Cinícola
Las tres cumbres de 5.900 metros del Vn Lípez o "Nuevo Mundo", parecen suaves colinas desde los 4700msnm en que nos hallamos
A un costado las primeras construcciones de lo que supusimos era el "Pueblo Histórico".


Foto: Eduardo Cinícola
No obstante, la nieve corona sus testas.


Foto: Eduardo Cinícola
Del otro lado del arroyo un gran recinto, ¿Será una capilla?


FOTO: Alejandro Danzi
La cerámica de distinta calidad y estilos, nos habla de muchas generaciones de ocupación.


FOTO: Alejandro Danzi
Los techos a dos aguas, de influencia española...


Foto: Eduardo Cinícola
Morteros colectivos para molienda de mineral... ¿Oro?


Foto: Eduardo Cinícola
Más adelante una barrera y una bocamina...


Foto: Eduardo Cinícola
Numerosas casas/habitaciones para los antiguos mineros


FOTO: Alejandro Danzi
Una bocamina inquietante.
Una importante placa que no dice nada...


FOTO: Alejandro Danzi
Detrás de las camionetas, habitaciones más modernas.


FOTO: Alejandro Danzi
A las once de la mañana el arroyo permanece congelado.


Foto: Eduardo Cinícola
Mas viviendas de mineros abandonadas.


Foto: Eduardo Cinícola
Y otras más modernas.


Foto: Pablo Pexa
Al pié del Lípez, pero del otro lado, otra gran población abandonada.
Con casas de piedra y de adobe.


Foto: Pablo Pexa
Se extiende sobre una gran superficie.


Foto: Eduardo Cinícola
Casas de piedra con puertas de arco de medio punto?


Foto: Eduardo Cinícola
¿Casas de adobe encalado?
¿Bocaminas?


Foto: Pablo Pexa
El Padre Garione nos dá su bendición.


Foto: Pablo Pexa
Ese extraño y antiguo poblado se encontraba a la sorprendente altura de 4.690msnm
Debe haber sido una de las poblaciones más altas del mundo.


Foto: Eduardo Cinícola
Bajamos a la laguna Morijón con el Uturuncu de fondo.


Foto: Pablo Pexa
A la izquierda y a lo lejos, el Soniquera de 5.902m, nevado.


Foto: Pablo Pexa
Rumbo a lo desconocido...


Foto: Eduardo Cinícola
Nuevamente el bicéfalo Uturunco...
Lo estudiábamos..., ¿Se podrá escalar en 4x4?


Foto: Eduardo Cinícola
Pasamos un abra de altura importante.


Foto: Pablo Pexa
Cielos extraordinarios...


Foto: Pablo Pexa
Imponentes cumbres nevadas...


FOTO: Alejandro Danzi
Mirando hacia atrás, dos de las cumbres del "Nuevo Mundo"


FOTO: Alejandro Danzi
Mirando hacia adelante la cumbre del Soniquera


Foto: Eduardo Cinícola
Hora de almorzar... (el Mc Donalds estaba cerrado...)


FOTO: Alejandro Danzi
Salamines varios, quesos varios, atunes, anchoas, berberechos, patés, papas fritas, tostaditas, galletitas... y todo lo que estuvo a tiro.


Foto: Eduardo Cinícola
No sabíamos dónde conducía la huella, pero por lo menos era transitable.


Foto: Eduardo Cinícola
Rodeábamos el Uturuncu por el noreste.


Foto: Eduardo Cinícola
Esta no parece la Laguna Celeste...


FOTO: Alejandro Danzi
Esta si, con el Lípez nevado, de fondo hacia el Este.


Foto: Pablo Pexa
Con una península que se adentraba en las aguas


Foto: Eduardo Cinícola
Invitaba al relax y la meditación...


Foto: Eduardo Cinícola
Escuchen..., escuchen... el silencio...


Foto: Eduardo Cinícola
Nicky haciendo lo que más le gusta...


Foto: Eduardo Cinícola
Parinas


FOTO: Alejandro Danzi
Más parinas...


FOTO: Alejandro Danzi
Más parinas...


FOTO: Alejandro Danzi
Más parinas...


Foto: Pablo Pexa
Nos fuimos a dormir soñando con las parinas...


CONCLUYÓ ASÍ LA TERCER JORNADA DE ESTA TRAVESÍA.
PARA EL DIA SIGUIENTE DEBÍAMOS PENSAR EN EL UTURUNCU...
EL UTURUNCU...., EL UTURUNCU....,

  Esta aventura comenzó acá...           Y...                 Sigue acá...                        

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EDUARDO CINICOLA
Mayo de 2009